Capítulo 56 también conocido como: "El traidor que siempre estuvo frente a tus ojos."

–4

Jeon no notó la magnitud de lo que estaba sucediendo hasta que vio al tumulto de personas que se habían juntado a un lado del patio. Taehyung estaba en alguna parte, acompañado de Chris y Kyle, siendo vigilado bajo la inquisitiva mirada del oficial Min. Él sabía que no tenía derecho a hacer estas cosas, pero la prisión estaba llena de malas personas que no dudarían ni un segundo en poner un dedo sobre Tae, sin realmente pensar en las consecuencias que los perseguirian luego.

Se esuchaban gritos y quejas, muchas de ellas, pero él realmente no podía prestar atención a eso cuando solo quería encontrar a Ricitos y estar seguro de que se encontraba bien. Todo lo demás podía venir después.

— ¡Jeon!—Gritó alguien y trotó hasta ponerse en el frente, buscando su mirada como fuera—. ¿Ya lo sabes?—Preguntó él. Jeon lo había visto rondar algunas veces, pero realmente no recordaba si es que sabía su nombre o si lo conocía de alguna otra parte. Enarcó una ceja molesto, queriéndolo sacar de su camino como fuera.

— ¿Qué?—Su tono brusco alertó al otro.

—Beomhwa fue el que te traicionó.

¿Él había escuchado bien? ¿El tipo qué se había acercado a él diciendo que podía ayudarlo a realizar grandes cantidades de trasnferencias bancarias a su cuenta sin que se enteraran? ¿Había hecho qué? Se quedó demasiado tiempo en silencio, su ceño frunciendose y quien había entregado la noticia no sabiendo si había sido buena idea haberlo hecho. Se enfureció, sus puños se apretaron y su mandíbula dolió, las venas de su cuello comenzaron a resaltar.

— ¿Qué?—Volvió a preguntar sin realmente creerlo. Se sentía algo aturdido y demasiado molesto.

—Fue él quien te entregó con la policía. Pidió un cambio de prisión y lo trasladaron ayer.

— ¿Cómo sabes qué fue él?

—Lo publicó en todas partes como una entrada de un blog. Está siendo bajado rápidamente, pero es cuestión de horas para que sea una noticia nacional.

Él siguió hablando, pero Jeon ya no tenía que escuchar nada más. Dio largos pasos, sus botas resonando contra el suelo mientras llegaba hasta el lugar en donde los demás estaban. Notaron su aura a metros y como parecía emanar una energía sumamente oscura que hizo que un dolor de cabeza se centrara en la parte frontal en Chris. No entendían, estaba molesto, pero se encontraban seguros de que no era por lo de Namjoon.. parecía ser algo... mucho más.

— ¿Lo sabían?—Preguntó con la voz aterradoramente baja. Tanto Kyle como Chris lo miraron sin saber muy bien a qué se refería—. ¿Sabían que Beomhwa fue el maldito que me traicionó? ¿Sabían que fue por él que estoy acá?

No, no lo sabían, pero las señales siempre habían estado ahí. Las veces que se escapaba, cuando no podía mirar a los ojos a Jeon, cuando no parecía estar interesado en lo que sucedía o cuando se comportaba como un completo paranoico. Todo había estado ahí, pero habían estado demasiado ciegos, demasiado confiados. Y como siempre, todo les había explotado en las caras de una forma grotesca y avasallante.

Taehyung no dijo nada, dejó que ellos se centraran en una conversación que no le interesaba y aunque lo hiciera no tenía el derecho de escuchar lo que sucedía. Había algo en Beomhwa que le había causado rechazo de inmediato, tenía un comportamiento extraño que le ponía los pelos de punta; En ocasiones se mostraba seguro y como si fuera a comerse el mundo, en otras ocasiones pudo verlo asustado, paranoico como si supiera algo que los demás no. Y en estos momentos no sería sorpresa si le dijeran que había sido él quien dio la información necesaria de Jeon teniendo un amante dentro de la prisión, cada cosa que seguía sucediendo ya no lo sorprendía para nada.

Jeon estaba más que molesto, dispuesto a poner sus manos en quien fuera a molestarlo en ese momento. No podía controlarse, pero más que eso no quería hacerlo. La ira estaba haciendo un desastre de su cabeza y poco a poco comenzaba a ver todo con otros ojos. Apretó sus puños contra su costado y respiró hondo, tratando de que el enojo desapareciera porque Taehyung seguía ahí.

El oficial Min había observado y escuchado todo, y aunque no había querido lo había tomado totalmente de sorpresa. Beomhwa había demostrado ser un buen chico que simplemente sentía pasión por las computadoras y meterse dentro de todo lo que conllevaba al internet, sitios secretos y hackeos completamente ingeniosos. Era bueno en lo que hacía, pero Yoongi entendió que se había dejado atrapar porque necesitaba estar en la prisión con un propósito y ese era: ver a Jeongguk caer.

Con un suspiro, Taehyung negó con la cabeza mientras miraba hacia otro lado. Beomhwa ahora estaba lejos, nadie sabía adónde se había ido o si era verdad que fue trasladado a otra prisión. Lo único que podía decir es que Jeon no se iba a quedar de brazos cruzados con la persona que lo había traicionado de esa manera.

—Oficial Min—Murmuró causando escalofríos a los que pasaban por su lado. Su voz salía tan baja y aterradoradora que nadie quería escucharla, estaban bien con lo que solo sabían—, necesito ver al director Mang—Yoongi asintió con la cabeza mientras se mordía el labio inferior. Le hizo una seña para que comenzara a caminar dentro y luego, le puso las esposas.

—Sabes que no va a decirte una mierda—Murmuró mirándolo fijamente. Jeongguk encogió los hombros, restandole importancia.

—Va a hablar—Soltó—. Va a hablar porque tengo gente vigilando su cada las veinticuatro horas del día.

Jeon estaba dispuesto a hacer tantas cosas que Yoongi se preguntó muchas veces si es que él realmente estaba mostrando su lado bueno a Taehyung. No quería meterse porque no era de su incumbencia, pero luego veía la ilusión brillar en los ojos de Kim y él realmente no sabía qué pensar con claridad porque si Jeongguk no estaba diciendo la verdad a sus sentimientos encontrados, entonces todo sería un problema más adelante.

Con pasos seguros y la mirada al frente caminó hacia la oficina de Mang porque estaba más que seguro que sabía lo que había sucedido.

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Mang lo observó casi con aburrimiento, pero era una fachada para ocultar el miedo que brillaba en sus ojos, en como sus puños se apretaban y su cuerpo temblaba levemente. Jeon lo había inspeccionado apenas había puesto un pie dentro con esos ojos idénticos a los de un cadáver y la mandíbula apretada tratando de disipar la ira. Pero esa ira no se iría con facilidad porque estaba muy molesto y decir que haría arder a la ciudad, era poco.

— ¿Qué quieres, Jeon? No puedes venir cuando tú quieras porque no es tu lugar—Pero lo era. Toda la maldita prisión, toda la maldita ciudad e incluso el país entero podía ser su lugar. El director soltó un suspiro mientras negaba con la cabeza.

Sacó sus pulgares de lugar mientras lo miraba a los ojos, las esposas hicieron un ruido sordo contra el suelo y sonrió. Sonrió tan maléfico, tan espeluznante que Yoongi supo que haría una escena. Con pasos lentos y sus botas sonando contra el suelo, se acercó a Mang. Pasó su índice por encima de la madera del escritorio y tomó en su mano el abrecartas que el director tenía encima.

—Dime, Mang—El apretó el objeto similar a un cuchilla con fuerza en sus manos mientras seguía acercándose poco a poco a él—. Beomhwa hizo un trato ¿no es así? Es inteligente... así que algo debió tramar con ustedes—Lo señaló con uno de sus dedos y Mang pudo escuchar de cerca el ruido que hicieron los huesos de sus pulgares cuando los acomodó de nuevo en su lugar.

—No sé de qué me hablas—Murmuró echándose hacia atrás, el rostro de Jeon estaba tan cerca del suyo que lo asustaba. Era unos centímetros más alto que Mang, pero los músculos bien formados en en cuerpo del recluso lo hacían ver gigante.

—No me hagas reír porque sé que lo sabes. Simplemente eres demasiado cobarde para enfrentarme, pero deberás hacerlo en cualquier momento—Se comportó con inocencia, jugando bien sus cartas mientras le sonreía falsamente—. Ahora dilo porque tengo algo aquí en mi mano que puede atravesarte la carotida como sea.

Mang tragó saliva duramente, pero de igual forma se negó a decir algo. Sus ojos asustados fueron al oficial Min y supo que estaba perdido en cuanto este encogió sus hombros, él nunca había estado de su lado y no iba a estarlo ahora. Hizo una seña con su mano para tranquilizar al hombre que parecía querer atrevesar su propia mano con el abrecartas que aún tenía apretando con fuerza contra su piel.

—Está bien, está bien. Voy a decírtelo, pero debes calmarte—Murmuró y le indicó que se sentara, pero Jeon ignoró eso y se sentó sobre el escritorio—. Beomhwa había sido buscado por un tiempo. Entró a la casa azul a través de hackeos que nunca notarías, ingresó a computadoras de varias empresas famosas y también lo hizo en varias oficinas gubernamentales. Lo descubrieron cuando intentó entrar al pentágono, pero su ip indicaba que era alguien que estaba en Estados Unidos por eso no pidieron una orden. Ha estado haciendo esto por años, es un genio a la hora de hacerlo, pero él se entregó con la condición de que le dieran una pena mínima. Quienes lo detuvieron le dijeron que para eso debía tener información valiosa que les sirviera a ellos y entonces, te nombró. Dijo que sabía de tu paradero y en dónde estabas, que les podía dar la dirección ese mismo día para que fueran a buscarte. Fue todo... poco creíble—Hizo una pausa—. ¿Cómo podían verificar que la persona más buscada del país estaba en ese lugar sin creer que era una trampa? La policía y varios grupos comandos se arriesgaron a ir... y te encontraron, Jeon—Miró a la vista que tenía detrás del escritorio y suspiró—. Nadie nunca pensó que eso fuera verdad, no creían que eras tú y mucho menos que estabas siendo arrestado. Fue sorprendente que te hayan atrapado y fuiste noticia durante mucho tiempo, nadie lo creía y pensaban que era todo un chiste.

—De igual forma no me explica por qué lo hizo.

—Porque trabajaba con Ssangkal.

Jeon se pasó los dedos por el pelo una vez que soltó el abrecartas, asintiendo con la cabeza mientras cerraba los ojos. Tal vez Ssangkal eran muchos más de los que él tenía detrás, pero Jeon seguía siendo más fuerte.

— ¿Ssangkal? ¿No se había disuelto?—Mang sonrió a Yoongi y negó con la cabeza.

—Es lo que hicieron creer a todo el mundo—Murmuró—. Siguen trabajando por lo bajo y Jeon lo sabe muy bien.

Había tenido algunos trabajos para ellos cuando recién comenzaba en este mundo, algunas simples órdenes como asesinar a este o golpear al otro, nunca había ido más allá. Los había dejado de frecuentar luego del último encargo que le habían dado, pero ellos insistieron unos años después, luego de que su nombre fuera lo suficientemente conocido como para hacer temblar a quien lo escuchara, él se negó porque no necesitaba ayuda de nadie y mucho menos quería rebajarse al nivel que ellos estaban manejando. Las amenazas no se hicieron esperar y Jeon obviamente las ignoró a todas hasta que comenzaron a cumplirse, pero eran cosas por las cuales no se preocupraba porque ellos actuaban como pequeños niños haciendo bromas idiotas y él realmente se abstenia a responder a algo como eso.

Yoongi miró a Jeon y él ya se encontraba mirándolo, sabiendo lo que quería hacer aunque Mang se lo impidiera.

— ¿Dónde está?—Preguntó. No tenía muy en claro qué es lo que iba a hacer, pero debía de destruirlo.

—Está libre—Casi se burló, pero pudo ver el como eso molestó a Jeon—. Lo dejaron libre.

—Mang debes de saber algo—Se acercó un poco más—. Toda esta información debes de decírmela sin que yo te la pida, ¿bien? Tú no me quieres enojado y entrando en tu oficina de esta manera, y yo realmente no estoy para ensuciarme las manos contigo.

Aunque fue tarde, Jeon lo golpeó en el rostro con una fuerza extrema que hizo sonar un hueso, pero no sabía cuál. Y luego se fue de la oficina con ese porte que ponía nervioso a más de uno.

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Narae soltó un suspiro mientras se veía reflejada en el espejo de la habitación. Nerviosa, observó todo a su alrededor, no era como su habitación en el neuropsiquiatrico, pero era más linda y cómoda porque podía tener cosas que en la otra no. Peinó su cabello y tomó la decisión, agarró las tijeras y cortó el primer mechón. Le siguió otro y otro, y otro hasta que quedó recto sobre sus hombros. Su hermano la mataría si la viera hacer eso y Namjoon entraría en pánico por verla usar unas tijeras tan grandes, pero no le importaba.

La había hartado un poco el cabello largo y Namjoon siempre le recordaba que se parecía mucho a su madre, eso le dolía a pesar de que no la había conocido y las pocas fotos que habían Jeongguk se había encargado de guardarlas a todas en algún lugar que ella nunca sabría.

Había aceptado las salidas transitorias a pesar de que no quería y fuera, pudo saber que todos los que alguna vez la habían lastimado se encontraban muertos de diferentes formas y una peor que era la otra. Luego de toda la terapia que había recibido entendió muchas cosas que estaban mal y aunque esas noticias deberían de haberla alegrado, no lo hicieron, pero un peso enorme se había ido de sus hombros.

Y como había leído por ahí, lo mejor era hacer borrón y cuenta nueva.

El departamento era amplio y elegante, los colores que resaltaban eran el negro, blanco y gris aunque había una que otra decoración en colores pasteles que habían alegrado un poco a Narae porque luego todo lo otro lo hacían ver deprimente. El lugar era de Jeongguk, uno de tantos, pero por alguna razón estaba a su nombre y desde que había comenzado a salir de Daegu, Namjoon la había ayudado mucho a decorarlo, obviamente ella elegía todo porque su hermano mayor era malisimo para esas cosas.

Soltó un suspiro y se observó en el espejo de cuerpo completo, el atuendo que había elegido la noche anterior. No entendía por qué estaba tan nerviosa, pero luego de tanto tiempo debía de comenzar a pedir perdón a las personas que había lastimado en un pasado con las malas actitudes que le hicieron creer que estaban bien. Alisó las arrugas imaginarias de la falda y nuevamente se ajustó el abrigo que se había colocado, observó en el suelo a las botas negras y luego los zapatos violeta pastel indecisa de cuál debería ponerse. Los zapatos de taco alto podía combinarlos con una boina del mismo color, pero las botas iban a quedar muy bien con ese estilo que llevaba puesto y era todo tan difícil.

El timbre sonó y rápidamente se decidió por las botas, tomándolas a toda prisa porque Namjoon siempre quería que fuera puntual. Abrió la puerta mientras terminaba de calzarse, sintiendo la mirada del otro por todo su cuerpo hasta detenerse en su rostro, pero más en específico en su cabello.

— ¿Qué mierda hiciste?—Preguntó brusco y siendo así, en ocasiones le hacía recordar a Jeongguk.

—Lo corte—Encogió los hombros—. Ya no me gustaba, me aburrió.

—Te... queda muy bien—Murmuró y le sonrió, dejando que sus hoyuelos salieran a relucir.

Ella le agradeció por lo bajo mientras hacía una broma para aligerar el ambiente, caminaron juntos en silencio hasta donde el auto estaba estacionado. Narae jugó con el estéreo reproduciendo la música que Nam le decía antes de hacer una mueca y quitarla, poniendo otra tras otra hasta encontrar la que consideraba perfecta.

El viaje pasó con Narae tarareando y Namjoon concentrado en manejar a veces poniendo un de sus manos en el rostro de la muchacha para que se quedara quieta con ella terminando en el asiento de copiloto con los brazos cruzados y diciéndole que podría arruinar su maquillaje. Esta Narae a Namjoon le parecía tan extraña, pero la prefería mil veces a que la anterior volviera, esta Narae le agradaba muchísimo más.

El estacionamiento estaba algo lleno, pero lograron encontrar un lugar para dejar el auto y mientras ambos caminaban juntos, los nervios comenzaron a traicionarla, haciendo un enorme hueco en la boca de su estómago.

—Está hasta el fondo. Ve, pediré algo por ti—Narae asintió temerosa, pero caminó con pasos firmes hasta el lugar.

La esperaba ahí tomando un batido y sus ojos puestos en el celular. Había cambiado mucho desde la última vez que lo vio, pero su pequeña naricita y esos labios gruesos le hacía saber que era él. Carraspeo su garganta llamando su atención.

Jimin abrió los ojos un poco mientras repasaba la figura de la chica que la miraba con una sornisa tímida. Le había costado reconocerla, pero esos ojitos de bambi no podía olvidarselo nunca.

—Jimin—Dijo ella a la vez que el nombrado decía—: Narae.

Soltaron una risa incómoda mienteas se miraban fijamente el uno al otro. No sabían cómo empezar la conversación y Namjoon ya le había traído su batido y pastelitos, pero no estaba dispuesto a quedarse en la misma mesa que ellos dos.

—Debo empezar yo—Murmuró mirándolo—. Lamento mucho todo lo que te hice pasar cuando salías con Jeongguk. No sabía lo mal que estaba todo lo que hacía e incluso nadie estaba ahí para pararme y decirme que estaba equivocada. No voy a decir que no era mi intención lastimarte porque en realidad lo era, no quería que tuvieras su atención y que él se desviviera por ti, creía que no lo merecías porque no eras nadie. Lo entendí luego de las terapias, no tengo que obligar a alguien a lastimar a otra persona solo por un poco de atención. Las manipulaciones nunca fueron buenas y sin embargo, en alguna parte de mi mente lo sabía, pero seguía haciéndolas. Lo traté, lo juro e hice todo lo posible para despegarme de esa maldad que me persiguió durante antes, cambié y juro que lo hice para bien—Hizo una pequeña pausa, tomando un poco del batido y haciendo una mueca por lo delicioso que estaba—. Es riquísimo.

Jimin la observaba fijamente sin poder creer que esta persona realmente fuera la Narae que él conocía, pero lo aceptó porque después de todo sabía lo mucho que había sufrido y todo lo que había pasado en el psiquiátrico.

—Lo siente, me desvíe del tema principal—Lo había notado, pero no había dicho nada porque ella tenía un aire más infantil—. Eres una de las primeras personas con la que quería disculparme. Jimin realmente voy a entender sino quieres perdonarme porque te lastimé e hice que Jeongguk también te lastimara.

—Quiero saber algo—Murmuró—. ¿Sabes de Taehyung?—Ella asintió y sonrió, pero no era una sonrisa malvada porque estaba llena de ternura y sus ojos brillaron como dos lindas galaxias—. ¿Vas a lastimarlo? Porque es mi alma gemela en amistad y no voy a permitir que te interpongas en su relación con tu hermano.

—No lo lastimaré, no tengo esa intención—Lo dijo rápido y con un tono seguro, y Jimin lo supo—. Sé que Taehyung hace feliz a Jeonggukie e incluso Namjoon me contó lo mucho que él ha cambiado desde que están juntos. ¿Por qué tendría que lastimarlo si sé que hace feliz a mi hermano?

—Bien, te perdono—La había tomado de sorpresa y mientras estiraba su mano para que la tomara, ella sonrió con todos sus dientes aceptandola.

Había dado el primer paso y lo había hecho bien. Narae estuvo feliz toda la tarde porque Jimin la incluyó en una conversación, contándole algunas cosas de lo que había sido su vida. El segundo paso sería al siguiente día y en la prisión, probablemente Jeongguk haría que la sacaran a rastras del lugar, pero siendo sincera no le interesaba, quería conocer más a Taehyung de lo que quería ver a su hermano.

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Holis, les cuento un poco: los Ssangkal vendrían a hacer el nuevo arco de la historia, pero todavía no sé si darles un protagonismo tan importante. Y al fin apareció el verdadero traidor que hizo que Jeon fuera a prisión. ¿Alguien se lo esperaba? El más calladito resultó ser el peor traidor.

Y con respecto a Narae vi que muchas personas siguen sin querer a mi chiquita cuando ella está haciendo todo lo posible para hacer las cosas bien. No la odien mucho, por fi.

Espero que el capítulo sea de su agrado.

Queda cada vez menos para que Tae cumpla la condena AAAAAAAA.

Cuídense.