CAPÍTULO 22 - VERDADES EN LA CARA.

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NAYANA

― Oh linda, mira esas ojeras ― Bernie, el estilista de Lauren me toma el rostro preocupado.

― son el resultado de dos madrugadas salvajes ― le responde la rubia riendo, Clovis le indica no moverse mientras la maquilla.

― ¿Cómo que dos? Yo solo sé de una ― Hemily asoma su cabeza obligando a Bruno hacerse a un lado para continuar con los royos en su cabello.

― Este ...

No puedo terminar de hablar porque la puerta de mi habitación se abre llamando la atención de todos, dejando pasar a Donna quien viene en pijamas y el cabello hecho un desastre ocasionando que Bernie grite el susto, llevando la mano a su pecho.

― Donna ¿qué tienes en? ― al igual que Hemily me hago la misma pregunta pero se cuál es la respuesta, así que finjo sorpresa.

― Sin comentarios, por favor ― dice lanzándose a mi cama, oculto la sonrisa tomando del té relajante que me ha traído Dayana.

― ¿Como que no quieres comentarios? ― Lauren aparta a Clovis moviéndose al lugar de la Crespa ― ¡cargas chupetones en el cuello!

― pueden ocultarlos con maquillaje ¿cierto? ― le pregunta a los estilistas apoyándose en sus codos,  que le responden de manera afirmativa ― no quiero hablar de ello Lauren ― toma un cojín para ocultar su rostro lazándose hacia atrás.

― No te vi con más nadie que... ― dice Hemily en modo pensativo para luego abrir sus ojos exageradamente al igual que su boca.

― Santos sean los viejos sabrosos ―exclama la rubia saltando ― ¡te tiraste al jefe de Nayana! – Chilla.

― Reina, vuelve aquí ― le indica Clovis señalando la silla del salón improvisado que suelen crear.

Lauren toma asiento sin poder creerlo, busca algo en su celular, se lo muestra a cada estilista y estos asienten para luego mirar a donde se encuentra Donna.

― ¿No te sorprende? ―Me pregunta y me encojo los hombros, achina sus ojos para luego abrir su boca y ojos, señalándome ―Lo sabias.

― Soy culpable ― me rio, Bernie me indica cerrar los ojos para aplicar los productos de maquillaje.

Horas Después...

Toda mi familia ya ha llegado, incluso algunos amigos de mis padres, veo mi reflejo en el espejo de cuerpo completo y noto que me falta algo, camino hacia mi tocador el collar que me ha regalado Nick, vuelvo hacia el espejo mirando el collar en mis manos, golpean la puerta antes de entrar.

― ¿Necesitas ayuda, mi niña?

― Abuela ― camino rápidamente a lugar, me agacho un poco para poder abrazarla.

― Mira lo hermosa que estas ―dice terminando con el abrazo, me indica dar una vuelta y la complazco ― ¿Ya mides los dos metros? ― señala los tacones y es inevitable no reírme.

― No abue, tal vez los 1,85.

Mi abuela Isabel de Álvarez, siempre me ha dicho que soy una gigantona por medir 1,75, ya que las mujeres de mi familia por parte de madre suelen ser de bajas estaturas. 

Me pide agacharme para colocarme el collar, tomo mi cabello para darle mejor acceso, mira nuestro reflejo en el espejo del tocador.

― Mira cuanto haz crecido, toda una mujer sin duda ― sonríe con orgullo para luego suspirar ― traje algo para ti.

Sale hacia el pacillo, volviendo con una caja parecida a la que traía el vestido que llevo puesto en estos momentos, me la entrega y ladeo la cabeza uniendo mis cejas.

― Solo ábrela ― coloca sus palmas bajo la mejilla, asiento haciendo lo que me indica ― espero que sigas haciendo Pole Dance.

― Oh abuela ― saco la maya de color dorado, la parte superior es de color nude con pedrería y brillantinas por donde se le mire, la espada es escotada y tiene una pequeña falta que solo cubre los lados laterales de mis caderas. ― Es preciosa, muchísimas gracias.

Coloco la caja sobre el tocador para poder abrazarla de nuevo, mi abuela es la única persona de mi familia que sabe lo que hago y no me ha dado la espalda, al contrario me ha apoyado siempre, me inscribió en clases cuando fui a pasar vacaciones con ella, todo lo que soy ahora se lo debo a ella.

― No es nada, mi niña ― acaricia mi espalda ― ahora cuéntame,  haz seguido los consejos de Nana Isa.

― Si, pero he hecho todo mal ― expulso aire, me aparta para ver mi rostro, camino hacia la cama tomando asiento y ella me imita ― Salgo con dos chicos – le suelto ocultando mi rostro con mis palmas.

― ¿y lo malo esta en dónde? ― Dice mientras aparta mis manos ― yo a tu edad salía hasta con cinco, incluso creo que todos eran amigos ― se encoje los hombros y la miro perpleja.

― Oh por Dios, abuela ― me quejo.

― Mira linda, eres joven, hermosa y con gran figura, la cual heredaste de mi – me guiña el ojo ― a esta edad es normal no saber cómo decir o saber cuál será la mejor elección, simplemente dedícate a vivir como te plazca, recuerda  que "la vida es muy corta para siempre sumergirnos en lo cotidiano, arriésgate, diviértete, busca aventuras, pero...

― Nunca olvides el preservativo ― termino por ella, suspirando profundamente ― ¿y si debo decidirme? ― le pregunto con preocupación.

― El destino se hará cargo de ello ― se levanta extendiéndome su mano ― vamos que esperan a su anfitriona.

― Odio estas fiestas ― le digo con los dientes apretados.

― Lo sé. 

Nunca había sonreído tanto en toda mi vida, tengo las mejillas entumecidas, estoy cansada de recibir saludos hipócritas y felicitaciones falsas, no he visto a mis amigos en lo que va de noche porque mi padre me mueve con él de un lado a otro, saludando gente que nunca he visto en mi vida. Nick se mantiene serio mientras recibe lo halagos por mi belleza.

― ¿podemos acabar ya con esto? ― le digo al oído de manera discreta.

― Solo unos minutos ― contesta sin mirarme.

― Estoy cansada ― me quejo expulsando aire.

― Dije que en unos minutos ― me dedica una mirada de advertencia  y volteo mis ojos.

Varios minutos después camino hacia la cocina en busca de mi madre para que controle a su esposo que está más gruñón de lo común, al cruzar el umbral Dayana camina de un lado a otro dando órdenes al personal contratado por Lauren que se encarga de repartir los aperitivos, levanta la vista notando mi presencia.

― Cariño, que preciosa estas ― se acerca a abrazarme ― ¿qué tal todo?

― Nick esta insoportable ― tomo un aperitivo de la bandeja que lleva uno de los chicos.

― Hey, Hey, esa no es la bandeja correcta, en estos momentos se están repartiendo aquellas ― el chico se devuelve a buscar la correcta seguido por la mirada de mi madre, que luego vuelve a concentrarse en mi ― siento que mis días trabajando en restaurantes volvieron.

― Bien mamá ― le contesto mientras caminamos devuelta a la fiesta ― como te decía ve a hablar con... 

― Linda ya saludaste a tus tías y primos, tienes años sin verlos ― me corta la oración levantando su mano para saludarlos, volteo mis ojos con cansancio.

― Si Dayana ― tomo por los hombros para que me preste atención, y me mira con las cejas alzadas y una enorme sonrisa ― Ya salude a todo el mundo, ahora puedes...

Voltea su cabeza hacia un lado perdiendo la concentración de nuevo, cierro mis ojos pidiendo paciencia de donde no la tengo.

― Querido Gadreel viniste ― con la sola mención de ese nombre abro mis ojos de inmediato, mi madre voltea a verme ― espero que no te disguste que lo haya invitado.

No, si en dado caso no me hubiera acostado con él hace una horas, madre...

― Señora y señorita, que hermosas están ― dice al llegar hasta nuestro lugar y le sonrió de boca cerrada, mientras que mi madre le da un abrazo, extiende un caja de color plateado y la recibo ― Feliz cumpleaños.

― Gracias, ya vuelvo ― levando mi dedo mi dedo índice, y camino en busca de ayuda.

Rodeo las mesas mientras que los invitados me sonríen falsamente, localizo a las personas que busco y apresuro el paso hasta ellas.

― Gadreel está aquí ― les digo alarmada, Lauren y Max giran sus cabezas para verme.

― Nay estas bellísima, ese vestido te queda perfecto ― es la respuesta que obtengo por parte de la rubia.

― Es cierto, te ves increíble ― la apoya Max, levanto mi ceja pidiendo concentración ― ¿Qué tiene de malo?

― Mucho ― le digo exaltada, y mira con el ceño fruncido, expulso aire al recordar que no sabe nada al respecto ― me acosté con el después de la fiesta, me pidió ser su novia y hui.

― Oh ― dice con sorpresa plasmada en su rostro.

― Si, oh ― asiento de forma dramática.

― Esto se puso mejor ― dice Donna quien ha estado escuchando la conversación, me señala hacia atrás y volteo de inmediato.

La sangre deja de fluir correctamente por mi sistema ocasionando que mis piernas se debiliten, Max me sostiene por la cintura equilibrándome, mi respiración se ha vuelvo descontrolada y creo que tendré un ataque de pánico.

― Nay ¿estás bien? ― pregunta Hemily al tomar asiento.

― No, no lo estoy ― mi voz sale distorsionada casi inaudible, tomo aire antes de hablar de nuevo ― ¿Quién fue?

― ¿de qué hablas? ― pregunta Lauren frunciendo el ceño.

― saben bien de lo que hablo, no volveré a repetir la pregunta.

Como si de un imán se tratara las personas voltean simultáneamente a su dirección al escuchar la puerta interna de la casa que dirige hacia el patio, ¿por qué sucede esto? Pues se tiene entendido que la entrada es la puerta lateral de la casa, la cual viene directo de la calle, cosa que al perecer no sabe o quiso ignorar.

Sonríe de manera arrogante al notar que tiene toda la atención, acomoda las solapas de su traje mientras mira en todas las direcciones de manera disimulada, alejo lentamente la mano de Max que toma mi cintura cuando su mirada se encuentra con la mía, no sé qué expresión debo tener en mi rostro pero no debe ser buena ya que frunce el ceño mientras sonríe de lado.

― Fui yo ― se confiesa Max, volteo a mirarlo como si le hubiera salido otro ojo ― tome tu teléfono, aplique una serie códigos que me permiten enviar mensajes a números restringidos, no sabía que Gadreel vendría y tampoco que él lo fuera hacer, lo siento, estaba pasado de tragos pensé que sería una gran idea para que se conocieran mejor.

― ¿Involucrando a mi familia? ― enarco uno ceja y me mira con total arrepentimiento, no puedo enojarme con él por más que quiera es Max, expulso aire ― ¿sabes qué? Olvídalo.

― Buenas noches ― saluda al llegar a nuestro lugar.

Hemily escupe lo que está tomando hacia un lado, mientras que Lauren se limita a abrir su boca y dejarla suspendida, tomo valor para girar lentamente, mis manos aprietan la pequeña caja que me ha dado Bakir, como si eso fuera ayudar de algo.

― Naimer, Bienvenido ― sonrió de boca cerrada, su mirada estudia mi rostro por unos segundos, para luego levantar su ceja y sonreír de lado ― pensé que no habías recibido el mensaje.

A actuar, es hora de destacarse para la nominación de los Oscar...

Da un paso adelante mientas suelta el botón de su saco, su fragancia llega a mis fosas nasales haciéndome pasar saliva, su rostro queda a centímetros del mío, las personitas en mi cabeza encienden las señales de alarma comenzando a correr de un lado a otro.  Siento la mano de Lauren sujetarme la pierna por la parte trasera

― No sé cómo hiciste pero aquí me tienes ― desvía su rostro para hablarme al oído, giro un poco para verle mejor.

― Hola chicos, ¿Cómo están? ― La voz de Bakir me hace apartar de inmediato.

Naimer se gira viendo al recién llegado y su actitud cambia radicalmente, la sonrisa del rubio se esfuma, se miran en silencio por un largo tiempo, mientras todos esperamos expectantes a sus reacciones, por alguna extraña razón dan la impresión de que se conocen.

― ¿y tú eres? ― pregunta el pelinegro de manera gélida dando un paso a su dirección.

― Gadreel Bakir ― le extiende la mano, sin cortar el contacto visual.

― ¿Saco las tijeras? ― Me dice Lauren en un susurro, y la miro con el ceño fruncido ― ya sabes, para cortar la tensión.

― Gadreel Bakir ― repite con burla mientras corresponde al apretón ― un gusto, Naimer.

― Que bueno que ya se conozcan chicos ― se levanta de la mesa Donna ― Seguro se llevaran de maravilla ― arrastra las palabras mirándome fijamente ― Gadreel, acompáñame a buscar a Dayana, creo que necesita nuestra ayuda ― lo toma por el brazo sin dejarlo responder, el rubio camina sin dejar de mirar a Naimer para luego darse vuelta.

― Naimer, ellas son...

― Hemily y Lauren, sé quiénes son ― saluda a ambas con una sonrisa de boca cerrada ― es bueno verte de nuevo Max  ― palmea su hombro, el desconcierto de mi amigo es muy evidente, ya que nunca hemos dicho nuestros nombres.

Lo miro confusa recibiendo un guiño de su parte, se acerca colocando su mano en mi cintura provocando que me tense de inmediato.

― Naimer, si me permites me la llevare ― Lauren me toma de la mano mientras sonríe ― debe retocarse el maquillaje.

Donna se nos une mientras caminamos al interior de la casa, pero se detiene repentinamente, quedando congelada en su sitio mirando fijamente hacia la entrada, por inercia hacemos lo mismo, viendo a Jerry entrar acomodando los gemelos de su traje despreocupadamente.

― La invitación decía esmoquin negro ― dice la rubia negando con molestia.

― No le queda mal el blanco ― encojo los hombros, codeo a Donna para que reaccione.

Parpadea varias veces, para luego caminar de manera apresurada al interior de la casa, la miramos extrañada para luego seguirla.

― ¿se puede saber qué ocurre? ― pregunto al cerrar la puerta de mi habitación, Lauren asiente de acuerdo conmigo.

― Me acosté con Jerry.

― Eso es evidente. ― le contesto.

― Me ha gustado.

― Que mal seria si así no fuera ―dice la rubia con una sonrisa divertida.

― Pero hemos decidido que no volvería a suceder ― su ojos miran fijamente a la pared sin pestañar mientras habla.

― ¿y? ― pregunto colocando mis manos en la cintura.

― No esperaba verlo tan pronto ― pestañea para voltear a vernos ― ¿Cómo se supone que debo actuar ahora? ―pregunta alarmada.

― también quiero esa respuesta ― me siento a su lado.

Estoy segura de que esta farsa de todos somos amigos no va a durar mucho, Gadreel es calmado pero Naimer es impulsivo y puede provocarlo, y lo que menos quiero es que se peleen frente a mi familia y amigos de mis padres, mantenerlos alejados sería lo más opcional pero ambos están aquí por la misma razón, o sea yo...

― A ver mis niñas ― Lauren se pose frente a nosotras con aires de profesora ― Donna tu actuaras con INDIFERENCIA, si lo ignoras lastimaras su ego y créeme los hombre viven por él, aprovecha que Max esta sin Anny y no te le despegues, luego de esta noche tendrás una cita, pero para un hotel ― le guiña el ojo.

― Tu Nay, harás lo siguiente...

NAIMER

Tomo relajadamente de mi copa de agua, viendo a las personas que se encuentran a mí alrededor, un grupo de chicas mira a mi dirección sin disimular, las miro con el ceño fruncido y se ríen.

― Naimer ― me llama el chico sobreprotector del otro día ― ¿a qué te dedicas? ― Su pregunta me hace sonreír involuntariamente.

― Soy dueño de mi propio negocio ― contesto dejando la copa en la mesa, se cruza los brazos esperando que continúe ― tengo una empresa de distribución y pienso hacerla internacional.

― Que gran noticia ― dice la morena sentada en frente ― ¿ya terminaste la universidad? Seguro estudiaste finanzas o economía como Nay.

― No, los estudios no son lo mío ― encojo mis hombros mientras cruzo mis piernas colocando el tobillo sobre mi rodilla.

― ¿Cuáles son tus intensiones con ella? ― La actitud de este chico me causa gracia, pero no me cae tan mal como para burlarme de él. 

― Lo dejare en confidencial ― detrás de Max se encuentra Watson mirando fijamente a mi dirección, lo que en el negocio conocemos como un llamado para conversar ― No soy el malo aquí, si es lo que piensas.

Me levanto del asiento acomodando el botón del saco, que en más de diez  años no había usado uno, ni había vestido de forma tan elegante pero uno siempre hace excepciones. Camino a su dirección llegando a una esquina del patio un poco retirada de la fiesta.

― ¿Qué haces aquí? ― pregunta tomando de su bebida, mirando hacia la puerta corrediza por la cual ingrese.

― ¿sabes? Tengo la misma pregunta ― cruzo mis brazos, mientras me toco el mentón con la mano.

― No estoy para tus estupideces, Naimer ― su vista vuelve a mí ― habla.

― Me invitaron ― encojo los hombros, su ceño se frunce ― salgo con la cumpleañera.

Estuvo por escupirme el trago en la cara pero se contuvo, haciéndome mirarlo con confusión mientras seca sus comisuras con el pañuelo del traje, toma aire antes de hablar de nuevo.

― No más.

― ¿Qué?

― No volverás a acercarte a ella después de esta noche ― lo observe por varios segundos para detectar la broma pero su expresión no cambia, reí sin gracia soltando mis brazos.

― No – negué con mi cabeza riendo de la misma forma ― estás loco.

― ¿Se conocen? ― La pregunta nos alerta de inmediato, obligándome a retroceder.

Wildflower se posa a mi lado colocando su mano en mi hombro, Watson cambia su actitud amenazante por una sonriente mientras que yo mantengo mi porte serio sin apartarle la vista.

― Si pequeña, nos hemos encontrado algunas veces.

Al escuchar ese apodo cierro los ojos volviendo a reír, aparto la mano de mi hombro negando con la cabeza, Jerry me advierte con la mirada y la chica me mira confundía.

― Voy por algo de tomar ― me excuso para alejarme, pero me detienen por la muñeca.

― Hablaremos luego ― me ordena.

― Como mande, señor ― le hago un saludo militar para retirarme.

La confusión de Nayana es más que evidente, intercambia miradas entre Jerry y mi persona, me retiro dejando que le invente cualquier mentira sobre lo que ha presenciado, total es un especialista en eso.

Me siento en uno de los bancos de la barra libre pidiendo algo fuerte, la persona que llega pide lo mismo, giro mi rostro para hacerle frente.

― Tú no tomas ― es lo dice con el ceño fruncido.

― ¿y qué? Si ahora lo hago ― le contesto con altanería, libera aire mientras toma asiento. ― No me vengas con maricadas, los mentirosos no me agradan.

― Naimer ― advierte.

― Me largo, tu presencia me asquea.

Tomo el trago para luego buscar a Wildflower, se encuentra sentada entre las dos chicas, las cuales reconozco como Donna y Lauren, puedo decir que la información recopilada por Benson ha sido de gran ayuda para tener claro quién es quién. Al llegar a su lugar levanta la cabeza ladeándola mientras sonríe.

― tienes a mis primas babeando ― suelta levantando una ceja, volteo observando el lugar donde se encuentran las chicas mironas de hace un rato.

― Son unas pubertas ― hago una mueca de asco y se encoje los hombros.

― Ven conmigo ― su ceja vuelve a levantarse, expulso aire rondo los ojos ― solo un momento.

Sonríe colocándose de pie, la tomo de la mano mientras caminamos, siento la mirada de Watson clavada en la espalda, Gadreel me mira molesto desde la barra, pero me vale un quintal de mierda lo que esos dos piensen.

La saco de la fiesta llevándola al frente de su casa, mis chicos se ven parados en la acera de en frente, se alejan un poco al vernos, me detengo buscando la pequeña joya en el bolsillo de mi saco.

― No quiero estar más en la fiesta ― le confieso y abre sus ojos soltando mi mano ― debo irme, pero gracias por la invitación no la esperaba.

― ¿Por qué no te agrado el ambiente? ¿Ocurre algo? ― la expresión que tiene es comprensible, yo también estaría confundido.

― tengo algo para ti ― decido ignorar sus preguntas por el bien de ambos,  mis dedos juegan con la joya mientras con mi otra mano tomo la suya ― Espero no te lo quites, a menos que sea necesario ― coloco el anillo de oro blanco que tiene un pequeño girasol decorándolo.

― Es precioso ― dice mientras levanta su mano para detallarlo mejor con una gran sonrisa, que me contagia una de inmediato.

― Cariño ― la voz de su madre se escucha por el callejón para luego hacer acto de presencia ― Oh, no sabía que estabas con alguien.

― No se preocupe señora Wood, ya me iba. ― le digo metiendo las manos en los bolcillos del saco.

― Mamá él es...

― Ben, Benjamín ― respondo, se siente muy raro decir mi nombre después de tantos años, ya me he acostumbrado al apodo.

Nayana me mira sorprendía, le dedico una sonrisa de boca cerrada antes de darme la vuelta e irme. Los chicos me esperan con la puerta de la camioneta abierta, colocan el auto en marcha a los pocos segundos de haber entrado en él.

― ¿A dónde lo llevamos?

― a la bodega ― contesto tocando el puente de mi nariz con mis dedos.

― ¿Vera a alguien?

― Si. 

Llevo más de media botella vacía para cuando mi invitado cruza por las rejas de la bodega, juego con el vaso de ron moviendo el hielo de un lado a otro, levanto mi vista para observarlo soltando una risa absurda de inmediato.

― No chicos, el circo queda al otro lado de la ciudad ― avanzan hasta quedar a unos pasos, quitándose las ridículas pañoletas que usan.

― ¿Qué quieres Naimer? ― pregunta molesto mientras se cruza los brazos.

― La verdad sería una opción ― juego con mi vaso perdiendo mi vista en el por unos segundos ― debería llamarte ¿Gadreel o Shaytan? Me resulta muy confuso.

― Estas borracho, me voy ― se da vuelta con la intensión mencionada pero mis chicos se atraviesan bloqueando la salida.

Me coloco de pie avanzando a su lugar, mientras que sus chicos dan dos pasos hacia atrás retrocediendo.

― Quiero que por una vez en tu miserable vida digas la maldita verdad.

― ¿a qué te refieres? ― pregunta colocando su mano en mi pecho.

― Exacto, a que me refiero ― le doy la espalda riendo ― es que dices tantas mentiras.

― Naimer, estás ebrio, no sé de qué hablas...

― ¿ella lo sabe? ― me giro para verlo de nuevo y en su mirada obtengo la respuesta ― obvio que no, eso dañaría la imagen de no rompo un plato.

― ¿En serio piensas que una estúpida pañoleta oculta el demonio que eres?, ¿que esta farsa de llevar una doble vida te va a durar siempre? ¿Qué ocultarte le evitara problemas a tu familia? Porque si es así, ya quiero verte caer. ― camino se un lado a otro mientras pregunto, su mirada sigue cada uno de mis movientes sin soltar ni una sola respuesta.

― ¿Qué harás cuando lo descubran? ¿Más mentiras? ― lo miro expectante pero no contesta.

― ¿Qué harás con Nayana? ¿Le seguirás mintiendo? ― Sus manos se forman puños y asiento. ― no dejas de ser un cobarde, no sé qué vieron en ti ― niego con la cabeza mientras avanzo a su lugar, tomo la cadena de mi tío que le cuelga en el pecho arrancándosela ― no la mereces, ni esto, ni a ellas.

No me sorprende que se quede inmóvil en su sitio, miro a sus perros falderos quienes observan de brazos cruzados.

― Ellos saben que lo que digo es cierto ― los señalo, doy vuelta para caminar hacia donde se encuentra la botella llenando de nuevo mi vaso.

― Seré  sincero, ya que eso se me da muy bien ― miro el licor ene mi vaso arrepintiéndome de inmediato de haberlo llenado, lo dejo sobre la mesa para girarme ― desde que la vi llamo completamente mi atención, al ver tu reacción cuando llego conmigo supe que no era cualquier chica, era la opción perfecta para vengarme ― sus nudillos comienzan a tornarse blanco y sonrió con burla ― la lleve al mirador y mis planes con ella cambiaron con solo escucharla hablar, por segunda vez en mi vida había conocido a alguien que me entendía y no me juzgaba.

― Cállate ― pide con los dientes apretados, niego con mi cabeza.

― ¿tienes miedo no? Porque sabes que no podrás contra mí, la fachada de niño bueno aburre, a las chicas les atrae el peligro y ella no es la excepción. ― avanzo hasta quedar a un paso de distancia ― No necesite mentiras para gustarle, no finjo ser otra persona, me muestro como soy y ella lo acepta, cosa que a ti te queda grande...

― ¿sabes que Bakir? esta vez las cosas no serán fáciles ― sonrió mirando el suelo para luego volver a verle ― porqué de verdad me gusta incluso podría decir que la quie...

La frase queda en el aire cuando su puño impacta contra mi mejilla, mi reacción es atacar de inmediato golpeando sus costillas, vuelve a acatarme tirándome al suelo, con un movimiento ágil logro darme vuelta quedando sobre él, la ira no lo deja pensar  mientras suelta golpes que me hacen escupir sangre, tomo sus brazos aplicando una llave que lo deja inmóvil.

― Te permití hacerlo una vez, te confié a la persona que más amaba en el mundo y la destruiste  ―  mis palabras salen llenas de furia y dolor.

― ¡Cállate! ― me grita logrando de soltarse.

Evado sus golpes logrando que su rabia aumente, sus chicos se dedican a mirar sin intervenir porque saben que de querer lastimarlo lo hubiera hecho desde el primer golpe, recuerdos fugaces aparecen en mi mente obligándome a cerrar los ojos, mis respiración comienza a tornarse acelerada, abro mis ojos reteniendo su puño.

― No voy a permitir que suceda de nuevo ― lo suelto para alejarme pero el muy imbécil vuelve a atacarme.

Le doy un golpe en la quijada que lo aturde por unos segundos, su expresión cambia mostrando al Gadreel que vi cuando lo conocí, el que se ganó la confianza de mi tío, el amor de mi prima y hasta podría decir que mi amistad, porque al final no somos tan diferentes...

― Te vas arrepentir ― escupe sangre para mirarme con odio mientras se prepara para atacar de nuevo.

Camino por la habitación mientras esquivo sus golpes aumentando su rabia, conozco su técnica, tanto que puedo predecir sus movimientos y aprovecho para que se autolesione sin tener que agredirlo directamente, el alcohol comienza a hacer efecto en mi sistema obligándome a parpadear a cada instante.

Una patada a las costillas me trae devuelta a la realidad dejándome sin aire, de un momento a otro me siento enojado, mucho, y todo es gracia a la persona que me ataca compartiendo mi enojo. Mi respiración comienza a agitarse, siento que mis pulmones no reciben el aire suficiente, imágenes del pasado aparecen en mi campo de visión.

Una llamada.

El accidente.

Su cuerpo lleno de sangre.

Bakir con cara de culpa diciendo "lo siento"

― Me destruiste ― avanzo tomándolo del cuello de la camisa golpeándolo contra la pared ― Ella no merecía eso ― mi voz comienza a quebrarse.

― Naimer ― me llama el moreno sin acercarse.

El rubio comienza a forcejear cuando mis manos suben hasta su cuello impidiendo su respiración, clava sus uñas en el dorso de mis manos pero no logra detenerme.

― Por favor no lo lastimes  ―  me suplico, mientras me tomaba por la camisa.

― Te ha hecho llorar, no mereces menos que una paliza ― aparto sus manos para seguir avanzando.

― No ha sido su intención, se disculpó de inmediato ― me sonríe de la forma con la cual doblega a todo el mundo y no soy la excepción.

― Esta bien ― volteo mis ojos resignado, levanto mi dedo señalándola ― pero si vuelve hacerte llorar...

― Prométeme que nunca le harás daño ― me abraza escondiendo su cara en mi pecho ― él es bueno, solo que yo soy muy sensible.

― Leah... eso no es excusa para que...

― Ben, prométemelo ― levanta su rostro mirándome de manera preocupada, cierro mis ojos mientras expulso aire por la nariz.

― Lo prometo ― contesto de mala gana, se coloca de puntillas para darme un beso en la mejilla ― eres una manipuladora.

― Te amo ― dice antes marcharse con una gran sonrisa.

― Yo también ― contesto volviendo a la realidad, mantengo mis ojos cerrados mientras voy soltando su cuello ― no siempre te protegerá una promesa, Bakir.

Alejo mis manos, lo escucho toser mientras trata de regular su respiración, sé que lo hirieron hace poco y el daño que le puede acusar dejarlo inconsciente.

― Dalton sácame de aquí ― pido sin abrir los ojos e inmóvil en mi sitio.

― ¿estás bien? ― escucho a Jackson cuando se acerca a socorrerlo.

Unas manos me toman por los brazos guiándome a la salida, avanzo con pasos torpes pero antes de salir por completo me detengo dándote vuelta.

― No dejare que la dañes, no a ella.

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Les prometo un extra sobre lo que ocurrió con Donna y Jerry🔥👄🔥

Fotos de como estaban vestidos   los chicos ❤👄❤


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