El Calor de año Nuevo ( Kim Taehyung)

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El calor de año nuevo

Las luces brillantes de la capital de Argentina no podían opacar a las estrellas de esta noche, la familia Kim brillaba en todo su esplendor al entrar al gran salón.
Todas las miradas estaban sobre la familia perfecta y millonaria más conocida del mundo, el lugar había sido expresamente elegido y adornado para ellos.
Las mesas llevaban un mantel rojo de la tela más fina con moños dorados, las copas de cristal rebosaban de los champanes y vinos más caros. Las rosas más finas y del mejor vivero adornaban cada rincón del salón.

La familia Kim era la realeza esa noche.

Ocupaban el centro del salón, Kim Julia la flamante señora Kim de nacionalidad argentina, había adquirido una fortuna con su propio sudor y esfuerzo creando una de las más grandes empresas que exportaban sus productos al exterior, su esposo Kim Namjoon un empresario de Seúl que se dedicaba a crear lo último en tecnología.
Ambos tuvieron hijos de matrimonios anteriores, ellos eran conocidos como los “Herederos Kim”. Kim Taehyung hijo legítimo de Namjoon una joven promesa en el mundo empresarial con solo 25 años, era el joven más deseado entre mujeres y hombres de la alta sociedad; su piel canela combinaba a la perfección con sus ojos cafés y una sonrisa cuadra perfecta, seguido por un cuerpo espectacular de un Adonis.

Por otro lado la hija de Julia, Ginna quien parecía bendecida por los mismos dioses, sus piernas parecían las mismas columnas del infierno y sus ojos avellanas eran el portón de éste, sus pechos firmes y redondos al igual que su trasero y su boca gruesa con un lunar que le adornaba. La palabra bella le quedaba corta.

Aun así a los ojos de los demás se había ganado la fama de rebelde, a pesar de ser tan inteligente como su hermanastro ella siempre fue en contra la corriente, se destacaba en el arte culinario en una pequeña pastelería que de a poco se hacía conocido.

Y se aprovechaba de su fama de femme fatale para joder a la competencia laboral, le gustaba vivir la vida a 100 km por horas. Había pasado por diferentes circunstancias, incluso había estado presa por agredir a uno de los socios de su madre al sobrepasarse con ella.
Era liberal, pero jamás, jamás dejaba que alguien la trate como una cualquiera.

Ginna observaba a los invitados mientras bebía el vino de su copa tallada, un Cabernet proveniente de la provincia de Salta. Amaba los vinos de su país, eran los mejores. Le recordaba a Taehyung, mientras los años pasaban más bueno se ponía.

—Compórtate, ya estás bebiendo de más — Julia la regañó entre murmullos sin que los demás sospechen, Ginna sonrió pícara — hazlo al menos por tu hermano que dejó sus pendientes solo para estar con nosotros.

—Hermanastros madre, no hermanos — realmente le jodía que lo llamen de esa forma, jamás había visto a Taehyung como su hermano y no lo haría nunca — déjame disfrutar de la última noche del año y ve por ahí, déjame en paz.

Sorbiendo a fondo la copa dejó a su madre con el regaño en la boca,  localizó a Taehyung con un grupo de inversores hablando fluidamente.
Adoraba molestar a Taehyung desde pequeños, a pesar de que él detestaba que ella se inmiscuya en todos sus asuntos, Ginna no hacía caso. Había hecho pasar vergüenza a Taehyung más de una vez con sus “juegos inocentes”, y como a ella le gustaba el peligro lo seguía haciendo hasta el día de hoy.

Necesitaba divertirse o se iría de la fiesta tan pronto cómo empezó.

Fue al baño a observar que su look siguiera intacto, el vestido color vino tinto se ceñía a su cuerpo con total libertad, el escote en V profundo resaltaba sus pechos, la espalda descubierta hasta la cintura y ese tajo que resaltaban sus piernas exquisitas la hacía ver como un monumento.
Con la seguridad a plena contorneo su cuerpo hasta llegar a Taehyung, está vez su hermano hablaba con dos chicas hijas de algunos socios; Ginna notó como ellas lo miraban y sintió su sangre arder, iba a divertirse desde ahora.

—Taehyung… hermanito — los ojos cafés se enfocaron en ella con total seriedad, ella sonrió como una niña pequeña tratando de comprarlo — realmente es un gusto tenerte conmigo en este día — lo abrazó tan fuerte que disimuladamente llevó una de sus manos al tarsero de Taehyung y lo apretujó, sonrió anchamente cuando lo sintió tensarse — ¿Qué haces con ellas? — dijo una vez se separó — ¿En serio ellas? ¿Piensan hacer trío? Déjame decirte Tannie que ninguna durará un round, son básicas en cuestión de relaciones.

—¡Ginna cállate! — la voz gruesa de Taehyung se escuchó medio alta y Ginna lo miró con una fingida inocencia, ¡Dios santo! Sus bragas se humedecían al escucharlo enojado — no hables así de ellas, son nuestras invitadas.

—De todos modos, eres mucho para ellas, con permiso.

Escuchó las disculpas que Taehyung le extendía a las jóvenes, seguramente estaba muy molesto por lo que ella había hecho, pero nadie le sacaba la diversión.
Atinó a escuchar la orquesta que había quedado de fondo y se dejó llevar por el tango que ésta ejecutaba; tocaban uno de los más reconocidos. Su sangre argentina le reclamaba que bailara y sin preámbulo volvió a dónde Taehyung y lo tomó de la muñeca.

—¡Déjame en paz Ginna! ¿Qué quieres? — soltó Taehyung enfadado ante su actitud de niña malcriada.

—Solo baila conmigo esto por favor, es lo único que pido — junto las palmas de su mano rogándole para que aceptara, frustrado Taehyung dio un hondo suspiro.

—Bailo contigo y desapareces de mi vista esta noche.

Ginna asintió, había sido tan fácil… y la diversión recién comenzaba.

Los dedos largos de Taehyung abordaron su cintura pegándola a su anatomía, moviéndose al compás dela música ambos se dejaron llevar, Ginna sonrió con cada paso marcado e hizo el baile todavía más sensual, Ginna se atrevió a subir su pierna hasta la cintura de Taehyung, lo miró a los ojos y pudo ver esa pizca de deseo, se separó lentamente de el y rodeando su espalda pasó sus manos por todo el abdomen de Taehyung hasta su cuello, por su lado él la tomó de su mano y la volvió al frente para hacerla arquear su espalda y sin pensar fue traicionado por sus manos que se atrevieron a contornear la curva figura de su hermanastra.
La música había terminado, y aún así el no la soltó, hasta que oyó los aplausos de todos los invitados.

Hicieron una leve reverencia y ambos tomaron su lugar en la mesa, Ginna casi había incinerado con la mirada a una rubia que intentaba sentarse con Taehyung. La mesa de los Kim yacía en medio del salón, pocos eran los agraciados para sentarse junto ellos,

—Señorita Ginna, según tengo entendido, usted posee una pastelería ¿Qué le hizo abrir una? —el primer ministro un hombre medianamente joven tenía los ojos puestos en Gina desde unos años atrás, desde entonces intentaba llamar su atención.


—Pues verá— se acomodó la servilleta en la piernas de manera que tapara las de Taehyung también, sus dedos rozaron los muslos del chico y un leve hormigueo se instaló en su vientre al tocar esa firmeza —siempre me ha encantado lo dulce —dicho esto  sus manos se escabulleron  comenzando a sobar el muslo de Tae, sabía que este no diría nada.


“Siempre tan correcto”


—Además de que soy hábil con las manos —su mano se fue directo al miembro de Taehyung quien carraspeó debido a su estado nervioso alterado mientras bebía de su copa de vino —así que pensé en combinar mi pasión por lo dulce, con mi afición a cocinar —los movimientos se hacían cada vez más rápidos, casi masturbándolo por encima de la tela del pantalón.


—Me encantaría probar algo hecho por sus manos.

Taehyung miro con cierto descontento al ministro, no le parecía apropiado el comentario de este hacia su hermana sabía perfectamente que el no se refería a la repostería, Ginna con cierto gusto notó esto, así que sin dejar de mover su mano le sonrió al ministro.

—Con gusto le preparo algo uno de estos días, solo ponga fecha.


Taehyung se levantó molesto de la mesa, cubriendo con habilidad la ya pronunciada erección entre sus pantalones, eso estaba comenzando a doler.


—Si me disculpan.


Prácticamente corrió a los baños con todo su rostro rojo, una sonrisa triunfante apareció en Ginna por el efecto de sus hechos que siguió coqueteando con el joven ministro.


Mientras tanto Taehyung intentaba disimular el bulto entre sus pantalones, un jadeó salió de su boca al rozar sus manos allí, odiaba tanto a Ginna por hacerle esto, pero la odiaba aún más porque lo hacía mientras coqueteaba con otro.

—¿Quieres jugar? Entonces juguemos Ginna…

Dispuesta a redoblar todo juego de su hermana la buscó entre el gentío que había vuelto a ponerse pie para bailar o conversar. Buscó con la mirada a Ginna pero no se encontraba entre la multitud, prestó muy poca atención a los invitados quienes saludaban.
Con la copa de vino en su mano buscó a esa chica que distinguía con ese vestido rojo que había comenzado a envidiar por tocar la piel de su hermana.
Estaba por rendirse hasta que vio como Ginna se iba con el joven ministro a una parte lejos de la fiesta, la sangre le hirvió cuando vio como esa boca roja se paseaba en el cuello de ese hombre, sus ojos conectaron y vio esa sonrisa maligna.

—¡Ginna! — su voz gruesa  hizo que ambos se separaran.

Totalmente enfadado caminó a paso seguro y tomando de los hombros al ministro lo apartó.

—Largo si no quieres que le cuente esto a tu prometida — al ministro se le enfrió la sangre y acomodándose la ropa salió de allí lo más rápido que pudo.

Tomó a Ginna del brazo sin medir su fuerza y la arrastró en el interior más oscuro del pasillo.

—¡Suéltame maldito imbécil me lastimas!

Lograron salir del lugar, Taehyung la puso contra la pared.

—Estoy harto Ginna, estoy cansado de ti, de tu actitud malcriada, de tus juegos.

—¿Y qué harás al respecto? ¿Ah? ¿Qué hará el juicioso Kim Taehyung? — quería empujar ese enojo más allá de los límites, sabía que bajo ese cuerpo tranquilo y recto había una bestia rogando ser  liberada — ¿Qué harás?

Se despegó de ella, frotando su rostro con enojo.

—Sabia que no tendrías el valor suficiente para…

Sus palabras fueron calladas por un beso ardiente de deseo por parte de Taehyung, su aliento era más caliente que las arenas del desierto, sentir sus manos callosas alrededor de su cuerpo le hizo darse cuenta que había obtenido lo que tanto anhelaba, ese fruto prohibido que había representado su hermanastro por años y ahora nadie iba a quitarselo.

—Ginna —dijo su nombre entre besos, su respiración era errática intentando volver a su cordura — detesto cada sensación que provocas en mi.

¡Al carajo la cordura!

Metió su mano por debajo de la falda del vestido arrancando con fuerza la fina ropa interior de Ginna, que Taehyung se muestre así no hacía más que humedecer cada vez más su entrepierna, era todo lo que su mente había recreado de Taehyung.

Dominante.

La mano libre de Taehyung se fue hacia el cuello de Ginna subió por éste hasta levantar su mentón para así con su boca morder la fina piel hasta los hombros, Ginna por su parte quitaba el cinturón del traje como podía las manos le temblaban por el mar de sensaciones que su hermano le causaba.

Lo quería ahora, en ese preciso instante.

Cuándo por fin ese pedazo de cuero dejo libre el botón del pantalón de vestir sus pequeñas manos desabrocharon el pantalón y liberaron la enorme erección.

La boca se le había hecho agua al sentir el grosor del pene de Taehyung y su cerebro la traicionó con un gemido al imaginar cómo él la rompería.

—Espero estés lista para esto, Ginna — sonrió ante la advertencia pero perdió todo el aire de sus pulmones cuando Taehyung la penetró, fue incapaz de sentir su cuerpo y solo sentía la intromisión del miembro de su hermanastro llenarla.

Taehyung comenzó a bombear con rapidez en su interior, sus paredes se adhirieron al visitante en su intimidad y Ginna gimió con fuerza ante tal sensación, nadie le había hecho sentirse así, suplicar por más.

—Ahhh…Tae…si…¡Así! — ni siquiera podía articular palabras desbordada por la excitación.

—¿Es lo que querías no? — pronunció Taehyung entre gemidos graves, salió de ella completamente y volvió a adentrarse bruscamente creando un vaivén que hizo delirar a Ginna.

—¡Me estás rompiendo Taehyung! — jadeó desbordada por el deseo e intentó acallar sus gemidos escandalosos besando a Taehyung.

—¡Eso linda! ¡Di mi nombre! — él llegó a su punto G donde Ginna por un lapso de tiempo juro perder el conocimiento — ¡TAEHYUNG!

Su orgasmo la arrasó como una ola inmensa de mar y bañó el miembro de Taehyung con su líquido, gimió cuando sintió que él se corrió y a los lejos sintió la campanada que anunciaba el año nuevo.

—Feliz año nuevo Ginna — susurró ronco Taehyung arrancándole un beso violento.

Ginna iba a saltar de felicidad si no fuera por qué Taehyung prácticamente la había partido en dos. Ambos acomodaron su ropa y volvieron a la sala para saludar a todos los invitados.

Al chocar sus copas ambos cruzaron miradas.
Una promesa, el nuevo año sería bueno para ellos.

Un pequeño OS que hice para año nuevo, con la colaboración de la talentosa GuadalupeAd22 un honor trabajry contigo hermosa

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