❼ Conexión

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El apartamento de Jimin era acogedor, al menos eso opinaba Taehyung. Las paredes estaban llenas de cuadros de un pintor el cual el cantante apenas conocía. También habían algunos artículos enmarcados colgados en la pared.

—Éste es mi hogar —habló el rubio cuando cerró la puerta —. Estoy casi seguro que tu apartamento es tres veces más grande y tiene más cosas pero-

—Está bien, MinMin. Es lindo. —dijo con una sonrisa sin mostrar sus dientes. El rubio no pudo evitar devolverle la sonrisa. En realidad estaba enamorado de ese hombre.

—Entiendo —dijo y se quedó en silencio por unos momentos. No sabía qué demonios hacer con ese hombre en su casa —. Taehyung, antes de salir de la cafetería, mencionaste que quieras decirme algo. ¿Qué era?

Los ojos oscuros se posaron sobre los labios de rubio, se acercó a él lentamente y una vez más, el fuego dentro del cuerpo del menor comenzó a arder. Comenzaron a retroceder paso a paso, el cuerpo de Taehyung ejerciendo una gran presencia en la sala del apartamento.

Jimin boqueó y miró al Dios del Rock que tenía enfrente, sintió que el aire se le iba y las ganas de besarlo y enterrar su lengua en la cavidad bucal contraria eran cada vez mayores.

—Sexo. Amor —el menor chocó contra el sillón y cayó de un sentón sobre este. Inmediatamente, se levantó quedando a centímetros del otro —. Jimin, abre la boca.

Confusión. Eso era lo que sentía el entrevistador en ese momento, pero vaya, no podía desobedecer al chico que lo tenía vuelto loco. Entonces, abrió la boca ligeramente.

—Más grande, bebé. —pidió el azabache al momento de abrazar con su brazo al chico rubio por la cintura. Al sentir su tacto, sé sintió consumir por la lujuria, abrió la boca aún más grande y recibió una mirada lasciva por parte del más alto.

Kim introdujo su lengua en la boca contraria con un toque muy sensual, acariciaba su cintura con necesidad y saboreaba cada rincón de la boca del contrario. Las lenguas comenzaron a jugar entre ellos dos; los ojos del rubio se cerraron mientras disfrutaba del suave y dominante acto de su... lo que sea que fuera.

¡Oh dios!

Lo único que quería Park Jimin era ser tomado en cuerpo y alma por aquel chico dueño de cualquier escenario. De verdad lo desbaba tanto, así que profundizó aún más el beso.

Beber de la saliva del contrario era lo único que necesitaban, era como el elixir de la vida para ambos. El fuego comenzó a subir de intensidad cuando las manos suaves del delgado chico subieron por los abdominales contrarios.

—MinMin, quiero tener sexo contigo. Pero también quiero descubrir qué mierda es el amor, sólo contigo. —la cantidad de hormonas que flotaban en el aire eran embriagantes para ambos. La ropa sobre la piel comenzó a quemarles y Jimin no tardó en deshacerse de la camisa del cantante.

—Tae, yo te puedo enseñar. Puedo ayudarte con lo que desees, pero déjame hacerlo.

—Jimin, bebé, te dejaré hacer lo que quieras. Pero justo ahora... —el azabache jadeó y lo miró seriamente a los ojos —, te voy a follar. Te voy a coger, tan fuerte que vas a olvidar por completo tu nombre. ¿Sabes por qué?

Jimin ya se sentía duro con esas palabras, en realidad ansiaba volver a sentir el cuerpo del hermoso hombre que tenía en frente. Quería volver a unir sus belfos en un caliente beso, necesitaba meter su lengua en la boca del mayor.

—¿Por qué? —preguntó con el corazón agitado y los ojos cerrados. Necesitaba entregarse por completo a ese chico.

—Porque me gustas, Jimin. Porque quiero joderte y puedo hacerlo; tú eres lo único que necesito en este momento, ¿sabes? —habló en su oído de una manera extremadamente sensual, logró que toda la piel del contrario se erizara y se sintiera al borde del abismo del placer.

El rubio asintió frenéticamente y pasó sus manos por el torso desnudo del que quería que fuera su pareja. Sin embargo, entre toda la excitación había cerrado los ojos, Taehyung aprovechó esto para levantarlo ligeramente del suelo y estrellarlo contra la pared.

—Ah- Tae, ¿qué haces? —preguntó al notar que los ojos profundos lo miraban, había algo en esos ojos, era fuego, literalmente tenía una mirada que quemaba. Kim juntó sus manos con las de su pequeño chico y las alzó contra la pared, de modo que presionaba las delgadas manos contra ésta y le quitaba movilidad.

El menor se deshacía en jadeos de excitación y aún no había sido tocado por el contrario. Gritó aguda y fuertemente cuando la rodilla del cantante se presionó contra su erecto pene, en cual seguía dentro de ese pantalón negro. Comenzó a frotarlo con insistencia y el rubio gemía fuerte, la saliva comenzó a escurrirse por los lados de su boca.

—Mírate, amor. Sintiéndote tan necesitando porque el dios del sexo te folle, ¿no es así? —preguntó antes de lamer el rostro de Jimin y retirar toda la saliva que caía de su boca.

—Sí, sí Taehyungie... —sólo eso bastó para ser cargado de nuevo y sentado sobre el grueso y fuerte muslo del cantante, la rodilla de éste fue a presionarse contra la pared. Jimin se sentía al borde del orgasmo, sus testículos se presionaban placenteramente contra el muslo del contrario y trataba de hacer que su pene hiciera fricción también para buscar su orgasmo.

—El simple hecho de verte de esta forma me puso mucho más grande y duro, Jimin. ¿Qué te parece si metemos estos veintiséis centímetros por tu culo? —un gemido fuerte se escuchó y el pantalón negro del rubio se mojó de semen.

—Hazlo, Tae. Por favor. —rogó antes de lamer el rostro del otro, toda la mandíbula la recorrió con su lengua y paró en la boca. Taehyung comenzó a succionar la traviesa lengua del contrario con tremenda experiencia; los brazos del menor se abrazaron a la espalda contraria.

—Amo que seas así. —el mayor sonrió cuando terminó de mamar la lengua del contrario. Se separó de él y le dió la vuelta de una manera brusca. Jimin azotó contra la pared y su mejilla se presionaba mientras que Kim juntaba sus caderas contra su abultado trasero.

Las expertas manos recorrieron la cintura contraria por debajo de la camisa blanca, el abdomen del menor se contraía con fuerza y no dejaba de gemir al sentir el pene erecto del otro. Finalmente, el mayor se apiadó de él y desabrochó los botones del apretado pantalón; como ya era su costumbre, tomó el borde de éste y lo bajo con una fuerza impresionante.

Arrancó con hambre la ropa interior negra —que estaba empapada de semen— y la dejó en los tobillos del chico al que le temblaban las piernas.

Se relamió los labios al observar ese pequeño orificio que se contraía por la excitación y comenzó a pasar sus manos de abajo hacia arriba por las delgadas y hermosas piernas de su pareja. Subió a los testículos y los apretó logrando que el menor abriera la boca y un gemido lastimero saliera de su garganta.

—¡Taehyung! —gritó al sentir tal placer, su rubio cabello caía sobre sus ojos y le era imposible voltear a ver al tremendo hombre que tenía detrás —. ¡Oh por Dios! —volvió a sentir el fuego en su interior cuando un músculo húmedo de abrió paso dentro de su ano. Taehyung estaba usando su lengua para prepararlo.

Park ya no aguantaba mucho más, sus piernas flaqueaban pero el agarre que mantenía el azabache en sus muslos lo sujetaba de pie. Sin duda, era la segunda mejor noche de su vida, porque la primera fue cuando Kim hizo su debut en solitario.

—Por favor, Taehyung. Ya estoy listo, pu-puedes entrar —soltó entre suspiros y gemidos agudos. El mayor se separó y dejó una marca en el redondo trasero de Jimin con una nalgada.

—¿Tienes condones? —preguntó abrazándolo por la espalda, después dejó un beso en la mejilla roja. Jimin asintió y señaló su habitación —. ¿Tendremos que ir hasta allá? ¿Puedes moverte? —el rubio bufó divertido y corrió hasta su habitación. Kim sonrió alzando una ceja al mismo tiempo que presionaba su lengua contra su cachete.

Una vez en la habitación, Jimin se lanzó a los brazos del mayor y atacó su boca con necesidad y amor. Taehyung lo tomó por la cintura y correspondió el beso; sin embargo, encontrar los condones ya comenzaba a ser una necesidad, el miembro del azabache ya no aguanta estar encerrado en sus pantalones.

—¿En dónde están? —preguntó al separarse del rubio que cayó sobre la cama con las piernas cerradas y fuego en sus ojos.

—Sobre el estéreo. —con rapidez y algo de torpeza, el artista tomó un condón y presionó el botón de encendido. Entonces AC/DC comenzó a sonar con la canción “Highway to hell.” Los dos chicos se sonrieron cómplices y el rubio se acercó de nuevo.

—¿Lo tenías planeado?

—Claro que no. Pero ahora, deshazte de los pantalones. —ordenó mientras abría él preservativo con los dientes. Jimin no tardó en deshacerse del pantalón contrario y de nuevo, Kim no estaba usando ropa interior. Se colocó el condón rápidamente y dió un salvaje beso en la boca del otro chico —. En cuatro, Jimin.

El menor obedeció y subió su trasero a la altura de la cadera del mayor; el rubio sobre la cama mientras que Kim estaba de pie. La mano tatuada del mayor se colocó en la cadera del rubio y lo sujetó fuertemente.

Comenzó a entrar lentamente al principio, el hinchado glande goteaba de pre-semen y no pudo controlarse más, desde la punta hasta la base, entró de una sola estocada. El periodista gritó y tomó la sabana con su mano, la apretó cómo si su vida dependiera de ello.

—¡Taehyung!... Dios mío.

—Así es amor, sigue gritando mi nombre. —habló antes de comenzar a acelerar sus certeros movimientos.

La situación era perfecta; después de haberse deseado como desesperados más de una semana, por fin estaban juntos. Park estaba perdido en el placer que le proporcionaban las embestidas del otro; los gemidos y jadeos del menor se mezclaban junto con las canciones preferidas de rock y Taehyung se sentía completo.

Tal vez era Jimin y el rock lo que lo completaba. Hasta el día de su debut, él sólo había vivido por el rock y por su carrera; jamás pensó en el sexo como algo hermoso, simplemente era su manera de pasar el tiempo.

Pero con este periodista, todo era tan diferente; la música volvía a sonar bien, el sexo se sentía lo más delicioso y preciado del mundo, los gritos que soltaba Jimin cuando el gran falo del artista tocaba su próstata eran la música más dulce del mundo.

Pronto el sonido fuerte del trasero del menor impactando contra la pelvis del mayor mientras su pene se perdía entre las tersas paredes de su ano se hizo presente. Kim no podía despegar su vista del acto, amaba ver cómo el hermoso orificio del periodista se amoldaba de la manera más perfecta a su pene.

Lágrimas inundaban los ojos de Park, pero eran lágrimas de placer puro, su punto dulce estaba siendo torturado una y otra vez, la mano tatuada en su cadera lo hacía sentirse tan bien. Mantenía la boca abierta al escuchar el chicloso sonido de la penetración y su mentón estaba lleno de saliva.

Las manos del mayor recorrían la hermosa espalda del Jimin, lo acariciaba con ternura para tratar de que se tranquilizara. El cuerpo del menor temblaba bajo su tacto y se retorcía.

—Tae-hyung- Ah- —apenas podía hablar con la voz rota, tenía un enorme nudo en la garganta y por momentos olvidaba respirar. El placer lo estaba consumiendo por completo, no podía formular otra palabra que no fuera la del hombre que lo estaba follando.

—Me encantas, Jimin —los movimientos del mayor se hicieron cada vez más lentos, quería que el rubiecito lo sintiera entero; quería sentir cada rincón de su interior. Los movimientos lentos de cadera eran impresionantes, Jimin por fin pudo respirar pero sentía cosquilleos en su abdomen bajo.

De verdad podía sentir el gran falo del cantante presionarse contra su abdomen. Su pene no dejaba de gotear y necesitaba atención desesperada. Jimin no estaba del todo seguro, pero sabía que le había dicho “te amo” al cantante, y fue cuando los movimientos volvieron a ser mucho más rápidos y desgarradores.

El mayor tomó al bajo por el abdomen y lo obligó a levantarse; la espalda del pequeño estaba contra el bien formado pecho del otro. De esa manera, iba a ser aún más placentera y profunda la penetración.

—Yo también, MinMin. Cada centímetro de ti me tiene enamorado. —habló antes de tomarlo por el mentón y besarlo en los labios, las salivas se mezclaban y los gemidos eran recibidos por la boca del azabache.

Cuando se separaron, Jimin se sentía al borde del desmayo; Kim pasaba sus manos por todo el cuerpo del contrario, su tacto quemaba demasiado.

—¿Lo sientes, Jimin? ¿Sientes ese fuego en tu interior que te quema? Soy el único que puede lograr eso. —habló en su oído antes de morderlo y llevar su mano tatuada a la erección del otro. Comenzó a masturbarlo y no faltó mucho para que los chorros de esperma de un color blanco salieran disparados.

El azabache de ojos de tigre también se sentía cerca del orgasmo, así que con el chico aún temblando debajo de él, salió de su interior y deslizó el preservativo para después arrojarlo al suelo.

Se masturbó salvajemente viendo cómo Jimin temblaba y gemía por todo el placer que le brindó el sexo experimentado que le había dado. Comenzó a liberarse y a manchar el cuerpo de su —ahora— pareja.

Ambos cayeron rendidos sobre la cama y el rubio se abrazó al torso del mayor inconscientemente. La verdad es que su estado era un completo misterio para el mayor, en realidad parecía al borde del desmayo. Sin embargo, con la canción “I Want to Know What Love Is”, Kim lo abrazó fuerte y entrelazó sus manos.

Tal vez por fin iba a lograr ser feliz; tal vez todo el amor que perdió cuando cumplió su sueño se lo iba a devolver este hermoso chico rubio que le robó el corazón. Que hizo que todas las letras melosas de los grupos de rock cobraran sentido y que el sexo se volviera diez veces más placentero.

—Te amo, Park Jimin.

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