Capitulo 23

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Un Nuevo Atardecer

Jeon Jungkook

Tomo mi capuchino mientras miro por por la ventana los autos pasar. En pocos minutos debe de llegar Weeler ya que me habían avisado de que estaban en camino.

Las yemas de mis dedos tocan el cristal, el auto se parquea en frente de la cafetería y sonrío al verla bajar del auto.

Es toda una diosa.

Aún puedo oír mi corazón latir, ella camina en mi direccion y una vez que me ve me saluda con la mano. Un vestido manchado de corazones rotos y sus labios rojos sangre.

–Necesito ir al antro de la ciudad. Puedes ir a donde quieras. –entregué una tarjeta de crédito en sus manos. –En media hora nos vemos allí, ¿De acuerdo?

Puse de pie, deje el dinero sobre la mesa y pase mi mano por detrás del cuello de Weeler para salir de ese sitio.

–¿En media hora? –rectificó y grité un sí mientras me daba la espalda para seguir caminando.

Tenía plena confianza en Weeler para tener que mandar los guardias con ella. Sabía como era, ya la conocía bastante bien y tenía claro que sería muy puntual.

De cierta manera era la única que me hacía sentir vivo, pero de una manera muy especial.

Era sincera con sus sentimientos, su manera de pensar, sus ojos... ¿Había algo que no me gustase de Weeler?

¡Qué ya no me quisiera como antes!

No necesitaba perder mi tiempo con alguien mas, le había dejado muy claro a Brad que entre nosotros ya no existiría ese lazo que una vez nos unió: la desesperación. No quería hacerle daño a alguien, no a ella.

Te quiero solo para mí Weeler.

Miré mi reloj. El hombre con quién me vería se estaba retrasando.

–¿Cuándo entenderás que él tiene la mitad de tu corazón, pero la otra mitad solo me pertenece a mi?





Arnie Weeler

–Una pizza hawaiana por favor. –le pedí al mesero. Esos ojos celestes me miraron al pedir la orden y reí. –Y un jugo de fresas.

Se marchó. Sten me miraba mientras negaba con la cabeza. De seguro pensaba que nunca cambiaría mi obsesión por las fresas y es que, no lo haría.

–¿Pudiste terminar lo que tenías pendiente? –pregunté mientras corría los cubiertos a un lado. Asintió y comencé a observar aquel restaurante. –Es bonito el lugar.

–Deberíamos de venir mas seguido. –propuso.

–Eso sería una buena idea.

Mientras caminaba por la ciudad me vinieron bastantes recuerdos a la mente. Cerca de la cafetería en la que me había despedido de Jeon se hallaba una floristería. Entré y miré los girasoles. Fue inevitable no pensar en mamá y compré un ramo.

No sabía donde estaba enterrada, o si lo habían hecho. ¿Tal vez la habían quemado? No debía de pensar en eso ahora. Caminé hasta el parque, me daba tiempo de sobra ir y virar a tiempo.

El asiento de madera donde ella solía traerme estaba envuelto en las ramas secas. Las patas se encontraban con moho y casi que tocaban el lago que una vez fue un río hermoso.

Dejé las flores allí, quizás no sepa donde estaba ahora, pero de dónde nunca se iría sería de mi corazón.

–¿Quieres algo mas? –preguntó Jungkook una y otra vez mientras el camarero esperaba mi respuesta.

–No, esto es suficiente. –miré la pizza y en verdad se veía muy apetitosa.

–Es todo. –comentó Jeon y el hombre se marchó dejandonos solos.

Noté la ciudad un poco solitaria. Ya no habían niños en las calles, o quizás sea porque estaban en la escuela.

[...]

–Las damas primero. –abrió la puerta del carro para mi y dejó que me montase primero.

–Gracias Señor Jeon. –Sonreí al ver su ceño fruncido.

–Weeler no me gusta que me digas así.

–¿Entonces por qué me dices Weeler?

–Me gusta.

–A mi me gusta decirte Señor Jeon.

–Entonces es cuestión de tiempo para que me acostumbre, porque tú. –tocó mi nariz. –Nunca antes te habías quejado y que lo hagas ahora no me importa para nada.

–¿A donde vamos? –arqueé mi ceja. El camino no se me hacía conocido. Saqué la cabeza por la ventanilla y cayó algo raro en mi ojo. –¿En dónde estamos?

–En el desierto Weeler.

–¿Que hacemos en el desierto? –el auto paró. Jungkook se bajó y dió la vuelta para abrir mi puerta.

–Ven. –me guío hacia la parte trasera del auto. Tomó mi cintura y subió sobre éste. –Hoy veremos el atardecer aquí.

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