Capitulo 26 |Parte 2|

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Segunda oportunidad



Jeon Jungkook

Weeler no decía nada. Su rostro me era conocido, ese triste de hace tres meses cuando llegó a éste lugar. Cuando quería marcharse de vuelta con sus padres. Poco a poco fue cambiando su opinión, mientras más pasaban los días más cariño le tomaba, y podía asegurar que ella lo hacía igual.

–¿Recuerdas aquel día en que vino el doctor y me vendaron los pies y la mano derecha? –asintió.

El foco de la placa alumbraba la fuente de en frente y en medio de la cristalina agua se podía visualizar la redonda luna llena.

–Ese día le pegué al espejo, corté mis nudillos porque estaba desesperado. El doctor aseguró que había derramado demasiada sangre y al caminar descalzo enterré varios vidrios en ambos pies. –cerré mis ojos mientras recordaba el dolor que pasé mientras los retiraban. –Mi cuerpo dolía pero una vez te vi cruzar la puerta recordé el por qué no debía de ocurrir otro accidente como ese.

Weeler se encontraba sentada en frente de mi en forma de loto. Sus ojos color miel me miraban fijamente mientras contaba los sucesos de lo ocurrido, emitiendo alguna que otra cosa que la incluyera.

–¿Recuerdas las palabras que me dijiste? –negó con la cabeza. –Ese día mientras dormías susurraste que me querías. Quise pensar que estabas despierta, pero tus ronquidos me contradecían.

–Lo siento por eso. –pasó su cabello por detrás de su oreja. Tomé su mentón y lo levanté, no quería que se sientiera mal por mi culpa.

–No te culpes Weeler. –le brindé una sonrisa. Solo había renunciado a todo lo que tenía por ella. Pensé que era mía, que sería mía. –Sabes, tuviste razón el día en que me conociste en decir que me equivocaba en todo.

–Nunca lo dije en serio.

–Pero es la verdad más cierta que he escuchado en toda mi vida.

–Jungkook,  no sigas con eso. –puso sus manos sobre las mías. –No sabía lo que decía en ese entonces. Eres una gran persona. No te culpes mas de todo lo que esta pasando.

–Creo que es una de las pocas veces que me llamas por Jungkook y no por Señor Jeon. –le dije mientras reía. Giró sus ojos hacia arriba mientras pensaba en mis palabras.

–¿Es en serio?

–Si. –afirmé. –Acabas de vencerme en mi propio maldito juego. Arnie Weeler. –pronuncié perfectamente mis últimas palabras, su nombre y entonces ella me miró de reojo.

Me empujó hacia detrás mientras reía.

–Weeler que me caigo. –estiré mi mano esperando a que la tomase y ayudase a evitar que cayese. Pero no resultó.

Su cabeza chocó con la mía ejerciendo un pequeño golpe al caer. Había tumbado en la acción a la chica junto a mi. Me removí un poco y al abrir los ojos me encontraba encima de Arnie.

–Ey, en que momento pasó todo esto. –dije mientras corría su cabello a un lado, ya que se esparcia por todo su rostro.

–No lo se, pero pesas demasiado. –se quejó mientras trataba de quitar mi cuerpo de encima del suyo.

Llevé mi trasero al césped, crucé los pies y esperé a que Weeler hiciese lo mismo.

–Creo que me has pegado tu torpeza mi querida fresita. –restregué su cabello. Su cuerpo tembló un poco. Llevábamos varias horas fuera, y ya se sentía el frío rocío de la noche.

Quité mi enguatada mientras quedaba en  pullover. –Pontela Weeler. –se la entregué y puso por encima de su cabeza para que tapase todo su cuerpo.

Frotó sus manos en busca de más calor. Me pare mientras hacia lo mismo con ella y la tomé por la cintura. Sus ojos miel se incrustaron con los míos y le sonreí.

–¿Weeler? –dije en un susurro. –¿Me quieres? –su respiración se sentía sobre mis labios. No perdía su aliento a fresas con mentas.

–Jeon, no me pongas en la obligación de responder esto.

–Solo responde. ¿Me quieres dentro o fuera de tu vida?

Su silencio era incómodo, no lo soportaba más. Era muy obvio que Arnie Weeler solo jugaba conmigo, con mis sentimientos, con mi corazón. Me di media vuelta, caminaba directo a la mansión. La noche me llevaba con inercia mientras mi cabeza miraba al suelo.

Levanté mi mano, traté de abrir la puerta pero nunca entre la manilla. Alcé la vista, Weeler cubría la puerta con su cuerpo.

La miré.

–Si esto es lo que necesitas para comprobar si te quiero, lo haré sin ningún arrepentimiento.

Se acercó a mi, puso de puntitas y unió nuestros labios. Traté de resistirme pero ella agarró por detrás de mi cuello e hizo mas intenso el beso.

Mis manos recorrieron por sus hombros hasta llegar a su cintura y apretarla. La recosté a la puerta levanté sus manos hacia arriba mientras besaba eufóricamente su cuello y dejaba besos húmedos.

Su respiración se volvía agitada y mi corazón se me quería salir. Mis manos jugueteaban por todo su cuerpo.

Podía jurar que era un hombre muerto cuando sus ojos me miraban con esa lujuria.

–Detente Jeon. –sonrió mientras nos separaba. –Estamos en la puerta de casa.

Abrí la puerta, mientras sostenía su mano. Acaricié su muslo mientras subíamos las escaleras y adentrabamos dentro del cuarto.

Se dio la vuelta en mi dirección y caminó de espaldas mientras nuestras lenguas se entrelezaban. Su trasero se movía de un lado a otro. Cerré la puerta dejándola de espaldas a ésta y recorrí mi brazo por ella.

Su cara tocó la puerta, esta vez su trasero tocaba mi bulto.



Arnie Weeler

Movía mi cabeza, cuando me di cuenta el Señor Jeon se puso a mis espaldas, me agarró violentamente contra la mesa y levantó lo que quedaba de mi mini falda.

Hizo presión contra la mesa y comenzó a meter manos por todas partes. Subí a ésta y coloqué en cuatro patas, Jungkook se acercó a mi con un bote de crema. Lo esparció por todo mi trasero mientras podía sentir que estaba recontra mojada.

Cerca de mi una botella de whisky, sirvió un trago y a los pocos segundos senti que estaba siendo penetrada de una manera suave. Él sujetaba mis caderas mientras mis codos quedaban apoyados sobre la madera.

Sentí un golpe en la cadera, su verga estaba clavada más profundamente dentro de mi. Sus movientos lentos, rápidos y desesperados hacían que mi coño quisera explotar mientras gemía de placer sobre aquel lugar.

Tomó mis piernas y las abrió mientras llevaba a la cama. Inundó su rostro en mi coño, su lengua recorría todos mis labios vaginales y clítoris. Sentí el orgasmo querer llegar pero Sten metió dos de sus dedos en mi interior frenandolo.

Gemí.

Sus dedos tocaba justamente mi punto G mientras cerraba los ojos y arqueba mi espalda.

Apretó mi pecho de una manera suave mientras sus besos húmedos recorrían desde mis caderas hasta llegar a mi cuello.

Me miró.

Sus ojos celestes fugaces me volvieron loca y acerqué un poco a él para besarle. Me tomó por detrás de la nuca y acercó mas a él mientras penetraba de una manera leve, dejando un gemido sueve sobre mis labios.

Jeon Jungkook me había hecho otra persona.

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