13

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Suspiré, era cuestión de tiempo que preguntara por algo así, sobre todo cuando yo, sin saberlo, ya conocía su historia.

-Te la contaré, luego te diré lo que quiero a cambio.- tomé aire y comencé a narrar como si de una de las historias mías se tratara.- Hace algunos años atrás, una niña vivía feliz en un pequeño pueblo en la base de una montaña. Una tarde, cuando la niña regresaba de jugar por el bosque, vio a lo lejos que su hogar estaba en llamas. Nadie supo nunca por qué, pero ella estaba segura de que había sido alguna especie de demonio que había comenzado ese fuego. Ella fue corriendo hasta el pueblo más cercano a pedir ayuda, pero cuando contó lo ocurrido, todos se rieron de ella y nadie le creyó. Incluso, por contar una historia tan graciosa, le pagaron unas monedas.

Tragué en seco y volví a respirar profundo para poder continuar.

-Cuando regresó, de su pueblo y familia no quedaba nada. Solo escombros y cenizas. Miró las monedas en sus manos y lloró frente a los restos de su casa. Allí, hizo la promesa de que viviría por todos ellos, que contaría su historia y que todos los conocerían. Desde entonces, vaga por los pueblos siendo una contadora de cuentos ambulante, pero esa historia es la primera que cuenta siempre en sus relatos...

Dejé de hablar, no podía decir nada más, el nudo en mi garganta me lo impedía.

...............

-Lamento haberte hecho recordar algo tan doloroso.- dije frunciendo el ceño.- Me parece muy noble que vivas por todos, nadie está fuera de este mundo mientras haya alguien que se acuerde de cómo vivió el otro. No tienes que contarme más, tranquila.

Me moví para tomarla un poco más firmemente de las manos, aún siendo muy suave con ella.

-Dime, A-Guāng, ¿qué es lo que puedo ofrecerte a cambio de mi curiosidad? Pide aquello que quieras, te daré lo que sea.- sonreí intentando que ella también lo hiciera a pesar de sus malos recuerdos.

..........

-No, está bien... quiero que entiendas que confío en ti como para contarte eso y que sepas que es mi historia.- me repuse de las ganas de llorar y solté un suspiro antes de volver a hablarle.- Entonces, si me vas a complacer. Solo te pido humildemente que me dejes ver bajo tu venda.

Me estaba arriesgando, pero no lo sentía tan mal hecho cuando él estaba tan dispuesto a lo que fuera.

Igual esperaba que no se molestara por eso, lo menos que quería era hacerlo enojar.

...........

-Si es eso lo que deseas, está bien... Pero recuerda que te pondría una condición, esta es que no te asustes cuando veas... mis ojos.- dije levantándome, pues, por mucho que deseara seguir apoyado en ella, esto merecía que me viera de frente.

Una vez supe que estábamos frente a frente, suspiré mentalizándome todo lo posible en ese pequeño momento que tan importante era para mí.

Llevé mis manos a la parte de atrás de mi cabeza para desatar la tela y la quité de mis ojos.

Los abrí ante ella, algo que nunca había dejado ver a nadie, mis ojos sin la venda que siempre los cubría.

-Esto es... Lo que queda de mis ojos.- dije tranquilo aunque en un tono mucho más bajo de lo que hubiera deseado.

Su silencio me estaba matando, era posiblemente la peor tortura que mi corazón había soportado hasta el momento.

..............

Me quedé en silencio todo el tiempo que él tardó en quitar su venda, pero no pude articular palabra cuando abrió sus párpados y me mostró sus cuencas vacías.

Me sobresalté, jamás había visto algo como eso. Me partía el corazón verlo así. Ni siquiera sabía qué decir.

Temblé ligeramente, y hablé con un sentimiento de lástima hacia él, pero no de repulsión.

-Que horror...- mi voz se escuchaba asustada y rota.

..............

-Sabía que tendrías miedo de esto, por eso no deseaba enseñártelo en un principio.- volví a tapar mis ojos con una expresión seria.- Sabía que no era buena idea que los vieras.

Mis labios ya no esbozaban sonrisa alguna, aquellas palabras que me había dedicado dolieron. Sabía que no era una imagen agradable pues me lo había imaginado muchas veces, pero escuchar aquello de ella dolió demasiado.

-Será mejor que nos vayamos, se nos hará tarde si perdemos demasiado el tiempo en cosas sin importancia.- dije levantándome y escondiendo mis manos en las mangas de mi túnica.

..........

Me sentí idiota. No era esa la intención de mis palabras. Era obvio que algo así lo lastimaría y aún así lo dije. ¿En qué estaba pensando?

Noté que retomaba el camino por sí solo y fue tras él con prisa.

-¡A-Cheng, espera!- él seguía caminando sin detenerse.- ¡A-Cheng, escúchame, por favor! ¡No fue esa mi intención!

..........

Esperé, cumpliendo su petición y me giré lo justo hacia dónde sabía que ella estaba.

-Tranquila, fue mi error. Vamos o se nos hará demasiado tarde.- dije aún sin expresión alguna en mi cara.

Aquellas palabras aún resonaba en mi cabeza, en mi pecho y en mi alma, me había dejado dividido por dentro.

Sabía que cualquier persona reaccionaría así al desastre que son mis ojos. Pero en realidad, no quería haber oído esas palabras.

-No te volveré a hacer pasar por ese horror, pero te agradecería también que nadie más lo supiera, solo tú y mi maestra lo saben.- dije dejando que ella caminara a mi lado si lo deseaba, aunque parecía querer mantenerse detrás de mí.

...........

Lo alcancé, pero no tenía el valor de quedarme a su lado, por lo que caminé detrás de él vigilando sus pasos todo el tiempo.

A-Cheng estaba muy diferente y lo sentía. En su seriedad, en su voz, en su silencio. Todo en él estaba distinto y me entristecía.

Porque sabía que era mi culpa. Me quedé así hasta que vi a lo lejos el próximo pueblo. ¿Así era cómo acabaría todo? Cierto, le había dicho que lo acompañaría al próximo pueblo, no el resto de su vida. ¿Y mi promesa? ¿Y la suya? ¿Acaso se mantenían?

-A-Cheng...- dije deteniéndome.- ¿Por qué dijiste cualquier cosa... si sabías que yo tenía curiosidad por preguntarte sobre tus ojos...? Y tampoco me has dejado explicarte el por qué de mi reacción... Estás siendo injusto y terco...

...........

-Dije cualquier cosa porque pensaba que estabas preparada, porque sabía que tu curiosidad no disminuiría. Porque no pensé que dirías que es un horror, aunque sé que no debe ser agradable a la vista de otros. ¿Por qué crees que siempre los cubro con una venda?- dije en tono bajo, serio, pero también anhelante, pues no quería que, con todo lo que habíamos pasado, todo terminara así.

Pero... ¿Terminaría? Le prometí no dejarla sola nunca, le prometí que la protegería y que me quedaría con ella en cada momento. Ella prometió lo mismo, ¿acaso aquí se separaban nuestros caminos?

-Si tanto quieres explicarme tu reacción hazlo, te escucharé.- dicho esto, me detuve, ¿había alzado la voz demasiado? Ya no escuchaba los pasos de ella. ¿Se habría detenido? ¿La habría asustado?- ¿A-Guāng? ¿Estás ahí? ¿A-Guāng?

.............

A-Cheng hablaba fuerte, en un tono y volumen que nunca había escuchado en él. Yo solo me quedé en el lugar mientras él avanzaba.

Sin darme cuenta, sentí a alguien acercarse por detrás de mí y cubrir mi boca. También me sujetaron brazos y piernas para que no me moviera.

Mientras trataba de liberarme, noté que A-Cheng se detenía. Tuve la esperanza de que hubiera escuchado lo que pasaba, pero no era así.

Esos tres maleantes se alejaban conmigo en absoluto silencio mientras A-Cheng solo decía mi nombre. Lloré, estaba rompiendo mi promesa, pero no podía responderle.

...........

En medio del silencio, escuché cómo algo caía, algo ligero, pero también con cierto peso. Me moví lo justo como para tomarlo del suelo, una especie de colgante o cinto era lo que había en mis manos, con una especie de sello.

Dudaba que fuera de A-Guāng, y acababa de escuchar cómo caía al suelo. Además, si fuera de ella, habría tenido tiempo ya de recogerlo y no era normal que no me respondiera.

Caminé y caminé por el pueblo, dejando que quien pasara por mi lado viera lo que había encontrado.

Un extremo lo até en la vaina de mi espada para que no se lo llevaran sin que me diera cuenta.

Estaba a la espera de que alguien reconociera el símbolo del colgante.

Rezaba porque ella no hubiera roto su promesa y, en el caso de que estuviera en peligro, no dudara de que iría a salvarla.

............

Los hombres que me habían separado de A-Cheng, me llevaron a una especie de almacén y me ataron de pies y manos para que no pudiera escapar.

-¡¿Qué quieren de mí?!- pregunté, pero solo conseguí que cubrieran mi boca con un pañuelo.

Allí me dejaron, sin poder salir o pedir ayuda. Me eché a llorar pensando que A-Cheng jamás se daría cuenta de lo que había pasado.

De seguro pensaba que lo había abandonado por la discusión. Solo recé entre sollozos porque él no fuera también capturado por esos maleantes y que pudiera seguir su camino tranquilo y sin problemas o que lo volvieran a herir.

............

Seguí vagando por el pueblo, con el colgante, mi única pista sobre el paradero de A-Guāng.

Entre mis pasos, escuché un murmullo, alguien estaba hablando en susurro sobre el colgante que llevaba conmigo.

-Disculpe... Busco al dueño de esto, ¿sabe dónde se encuentra?- pregunté tras haberme dirigido hacia los que tanto parlamentaban.

A base de insistir en total seriedad, conseguí que me dijeran el paradero de esa "banda de maleantes", lo llamó el hombre. Tuve que pagarle por las indicaciones, pero no me importó aún si fue la mitad de mi dinero.

Guiándome a partir de sonidos, me costó llegar al lugar, me había acostumbrado demasiado a la guía de A-Guāng en solo 3 días.

Por supuesto, al llegar nadie fue especialmente amable conmigo, más bien intentaron acabar con mi vida.

Sin el uso de la espada, sino con mis manos, los dejé inconscientes, ninguno de ellos logró herirme.

Mi enfado era mucho más que evidente y por ello estaba más concentrado de lo normal.

Llegué a una puerta, a mi derecha, mi mano tropezó con el pomo de la misma.

- ¡¿A-Guāng?!- dije tan alto como me dejaba mi voz.

..........

Escuché desde fuera cómo los bandidos hablaban de atraer al cultivador que viajaba conmigo y ofrecerle una recompensa por mí.

Lloré aún más, de seguro A-Cheng no quería ni saber de mí. Pero fue extraño, la calma de fuera se convirtió en estruendos, gritos y golpes.

No podía ver lo que pasaba y estaba aterrada, solo temblaba entre lágrimas sin saber qué hacer.

Del otro lado de la puerta, escuché su voz. Era él, A-Cheng estaba ahí. Me arrastré hasta la puerta y la golpeé con mi cuerpo como pude para que me escuchara.

............

-Entendí... Aparta de la puerta, te sacaré de aquí y todo habrá acabado.- dije con tono tranquilo y alegre al saber que ella estaba bien.

De varios golpes logré abrir la puerta y caminé unos pasos.

-¿A-Guāng? ¿Dónde estás? Haz algún ruido, por favor.

Ella así lo hizo y me acerqué para arrodillarme a su lado, soltando todas sus ataduras y abrazándola con firmeza, quizás demasiada.

-Pensé que te había perdido para siempre.- dije acercándola aún más a mí.- Lo lamento, no volveré a gritarte ni a enfadarme contigo, pero no me dejes solo... Jamás...

........

Cuando lo escuché, me aparté cayendo a un costado de la entrada. Me estremecí por el estruendo, pero estaba muy feliz de verlo.

Cuando entró, moví un saco con mis pies para que me ubicara. Me desató al acercarse y me abrazó con tanta fuerza como yo a él.

-A-Cheng, lo siento mucho... yo no debí decirte nada más... perdóname... No te dejaré, nunca... ni siquiera cuando me enfade...- esta vez lloré, pero de felicidad, estaba eufórica de ver que había ido a rescatarme, y, sobre todo, que estaba bien.

...........

-Me alegra tanto escuchar tu voz de nuevo. ¿Esos hombres te hicieron daño? ¿Te hicieron algo más que deban lamentar?- pregunté preocupado mientras acariciaba su pelo dulcemente.

Quería irme de allí lo más rápido posible, llevarla conmigo a donde estuviera a salvo. Quería pensar que los únicos monstruos que podía encontrarme en mi vida eran los malditos a los que me solía enfrentar, pero los humanos a veces, somos los peores monstruos aún estando vivos.

-¿Puedes caminar? Salgamos de aquí, te compraré lo que quieras, pero perdóname por haberme enfadado cuando yo sé que lo que viste en mi rostro no es fácil de asimilar. De verdad que lo siento, sé que te hice sentir mal y no logro perdonarme a mí mismo.- me levanté tomándola entre mis brazos, como si fuera una hermosa princesa, mi princesa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro