☁️ Tragedy.

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24 de diciembre, la pareja planeaba pasar su primer Navidad juntos en el departamento de Jimin. El mencionado se encontraba preparando una pequeña cena especial, mientras esperaba a que su novio llegara para terminar de arreglar juntos la estancia. Yoongi aún había tenido que ir a trabajar ese día, pero al menos le darían el resto del mes para descansar.

Park ya había pagado la renta del lugar hacia poco, por lo que en esos momentos ya no le preocupaba haber gastado de más en comida y adornos; aunque claro, tenía la ilusión de un día poder comprar el departamento y así sería un gasto menos después. Por ahora, estaba bien.

Y justo cuando comenzaba a quitarse el delantal para descansar un rato —después de dejar en el horno una charola de galletas—, la puerta sonó de golpe, abriéndose con prisa y siendo cerrada prácticamente al instante.
Un ruido familiar para Jimin apareció, pues un juego de llaves fue soltado sobre la mesa de centro de la sala, seguido de una voz bastante emocionada.

— ¡Amor, no vas a creerlo! — gritó Yoongi casi corriendo a la cocina.

— ¿Qué sucede? — Jimin lo miró, dejando sus cosas de lado. Estaba intrigado por la noticia que seguramente tenía su novio.

Pero el pelinegro no habló, no sin antes tomar al castaño de sus mejillas y plantar un beso en sus labios; un contacto lleno de emoción, impaciencia y felicidad, mismas emociones que le transmitió a Jimin con aquella rápida acción.

— ¿Es una buena noticia? — preguntó con sus ojos miel brillando, mientras le mostraba una sonrisa de sorpresa.

— ¡La mejor noticia de la vida! — Yoongi tuvo que respirar hondo para calmarse, y así poder continuar — ¿Recuerdas que hace un mes fueron varias personas de la NASA a la Universidad?

— Sí, me dijiste que parecían tener rangos importantes... — contestó Jimin recordando dicha conversación.

— Bueno, pues hoy fue un directivo, y mandó llamar a dos ingenieros, me enviaron junto a mi compañero Max. — explicó sin poder parar de sonreír — ¿Y adivina qué?, ¡nos quieren para una próxima misión al espacio!

— ¡¿Qué?! — el castaño ahora compartía la misma sonrisa permanente.

— ¡Sí!, dijo que ya no tienen tiempo de hacer una convocatoria grande, y que la Universidad nos promovió a los dos como los mejores en nuestro campo, así que nos llevarán a hacer los exámenes correspondientes y uno de nosotros podría quedar elegido para una misión en enero. — Yoongi casi brincaba de emoción.

— ¡Es increíble!, es lógico que te escogerán a ti, eres el chico más inteligente y hábil que conozco. — Park lo abrazó por el cuello, sintiendo como el pálido rodeaba su cintura — Felicidades mi cielo.

— Gracias cariño. — sonrió aún más, si es que todavía era posible.

[ . . . ]

Más tarde, cenaron juntos el platillo hecho por Jimin, bebieron un buen whisky cortesía de Yoongi, y comieron de postre las galletas de canela que había en la charola.

Celebraron por la impresionante oportunidad que se le había dado a Min, quizá cumpliría su mayor sueño, y lo lograría en tan sólo un mes. Además, también fue un festejo especial por el hecho de ser su primer Navidad como novios, pues ninguno pensó compartir un momento tan familiar con una pareja.

Estaban más felices que nunca, sin duda alguna.

Gran parte de la noche la pasaron escuchando la música preferida de Yoongi: Michael Jackson, AC/DC y Kiss. Misma que ya había comenzado a gustarle mucho a Taehyung, a pesar de no ser tan acorde a su estilo habitual.

Se mantuvieron con los ánimos al cielo, hasta que, después de su abrazo y beso a la media noche, decidieron hacer el ambiente más tranquilo.

— ¿Y si pones algo de tu música?, no me la has mostrado. — sugirió Yoongi.

— Es un poco... Vieja, ¿estás seguro? — preguntó Jimin aún con dudas.

Usualmente, a las personas de su edad no les gustaba tanto la música que él disfrutaba, pues era de décadas "pasadas de moda". Pero confió en que su novio no sería grosero como toda la demás gente.

— Muy seguro. — sonrió el pálido, y con esa bella sonrisa de gomita, Park se convenció.

Se levantó y colocó su cassette favorito en la grabadora —la cual había adquirido hacia poco—, y comenzó la reproducción.
Él había hecho ese cassette, especialmente para poder tener sus canciones preferidas en un sólo lugar y no dispersas en otras cajas.

Comprendía música desde Elvis Presley, pasando por Frank Sinatra y llegando hasta las canciones más pegadizas de disco.

Y la primera canción que sonó, casualmente era aquella que a Jimin le hacía pensar en su novio.

— Fly me to the moon... Let me play among the stars... — cantó el castaño, moviendo sus manos y caderas al ritmo lento de la melodía.

— ¡La conozco!, es bastante romántica. — sonrió Yoongi, poniéndose de pie y caminando hasta el contrario.

— Lo sé, siempre me hace pensar en ti. — admitió con una tierna sonrisa.

— Siendo así... ¿Te gustaría bailar conmigo, mi luna? — el pelinegro extendió su mano al frente, formando una reverencia digna de un caballero.

— Claro que sí, estrella mía. — Jimin correspondió el gesto, con las mejillas algo rojizas.

El menor colocó su mano en el hombro contrario, sin soltar el anterior agarre, mientras Yoongi lo tomaba delicadamente por la cintura. Aquel fue su primer baile como novios, y siguieron el ritmo con todo el amor del mundo de por medio.

La sala se convirtió en su pista personal.
El árbol de Navidad se transformó en la iluminación más elegante.
Ambos cuerpos se volvieron una unión perfecta.
Y Fly me to the moon fue su canción especial a partir de esa noche invernal.

Porque Jimin era la Luna de Yoongi, y podía presumir de tener al astro más brillante y hermoso entre sus manos cada noche.
Yoongi era la estrella de Jimin, aquella que había bajado del firmamento para traerle luz y calidez a su vida, y jamás pensaría en soltarla.

[ . . . ]

Pasaron Año nuevo juntos, en el departamento de Yoongi.
No hicieron algo muy diferente a Navidad, pues bebieron algo de whisky, comieron un pavo pequeño preparado por Min, y bailaron todas las canciones que se atravesaran en los cassettes.

Por supuesto, recibieron el año con mucho amor, uniéndose en cuerpo y alma, tal como adoraban hacerlo; disfrutaron el uno del otro toda la noche, entre sonrisas, pequeñas risitas traviesas, besos románticos y deseosos, caricias amorosas y la melodía de sus voces en perfecta armonía.

Iniciaron de la mejor forma el Enero de 1986.

El resto del mes estuvo lleno de ocupaciones para ambos, pues Jimin debía trabajar a diario en la secundaria, y al ser un profesor nuevo, le comenzaron a dar doble turno —matutino y vespertino—, dejándole poco tiempo libre.
Mientras que Yoongi asistía a sus pruebas para la NASA durante toda la semana, pero debía viajar hasta Florida para hacerlo; por lo que solamente regresaba a Manhattan los sábados y domingos. No eran viajes tan largos —3 horas aproximadamente—, pero no pensaba que gastar tanto fuera una opción viable.

Así que sí, durante casi 3 semanas, la pareja solamente logró pasar tiempo juntos los fines de semana. Pero estaba bien, porque a pesar de eso, sus costumbres románticas y sentimientos no sufrieron ningún cambio; entendían sus ocupaciones, y en ese momento, llevar a cabo sus respectivos trabajos con responsabilidad era lo importante.

Ya tendrían tiempo después para recuperar esas semanas perdidas, y podrían hacerlo sabiendo que sus prioridades estaban cubiertas.

[ . . . ]

23 de Enero, Yoongi finalizaba sus pruebas —las cuales duraron menos de lo usual gracias a la misión que se había programado— y regresaba a Manhattan con una noticia sorprendente.

Para ese momento sabía que Jimin seguía en Townsend, pues eran casi las 6 de la tarde, así que no llegó al departamento como siempre; hizo una parada para comprar un capuchino caliente y un gran muffin de chocolate, con el afán de llevarle la merienda a su novio.

Sólo bastó pedir permiso al prefecto para entrar, explicando que era amigo del profesor Park. Pero la cuestión fue que no especificó el nombre completo, y él no tenía idea de que el castaño no era el único con dicho apellido. Lo dejaron pasar y se le indicó en qué salón se encontraba el maestro —el que el prefecto pensó que buscaba—, y gracias a esa pequeña equivocación, fue que conoció al otro Park de la secundaria.

— Eh... ¿Está Park Jimin aquí? — preguntó Yoongi, en la entrada de un aula, sin poder encontrar con la mirada a su pareja.

Por supuesto, los estudiantes lo miraron raro, pues el chico no parecía saber quienes eran los maestros.

— No, lo siento, él está en la sala de profesores. — contestó el chico moreno desde su escritorio.

— Ah... Es que no sé donde se ubica eso... — confesó el pelinegro con nerviosismo. Tenía muchas miradas sobre él, lógicamente, era una situación bochornosa.

— Lo llevaré. — el profesor se puso de pie, caminando hasta el chico — Quédense en silencio, cuando regrese revisaré ese trabajo. — pidió dirigiéndose a sus alumnos.

Todos afirmaron, y el mayor salió completamente del salón junto a Yoongi. Fue allí cuando se conocieron.

Min le explicó la confusión que había ocurrido gracias al prefecto, y le pidió disculpas por haber interrumpido de ese modo su clase. Después de presentarse, Namjoon se mostró amable con él, diciendo que no había ningún problema y que ese tipo de malentendidos sucedían a menudo con las personas que entraban a la escuela sin saber.

Al final, se encargó de llevarlo a la sala donde estaba Jimin, se había quedado allí para organizar varios exámenes que debía calificar y algunos trabajos que le habían entregado los chicos.

— Jim, alguien te busca. — anunció Nam desde la puerta, dando un par de toque en ésta — Otra vez me confundieron contigo.

— Eso se volverá el chiste de la escuela. — dijo el castaño, volteando por fin a verlos — ¡Cielo!, ¿qué haces aquí?

— ¿Son pareja? — preguntó Park, entendiendo un poco el porqué Yoongi le había llevado un postre hasta la institución.

— Sí, pero luego te cuento Joon, mientras tanto no digas nada a nadie ¿sí? — el mencionado asintió, y les dedicó una última sonrisa amistosa a los dos antes de retirarse para dejarlos solos.

— Regresé hoy de mis prácticas, ya acabaron. — explicó Min, acercándose hasta su novio — Y pensé en traerte tu café favorito y un pastelito, eso siempre te ayuda a quitarte el estrés.

— Eres un completo amor, muchas gracias. — se alzó un poco de su asiento para darle un corto beso, y posteriormente recibir la comida que le había traído.

Yoongi se sentó a su lado, y movieron con cuidado los papeles de la mesa para hacer espacio; Jimin dejó su trabajo de lado para poder hablar con su novio, pues lo extrañaba demasiado y le alegraba saber que sus viajes a Florida habían terminado por ahora.
Además, estaba ansioso por conocer las nuevas noticias que seguramente tenía el pelinegro.

— Cariño, tú debes ser mágico. — dijo Yoongi de repente.

— ¿Porqué lo dices? — el castaño sonrió levemente con algo de confusión.

— Porque en Navidad dijiste que seguramente me elegirían a mi para la misión en la NASA... ¡Y se cumplió! — mostró una sonrisa abierta, mientras entrelazaba sus manos con las contrarias.

— ¡¿Es enserio?! — por la emoción, Jimin se levantó de golpe, y por poco tiró su café — ¡Dime que no es broma!

— No lo es... Hoy en la mañana finalizó el último examen de campo, y nos llamaron a una oficina. — explicó, poniéndose de pie igual que su pareja — Max no aprobó debido a varios errores considerables en sus pruebas, y dijeron que yo tenía una evaluación casi excelente... ¡Me enviarán al espacio!

— ¡Es grandioso!, ¡lo sabía, sabía que lo lograrías! — Park lo abrazó con fuerza, al tiempo que dejaba besos en su pálida mejilla — Eres el mejor, no sabes lo orgulloso que me siento de ti...

— Sin todo tu apoyo jamás hubiera llegado tan lejos... — lo tomó suavemente del rostro, conectando sus miradas — Creo que si no te hubiera conocido, no estaría a punto de cumplir mi sueño.

— ¿Eso piensas? — Jimin casi lloraba por tanta emoción.

— Sí, tú viniste a mi vida para darme sentido y suerte. — Min sonrió, con los ojos brillosos por la amenaza del llanto.

Y ninguno lo soportó más.
Lloraron un poco, pero cada lágrima contenía felicidad, euforia y orgullo; todo les estaba saliendo bien en sus vidas, y en verdad parecía que tal fortuna se debía a su relación.
Elegían creer que esa suerte jamás se iría mientras estuvieran juntos, pues quizá, su amor atraía lo bueno.

No era cierto del todo, pero lo creyeron así.

[ . . . ]

Yoongi le dio más detalles a Jimin sobre su misión, después de regresar al departamento de Park y relajarse.

Lo habían contratado para el puesto de Especialista de carga útil, mismo que compartía con una profesora de nombre Christa McAuliffe, quien sería la primera maestra en viajar al espacio.
Jimin, casualmente, recordaba haberla topado alguna vez durante sus prácticas, y según sus memorias vagas, era una persona dedicada y amable.

Él, junto a 6 tripulantes más, subirían a uno de los transbordadores más importantes en uso, el cual ya había pasado por 9 exitosas misiones anteriores.
Yoongi volaría en el conocido Challenger, para cumplir su décimo despegue; se le aseguró que la misión sería breve y sin riesgos.

Es decir, no era una nave en pruebas, ni tampoco había tenido problemas previos.
Se le daría mantenimiento días antes de usarse, y al igual que cualquier otro trasbordador o cohete, sería monitoreado por la NASA en todo momento.

No parecía existir peligro, y con aquellas horas de vuelo que se cumplieran, Yoongi quizá podría ascender rápidamente a Astronauta certificado, y además, sería el más joven en hacerlo.
Todo sonaba perfecto.

La misión estaba programada para el día martes 28 por la mañana, se les informó a la tripulación que el despegue sería televisado en cadenas globales; cada viaje y logro relacionado con el espacio era de suma importancia para la época, por lo que merecían ser vistos por todas las personas que tuvieran TV.
Así que se presentarían ante las cámaras antes de abordar, algunas fotos serían tomadas por la prensa autorizada, y finalmente, serían recibidos por más periodistas al terminar la misión.

Yoongi sería famoso, conocido por todos, y estaría cumpliendo el sueño de su vida. Era demasiado bueno como para ser verdad, ¿no?

[ . . . ]

27 de Enero, un día antes de que Min subiera nuevamente a un avión y dejara Nueva York.

La pareja había decidido salir a cenar para celebrar aún más el viaje del mayor, pues se extrañarían mucho y no querían desaprovechar ningún momento juntos.

Ambos salieron a un restaurante algo lujoso, con ambiente digno de los años 50 y 60, todo muy refinado y con la música que a Jimin tanto le gustaba; por suerte, habían conseguido un lugar sin reservación, y tenían el dinero suficiente para cenar y beber de lo mejor.

Fue una noche mágica para ambos, compartiendo pláticas animadas, risas escandalosas y besos dulces. Incluso las personas a su alrededor los miraban con toques de ternura y envidia; todos querían, algún día, tener una relación tan hermosa como la suya.

Eran jóvenes, pero aún así, habían encontrado uno de los amores más sinceros y grandes jamás vistos. Y no sólo ellos estaban conscientes de eso.

Por supuesto, para cerrar la noche, faltaba una pieza de baile.
Yoongi se encargó de pagarle al gerente para que reprodujera una canción en especial cuando él se lo pidiera. ¿Cuál fue?

— ¿Me concede éste baile, señorito? — el pelinegro extendió su mano, poniéndose de pie frente a Jimin.

— Siempre. — correspondió el gesto con una gran sonrisa, y caminaron al centro.

En medio de todas las mesas, se lucía una pequeña pista circular, donde las personas podían bailar alguna canción si les apetecía.

Y bajo las miradas de todo el restaurante, los enamorados se balancearon al ritmo de Sinatra.

Jimin jamás lo supo, pues Min decidió esperar para decírselo —una terrible elección que notaría después—, se quedó callado con una sonrisa, planeando hacerlo cuando regresara de su misión.
Yoongi le iba a proponer matrimonio a Park, ya que pensaba fervientemente que aquel hermoso castaño era el amor de su vida, y no quería imaginar que podía perderlo.

Pero no se confesó esa noche, y por desgracia, su deseo no se cumplió.
Yoongi se llevó consigo el secreto y Jimin nunca se enteró de que el chico de sus sueños estuvo a punto de casarse con él.

[ . . . ]

28 de Enero, 1986.
Yoongi ya se encontraba en la zona de lanzamiento de Cabo Cañaveral, en Florida, preparándose para el abordaje y despegue del Challenger.

Jimin estaba en Townsend, mirando la televisión de la Dirección junto a Namjoon y los demás profesores, todos esperando el comienzo de tan importante evento. Los estudiantes habían salido temprano ese día, por lo que la escuela, para ese momento, ya estaba vacía.

En televisión ya se avisaba la llegada de la tripulación, indicando que los presentarían brevemente antes de que subieran a la nave. Por supuesto, Jimin sólo tenía interés en ver uno de los rostros que aparecerían ahí.

— ¡Ahí está! — gritó con emoción el castaño, cuando la cámara enfocó a su novio.

"El especialista de carga útil principal, Min Yoongi", dijo el reportero, mientras el peli negro saludaba a la prensa con una media sonrisa. Realmente se veía increíble en su traje azul de la NASA, y su expresión de euforia pura le daba una apariencia aún mejor.

— Se ve bien vestido así. — comentó Namjoon, dando un leve codazo amistoso a Jimin.

— Lo sé... Es muy guapo. — respondió con una voz digna de un enamorado — Espero poder conseguir esas fotos en algún lado.

— Quizá cuando regrese puedas ir a Florida a recibirlo, así te tomarían una fotografía con él. — sugirió Park, sin dejar de ver la televisión.

— ¡Gran idea Joon!, eso haré. — Jimin sonrió en grande, y continuó pendiente a la transmisión.

Fueron al menos 15 minutos de preparación, fotos de la prensa y breves entrevistas a los tripulantes; sumado al tiempo que tardaron en subir al transbordador, otros 15 minutos de tensión y lapsos largos de silencio. "Ya están dentro de la nave", "se deben llevar a cabo pruebas rápidas de mantenimiento antes del despegue", "al parecer falta poco para el lanzamiento", eran las cosas que los reporteros decían cada ciertos momentos, para no dejar la transmisión totalmente silenciada.

Y finalmente, a las 11:35 de la mañana, se dio el último informe: el Challenger estaba a 3 minutos del despegue.

Todos se mantenían al filo del asiento, expectantes ante la emoción del evento. Se tenía la confianza colectiva de que todo saldría bien, que se cumpliría otra misión más con éxito.

La euforia, nervios y porqué no, algo de angustia, estaban presentes en cada persona que veía la televisión.

Jimin tenía ambas manos sobre la mitad de su rostro, tan sólo con los ojos libres; sentía tanto nerviosismo que incluso sintió sus palmas sudar y su cuerpo temblar, estaba feliz, orgulloso de Yoongi, pero eso no quitaba el nudo en su garganta.
Desde lo más profundo de su ser, deseaba que todo saliera como debía, y que su chico regresara con bien a casa.

La cuestión es que los deseos no siempre se cumplen. — Ya van a despegar... — susurró el castaño con el aliento entrecortado.

— Tranquilo. — Namjoon lo tomó de la mano, en un intento de darle apoyo en su pequeña crisis nerviosa.

"Three... Two... One... Flight started"

Las cámaras enfocaron entonces al transbordador, mientras éste levantaba nubes de tierra y polvo, y se elevaba poco a poco desde la zona de lanzamiento; toda la audiencia en Cabo Cañaveral formó el bullicio que se escuchó por medio de la TV; y cada persona que lo veía a distancia, se levantó de sus asientos para celebrar.

"A las 11:38 de la mañana, el Challenger a dejado la estación de despegue por décima ocasión", comenzaron a informar los reporteros.

Y Jimin no cabía de la emoción, viendo como poco a poco, la nave se alejaba del suelo y ascendía cada vez más por el cielo despejado de Florida.

— ¡Ese es mi chico! — gritó sin pena el castaño, poniéndose de pie y dando brincos de alegría — ¡Lo logró, lo sabía!

— Debo felicitarlo cuando vuelva, es un gran tipo al parecer. — sonrió Namjoon, recibiendo un abrazo eufórico de su nuevo amigo.

— Dios, estaba tan nervioso, creí que vomitaría... Al menos todo salió bien.— dijo Jimin cerca del oído contrario, separándose casi al instante — Acaba de irse y ya lo extraño.

— Lo imagino. — ambos chicos regresaron su atención a la televisión.

Y fue mal momento para hacerlo.

La imagen se mantenía enfocada en el transbordador, éste seguía subiendo, dejando una espesa nube blanca detrás.
Y justo cuando se anunció que la transmisión terminaría, sucedió lo más inesperado que pudieron imaginar.

El Challenger, a los 73 segundos exactos de haber despegado, explotó en el aire; la cámara captó el momento preciso cuando la nave se desintegró en cientos de pedazos, entre humo, cenizas y fuego. Todo fue silencio por varios instantes, pues cada espectador había quedado en total shock por lo ocurrido.

¿Cómo era posible que eso pasara?, absolutamente nadie llegó a pensar que un transbordador explotaría en pleno vuelo, así, sin más.

— ¿Qué... Q-qué acaba de p-pasar?... — habló en un hilo de voz Jimin.

Su corazón había punzado agudamente en el momento exacto cuando el transbordador se destruyó.

— Creo que... Hubo un accidente... — contestó con el mismo shock Nam, sin saber qué decir.

— Explotó... ¡Esa cosa explotó! — y ahí, Park perdió la paciencia, comenzando a gritar y sintiendo como sus ojos se nublaban por la acumulación de lágrimas — ¡Y ahí dentro estaba Yoongi!, ¿y si le pasó algo?... ¡Nam, él estaba ahí!

— Lo sé, calma... Quizá salieron con los paracaídas de emergencia, escuchemos lo que dicen... — puso ambas manos sobre los hombros contrarios, haciéndolo guardar silencio.

Unos segundos después del shock, la voz en la televisión volvió a hablar, ésta vez mostrando al reportero responsable del programa con un semblante de angustia y pésame.
De forma rápida, ya se había corrido la noticia completa de lo que acababa de suceder.

Y no era para nada alentador.

"Se nos notificó que el Challenger se desintegró, no se sabe aún la causa del accidente. Tampoco se detectaron los paracaídas de ningún tripulante, por lo que hasta el momento, no hay noticias sobre ellos. Seguiremos informando".

— Seguir... ¿Seguiremos informando?, ¡sólo eso!, ¡díganme donde está mi novio! — Jimin se puso de rodillas frente al aparato, mirándolo con rabia como si el chico allí pudiera oírlo — ¡¿Qué carajos le hicieron a Yoongi?!

— Jim, relájate... No van a escucharte. — Nam se acercó a él, intentando hacer que se levantara del suelo.

— ¡No voy a relajarme!, ¡quiero que me... M-me digan donde... — lo miró, y cuando su ira pasó, las lágrimas invadieron su rostro, entrecortando su voz y rompiéndola sin remedio — Q-quiero que mi amor... Esté b-bien...

El contrario bajó a su altura, abrazándolo y dejando que Jimin lo correspondiera fuertemente, manchando su hombro con el llanto que no podía contener.
Los demás profesores no entendían la escena, pero los miraban con lástima; nadie más se animó a acercarse, pero se mantenían en silencio, a la espera de más noticias.

El castaño temblaba en los brazos de Namjoon, sin dejar de llorar y lanzar pequeños gritos ahogados. Se sentía sumamente culpable por haber dejado que Yoongi se fuera, por no pensar un poco en las cosas malas que podrían pasar, se culpaba por haber sido tan positivo, aún cuando muy en el fondo, sabía que su novio no estaba totalmente exento del peligro.

Era una tragedia que no debía de haber sucedido, pero lo hizo.
Y esa explosión había enviado a una estrella de regreso al firmamento, aquella a la que Jimin amaba con toda su alma.

*Fin del flashback*

[ . . . ]

Jimin ahora debía dar los detalles finales a sus alumnos, pues casi terminaba su clase. Pero, el punto es que sus ojos ya ardían demasiado, y no sabía si podría concluir la explicación sin romperse delante de todos.

— En los días posteriores al accidente, se informó en las noticias que en el transbordador no había paracaídas, y que los tripulantes no habían sido hallados en ningún estado. — largó un suspiro, conteniendo sus sentimientos — Se dijo que la causa de la explosión fue una falla en la junta tórica del cohete acelerador sólido derecho.

— ¿Entonces los siete murieron al instante allí? — preguntó una chica, atónita por la historia.

— Al parecer sí, aunque muchos especulan que, en caso de que sobrevivieran a la desintegración de la nave, acabaron falleciendo al caer al mar desde tal altura. — Jimin mantenía un semblante serio, a pesar de sentir que moría una vez más por dentro.

— Debió ser difícil para usted el haber conocido a uno de los fallecidos... Que triste... — habló un joven, los demás apoyaron el comentario.

— Lo fue, sí. — el castaño respiró hondo — Pero, ¿entienden porqué ésta clase de conmemoraciones son importantes?, debemos tener empatía por las personas que han resultado afectadas con casos así.

— Sí profesor. — hablaron al unísono, y el timbre resonó.

— Vale chicos, la clase terminó. — rápidamente, recogió sus pertenencias del escritorio, y les regaló una última sonrisa cerrada — Los veré mañana.

— ¡Adiós maestro Park! — le sonrieron mientras él salía del aula.

Jimin entonces se dirigió a la sala de profesores, con el afán de quedarse allí un largo rato. Sus sentimientos ya no soportaban estar tanto tiempo retenidos en su interior, y necesitaba un lugar sin gente para poder sacarlos. Habían sido 2 horas eternas para él, y simplemente, ya no lo soportaba más.

[ . . . ]

*Pov Jimin*

Al entrar a la sala, suspiré aliviado, pues no había nadie allí.
Me senté en la silla que usualmente ocupo, y subí mi maleta a la mesa; quería tratar de no llorar nuevamente en ese sitio, ya que varias veces me habían encontrado mis compañeros profesores y se habían preocupado.

¿Se entiende ahora porqué no dejo ésta escuela?, porque fue de los últimos lugares donde estuve con Yoongi, y además fue aquí donde me dijo que se iría a la misión en Florida.
Esa tarde fue especial para ambos, y cuando él murió... Townsend cobró un valor aún mayor para mi, aunque no tenga mucho sentido...

¿Ven porqué jamás pensé en casarme o vivir con alguien?
Sencillamente, nunca volví a enamorarme de otra persona, no sentí un amor tan grande y real por segunda vez, no pude imaginarme al lado de alguien más... Porque si no era Yoongi, no sería nadie.
Un alma gemela no se encuentra dos veces en la vida... Yo la encontré, pero la perdí... Y me niego rotundamente a intentar llenar el espacio que dejó en mi ser al irse.

Cada mañana me levanto con las ganas de estar tranquilo, de hacer mi trabajo y ver a mis dos amigos. Lo trato de cumplir, porque sé que eso hubiera querido mi novio.
Pero cada atardecer, mi corazón va llenándose nuevamente de dolor, y al regresar a mi departamento... Lo único que quiero hacer es tirarme en la cama y llorar hasta dormir.

No he tenido las fuerzas suficientes, ni siquiera para mudarme a otro sitio; sí, continúo viviendo en el mismo lugar que Yoongi conoció como mi hogar.

Todos los rincones de ésta ciudad tienen un recuerdo guardado de mi chico, y llevo 14 años negándome a la idea de ignorarlos. No lo haré, porque al menos de ese modo, puedo sentir que Yoongi todavía no me ha dejado solo del todo.

Lo extraño... Y lo amo más que a nada ni nadie en éste mundo tan injusto.

Rompí en llanto, sin poder retener más mi dolor; con los ojos hechos cristal, y mis manos temblando como siempre, saqué de mi cartera la única fotografía que logré tener de Yoongi, una donde está sonriendo y llevaba puesta una sudadera de AC/DC... En definitiva, él era el chico más hermoso del universo.

Extraño ver su sonrisa rosita, esa que me regalaba cada vez que nos veíamos.
Desearía poder apreciar el brillo tan especial que sus ojos poseían, eran como dos pequeñas galaxias contenidas en un par de pupilas grises.
Quisiera escuchar su profunda voz en mi oído, diciéndome cuanto me ama.

No saben como anhelo abrazarlo y besarlo otra vez... Poder sentir su contacto cálido... Y no sólo hacerlo en mis sueños, donde puedo verlo, pero no tocarlo.
Siempre se desvanece entre mis manos, y nunca logro estar lo suficientemente cerca de él.

— Yoonie... Cada año me es más difícil hablar de ti... Me duele un poco más cada enero que tengo que contar lo que te pasó... — susurré, platicando con una imagen en papel que no iba a responderme — Todavía no entiendo porqué tú debías estar ahí...

Mi chico estuvo en el lugar y momento más equivocado que pudo existir, y jamás me dejaré de sentir culpable por ello.
Es un peso que, ni siquiera en 50 años más, podré quitarme de encima... Siempre tendré la nube de culpa rodeando mi cabeza.

— Eras una estrella que... Q-que aún no tenía que regresar al cielo... — bajé mi cabeza, escondiéndome entre mis brazos sobre la mesa — Pero nunca dejaré... De buscarte en el firmamento... Cada noche, te estaré esperando aquí... Por si un día decides bajar otra vez...

Lloré, ahogué gritos en mis manos, me abracé yo mismo, y no paré hasta que Namjoon me encontró unas horas después.
Me rompí nuevamente, igual que cada maldito 28 de Enero, y siento que entre más años pasan, mi corazón resiste menos el dolor.

Quizá no me quede mucho tiempo aquí, tal vez mi alma un día se canse de sobrevivir sin su otra mitad, puede ser que una noche yo sea la Luna que suba al cielo.
No lo sé, pero lo que sea que me pase, espero que sea rápido...

Simplemente ya no quiero seguir viviendo con el pecho doliendo y los ojos llorosos todos los días. Estoy cansado de que mis recuerdos sean mi único motor real para seguir despertando cada mañana.
Ya no puedo continuar sin el amor de mi vida.

Porque el día en que el transbordador Challenger explotó, no se llevó a 7 personas a su muerte. Fueron 8 víctimas, y sólo una se quedó con el corazón latiendo a duras penas...
Yo soy aquel muerto en vida que jamás pudo volver a ver a su estrella.

[ . . . ]

Tardé toda una vida en encontrarte, y tan sólo bastaron 73 segundos para perderte

[ . . . ]

Holiii, eso fue todo. Les tengo este edit del cual tomé inspiración al original que realizó la autora de este libro 💗

Gracias por leer hasta aquí 💞 tqm

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