6

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Como a los 15 años cuando tuve mi primera vez con la hermana de una compañera de la secundaria, de nombre Valeria, mis manos se movían atolondradamente; ni siquiera podía colocarme el preservativo como correspondía.

Tranquilizándome, finalmente cumplí con el objetivo principal y de buenas a primeras, me abalancé sobre esta chica desconocida que me esperaba a medio vestir entre las sábanas de este hotel bastante zafable.

Sin resultar grosero, la penetré con lentitud.

— ¿Estás bien? — a poco de entrar en ella, le pregunté. Me respondió con un gemido incandescente para mi oído.

De a poco, a medida que trascurría el tiempo y los tapujos se disolvieron, comenzamos a disfrutar de nuestros cuerpos de un modo desesperante; siendo incontables la cantidad de veces que sus pechos generosos enhebraron a mi miembro, los orgasmos se sucedieron de ambas partes.

Tomándola de su mandíbula, guardé en mi memoria esos ojos encendidos y seductores que iban y venían al compás de mis caderas.

El poder de lo desconocido era tan siniestro como encantador. Rolando de un lado al otro, acomodándonos de mil modos distintos, esta aventura se transformaba en inolvidablemente perturbadora.

La infidelidad sería un peso eterno sobre mis espaldas...como así también  esta noche inesperada, en donde una extraña conexión había sucedido entre esta mujer y yo.

Manos movedizas, deseos reprimidos que salían a flote, emociones que parecían dormidas...todo afloraba peligrosamente.

Desempeñándome favorablemente, incluso para mi asombro, pasamos toda la noche gozando de lleno; sudados, caímos extenuados sobre el mullido colchón el cual nos encontró boquiabiertos y recuperando oxígeno.

Para cuando pude recuperarme, ella ya estaba completamente dormida.

Incapaz de moverla, simplemente me senté en el extremo de la cama a contemplarla por un rato; el subir y bajar de su pecho tranquilo distaba del corcoveo frenético de su cabalgata anterior.

Poniéndome el bóxer, tomé una de las botellas del frigobar (bastante bien surtido, de hecho) y me puse a pensar con frialdad en lo que acababa de hacer: "Tener sexo con una mina a la que no vas a ver nunca más en tu puta vida", refutó mi conciencia, extrañamente despierta a estas altas horas. Protestando un rato más con mi cabeza, busqué un papel en el cual le pudiera escribir brevemente lo mucho que lamentaba dejarla porque mi vida, tenía otro gran capítulo que resolver.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro