Cumpleaños ¿feliz? 2/2

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NAYANA

― Ooh, interesante ― dice la copia.

Abro mis ojos elevando mis cejas, no puede estar diciéndolo en serio, miro a Lauren quien sonríe de la misma manera perversa, y me doy cuenta que ha sido la de la idea, giro hacia Max quien también sonríe de boca cerrada.

― No puedo hacerlo ―  digo, negando inmediatamente.

― Vamos Nay, solo es un baile ―  dice Hemily encogiendo sus hombros.

― Podrían saber... ―  le digo en susurro a Donna.

― No te conocen como "A", nunca te han visto bailar o ¿sí? ―  me habla al oído.

― No, no los he visto por allá ―  niego con el ceño fruncido, respiro profundamente levantándome de la mesa ―  Lo hare.

― ¿hacer qué? ― pregunta Jeff al llegar a la mesa.

― Yo escojo la canción – Lauren le silva desde el balcón al Dj.

El chico deja la consola a un lado para caminar hacia la rubia con sonrisa seductora, ella le habla al odio y el solo asiente, ahora es el quien habla a su oído antes de volver a la consola.

― La pista es toda tuya―  dice al acercarse a la mesa ―  porfa formen una U para disfrutar el espectáculo ― sonríe mirándome.

― ¿Qué sucede pequeña? ―  me pregunta Jeff confundido.

― Bailare, eso sucede.

Lo dejo con la palabra en la boca, cuando comienzo a caminar hacia el centro de la U que ha formado con las silla, se escucha el corte del Dj para el cambio de música, miro a todos los presentes, Max sonriente, Anny apoyando su cabeza en el hombro de Max, Jackson apoyado en la baranda, junto a él la copia seria, en el medio se encuentra sentado Bakir quien tiene sus codos apoyados en las rodillas con las manos entrelazadas, la copia sostiene un trago a mi dirección, Hemily me levanta los pulgares, Lauren se sienta en el apoya abrazos de la silla de la morena, Donna me dice que me relaje, mientras que Jeff me mira preocupado.

Expulso el aire contenido cuando la melodía que identifico como "Dangerous Woman de Ariana Grande", «Te odio Lauren», comienzo a moverme lentamente hacia los lados pasando las manos por mi figura, al llegar a la nuca levanto mi cabello, comienzo a sentir la música, cierro mis ojos relajándome y dejándome llevar por los recuerdos que me inspiran a ser una mujer peligrosa  (Adhara, conducir, la carrera, Naimer y el sujeto de la pañoleta).

Al abrir los ojos me encuentro con la mirada azulada intensa, me acerco en pasos lentos sin dejar el ritmo, e intensifico el contacto visual, su mirada se oscurece con cada paso que doy, coloco mis manos en sus rodillas y bajo lentamente, el resto de la personas han desaparecido, en estos momentos solo somos él y yo, subo lentamente colocando mis manos en sus hombros, me abro de piernas sobre él y comienzo a hacer movimientos circulares con mi cadera sin tocarlo, levanta sus manos con intensión de tocarme pero me aparto.

Camino hacia la pared del fondo, colocándome de medio lado sacando mi pierna, para luego inclinarme a recorrerla con mi mano, la escena con Naimer en la playa viene a mi mente mientras mis manos dibujan la silueta de mis senos para bajar por mi abdomen, siguen hacia mis rodillas mientras bajo de golpe abriendo mis piernas haciendo un sube y baja al ritmo de la canción, me coloco de pie pegando mi espalda a la pared, mi mano derecha toca mi hombro izquierdo guiando una línea hasta quedar total mente extendida, de la misma forma lo hago con la izquierda quedando en una especie de crucificasión, donde separo mi espalda de la pared cuando la canción me lo indica, recojo mis brazos caminando en pasos lentos hacia el centro con cuando la canción está por terminar, doy media vuelta girando mi cabeza para mirar a Gadreel, la canción termina y expulso todo el aire contenido en la presentación.

― Oh mi Dios, traigan a los bomberos que esto está ardiendo ― Aiden comienza a aplaudir lentamente ―  y unas enfermeras porque mi ritmo arterial y cardiaco está muy elevado.

― Estuvo increíble ―  Lauren se acerca con un trago y una súper sonrisa. ―  sin duda la mejor.

― Debo irme unos segundos ―  pronuncia la voz de Gadreel pero no soy capaz de voltear a verle.

― Nena eso fue de otro mundo ―  Donna apoya su mano en mi hombro ―  ¿Cuánto dices que cobras? ―  susurra y me rio.

― Cincuenta mil dólares ― le contesta Jerry al oído, haciendo que cierre los ojos y contenga el aire.

― Nosotras vamos a bailar un rato, ¿nos acompañan? ―  dice Hemily jalando a Lauren.

La rubia me toma de la muñeca llevándome con ella, Donna me pide ayuda con la mirada y le sonrió de la misma manera como ella lo hizo al retarme, Max intercambia mirada entre ambas y niega con la cabeza.

Llegamos a la barra donde el bar tender nos entrega unos tragos que no tengo idea de que son, simplemente los tomo, luego de tomar tres seguidos, jalo a mis amigas a la pista formando un circulo, bailamos al ritmo movido de la música, a los minutos la copia, el moreno y los tortolos se nos unen, nos turnamos para buscar tragos en la barra, es mi turno de hacerlo, mis pies se mueven por inercia, los tragos ya me están afectando, tanto que voy riéndome sola. El bar tender al verme coloca los tragos en la mesa, bebo el mío y me las arreglo para llevar los otros sin derramarlos.

― ¿necesitas ayuda? ―  pregunta una voz reconocida, miro a la dirección de donde proviene.

― Oh Peit, por favor ―  le entrego tres y lo guio hasta el grupo.

Los chicos reciben los tragos sin mirar quien se los entrega, Lauren baila con Aiden, Hemily lo hace con Jack, Max con Anny, miro hacia el balcón, mis ojos no creen lo que observan, Donna se encuentra apoyada a la baranda, muy ocupada comiéndose a mi jefe, me rio por lograr lo planeado. «Hoy serás maestra de tercero, Donna»

GADREEL

― No lo creo ―  le contesto a Jayden, mirando al grupo bailar en la pista apoyado en las barandas.

― Gadreel, ha ese sujeto lo he visto antes, nunca olvido una cara ― sigue con lo mismo, apoyado de espalda en las barandas con los brazos cruzados.

― Tal vez lo viste en la calle, o en algunas fotos cuando investigabas a Nayana ― bebo el trago mientras observo a la susodicha bailar en el centro del grupo.

― No, lo he visto en el negocio ―  volteo a mirarlo cansado de la conversación ―  voy aprobarlo, y averiguare la conexión que tiene con esa chica ― señala a la señorita desagrado, para luego hacer el intento de irse.

― Ya relájate Jayden―  lo tomo por el brazo ― ¿Por qué no vas y bailas con la rubia?

― ¿Por qué la rubia? Nos ha traído demasiados problemas, es fastidiosa y gritona ― frunce el ceño.

― Por esas razones ―  le palmeo la espalda ― es todo lo que odias.

Se queda mirando a su dirección y sonrió, pasamos por un lado de la chica mandona de la tarde quien habla muy cerca del señor «ahí pasa algo», al bajar las escaleras e integrarnos al grupo, tomo a Aiden de la camisa y lo cambio con Jayden, quien me mira molesto, emparejo a Aiden con una chica que ha pasado toda la noche mirándolo.

Nayana ha llegado con tragos y no solo eso, un chico, entrega los tragos sin notar que estoy a unos pasos de ella, el chico le habla al oído y ella se ríe, este no es cualquier chico, se conocen de antes por la confianza que tiene al hablarle y porque sus amigas lo han saludado, de un momento a otro están bailando, «solo respira, es libre»

Una chica me toca el hombro, al girarme me sonríe coquetamente y le devuelvo, luego de varios minutos de baile, me canso de los pisotones que me ha dado y la dejo sola en la pista, camino directo a la barra pidiendo un trago doble, me giro para torturarme, soy un masoquista, lo sé.

― ¿Por qué tan solo guapo? ―  una chica de cabello negro lacio se sienta a mi lado.

― Por cosas de la vida ― le contesto tomando el trago mientras la detallo, (bonito rostro, pechos grandes, piernas largas) sonrió ―  ¿y tú?
Puedo decir que lo mismo – el bar tender le coloca un coctel y lo bebe seductoramente.

Comenzamos hablar de cosas al azar, se ha tomado el atrevimiento de colocar su mano en mi rodilla y por alguna extraña razón no la he quitado, siento que me observan, miro hacia todos lados de manera disimulada hasta que mis ojos se conectan con los de ella, quien me mira de una forma tan intensa que me hace fruncir el ceño.

Está bailando con otro, ¿Qué le sucede?

― Oh por dios, amo esa canción ―  dice la pelinegra, que me había olvidado que estaba aquí.

Nayana ahora está justo frente a mí, pareciera que la gente ha dejado un camino libre para que tenga una mejor visión de ella, comienza a moverse al ritmo de la música sin dejar de mirarme, baja sujetándose de la cadera del tipo que la ve atontado, sube mientras canta la canción, se toca mientras se mueve y de repente me siento en un deja vu recordando el baile que hizo hace unas horas.

― ¿Cómo dices que se llama la canción?―  le pregunto a la chica, mientras me giro a tomar el trago que me han dejado en la barra.

― Sacrifice ― dice con emoción ―  es de Bebe Rexha.

― Gracias ―  me levanto de la banca, vuelvo mi vista a la pista encontrando al chico parado solo. ―  fue un placer.

Estaba por decir algo pero no logre a escucharla ya que me encontraba caminando hacia la pista, el chico se quedó mirando fija una dirección por lo que deduje que se ha ido por ahí, le doy un pequeño empujón a una chica para que choque con el pecho de él y no se atreva a buscarla.

Camino entre la gente sin encontrarla, me quedo parado en una esquina mirando a todos las direcciones, veo el pasillo oscuro que va directo a los baños y me dirijo hacia allá, observando una figura apoyada a la pared en la oscuridad, me acerco con pasos lentos.

― ¿buscando a alguien? ―  su voz me hace sonreír.

― ¿queriendo que te busquen? ―  me acerco hasta su sitio ―  me vas a volver loco, Nayana ―  le digo mirándola a los ojos mientras apoyo un mano en la pared.

Mantiene sus brazos cruzados y expresión seria, me sostiene la mirada retándome como siempre suele hacerlo.

― ¿y la perra? ¿Dónde la dejaste? ― suelto una carcajada, haciendo que su expresión se endurezca.

― Es una chica, no una perra y debe estar esperando en la barra ―  le contesto, voltea los ojos bufando trata de irse pero levanto mi otro brazo acorralándola ― ¿A dónde crees que vas?

― No sé, a buscar a Peit sería una opción ―  dice encogiendo los hombros y le sonrió ladeando mi cabeza.

Me acerco más a ella haciendo que mi pecho toque sus brazos, y nuestros rostros a centímetros de tocarse.

― ¿segura? ― le digo en un susurro y se mueve incomoda, muevo mi brazo tocando la diadema que lleva puesta ―  porque si es así, puedes hacerlo ―  me separo dándole su espacio y me mira con el ceño fruncido.

― ¿Qué? ―  pregunta, y sonrió aplanando mis labios.

― Yo, ya me voy―  le digo mientras me giro para ir devuelta a la barra.

― ¿Cómo que te vas? ¿A dónde?―   me sigue.

― A casa, o quien sabe a dónde ―   me encojo los hombros ―  no sé, si me iré acompañado o solo.

Me mira mal, confirmando por segunda vez que esta celosa, la pelinegra está sentada aun en la barra y camino a su dirección, pero me toman por el brazo.

― Yo voy contigo ―  dice, ocasionando que me de vuelta.

― ¿Cómo dices? ―  le pregunto acercándome, fingiendo que no la escuche.

― No lo diré de nuevo ―  voltea los ojos. ―  espera aquí.

Va a donde sus amigas se encuentran, hablan entre ellas, el chico que reconozco como Max al parecer se ha ido, al igual que la chica  mandona, la rubia le dice algo que la hace mirar a mi dirección, Jayden me mira achicando sus ojos y encojo los hombros. Nayana sube las escaleras tomando su bolso, se tambalea un poco al caminar por ello me acerco hasta el pie de la escalera a esperar que baje.

― Listo, vamos ― dice al bajar, me toma de la mano y me guía a la salida.

Varios pasos después me toca tomarla de la cintura ya no puede dar un paso sin irse hacia los lados, el alcohol ya actúa por ella, al salir el valet parking estaciona mi auto en el frente, la ayudo a subirse en el asiento del copiloto asegurando su cinturón, doy vuelta colocándome detrás del volante.

― ¿te llevo a casa? ―  le pregunto y niega de inmediato.

― No, me quedare con Lauren.

― ¿A la mansión entonces? ―  vuelve a negar.

― Dije que contigo, Bakir ―   dice mientras cierra los ojos apoyando su codo en la ventada y con su mano se sostiene la cabeza.

Acciono el seguro de la puerta para que no se abra por accidente, coloco el auto en marcha, nunca he llevado a una chica a casa y menos estando ebria, no la llevare a un hotel, no quiero que mal interprete las cosas.

Al aparcar el auto en el garaje, le ayudo a quitar el cinturón, creo que se ha dormido porque no ha abierto los ojos en todo el camino, rodeo el auto abriendo su puerta, paso un brazo por sus piernas para cargarla.

― Hey, hey, puedo hacerlo sola ―  me manotea y me alejo.

― Bien, abriré la puerta no hagas bulla mi familia está durmiendo ― asiente, mientras se quita los tacones.

Camino mientras busco la llave correspondiente, abro la puerta con la mayor cautela, escucho los arbustos y me regreso.

― ¿Quién puso eso ahí? ―  dice mientras trata de salir de uno, no aguanto la risa y suelto una carcajada.  ―  qué esperas payaso, ayúdame ―  demanda.

Me acerco a sacarla de las garras del arbusto malvado, así lo ha nombrado ella.

― Es mejor que te lleve ―  le sugiero, al ver que no puede dar bien los pasos porque se va al lado contrario.

― Bien, ya que insistes ―  extiende los brazos como una bebé, la tomo por las piernas y la llevo alzada.

Cierro la puerta con la punta del pie evitando el mayor ruido posible, comienzo a subir las escales con pasos calmados, Nayana deja caer sus tacones, y el ruido hace eco por toda la casa, cierro mis ojos.

― Bakir, no hagas ruido tu familia está durmiendo ―  me dice al oído, apoyando su cabeza en mi hombro.

La señorita desagrado es tan diferente ebria, incluso podría decir que me gusta mucho más cuando esta en este estado, es menos desagrado y más agrado, sin mencionar lo graciosa que resulta ser.

Entro a mi habitación, la dejo en la cama y me regreso a buscar sus zapatos, los dejo a un lado de la puerta después de cerrarla, me giro encontrando a Nayana sentada y mirándome, debe estar en los viajes astrales que dan cuando estas ebrio. Camino directo a mi closet sacando una short de algodón para mí al igual que ropa interior.

― Debe ser incomodo dormir con eso ―  le digo mientras busco una playera y short pequeño para ella.

Al girarme, me quedo estático viendo como baja el cierre de su vestido, sostiene la parte delantera con su mano, mientras camina a mi dirección, le extiendo la ropa.

― Puedes cambiarte en el baño ―  señalo la puerta junto al closet, carraspeando mi garganta, levanto mi vista hacia el cielo raso.

― Gadreel ―  dice mientras baja mis manos ―  quiero que me toques ―  paso saliva tras oír esas palabras.

― No puedo, estas ebria ―  me digo más para mí mismo, sin bajar la mirada.

Con un mano libre me toma por el mentón, obligándome a verla.

― Estoy lo suficientemente sobria para recordar ―  deja caer el vestido, quedando solo en una tanga de color piel.

Cierro los ojos respirando con fuerza, debato si hacer lo correcto o no, su mano toca mi pecho descendiendo hasta el borde de la playera.

A la mierda todo...

Llevo mis manos a su mejillas uniendo mi boca con la suya, en un beso desesperado, sus manos agiles se desasen de mi playera en segundos, comienzo a repartir besos desde sus mejillas, hasta el cuello y clavículas, mientras la guio hacia donde se encuentra la cama.

Nos dejó caer sobre el colchón apoyando mi peso sobre mis manos, sus piernas rodean mi cadera mientras sus manos va a mi cabello tirando de el para volver a besarme, su cadera hace movimientos involuntarios o voluntarios en realidad no lo sé, pero ya siento que la ropa me estorba, mis manos acarician sus piernas ascendiendo a su cadera apretando de ella, ocasionando un gemido que alimenta mi excitación.

― Nayana ¿estas segura? Porque no quie...

― Si, ya cállate ―  me gruñe.

De un momento otro estamos como Dios nos trajo al mundo, por su parte no noto incomodidad y es una gran señal, pero me preocupa el que note las cicatrices que tengo en algunas zonas del cuerpo, por lo que atrapo sus muñecas llevándola sobre su cabeza evitando que me toque, reparto besos por su anatomía mientras que sus gemidos se escuchan en la habitación, lo cual agradezco que sea insonora.

― ¿eres...? ―  pregunto mientras me coloco el preservativo.

― Claro que no ―  voltea sus ojos y se jodidamente sexi al hacerlo.

― Solo quería estar seguro.

Jala sus brazos con la intención que la suelte pero niego con la cabeza y sonríe con perversidad, no me explico como lo hizo pero ahora está sobre mí y es ella quien sostiene mis muñecas, me besa de una manera pausada y húmeda mientras desciende lentamente sobre mi órgano viril, obligándome a gemir por la sensación que me provoca, me desato fácilmente de su agarre para tocarla como mis manos deseen.

Siento como sus músculos comienzan a contraerse avisando que está cerca de su orgasmo, provocando al mío, mis brazos comienzan a debilitarse y mi hombro comienza a doler, me aparto quedando tumbado a su lado controlando mi respiración.

Nayana

― Eres tan hermosa ―  dice mientras juega con mi cabello, y sus ojos tienen un brillo no común.

― No comiences ―  volteo los ojos y ríe, me levanto de la cama ― tomare una ducha.

Tomo las prendas tiradas en el suelo, camino directo hacia el baño, dejo que el agua golpe mi rostro, puedo decir que gracias al cardio de hace unos minutos todo el alcohol de mi sistema ha sido sudado y estoy en todos mis sentidos, el agua cae en forma de lluvia mientras me dedico a disfrutarla.

Escucho la puerta abrirse y a los pocos segundos pasa lo mismo con la corrediza, volteo deleitándome con la imagen que me brinda el rubio, es inevitable no mirarle de pies a cabeza, Lauren tenía razón está buenísimo y comienzo a comprender porque tantas detrás de él en la Uni.

― ¿Necesitas ayuda? ―  pregunta acercándose, tambalea un poco, coloco mis manos en su pecho para darle estabilidad.

― ¿estás bien? ―  le pregunto frunciendo el ceño.

Su respuesta es tomarme por la cintura y devorar mi boca, le respondo inmediatamente con las mismas ganas, me toma por las pierna indicándome que lo rodee con ella mientras mi espalda toca los azulejos del baño, su boca recorre mi cuello, mientras sus manos aprietan mis glúteos, este Gadreel es más agresivo que el de la habitación, y no me disgusta, al contrario lo disfruto.

Luego de unos minutos sus manos lavan mi cabello, mientras yo lo ayudo a enjabonarse, la mayor parte del tiempo mantiene sus ojos cerrados con una sonrisa en su rostro. Al terminar la ducha me indica que el mueble bajo el lava manos hay toallas, me envuelvo en una uso otra para el cabello y le paso una la cual envuelve alrededor de sus caderas, le entrego otra para que seque su cabello.

― ¿Qué esperas? ―  le pregunto mientras muevo la toalla para que la tome.

― Hazlo tú ―  se sienta sobre el inodoro haciendo un mohín para que le seque el cabello.

― Bien ―  contesto con cansancio.

Al acercarme me toma por las caderas obligándome a sentarme en sus piernas, niego volteando los ojos, mientras le revuelvo su cabello con la toalla sin nada de delicadeza, me abraza colocando su cabeza en mi pecho y me quedo inmóvil.

― Debo decirte algo ―  dice en una voz adormilada.

― ¿Qué es? ―  le sigo la corriente, porque hace unos minutos note que Bakir es de las personas que el alcohol le afecta tiempo después de tomarlo.

― Te he mentido ―  dice sujetándome más fuerte como si tuviera miedo a mi reacción.

― ¿cuando? ―  lo tomo por los hombros, para verle la cara tiene el ceño fruncido y los ojos cerrados.

A los pocos segundos los abre hipnotizándome con el claro azul de sus ojos, toma aire para luego expulsarlo ruidosamente.

― Cuando dije que me gustabas ―  una sonrisa comienza a aparecer, haciéndome voltear los ojos ―  porque no me gustas, me encantas.

― Está bien, romeo ―  le digo levantándome – es hora de dormir.

Luego de vestirme con la ropa de Bakir, quien al parecer el alcohol lo domina porque no ha sido capaz de levantarse del inodoro, lo ayudo a vestirse para luego guiarlo a la cama. Ya acostados Morfeo comienza hacer su llamado pero es interrumpido.

― Nayana ― me llama, su rostro está a centímetros del mío pero mantiene sus ojos cerrados.

― Ujum.

― ¿se mi novia? ―  dice con pereza casi inaudible pero logro escucharlo.

― Estas ebrio ― le contesto y sonríe, me volteo dándole la espalda.

― Eres tan diferente  a ella ―  pronuncia luego de varios segundos de silencio.

¿Qué? ¿ella quién?

Giro rápidamente en vano porque se ha quedado dormido, llevo mis manos debajo de mi mejilla, mientras lo observo y poco a poco me voy quedando dormida.

Los rayos solares me despiertan, anunciándome que es hora de irme, me levanto con cuidado para no despertarlo, me coloco el vestido, busco mis pertenencias por la habitación, enciendo mi teléfono el cual me informa que son las seis de la mañana, tomo mis tacones ubicados a un lado de la puerta, antes de salir volteo, se encuentra boca abajo con la cobija enredada en sus piernas y dando la vista perfecta de sus nalgas.

Concéntrate...

Salgo de la habitación haciendo el menor ruido posible, bajo las escaleras con los tacones en mano caminando en puntillas, no me detengo a detallar nada, solo quiero salir sin ser vista, pero mi plan falla al escuchar esa vocecita infantil.

― ¿eres la novia de Gavin? ―  cierro mis ojos deteniéndome en el acto, para luego girar lentamente.

― No, soy una amiga ―  le contesto con una sonrisa fingida.

― Él no trae amigas a la casa ―  me sonríe de la misma forma, ladeando su cabeza.

― Bien ―  tomo aire para luego expulsarlo mientras me acerco ―  no soy su novia, en realidad no sé qué somos.

Asiente como si comprendiera lo que digo, véanme aquí dándole explicaciones a una niña de unos 5-6 años que me descubre mientras huyo del chico con el cual dormí y otras cosas.

― Eres Gea ¿cierto? ―  le pregunto tomando uno de sus mechones rubio para acomodarlo detrás de su oreja.

― Si, ahora aléjate que apestas ―  me dice arrugando su nariz dando un paso hacia atrás.

Me alejo con un poco de vergüenza, esta niña no tiene pelos en la lengua para hablar.

― Si no quieres que te vean debes irte ―  me señala la puerta y sonríe con la boca cerrada y se le marcan pequeños hoyuelos al igual que su hermano, asiento encaminándome hacia la puerta principal.

― ¿Gea? ―  la llamo antes de salir.

― Lo sé, es un secreto pero te advierto que soy mala guardándolos ―  encoje los hombros y esta vez sonríe mostrando sus dientes, bueno algunos de ellos.

Oculto la sonrisa que me ha provocado la pequeña mientras cierro la puerta, me coloco los tacones, comienzo a alejarme de la casa de los Bakir notando que viven en una urbanización costosa, al llegar a la avenida tomo un taxi.

― ¿noche loca? ― pregunta el taxista a través del retrovisor.

― Como no tiene idea.

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