Capitulo 22

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“¿Eras la indicada?”

Jeon Jungkook

Sentí un auto estacionarse, asomé en el balcón. Era inevitable no pensar que fuera Weeler ya que Jimin me había dicho que pasaría la noche junto a ella.

¿En que momento esto se me fue de las manos?

Ella bajó del auto, unas manos la tomaron y luego volvió a entrar. Por el cristal delantero pude ver que Weeler le besó y sentí una presión en el pecho, una bala en medio del corazón dolía menos.

Cariño, me vuelves loco. –susurré. Entré nuevamente al cuarto de Weeler y tendí su cama. Anoche había dormido en su cuarto con esperanzas de que volviera pero nunca lo hizo. Al menos pude presenciar toda la noche su aroma a fresas. –No se que fue lo que me hiciste Weeler.

Salí del cuarto, traté de dejarlo tal y como ella lo hubiese dejado y bajé las escaleras. La puerta había sonado y ella ya estaba dentro.

–Hola. –me saludó con una sonrisa mientras abría el refrigerador, tomaba una fresa y la llevaba a su boca.

–Buenas tardes Weeler. –caminé hacia ella. Miré su cuello y ésta vez el corazón de hace unas semanas estaba completo. En su cuello colgaban dos collares. –Muy lindo. –los señalé.

Con vergüenza se lo tapó y solo dijo en voz baja “si”. Necesitaba tomarme un descanso para darle tiempo a mi cabeza. No sabía dónde ir, no tenía deseos de salir de casa y el local me era demasiado aburrido a estas horas. Opté por la mejor variante, ir al jardín.

–Jeon. –gritó la chica y me detuve. Pare la puerta con mi brazo, dejándola media abierta y la miré. –Se que hemos hablado en ocasiones temas un poco, como decirlo, incómodos. –asentí. Weeler era demasiado predecible, sabía a que se refería o más bien que diría. –Seamos solo amigos.

–Weeler. –pase mi mano por encima de su cabeza mientras acariciaba su cabello. –Nunca fuimos algo más. Ya te dije. No eres mi tipo.

Caminé hacia el jardín y me senté en uno de mis lugares preferidos. Un lugar en el que Weeler nunca había estado y jamás le enseñaría. Éste era mi lugar. Apoyé la cabeza detrás del árbol de cerezas, a su lado el arbusto de fresas.

–Creo que ya no tiene sentido que te traiga hasta aquí. –tomé una de las frutas. Mordí un poco y escupí rápidamente. –¿Como le puede gustar esto a alguien? –hice una arqueada y trague saliva.

Aún no me creía sus palabras. Tenía su voz en mi cabeza diciendo: Seamos amigos. ¿En serio eso había salido de su boca?

¿Qué pasa por la cabeza de Weeler?

Un día me besa, otro dice que me quiere y ahora que solo seamos amigos. ¿De verdad la estaba perdiendo? En serio lo poco que teníamos lo estaba cortando de raíz.

Estoy tratando de estar bien, de sentirme bien, pero seguir pensando en esto me hace muy mal. Me prometí cuando viré del viaje a New York olvidarla, no pensarle y desechar esos sentimientos, pero, no he puesto de mi parte y ella tampoco.

Mientras ella se veía con él trataba de pensar que pensaba en mi. Que no le importaría sus palabras lindas ni regalos lujosos. Que sería yo primero, aunque, quizás le guste de verdad y no por lo que mi mente divaga.

Aunque no lo podía negar, verla con otro no se sentía nada bien. Y es que estoy como wow, nunca pensé que dolería tanto.

Terminar algo que nunca empezó es como enterar tu propio corazón mientras aún late.

Y es que ella es todo lo que siempre he querido, pero no siemrpe se puede tener todo lo que deseas.

Estaba oscureciendo, sentía unos gritos, Weeler me estaba llamado y su voz se sentía gastada. ¿Desde cuándo me estaría buscando? ¿En que momento me quedé dormido a la sombra del árbol?

Me pare apoyando una de mis manos en el suelo. Caminé a donde se encontraba Weeler, sentada en el banco de siempre mientras mirada los últimos rayos del sol.

–¿Es lindo verdad? –pregunté mientras me sentaba a su lado.

–Es hermoso. –contestó. –¿Dónde has estado?

Pensando en si eras la indicada, en si mi corazón en verdad te pertenecía como lo estoy sintiendo ahora. En si vale la pena haberme enamorado de ti. –pensé tratando de decirle en voz alta pero eso era algo que sabía que a ella no le importaría.

Me miró esperando una respuesta. Penetró su mirada en la mía como solo ella podía hacer. Podía ver sus ojos brillar.

–Digamos que me quede dormido mientras pensaba en cosas que nunca debieron de haber pasado.

Ahora que ella quizás se había ido para siempre de mi vida, sentía mas coraje aún para estar a su lado. Puede que una parte de mi la quería de vuelta, tal vez solo sea el hecho de convivir por ya varios meses juntos.

–Te extrañaré Weeler. –pensé mientras llevaba una de mis manos a su muslo y pegaba un leve golpe. Ella me miró, tal parece le había dolido o solo lo fingió cuando ví una sonrisa en su rostro.

–¿Por que me pegas? –inquirió y devolvió el golpe. –Te mereces esto. –llevo su mano a mi cabello y lo restregó safando el pequeño moño que traía.

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