CAPÍTULO 8 - Fotos.

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Caminaba por los pasillos con Donna y Lauren, Hemily ha estado algo alejada del grupo, su excusa es que tiene muchas actividades por ser la última semana de clase, y la entendemos esta semana ha sido horrible para todas, les conté que pase la tarde de ayer con Gadreel, y que no fue desagradable.

- Me parece a mí o ya no te cae pesado Gadreel - comenta Lauren.

- No, ya lo puedo medio tolerar, no sé de donde sale tanta paciencia - le digo mientras toco mis sienes.

- ¿alguna información que ayude para tu investigación? - pregunta Donna.

- No - dije frustrada - en el parque me hablo de su infancia, en la casa de sus amigos me distraje con la motocicleta, luego conversamos, esperen, esperen - detengo la caminata, al recordar algo.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? - pregunta Lauren mientras mira al piso en busca de algo.

- Recordé algo - las miro - ellos se reunieron a hablar lejos de mí, hablaron sobre un sabotaje o algo así, que algo llego vacío.

- Puede tratarse de una fiesta y las cajas de licor llegaron vacías, o algún proyecto - dice Lauren encogiendo sus hombros.

- No lo sé, creo que se trata de algo más - habla Donna.

- Pienso igual, pero no tengo pruebas de nada, ni siquiera actúa sospechoso - vuelvo a caminar.

- ¿entonces? ¿Qué harás? - la miro y suelto aire ruidosamente.

- no sé cómo buscar pistas, no tengo idea de que se trata, no le puedo preguntar porque se supone que no escuche la conversación, además de que sería muy sospechoso, no tengo respuestas de nada - mi frustración es muy evidente.

- ¿Qué paso con la señora del barrio peligroso? ¿la haz vuelto a ver? Aún no sabes que hacia el papacito de Bakir ahí, te puede dar respuestas - habla Lauren, mientras revisa el barniz de sus manos.

- ¡Lauren! - le digo casi gritando y me mira asustada - Eres una puta genio, no había pensado en ella - la abrazo.

- Tienes razón Lauren, pero la última vez no fue de mucha ayuda, tiene miedo y casi no habla por lo mismo - comenta Donna.

- La primera vez no conocía a Nayana, esta vez si la conoce y tiene esperanzas puestas en ella, para que hable hay que usar un poco de psicología - amo cuando la parte racional de Lauren sale.

- Puede servir - Donna me toma por los hombros - Nay tu eres una manipuladora de primera, debes sacarle provecho y traer información que sirva - finjo que me ofendí.

- Nunca he manipulado a nadie en mi vida, ellos hacen lo que pido porque quieren - me excuso mientras cruzo mis brazos, súper ofendida.

- Sabes muy bien que no es cierto, ves que dudan, lo usas a tu favor, y con tu encanto los convences de hacer lo que pides - la apoya Lauren y la miro con sorpresa.

- Es momento de que lo perfecciones, para obtener información que sirva y avanzar un poco - continua Donna.

- Bien, lo hare - me resigno porque sé que tienen razón - nunca he manipulado a una anciana.

- Tómalo como un reto - dice Lauren, mientras revisa su celular. - además si lo has hecho, con tu abuela lo haces todo el tiempo.

- No es lo mismo, con mi abuela es muy fácil - le aclaro - pero me encantan los retos, así que acepto.

- Cambiando de tema, este viernes es la inauguración del nuevo edificio de mi padre, quiero que me acompañen, yo pago todo, vestido, calzado, estilitas, no quiero estar en sola en el evento - nos suplica - me resultan aburridos, gente millonaria presumiendo su dinero.

- Acaso eso no es lo que tú haces - se burla Donna.

- No, claro que no - dice ofendida - bueno si, pero no como ellos, yo tengo más sentido común - se defiende.

- No tengo nada que ser el viernes, ya terminaron las clases así que no tengo trabajos por cuales preocuparme, yo voy - le digo.

- También iré, no hay nada mejor que criticar a millonarios que fingen ser perfectos - se apunta Donna.

- Las veo dentro de dos días - Lauren se despide lanzando besos al aire.

Salimos del campus dejando las preocupaciones de este semestre para abrazar la libertad que te dan las vacaciones.

(***)

Estaba acostada con mi cabeza apoyada en las piernas de Donna, estábamos en mi habitación, decidió quedarse un rato para ayudarme con la visita a Madellen, practicamos diferentes situaciones, mis expresiones, mis encantos y mi lado tierno, algo difícil de creer pero es cierto, si me lo propongo puedo llegar a ser la persona más tierna y amorosa del mundo, como no me lo propongo pues no me sale, así de simple.

- Muy bien, con eso creo que lo conseguirás - me dice - ahora una pregunta importante ¿le dirás a Max que iras?

- Si claro - le contesto tomando un poco de la botella de agua, ella me pasa mi celular - ¿ahora?

-Así es, manipula a Max para que no te acompañe o se preocupe - me mira con una ceja alzada.

- Oh mierda, eso será difícil - tomo el celular y marco su número.

Max es la segunda persona que casi no puedo manipular, la primera es mi madre y la tercera Donna, me conocen desde siempre prácticamente, se saben todos mis trucos, me siento algo nerviosa no lo voy a negar.
Primer pitido, segundo, tercero, cuarto, al quinto contesta y lo coloco en alta voz.

-Hola Maxi

- Hola bichita, ¿Qué sucede?

- Nada de lo cual debas preocuparte.

- Cuando dices eso te refieres a que debo preocuparme.

Mierda, está saliendo pésimo, miro a Donna la cual me hace señas para que siga hablando.

-Tengo días sin saber de ti, me cambiaste por Anny, ni un mensaje me envías - le reclamo.

-No, no eso no es así, he estado ocupado - se excusa.

-¿ocupado? ¿Cuándo has estado ocupado para mí? - finjo que me lastima.

- La situación es diferente.

- Claro, la prefieres a ella, si bien recuerdo me dijiste que nada iba a cambiar que seriamos los mismos de siempre.

- Discúlpame si, te prometo estar más pendiente de ti.

Donna me alza los dedos en señal de que voy bien.

- No sé si creerte, dijiste que nada cambiaria y aquí estamos, hablando de tu olvido.

- Te lo recompenso ¿sí? ¿Qué quieres que haga por ti o que hagamos?

Bingo, lo que quería escuchar.

- Tengo pensado ir otra vez para donde la Sr. Becket y quiero ir sola - suelto, nerviosa por su respuesta.

- No, no, eso sí que no - se niega de inmediato.

- Es lo que quiero, ¿volverás a romper tu palabra?

- Nayana es muy peligroso, no puedo dejarte ir sola.

-Se defenderme, no me inscribieron en defensa personal por nada, claro que puedes, ¿acaso no crees que pueda defenderme sola? - hablo con voz dolida.

- Si lo creo, pero... - no dejo que termine.

- ¿pero qué? Di que no confías en mi - finjo que voy a llorar.

-No, confió en ti, no vayas a llorar por favor. - su voz suena preocupada y sonrió.

-No, no lo haces, ¿Dónde está mi Max? El que me apoya en todo, me anima, me dice que puedo hacer todo lo que me propongo, lo quiero de vuelta - finjo un sollozo.

- Estoy aquí, discúlpame Nayana, sé que he sido un pésimo hermano estos días, confió en ti, si quieres ir sola está bien pero mantenme al tanto, me escribes cada media hora, si estas en problemas me envías tres puntos y voy de inmediato - ahí señores la respuesta que buscaba.

Donna me aplaude silenciosamente y da saltitos de alegría.

- Gracias, está bien te escribiré, no te olvides de mí, te amo mucho - me despido.

- Nunca lo haría, te amo mucho más bichita - responde y termino la llamada.

Grito de la emoción y acompaño a Donna con sus saltitos, luego hago una danza de la victoria.

- Estas más que lista, tu manipulación es casi perfecta - me felicita Donna.

- Por un momento pensé que me descubriría, que me diría que no lo manipularía, pero la culpa lo hizo no darse cuenta - confieso.

- Es el mismo método que debes usar con Madellen, la culpa la hará hablar, pero con ella debes meterle un poco más de presión, que sienta tanta culpa que acepte ayudarte en tu investigación - me aconseja.

- Me encanta tu lado malvado y cruel - le digo con una sonrisa.

- Aprendo de la mejor - me hace una reverencia.

- Me haces sentir tan orgullosa - finjo que lloro de la felicidad, mientras limpio mis lágrimas con un pañuelo más falso que ellas.

Nos reímos, luego de escoger la ropa que me pondré, hacer el cambio de teléfono y alistar la mochila, nos sentamos en el piso a hacernos la manicura y pedicura.

- Nayana - me llama pero no la miro porque estoy súper concentrada aplicando el barniz de uñas.

-Dime - le contesto.

- ¿Jerry te ha dicho algo sobre el sujeto del callejón? - pregunta, me había olvidado de ese tema.

- No mucho, solo me dijo que en las cámaras no aparece nadie, que no me preocupe que lo más probable sea un nuevo admirador - respondo.

- Si lo más probable que así sea, pero debes tener cuidado de todas formas.

- Tranquila, se cuidarme de ellos, además Jef no permitiría que algo me pase. - le recuerdo.

- A veces me pregunto porque Jerry te cuida tanto - deja de aplicarse barniz y voltea a mirarme - ¿tienen una aventura? - pregunta y suelto una carcajada.

-vNo, como crees - le digo riendo con expresión de horror - Jerry me ve como a una hija, no voy a negar que sería un perfecto suggar daddy, pero lo veo como un segundo padre y seria súper raro - le aclaro uniendo mi entrecejo.

- No sería raro, existen muchas relaciones de jefe y empleada - dice encogiendo los hombros.

- Para mí lo seria, no tengo una aventura con Jerry, ni la tendré, fin del tema - le dije mientras cerraba el embace del barniz y me levantaba para ir por la toalla.

- Ok, ok, si tu no quieres, yo si - dice y volteo a mirarla con sorpresa.

- ¡Donna! - le grite.

- ¿Qué? el señor esta bueno - dijo encogiendo sus hombros.

- Hare como si no escuche eso - entre al baño para ducharme.

Tome una ducha de aproximadamente diez minutos, me vestí con lo que habíamos elegido, si, lo hice frente a Donna, nos conocemos desde hace años para estos tiempos no hay nada que no hayamos visto.

Se ofreció a llevarme al barrio peligroso, lo cual acepte gustosa, de verdad ya me está molestando tener que usar todo el tiempo el autobús, usare mis ahorros para comprar un auto, el departamento puede esperar un poco más.

- Gracias, nos vemos al rato - me despedí bajando del auto.

- Está bien, ya sabes Nay, cualquier cosa me avisas, estaré cerca - me dice con preocupación, asiento en respuesta.

Cruzo la calle, los nervios de la primera vez que vine se apoderan de mí, volteo y Donna sigue ahí, camino un poco más rápido al ver gente detrás de mí, me dirijo hacia la calle de Madellen, y pareciera que estuviera viviendo un deja vu, está sentada en su jardín al igual que ese día, al verme se levanta y me hace señas para que camine un poco más rápido, al llegar me lleva a dentro.

-Niña, pensé que no vendrías más - me abraza y me quedo estática - han pasado varias semanas.

- Hola señora Becket, también me alegra verla - le devuelvo el abrazo, y me separo a los pocos segundos.

- Cuéntame ¿cómo te va con tu investigación? - me pregunta.

- Bien, no he avanzado mucho pero todavía no me rindo - le contesto, mientras nos dirigimos a su sala.

- Esa es la actitud de los ganadores - me dice y suelto una risita - ¿quieres café o té?

- Té, por favor.

Se va a la cocina, le hecho otro vistazo a la sala y noto algo diferente, hay fotografías, me acerco a observarlas, son de un niño moreno claro, cabello crespo, ojos marrones claros casi ámbar, su hijo lo más seguro. Camino por el lugar mirando cada fotografía, la mayoría son en el jardín de esta casa, cuando estaba más cuidado, algunas con Madellen, me senté en el sofá luego de ver las fotos, en la pequeña mesa del centro había otra fotografía la cual llamo mi atención, la tomo para verla mejor, eran dos jóvenes abrazados con pañoletas cubriendo la mitad de su rostro, señalaban el cielo con su dedo índice, uno era el hijo de Madellen y otro chico era tenía el cabello castaño o así parecía.

- Toma el té, querida - habla Madellen haciendo que de un pequeño brinco, no escuche que se acercaba.

- Gracias - coloco la fotografía en su sitio, para tomar la taza - disculpa, no quería ser irrespetuosa.

- Tranquila, las coloque gracias a ti - toma asiento quedando de frente.

- ¿a mí? - pregunte confundida.

- Si mi niña, ese día me ayudaste a ver mi pasado de forma diferente y estoy aprendiendo a entender que no todo es mi culpa - confiesa, mi expresión de asombro se hace presente.

- No pensé que mis palabras fueran de mucha ayuda, no creo que haya sido por mí - exprese y lleve las manos a mi rostro, la mayoría de veces mis palabras son para herir, no para ayudar, esto es nuevo.

- Lo fueron, estoy gradecida contigo por ello, estoy empezando a aceptar que la muerte de mi hijo no es mi culpa y lo quiero recordar con sus mejores momentos - quita las manos de mi rostro para que la mire - Gracias.

- Bueno dije que la ayudaría y al parecer ya lo empecé hacer - dirijo mi mirada a la foto de la mesa, tengo ganas de preguntar por ese recuerdo pero no quiero ser inoportuna.

- Eran muy buenos amigos - dice leyendo mi mente - ese día llovió fuerte, llegaron empapados, les dije que pasaran que se iban a resfriar - sonríe con melancolía - pero como era de esperarse no me hicieron caso, parecían niños jugando en la lluvia, me pidieron que les sacara una foto para recordar el momento.

- ¿Por qué las pañoletas? - pregunte, se me hacía extraño.

- Como sabes mi hijo estaba en malos pasos, su amigo igual, los que pertenecen a ese mundo deben utilizar esa pañoleta, para reconocerse entre ellos - me explica.

- Sabe mucho de ese mundo Sr Madellen.

- Tengo muchos años viviendo aquí, mi hijo al pertenecer a él me dio a conocer muchas cosas - tomo de su té y me extendió un plato de galletas el cual no había visto.

- Se ven felices en esa foto, podría apostar que sonreían - digo con mi mirada en la foto.

- Claro que lo hacían, esos chicos eran un caso - ríe mirando de igual manera la foto - me hacían salir de mis casillas pero me hacían reír con sus ocurrencias.

- Ya lo imagino - tomo una galleta y miro todas las fotos del hijo de Madellen.

¿Qué hubiera pasado si siguiera vivo? ¿Cómo sería él? ¿Me hubiese caído bien?
Tantas preguntas de las cual no conseguiré respuesta, lo increíble de la muerte es que nos deja muchas preguntas sobre las personas que no conocemos, nos deja con ganas de poder saber cómo pensaban, como actuaban, porque hacían lo que hacían, o simplemente como murieron, al final la muerte termina siendo una gran duda.

- Como lo extraño - habla la Sr Becket sacándome de mis pensamientos - a veces siento que escucho su risa o que entra diciendo que ya llego - las lágrimas se asoman a sus ojos.

- ¿Cómo murió? - esa pregunta me la puede responder ella - si no me quiere contar lo entenderé perfectamente.

- Si supiera te lo diría - contesta y la miro con confusión - su amigo un día llego repleto de sangre diciendo que los habían atacado, que se defendió como pudo logrando escaparse, me dijo que busco a Brandon por todos lados, pero no lo consiguió y vino para acá a ver si estaba aquí - las lágrimas bajaban por su rostro pero no se veía alterada, estaba muy calmada comparando con el otro día - habían cortado la luz de todo este lugar ese día, lo ayude a esconderse, le cure las heridas, esperamos toda la noche a Brandon pero nunca llego, al otro día el chico se fue a buscarlo apenas amaneció - solloza - regreso al medio día con una sola noticia, mi hijo ya no estaba con nosotros.

- Lo siento mucho Sr Madellen - la abrazo, las historias de la Sr Madellen siempre logran conmoverme.

- Nunca supe que fue lo que le paso o como murió - me aparto para escucharla - tenía la ilusión de que no fuera mi niño, pero era él, cuando lo vi en el ataúd, se veía como si estuviese dormido con un traje negro, sin rasguños o cortadas en su rostro- vuelve a sollozar.

- ¿No pregunto qué le ocurrió? - me causa mucha intriga que no sepa sobre su muerte.

- Si lo hice pero nunca obtuve una respuesta - contesta levantándose a buscar un pañuelo.

- ¿No quisiera averiguar lo que ocurrió? - pregunte - siento que saberlo le ayudaría a encontrar la paz que necesita.

- Claro que quiero pero tengo 68 años ya no estoy para eso - dice mientras se sorbe la nariz.

- Yo podría ayudarla - me ofrezco.

- No, no claro que no, es muy peligroso - se niega de inmediato.

- No necesariamente me tengo que involucrar en esos asuntos, puedo buscar otros métodos - trato de convencerla.

- Agradezco tu gesto mi niña pero... - no termina la oración, porque el sonido de golpes en la puerta llama nuestra atención.

- ¿Espera a alguien? - pregunto.

- No, solo puede ser una persona, ven debes esconderte - me toma por el brazo y me lleva a la cocina. - escóndete a un lado de la nevera hay un pequeño espacio - me señala el sitio.

Trato de entrar al angosto especio lo más rápido posible, Madellen se veía bastante nerviosa, lo que hacía que yo estuviera de la misma forma.

- Bien, no salgas hasta que venga a buscarte y no hagas ruido - me informa para luego irse a abrir la puerta.

La escucho caminar, llevo mi mano a mi boca tratando de que mi respiración agitada no sea tan ruidosa, pasan unos segundo cuando escucho la puerta abrirse.

- Buenas tardes tía Ellen - dice un sujeto - ¿Por qué demoro tanto en abrir?

Un momento ¿tía Ellen?, ella me dijo que no tenía más familia.

¿me mintió?

- Hola mi pequeño, estaba en el baño cuando tocaste - le contesta.

Al parecer es buena con las mentiras.

- Está bien, aquí le traigo el mercado de esta semana, lo traje días antes ya que estoy muy ocupado y hoy tuve un pequeño receso.

- Gracias, tan amable como siempre.

- Usted es parte de mi familia y la familia es lo primero, permítame dejárselo en la cocina.

Escucho pasos y entro en pánico, hago más presión en la mano sobre mi boca y trato de aguantar lo que más pueda la respiración.

- Déjalo en el mesón después lo acomodo, tenía días sin verte mejor vamos a sentarnos.

- Está bien, solo unos minutos porque debo irme tengo ya sabes, asuntos pendientes.

¿Será el muchacho de la foto? Al parecer sigue en ese mundo, ¿conocerá a Gadreel?

Por el sonido de sus pasos siento que viene a mi dirección, se detiene frente a la nevera, cierro los ojos esperando lo peor ¿me descubrió? ¿Este es mi fin?, Hola Dios soy yo de nuevo porfa sálvame de esta.

-Querido ve a sentarte, yo te atiendo debes estar muy cansado - dice Madellen con nerviosismo.

- Puedo servirme un vaso de agua, no me consientas tanto Ellen - demanda el sujeto.

Abro mis ojos, veo de reojo al chico abrir la nevera, efectivamente es el de la foto, lleva la pañoleta cubriendo su rostro pero su cabello se ve muchísimo más claro.

- Nada de eso, ve a sentarte - aparece Madellen tomándolo por el brazo, me mira y me hace señal de silencio con su dedo índice, luego se lleva al muchacho y siento que puedo respirar, bajo mi mano, suelto el aire que tenía contenido.

- Escuchaste eso - dice el chico y maldigo para mis adentros, al parecer todavía no salían de la cocina.

- No escuche nada, vamos a la sala - insiste Madellen.

- Escuche algo, quédate aquí - escucho que se acerca de nuevo.

Hola Dios soy yo otra vez, sé que me he portado muy mal, que he cometido muchos pecados, que no asisto a la iglesia, y no rezo muy seguido pero no me dejes morir hoy, porfa.

Siento que todo está en cámara lenta, cierro muy fuerte mis ojos, coloco la mano de nuevo en mi boca, cuento los números del uno al cien, tratando de no entrar en pánico y desmayarme.

El sonido de mi salvación me hace abrir los ojos, a unos pocos paso está el muchacho, veo parte de su chaqueta tiene una especie de demonio hecho de humo negro con cuernos estampado en la espalda, saca su teléfono de ella, contesta y se va por donde vino.

Miro al techo como señal de agradecimiento por salvarme por segunda vez consecutiva el día de hoy, súper agradecida con el de arriba.

-¿Qué pasa? - pregunta el sujeto.

- Mierda, voy para allá - espeta molesto.

Sus pasos retumbaban por toda la casa, lo escuche decir "tengo problemas Ellen, nos vemos luego" luego el de la puerta cerrándose.

Ese sujeto provocaba miedo, a pesar de no verlo directamente casi me hago del susto que me provoco, esto es muy entretenido pero tan riesgoso, me encanta, esta es la emoción que busco en mis aventuras.

Madellen aparece en mi campo de visión, se ve mucho más alterada a cuando estaba el muchacho aquí.

- Ya puedes salir querida - me informa, y no pienso dos veces en hacerlo.

Sacudo mi ropa y cabello que se llenaron de polvo, inhalo y exhalo, esta estar un poco más relajada.

- ¿Quién era? ¿Por qué tuve que esconderme? - pregunte.

- No es bueno que lo sepas, fue por tu bien, no se permiten desconocidos en el barrio por motivos de seguridad - me explica, y mis dudas crecen un más.

- ¿seguridad? - pregunto uniendo mis cejas - por lo que usted me ha dicho todo aquí es peligroso ¿Por qué debería haber seguridad?

- Seguridad de no ser atacados o que las cosas que aquí se hacen no sean descubiertas - dice.

Me intriga mucho este lugar, hay tantas preguntas sin respuestas, tantos secretos, al parecer muchos delitos, y nadie absolutamente nadie es capaz de hacer algo.

- ¿es el sujeto de la foto cierto? ¿por eso le dijo tía? - necesitaba que me confirmara, libera aire antes de contestarme.

- Si lo es - responde confirmando lo que creía. - debes irte de inmediato.

- Ya se ha ido, no creo que vuelva dijo que estaba ocupado, además todavía no le hago las preguntas para la encuesta - me niego a irme, sin respuestas.

- Tienes que irte de este lugar, por si no escuchaste dijo que tenía problemas - camina hacia la puerta - no quiero ser descortés, me agradan tus visitas, pero prefiero tu bienestar.

- ¿Qué está sucediendo? ¿estamos en peligro? - pregunto muy confundida.

- Puede que sí - se ve ansiosa, no quiero ser un problema.

- Está bien, me voy, pero antes le daré mi número de teléfono para que pueda comunicarse conmigo para cualquier cosa que necesite - saco la libreta y el lapicero de mi bolso, lo anoto, arranco el trozo de papel y se lo entrego.

- Lo tendré en cuenta linda - lo toma y salgo por la puerta - cuídate mucho.

- Hasta luego, Sr Becket - me despido.

Salgo a la calle, miro a todos lados y pareciera que estuviera en un barrio fantasma, no se ve nadie por la calle, me está dando miedo la situación, apresuro mi paso para salir lo más rápido posible, saco de mi bolsillo el pequeño celular y le marco a Donna.

- Ven a buscarme, rápido - le digo apenas contesta, no espero respuesta así que corto de una vez.

Me dirijo a la parada de Autobús, al llegar me quedo de pie abrazándome a mí misma, mi vista va de un lugar a otro, estoy nerviosa, no sé qué ocurre o que pueda ocurrirme. Bajo la mirada, trato de alejar mis pensamientos paranoicos y relajarme, Donna no debe tardar mucho, no me pasara nada, todo va a estar bien.

Golpeaba mis dedos impacientes sobre mis brazos, el sonido de autos aproximándose hizo que me colocara alerta de nuevo, las camionetas negras que salen del barrio en columnas, son cuatro en total, trato de ocultarme detrás de la publicidad de la parada, me asomo viendo las camionetas alejarse, observo que tienen las placas remplazadas por un rectángulo de fondo blanco y la misma figura que tenía el chico en la chaqueta.

¿Ese es su símbolo?

¿A que pertenece?

¿Pandilla? ¿Mafia?

¿Otra organización?

El auto de Donna se estaciona frente a mí, no pienso dos veces en correr a subirme. Antes de que me bombardee de preguntas le digo que hablaremos en su casa, hoy me quedare a dormir ahí.

Volteo mirando cómo nos alejamos de aquel sitio, venir a este lugar siempre me deja con muchas preguntas, cada vez veo un poco más lo peligroso que es, pero la misma preguntas sin respuestas ronda por mis pensamientos.

¿Qué hace Gadreel aquí?

¿Pertenece a este mundo?

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N/A

Les regalo este capítulo antes de la fecha de actualización por motivo que llegamos a las 3K en vistas. AAAAAAAAAAAAAAAA.

MUCHIMAS GRACIAS POR APOYAR LA HISTORIA.

SON DE LO MEJOR ♡

TENEMOS CAMBIO DE PORTADA, GRACIAS A LA PRECIOSISIMA valeria_mendozza

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