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-Estoy bien, mi princesa, no fue nada, solo un golpe.- dije sonriendo y acariciando su pelo al subir mi mano por su cuello, rostro y seguidamente su cabeza.- No me importa lo que digan de mí, pero no dejaré que nadie te llame mentirosa.

Tras acariciarla satisfactoriamente seguí la línea de su cuerpo hasta llegar a mi espada. La tomé y la coloqué en su sitio, en mi cintura.

-¿Todo está bien? ¿Recogiste tu dinero, mi hermosa doncella?- dije en una amplia sonrisa tomándola de ambas manos, mientras escuchaba a la multitud dispersarse, al menos ya no dudaban de la historia de mi bellísima A-Guāng.

.........

Su manera de pensar que me defendía a mí me hizo tragar en seco. Todo porque yo había comenzado a contar su historia. Aún así, su forma de enfrentar la situación con tanto valor, me hizo creer que no había nada que lo detuviera si se trataba de mí.

Le di su espada cuando la buscó en mi mano y luego miré alrededor cómo las personas se iban retirando ante la calma del momento.

-Si, hubo bastante... aunque no quiero pensar que me pagaron por el "espectáculo" de la pelea...- bajé la mirada y, tomando su mano, comencé a caminar nuevamente.- Si ya terminamos aquí... vámonos, A-Cheng... este pueblo no me gusta...

.....

-Dudo que las monedas sean por la pelea, yo diría que han sido tus hermosos cuentos los que han cautivado a toda esta curiosa gente.- dije caminando felizmente en la guía de ella. -Si no estás cómoda, será mejor que nos vayamos cuanto antes. Creo que hacia el Este hay un pueblo algo más grande, al menos si no recuerdo mal.- dije intentando escarvar en mis recuerdos.

Sonreí de nuevo y tomé con más suavidad la mano de la hermosa doncella que tanta alegría traía a mi vida.

-Me ha encantado escuchar las historias, creo que jamás me cansaría de ellas, aunque solo me contarás una cada día durante el resto de los días que me queden en este mundo.

........

Me dirigí a la salida del pueblo lo más rápido que pude mientras trataba de pasar desapercibido frente al burdel. Por suerte, a pesar de lo llamativo que era A-Cheng por sus ropas, nadie nos notó.

Pasé por cerca de unos vendedores y noté algo que podría ser útil. Busqué entre el dinero que nos habían dejado, por suerte no era caro.

-A-Cheng, espera un segundo aquí. Ahora regreso.- solté su mano por unos segundos y me dirigí a una mesa de ventas donde un hombre vendía telas y cintas. Compré una blanca y suave para mi compañero, pues sabía que no le gustaba estar sin cubrir sus ojos.

.......

-Esperaré, tomate tu tiempo, A-Guāng.- dije quedándome justamente donde ella me había dejado.

Ahora que sabía que no estaba a mi lado, acaricié la zona en la que aquel hombre me había golpeado, dolía un poco, pero no noté sangre, seguramente solo saldría un moretón por el impacto. En resumen, no había de que preocuparse.

Me quedé quieto, escuchando los sonidos que el pueblo dejaba en mis oídos, el jaleo de los vendedores y aún las voces de las cortesanas cercanas al burdel en el que habíamos descansado esa misma noche.

Tenía curiosidad, ¿qué habría ido a comprar A-Guāng?

.......

Regresé con él, pero no le dije que estaba de vuelta. Solo tomé su mano y en ella coloqué la suave tela. Esperaba emocionada su reacción al palpar su regalo.

No era mucho, pero sabía que no estaba totalmente cómodo mostrando algo que a él mismo no le parecía agradable y ni siquiera había tenido que verlo para sentirse así.

Solo me quedé mirándolo en silencio, expectante de su reacción ante mi regalo.

......

-¿A-Guāng? ¿Me has comprado una tela para los ojos?- sonreí automáticamente, emocionado por la gran atención que ella tenía, sabía que no me sentía cómodo sin la venda y rápidamente había comprado una para mí. -Eres realmente atenta, amable y perfecta, mi bella princesa.- dije agachándome.- ¿Serías tan amable de colocarla en mi rostro?

Aquello era una leve, adorable y firme muestra de confianza en ella. Sabía que ella deseaba ser útil, estaba en su naturaleza ser así, por eso confiaba en ella. Nunca tenía motivos ocultos.

......

Me sonrojé, tanto por su reacción ante mi regalo como por su petición posterior. Volví a tomar la cinta de su mano y me coloqué detrás de él.

Pasé la cinta por sobre su cabeza y la ubiqué en sus ojos con delicadeza para luego ir haciendo el nudo con suavidad.

-¿Está bien así? ¿No está muy apretado?- dije algo apenada de estar haciendo algo mal, pues nunca había necesitado de poner una cinta en los ojos a alguien antes.

........

-Esta perfecta, muchas gracias, mi dulce princesa. - dije tomando su mano de detrás de mi cabeza y haciendo que se pusiera frente a mí.- Estaría perdido sin tu ayuda o tu voz, sin tus manos que me guían. Sin ti a mi lado, me hubiera sumido en la absoluta soledad y oscuridad. Para mí, tu voz es la luz al final del túnel.

Aquellas palabras provenían ni más ni menos que del fondo de mi corazón. Era tanto lo que la amaba y adoraba que tenía que hacerle saber que mis sentimientos hacia ella crecían a cada segundo que mi mano tocaba la suya.

........

-Estás dándome demasiada importancia, A-Cheng. Solo quiero que te sientas cómodo.- dije sonrojada mientras volvía a tomar su mano para salir de aquel pueblo.

Todo estaba bien, al menos estábamos dejando atrás las malas experiencias de ese pueblo, pero cuando pasé por el tablón de anuncios en las afueras del lugar, la sangre se me heló y me detuve en seco al ver lo que anunciaba.

Miré con miedo a A-Cheng, lo menos que quería era apagar la tan gran felicidad que estaba experimentando conmigo, pero no me sentía en lugar de ocultarle nada. Me vi en la disyuntiva de no saber qué hacer.

.......

-¿Qué pasa, princesa? Todo está bien? ¿Ves algo importante? ¿Algún problema?- me había quedado alerta su repentina parada.

Me estaba poniendo nervioso que no dijera nada, que tardara tanto en responder. Se estaba debatiendo en sí decirme o no lo que estaba viendo.

-A-Guāng, por favor, dime lo que tus hermosos ojos ven, cuéntame qué pasa por tus tiernos pensamientos. Nada de lo que digas hará que me enfade, te lo prometo.- dije para intentar calmar su debate, para que no vacilara en decirme qué ocurría a nuestro alrededor.

......

Volteé a él con miedo en la mirada, y apreté su mano por el sentimiento que atacaba mi corazón.

-A-Cheng... tienes que ser fuerte con esto...- comencé a decir.- En el tablón de anuncios... hay uno... que dice que Xue Yang... escapó de prisión... y está suelto cerca de estos pueblos...

Tragué con dificultad al decir aquello, un poco temerosa de la reacción de mi compañero cultivador, pero sabía que esa información lo afectaría. Esa persona era la causa de todos los males de la vida de mi querido A-Cheng.

......

Mi sonrisa desapareció de mi rostro, sin decir siquiera a dónde se iba acompañada de mi felicidad. Lo único que sé es que se fueron lejos de mí cuerpo, sumiéndome de nuevo en la seriedad que antes de conocer a mi hermosa princesa me caracterizaba.

-Rezaremos porque la suerte no lo cruce en nuestro camino.- dije con la voz más seria de lo que me hubiera gustado.- Ese infame asesino debería estar muerto hace ya un tiempo. Vámonos, princesa mía.- dije intentando calmarme un poco.- Prometo que, sea quien sea el que se nos cruce en el camino, te mantendré a salvo, no pienso perderte a ti también.

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