85

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— ¡Pero qué casualidad! ¡Los dos trabajaron en "American Group"! — Paola señaló tomando el CV de Astor. Yo fui incapaz de reaccionar.

— Sí, de hecho, ella fue mi empleada por un tiempo — aclaró él, de ligera barba, prolija.

Vestido con chaleco rasado azul noche y moño, era un muñeco de torta que yo deseaba comer a mordiscones.

¿Qué hacía acá? ¿Me había seguido?

— Sí. Fue mi jefe por un tiempo. Mucha casualidad — rematé y dejé que las cosas fluyeran...

------------

Para cuando la entrevista culminó, nos agrupamos en torno al hall de ascensores esperando bajar los 20 pisos de aquella imponente torre de oficinas a diez cuadras del centro de la ciudad, donde una tarde habíamos jugado con Astor a ser dos personas distintas. La misma tarde en que todo acabó de una manera tempestuosa.

— ¡Qué coincidencia! — repitió Astor —. Jamás pensé que nos volveríamos a ver, y menos, en una entrevista de trabajo.

— ¿En serio? — pregunté irónicamente —. ¿Es esto una casualidad realmente? — desconfié, molesta.

— ¿Por qué usas ese tono? — nos apartamos del grupo para hablar con mayor privacidad —. Estamos acá por puro azar. Hasta hace dos semanas estaba laburando en otro lado. Llevo dos años viviendo en Mar del Plata— tragué disminuyendo mi paranoia al escucharlo.

— Yo hace cuatro. Apenas me salió el divorcio me compre una casita acá.

— ¿Te divorciaste? —abrió sus ojos bastante sorprendido.

— Sí...— quise preguntarle por Clara, por su hijo, por otras mil cosas...pero el ascensor llegó y amablemente, me dejó subir.

Dentro de la cabina, no pudimos seguir conversando. Mucha gente se interponía, así como el tiempo había sabido separarnos. Para cuando bajamos, él avanzó rápidamente para ponerse a la par mía. Mi corazón bombeaba a mil por segundo.

— ¿Te gustaría ir a almorzar? — me tomó de la mano de imprevisto, generándome la misma electricidad que años atrás. Frente a frente, recorrí esos ojos de indescriptible color.

— Ehhh...sss...sí...sí...por qué no — le sonreí, subiendo mis hombros.

— ¿Sabés que seguís siendo tan linda como siempre?

— Y vos un chamuyero a prueba de balas — di una carcajada con fuerza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro