❄️ Capítulo 4 ❄️

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Dos días después...

Fluke oye que tocan la puerta, hoy se había levantado como de costumbre a las siete, pero no tenía ánimo de ver quien tocaba insistentemente. Estaba triste, no había dormido bien y no quería ver a nadie.

Oyó los pasos de su madre acercarse a la puerta y cerró los ojos para intentar dormir de nuevo.

—¿Duque Pruk? Buenos días.—Ploy saludó bastante sorprendida con la visita del duque y dos de sus sirvientes tras él.— ¿En qué puedo ayudarle?

—He oído que tienes un hijo, un joven y bello doncel.

—Así es, tengo un hijo, señor.

—Necesito verlo y comprobar yo mismo si lo que dicen es cierto.

—¿A qué se refiere?

—¿Es cierto que su cabello es tan negro como el ébano, sus labios tan rojos como la sangre y su piel blanca como la nieve? Todos se refieren a él de esa manera.

—Exageran, señor. Mi hijo es igual que los otros jóvenes de su edad.— explicó con desconfianza. Una visita del duque era ya bastante extraña y el preguntar por Fluke lo era aún más. Aunque con el tiempo pudo adquirir un título de nobleza gracias a su trabajo en palacio, nunca se acercó a los de su misma clase social ni cambió su estilo de vida, mantuvo un perfil bajo con el fin de que Fluke no tuviera contacto con el rey.

—Déjame verlo.

—Lo haría, pero él duerme ahora.

—Vengo en nombre del rey, será mejor que obedezcas.— el duque gimió de dolor al empujar la puerta con su brazo derecho, allí fue cuando Ploy se dio cuenta de que el duque no tenía una de sus manos.— Haz lo que digo, mujer, o terminarás peor que yo.

—Pasen y tomen asiento.— Ploy no tuvo más opción que obedecer y trajo a Fluke a la sala, tal vez no era para tanto su preocupación, no podían haberlos descubierto luego de tantos años.—Este es mi hijo, Fluke.

—No se parece en nada a ti.— Dijo el duque observando al joven, en verdad era bellísimo como decían todos. Al compararlo con la mujer que es su madre, realmente no tenía más que sus ojos marrones en común, pero le restó importancia.—¿Cuántos años tienes?— Preguntó al menor.

—Diecisiete, señor.

—Es menor de edad.— Susurró renegando y sus esperanzas de encontrar a un consorte para el rey se esfumaron de nuevo.— Vámonos.— Le ordenó a sus hombres.

—¡Gracias a los dioses!— Ploy sintió su corazón volver a su pecho y acercó una de las sillas para sentarse.

—¿Mamá, qué quería el duque?

—No lo sé, pero si venía en nombre del rey, no debe ser nada bueno.

—¿Mañana irás a palacio?

—Sí, tengo que volver para entregar unas prendas que encargaron.

—¿Puedo ir contigo?— Fluke al menos pensaba que podía distraerse de sus pensamientos saliendo a dar una vuelta por palacio.

—No, cariño, por favor, quédate o da una vuelta por el mercado, compra algunas cosas para nosotros, con lo que me paguen en palacio nos alcanza para cubrir los impuestos de este mes.

—De acuerdo, mamá.— Suspiró temiendo que si salía de casa podría encontrarse con Judo y no se arriesgaría a eso, se quedaría todo el día en casa si era necesario.

Al día siguiente, el duque regresó a palacio solicitando una reunión con el rey. Pruk fue recibido de inmediato por los guardias, uno de ellos lo escoltó a la sala del trono.

—Querido duque de Chiang Mai no puedo esperar para escuchar sus buenas noticias.

—Buenos días, majestad.

—Pude encontrar un grupo de doncellas y donceles casaderos, solo sería cuestión de que el rey escogiera uno de ellos para casarse.

—Bien, tráigalos ante mí.—El duque hizo una seña a uno de sus sirvientes e hizo pasar a los jóvenes. Los siete elegidos, entre donceles y doncellas, vinieron con sus mejores trajes a ver al rey.

—¿Son todos ellos de la plebe?— preguntó mirando al duque.

—Así es majestad.

—¡Retírense!— los jóvenes temblaron ante el grito y salieron del lujoso salón, rápido y en silencio luego de hacer una reverencia.

—¿Estás jugando, Pruk? ¿Quieres perder otra de sus manos?

—Gran monarca, no ha sido mi intención ofenderlo, pero le repito que nadie de la nobleza está dispuesto a contraer nupcias con su majestad.— su voz se quebraba con cada palabra y olvidó completamente como respirar por un momento.

—¡Cállese! Además de faltarme el respeto trayendo a gente de la clase más baja, no cumplió con traer a la doncella o doncel más bello de este reino.

—Mi señor, busqué en todos los alrededores y encontré a un joven, él es el joven más bello de este reino según el pueblo, sin embargo, no cumple con las condiciones para ser su esposo.

—¿A quién te refieres?

—El hijo de la señora Ploy.

—¿Ploy?— Mean se queda con la curiosidad, tan solo sabía que Ploy había dado a luz a un niño semanas después de que Yaimai muriera.

"Seguro el joven no puede procrear y por ello no fue considerado por Pruk", pensó el rey.

—Sí, señor, la he visto hoy en palacio.— responde Pruk evitando que Mean buscara a Plan para obtener respuesta.

—¡Traigan a esa mujer!— Le grita a uno de sus guardias.

—¿Dónde está el señor Rathavit?— Pruk pretende hacer una plática amable para disuadir a Mean de cualquier castigo o tortura que estuviera planeando para él por incumplir su promesa.

—No pretendo entrometerme, mi rey, pero... ¿No ha pensado casarse con él? Tiene rasgos de doncel, sus facciones son delicadas, sus labios finos que realmente incitan a...

El rey sacó la espada que reposaba a su lado y golpeó la punta en el suelo captando la atención del duque.

—Sigue hablando de él y te corto la cabeza.— el duque simplemente calló y agachó la cabeza.—Pero para satisfacer tu curiosidad... Busco mayor aceptación de este reino casándome con un noble nacido aquí.

—Me parece una buena estrategia para aplacar la molestia del pueblo, están aún más molestos con el alza de impuestos.

—Lo sé, pero no puede importarme menos. De igual manera, pretendía casarme con alguien de aquí para reafirmar mi legitimidad en el trono.

—Fue una pena que su primogénito con la reina Yaimai muriera. Increíble que ya hayan pasado diecisiete años de la trágica noche.

—Hablas demasiado Pruk, ¿Qué pretendes? Me parece que ya no tienes nada que hacer aquí, así que lárgate.

 —Entonces, me retiro, rey Phiravich.— Pruk hizo una reverencia y se marchó sintiéndose totalmente aliviado y libre de la responsabilidad de conseguir un consorte para el rey.

En ese mismo instante, Ploy es anunciada por los guardias e ingresa a la sala del trono.

—Nos vemos cara a cara de nuevo, Ploy... ¿Cuántos años tiene tu hijo ahora?

—Diecisiete, majestad.— contestó con temor.

—Excelente ¿Cuándo postula tu hijo a mi ejército?— Mean necesitaba más gente en su ejército si pretendía controlar al pueblo que hacía últimamente revueltas.

—No creo que pueda, majestad, su condición no se lo permite.

—¿Tiene alguna incapacidad física acaso?— Ploy negó inmediatamente.

—Es un doncel. Mi rey, lamento que...

—¿Doncel? Tráelo mañana temprano, quiero verlo.— la interrumpe. Ahora entendía que el impedimento que mencionaba Pruk era la edad.

—Pero majestad, él trabaja en una escuela y...

—¡Dije que lo quiero aquí mañana, es un doncel, no necesita más estudios ni trabajar! ¡Tiene diecisiete años! ¡Debería estar buscando un marido!— argumentó entre gritos.

—Lo traeré, majestad.— Ploy no sabía exactamente por qué Mean quería conocer con Fluke, pero estaba segura de que no era algo bueno y que tampoco podía negarse a su petición, ella debía presentar a su hijo al rey. Solo esperaba que no se diera cuenta de que era hijo de Yaimai y Pluem.

—Retírate, tráelo a las diez de la mañana. Sé puntual, no me gusta esperar, Ploy.

— Así será, majestad.— hizo una reverencia y salió totalmente angustiada luego de escuchar la orden del rey. Para colmo de males, hoy Plan no estaba en palacio y no podía advertirle ni pedir ayuda.

—Fluke, hijo...— Ploy llamó a su hijo en cuanto llegó a casa, el joven doncel estaba en la cocina intentando hacer un delicioso puré de manzana.

—¿Sí mamá?

—Mañana necesito que me acompañes a palacio, así que no podrás ir a la escuela.

—¿Por qué? ¿Sucede algo malo?— Fluke dejó de mezclar los ingredientes y le prestó atención a su madre.

— El rey ha pedido verte, mi niño.

—¿Ese cretino?

—Que nunca te oiga decirle de esa forma.

— Es un abusivo. No, un asesino, por su culpa ha muerto mucha gente este invierno, le quita la mayor parte de las ganancias a los comerciantes y a los agricultores. Nosotros somos pocos entre los privilegiados y a veces me odio por eso. — Así como habían madres en la escuela que lo estimaban, algunas madres lo miraban con envidia por tener más cosas que ellos, una casa de material noble y dinero suficiente para subsistir, muy aparte de envidiar su belleza, por supuesto Fluke las había escuchado cuando murmuraban sobre su vida.

—Tómalo de buena forma, hijo. Los dos estamos vivos y gracias a mi trabajo en el palacio y tu trabajo en la escuela.

—Pero lo odio, incluso sin conocerlo ¡Lo odio! El pueblo año tras año está peor.

—Ven aquí.— Ploy lo acogió entre sus brazos, intentando calmar a su joven hijo.— A veces debemos hacer cosas que no nos gustan para sobrevivir, mi niño.—habló recordando el matrimonio de Yaimai con Mean.— Y eso es justo lo que debemos hacer mañana, sonreír y comportarnos amablemente hasta que nos deje ir, no tenemos otra opción.— dijo mientras acariciaba los cabellos negros como el ébano.

El joven suspiró resignado, sería un ejemplo de doncel, solo por su madre.

—Está bien, mamá, pero promete que me enseñarás a hacer otros platillos típicos después de ver al rey.

—Por supuesto, cariño.—dejó un beso en la mejilla del doncel y miró una hornilla de la cocina encendida.— Oh, ese puré huele delicioso deberías apagarlo ya. 

Fluke asintió sonriendo y apagó la cocina para servirle a su madre un poco.


Por la mañana, Fluke avisó que no podría trabajar en la escuela y junto a su madre caminaron hasta llegar a palacio.

Uno de los guardias en la puerta los escoltaron hasta la sala del trono. 

—Majestad, la señora Ploy y su hijo, el joven Fluke.— los recién presentados hicieron una reverencia y Fluke llegó a ver el rostro de Mean por primera vez.

El hombre era como suponía, con una mirada seria que no reflejaba ningún tipo de emoción, su piel blanca y cabellos castaños, así como era guapo, también era atemorizante tenerlo cerca.

"Es tan hermoso, mucho más hermoso que ella" , pensó Mean al verlo.

Por un momento, vio en el menor el rostro de la que fue su más grande amor, pero mucho más hermoso y con todos los aspectos físicos de un hombre. No relacionó más allá de eso al joven con Yaimai, ni tampoco dudó sobre la muerte del niño, pues Plan nunca se atrevería a mentirle.

—Fluke... Acércate...— Demandó con un rostro neutro pero que causó una sensación poco agradable en Fluke. Cuando el menor llegó a la parte baja de los escalones, Mean se levantó del trono y se acercó a él para tocar sus mejillas con ambas manos, sintiendo la suave y tersa piel del joven, después con la izquierda levantó suavemente el mentón del doncel para admirar a detalle sus facciones.

Mientras tanto Fluke apretaba sus manos que descansaban en su espalda intentando no darle un golpe al rey, lo detestaba y detestaba aún más la forma en la que lo estaba tocando, su mirada.— Imagina lo bello que será al terminar su desarrollo, Ploy. Sin duda los hombres pelearán por ser esposo de tan bello doncel.— Dijo sin quitar su vista de Fluke.

 A los dieciocho años un doncel podía casarse y según los avances de la medicina ya estaban en una etapa de su desarrollo apta para tener hijos, debido a la edad de Fluke, Mean esperaría, mientras tanto tenía una estrategia para que nadie fijara su mirada en el chico de cabellos negros y que tampoco alguien se enamorara de él, así como había sucedido años atrás con Yaimai.

— Nunca había visto a un joven tan hermoso.— Mean por fin dejó de tocar el rostro del chico y volvió al trono.

—Agradezco los halagos para mi hijo, majestad.

— Quiero que él trabaje en palacio.

—Majestad, disculpe, pero no puedo aceptar su oferta.— Habló Fluke antes de que su madre respondiera, estaba seguro de que ella no se atrevería a denegar las demandas del rey.

—¿Por qué no?

—Yo, tengo deberes en la escuela y no sé hacer nada más relevante que leer y escribir, soy malo realizando las tareas domésticas, mi madre puede confirmar lo que digo.— Dijo mientras retrocedía un poco, no quería estar tan cerca de ese hombre de aura oscura.

— Eres un doncel, deberías ya saber toda tarea doméstica y sobre todo estar orgulloso de tener una oportunidad de servir a tu rey ¿O acaso tu madre no te ha educado como se debe?

—Mi madre me ha dado la mejor educación, majestad.— intentó guardar su ira para sí mismo apretando fuertemente su mandíbula. Le molestaba de gran manera que el rey insinuara que debería saber hacer todas las labores domésticas tan solo por ser doncel y que agregara un tono prepotente a cada una de sus palabras.

—Entonces, empiezas a trabajar para mí desde mañana, lo que no sepas hacer puede aprenderlo de los demás sirvientes. Tendrás tu propia habitación y estarás bajo mi protección, no necesitas a tu madre desde ahora, puedes quedarte hoy mismo en palacio.

—Majestad, no puede quitarme a mi hijo, dele un tiempo para instruirse, cuando cumpla la mayoría de edad tal vez...

—Ploy, no te atrevas a refutar más. Por mí es que tienes dinero, por mí tienes casa, comida, has podido mantener un hijo durante diecisiete años mientras otros mueren de hambre o frío durante el invierno, me debes más de lo que puedes imaginar, lo mínimo que puedes hacer es callarte y aceptar lo que propongo.

—No, no puede arrebatarme a mi hijo, Fluke debe volver a casa conmigo.

Mean chasqueó los dedos y dos guardias llegaron frente a él.—Llévenla a las mazmorras.

—Majestad, no lo haga, mi madre no ha cometido un delito.— Fluke habló desesperado al ver cómo los guardias tomaron a su madre de los brazos para llevársela.

Sus suplicantes ojos color chocolate cautivaron a Mean.

—¿Quieres que olvide que ha cuestionado una orden del rey?— Fluke asintió rápidamente apunto de llorar, su madre era la persona que más amaba y haría todo para que ella no sufra estando sola en una celda oscura y fría. 

Fluke entendió que debía callar y obedecer, odiaba eso, pero como había dicho su madre: "A veces había que hacer cosas que no nos gustan para sobrevivir".

— Yo... Ha-haré lo que usted diga, m-majestad.

— Entonces me obedecerás y servirás fielmente, te convertirás en mi súbdito.

— Sí, majestad.— asintió alejando las lágrimas que empañaban sus ojos.

— Sabía que entenderías, pequeño, aquí tendrás lo que necesitas, ¿ves a esa persona de allí? — dijo señalando a Ploy— No la necesitas a ella tampoco, solo me necesitas a mí, yo seré quien te cuide desde ahora.

— Aún así es mi madre, yo prometo servirle y obedecer pero por favor no me prohiba verla. No la encierre.

Sus suplicantes ojos lo hicieron dudar de su decisión, sin duda lo tenían cautivado. Fluke rogaba con todo su corazón que se retractara sin decir más palabras, pues tampoco estaba dispuesto a rogarle ni permitir que se le pisoteara más, aunque lo estaba considerando al tratarse de la libertad de su madre. Por suerte, Mean cayó ante la dulce e implícita súplica.

—Siempre que seas un buen chico, puedes verla todos los días que quieras.— Mean vio como el joven asintió rápidamente y susurró un: "Haré lo mejor que pueda"— Suéltenla. — ordenó al ver algunas lágrimas en el rostro del hermoso joven.

—Gra-cias, majestad.

— Buen chico, tu madre y tú pueden mudarse a palacio mañana. Cumple lo que has prometido y tendrás todo lo que desees. Ya puedes retirarte, a primera hora de mañana un carruaje los traerá a su nuevo hogar.

Y así fue como Fluke llegó de nuevo a palacio. 

Tuvo que renunciar al trabajo de la escuela. Extrañaría a los niños pero se sentía aliviado de estar alejado del lugar que le recordaba sus momentos con Judo, los buenos y malos recuerdos. 

Fluke nunca imaginó que Mean lo llamaría para que trabajara en el palacio. Al siguiente día, un guardia le informó que sería su acompañante y estaría sirviéndole al rey todo lo que este le demandara.

Pasó el tiempo y el joven, que ahora estaba a un mes de cumlir dieciocho años, estaba lavando ropa y sirviendo la comida de quien más detestaba. Incluso había ido de viaje con él un par de veces, pero todos esos lujos de palacio lo hacían sentir vacío, y añoraba que llegara la noche para ver a su madre. Se quedaba todo el tiempo posible con ella, pero le parecía injusto como el rey disponía de su tiempo, lo hacía sentirse un juguete.



16/09/2024



Listo, después de estar unos días un poco enferma ahora me puse a avanzar dos capítulos y a relajarme un poco, tengan bonita semana! Creo que lo de 1 cap. por semana va a quedar en el olvido hasta la siguiente semana, pero como ya tenía estos listos, no quería guardarlos más tiempo 😅💙

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro