Sin (KSJ, KNJ)

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Devoción

Desde que la pequeña Dulce fue dejada en aquel convento se le enseño que siempre debía de mantener una actitud de devoción a lo que se predicaba, la fe, el amor y la pureza, serian lo que guiaría siempre su camino.

Su vida de novicia fue sencilla, pues al ser criada por las monjas su pureza mental era amplia, no existía una pizca de morbo en ella, por lo que la obediencia y rectitud que la tierna Dulce poseía no tenia comparación.

No solo era una hermosa en su interior, también en el exterior, pues su belleza era tan notoria que siempre atraía las miradas de quienes iban al convento. Ella era pura mas el pecado siempre la asediaba en los ojos de otros.

La rutina de las monjas había pasado de ser, rezos, comuniones y ayuda comunitaria al pueblo, para cambiar a ser asistentes de un hospital improvisado que se había puesto en el convento por que la guerra, estaban en una zona neutral pero aun asi no podía evitar ayudar a quienes lo requerían, no habia bandos se ayudaba por igual a los heridos.

Asi había pasado los meses, poco a poco todo se fue calmando y la cantidad de personas que necesitaban ayuda eran menores, las camas se desocupaban mostrando la mejoría de los soldados y personas del pueblo que habían sido atendidos. Agradecían que las cosas se habían calmado y la paz estaba cercana.

—Iremos a llevar estos medicamentos, además de algunos vendajes que necesitaran, se quedaran ustedes dos aquí, no esperamos tardar mas de una semana.

—Vaya tranquila madre superiora, estaremos bien, les necesitan aun mas allá, por aquí las cosas están bastante tranquilas ahora —la novicia termino de apagar algunas velas.

—Nuestras oraciones seguirán presentes para todas aquellas almas que no lograron salvarse.

La noche había caído y el convento estaba tranquilo, la monja que se habia quedado además de la novicia Dulce, estaba preparándose para ir a dormir, mientras que la novicia estaba terminando de cerrar las puertas cuando escucho una llamado de ayuda.

—¡Por favor! ¡Por favor!

Los gritos de un soldado herido alerto a la novicia, además de algunas personas del pueblo, rápidamente todos corrieron en su auxilio, este no venia solo, estaba con otro mas el cual se encontraba inconsciente, fueron llevaron al hospital improvisado recibiendo la ayuda necesaria departe de los doctores voluntarios y de la novicia.

—Sus heridas no son letales, pero si estarán sedados varios días, debe de tener cuidado con que no les suba la fiebre, sus heridas tienen tiempo y no habían sido tratadas de manera adecuada.

—Tranquilo doctor, nos encargaremos de lo que necesiten, solo son dos y tenemos lo necesario aquí.

—Cualquier cosa no dude en llamarnos.

Los días habían pasado y los cuidados de la novicia eran delicados, siempre estaba atenta a sus signos vitales, que la fiebre no aumentara, le parecían muy diferentes los dos chicos a los demás que habia ayudado, los cuerpos de estos estaban mejor entrenados, además de que sus facciones varoniles estaban muy marcadas, sin duda eran atractivos, el mas alto era de una piel morena exquisita con ojos más rasgados que su compañero, el cual poseía hombros anchos y la piel tan blanca como el mármol, sus labios gruesos adornaban a la perfección su perfilado rostro.

La novicia estaba revisando sus vendajes cuando un movimiento la alerto.

—No se mueva, aun esta muy débil.

—Seokjin, ¿Dónde esta Seokjin?

—¿Se refiere a su compañero? —se hizo para un lado para mostrar la cama conjunta —está bien,

ambos estaban muy heridos y cansados, los hemos mantenidos estables con sueros

multivitamínicos, soy la novicia Dulce, he estado cuidándolos estos dos días.

—Mi nombre es Namjoon y mi compañero se llama Seokjin —el moreno la observo, la chica de ojos castaños asintió mientras le retiraba el vendaje —gracias por ayudarnos.

—Dios nos puso en su camino, debe agradecerle a él.

Al poco rato Seokjin despertó también, fueron alimentados y los cambiaron a una habitacion con camas más cómodas para que siguieran su recuperación.

—Si yo tuviera unos años menos —dijo una de las cocineras voluntarias —que no haría con esos hombres.

—Señora Hills —sonrió una de las mujeres del pueblo —no debe de hablar asi en un convento, las monjas se podrían incomodar.

La superiora no esta y la señorita Dulce, es un amor de persona, no nos regañaría por algo asi.

La novicia solo negó con la cabeza mientras tomaba la charola de la cena, nunca habia visto el cuerpo de un hombre de manera morbosa, no le apetecía, no lo necesitaba, pero con los comentarios de las mujeres que veían a los soldados, un poco de curiosidad se encendió en su cabeza.

Llego a la habitación de los soldados, iba a tocar, pero un extraño sonido la alerto, su ingenuidad la hiso pensar que los soldados estaban de nuevo enfermos pero al abrir la puerta su sorpresa fue mayor.

El moreno tenia sobre la cama al chico de piel blanca, habia levantado las piernas de este abriéndolas mientras lo penetraba de manera dura, mientras tanto el sodomizado se masturbaba sin pena mirando a los ojos del mas grande, ambos estaban sudorosos, llenos de nuevas marcas rojas, pero no eran de sus heridas anteriores si no nuevas, marcas de labios y dientes en sus hombros, cuello y pechos. La charola con la cena cayo directo al suelo, mientras la novicia se cubría la boca para no gritar por la impresión, salió corriendo tratando de procesar la imagen en su cabeza, pero antes de que llegara lejos el moreno la alcanzo a sostener por la muñeca.

Cubrió su boca y la metió a uno de los confesionarios, aun se podía oler ese aroma masculino que despedía por su jornada sexual, algo que no paso desapercibida para el olfato de la novicia, un aroma que la hiso sentir siento calor en su entrepierna, algo que jamás le habia pasado antes.

—Necesito que guarde el secreto señorita —Dulce siguió con la boca cubierta y asintió

mientras temblaba —se que usted no lo entiende, y no espero que lo comprenda.

—No, no se preocupe, fue culpa mía por no tocar, yo, yo he leído de las necesidades de los hombres, no debo de preguntar de lo que he visto.

—Es usted muy inocente hermana, y también huele muy bien.

La nariz del moreno paso por la mejilla de la novicia, notando como se estremecía un poco a la par que su piel se erizaba.

—Debemos volver, no podemos estar encerrados aquí, es inapropiado.

Namjoon se empujó más contra ella apisonándola más contra la pared.

—¿Qué tan inapropiado?

—Por. Por favor señor.

—Siempre he tenido curiosidad por escuchar un rezo, ¿Cómo se escucharía mientras gime?

La novicia abrió los ojos de par en par, empujando al soldado para poder salir del confesionario, regreso a su habitación, diciendo que no se encontraba bien de salud, por lo que se mantuvo debajo de las cobijas toda la tarde, el sueño la venció por fin, pero en lugar de tranquilizarla su subconsciente jugaba en su contra, la imagen del moreno sometiendo a Seokjin la atormentaba, pero de manera lujuriosa, deseaba ser ella la que estuviera en la cama, deseaba ser la mano de Seokjin al moverse, deseaba estar en medio de ambos.

Como si de una pesadilla se tratara, se despertó de golpe sintiendo calor externo, como interno, no tenia mas agua en su jarra por lo que tenía que salir por ella, con su rosario en mano rezando por aquel sueño tan impuro camino con la jarra para ir hasta la cocina, tenia que pasar por la habitación de los dos hombres que habían dejado esas imágenes en su cabeza.

Tentación.

Deseo

Morbo.

Ella nunca había experimentado nada asi, pero ninguna de esas cosas le estaban desagradando, trato de ser firme recordar el sentimiento de devoción que debía tenerle a dios, pues pronto se recibiría como una esposa de nuestro señor.

Pero ahí estaba frente a la puerta nuevamente, intentando tocar a mitad de la noche, era una locura ellos debían estar dormidos, no es apropiado, no es correcto, pero ella desea mirar dentro de esa habitación una vez más.

Abrió lentamente la puerta y observo a uno de ellos dormido con el torso desnudo, mientras el otro leía bajo la luz de la lampara.

—¿Necesita algo hermana? —el de hombros anchos cerro su libro para prestarle atención.

—Quería verificar que estuvieran bien, y disculparme nuevamente por mi comportamiento de la tarde.

—Igual debió sorprenderle, no fue correcto de nuestra parte, pero necesitábamos liberar algo de estrés.

—Creo que la hermana no solo vino a disculparse, ¿no es asi? ¿ha dormido bien?

Una enorme sonrisa con hoyuelos apareció, Seokjin solo negó con la cabeza dejando su libro de lado. Seokjin se levanto para acercarse a la novicia, quitándole la jarra de las manos.

—Namjoon es un poco brusco, pero si usted quiere saciar un poco esa curiosidad, tiene dos opciones —se acerco a su rostro —tomar la jarra de mis manos y salir por esa puerta, o cerrar la puerta y dejarnos satisfacer su curiosidad.

La novicia cerró la puerta tras de ella. Los soldados no perdieron tiempo, dejaron la jarra en la cómoda de su habitación. Seokjin le acaricio el cabello y la tomo por la cintura, dándole besos pequeños e inocentes.

—Ambos suponemos que esta es su primera vez, no parece una monja traviesa, de hecho, su pureza nos abruma un poco, usted debe confiar un poco en nosotros, no haremos nada que usted no sienta placentero.

Namjoon se colocó detrás de ella besando su cuello, mientras seguía recibiendo besos lentos de parte de Seokjin, las manos del moreno se fueron hasta sus pechos, la novicia dio un pequeño salto, hasta que los dedos de Namjoon se movieron en círculos sobre sus pezones. Un jadeo salió de su boca dándole acceso a Seokjin a su lengua.

—Pequeña —Namjoon susurro en su oído — ¿me dejaras oír tus rezos llenos de lujuria?

La mano del moreno se deslizo hasta su entrepierna que ya estaba húmeda, los toques eran lentos, su seno era sostenido por la fuerte mano, mientras que su centro era acariciado por la otra, podía sentir una erección en su espalda como otra más en su abdomen.

Los labios de la chica estaban hinchados ahora por los besos, estaba tratando de pensar en algo para detener aquello, pero su cuerpo no reaccionaba a la racionalidad, ahora cada sensación la estaba dominando, solo podía pensar en porque el pecado era tan tentador.

—Tiene empapada el vestido del pijama, creo que necesita quitarlo —Seokjin le ayudo a desnudarse, quitando también las bragas —Namjoon me dijo lo deliciosa que seria su figura, pero es jodidamente diez veces mejor de lo que habíamos pensado

Seokjin se alejo para admirarla y sentarse en la cama, saco su miembro de entre los pantalones y esta vez se le hiso un poco más grande, pensó que el tamaño había cambiado, pero simplemente ahora la veía más de cercas, podía apreciar aquella punta rosada que estaba bañada con liquido preseminal, asi como las venas que se extendía desde la base por todo el tronco.

—Venga aquí señorita —la novicia obedeció, subió instantáneamente hasta poder montar al soldado —le va a doler como el infierno, pero digamos que será su penitencia por hacernos desearla tanto, pero le prometo apenas empiece a montarme el placer la recompensara.

Asi fue como se alineo para sentarla, sacando un grito que fue callado con un beso, los primeros movimientos le ardieron, pero después sintió como cambiaba, como su cuerpo hormigueaba y al mismo tiempo como quería un poco más.

Mientras lo montaba sus nalgas fueron abiertas exponiendo su rosado anillo, ante el depredador moreno detrás de ella, sintió un dedo hundirse, pero no pudo quejarse o moverse para negarse, ya que su cuerpo estaba mas concentrado en el primer orgasmo que la invadiría esta noche.

Todo le dio vueltas ante aquella sensación, asi como los dos dedos dilatándola para meterse antes de que bajara la sensación de placer, Seokjin hiso un esfuerzo por no correrse, pues aún quería sentir el coño virgen un poco más.

—Vamos Namjoon que me aprieta tanto que lo va arrancar.

—Dios, su culo —dio un azote mientras se movió —es tan estrecho, no durare mucho aquí.

—Quiero correrme junto contigo.

El moreno asintió, empezándose a mover, la chica se apoyaba en el pecho de Seokjin, mientras los embistes del moreno la tenían jadeando, ya que la hacían moverse sobre el miembro que estaba en su coño, su clítoris sensible e hinchado se frotaba una y otra vez contra el fuerte abdomen.

No eran delicados, no eran igual de tiernos que al principio, pero eso no importaba, se sentía diez veces mejor. Por iniciativa fue por los gruesos labios de Seokjin que gustoso le correspondió el beso.

—Yo también quiero un poco de eso —Namjoon le apretó las mejillas para girar su rostro hacia él y tomarla en un posesivo beso, se movió más rápido hinchándose más dentro de ella.

—¡Oh mi dios!

La novicia se estremeció con una fuerte convulsión de placer, llenándose del semen de aquellos dos hombres por ambos lados, los tres cuerpos cayeron en la cama jadeando y tratando de respirar con normalidad.

La Novicia de nombre Dulce había caído en la tentación, esperaba algún día en convertirse en la esposa de dios, pero termino siendo la amante del diablo, lo cual no le disgusto, mucho menos al tener otros tres orgasmos con aquellos dos hombres...






Alabado sea el señor!

Por cierto vayan a mi libro de anuncios a votar por que one shot debe tener continuacion es un regalo de cumpleaños de mi para ustedes

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