Capítulo 23 - 17 de abril.

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Naimer

Estoy cansado de toda esta mierda, de todas las mentiras, de llegar todos los malditos días a este edificio vacío y que cada rincón me recuerde que me he quedado solo, debería estar acostumbrado, ya han pasado tres años, pero cada día duele igual o peor que el anterior, estoy harto.

― ¿se encuentra bien? ― Dalton pregunta con preocupación tratando de mantener mi ritmo al caminar.

― No ves que estoy de maravilla ―  mi respuesta lo hace fruncir el ceño, y me detiene por el brazo.

― Joven, ¿usted cree que esto es lo que ellos quieren? ― Su pregunta me hace tragar grueso, aparto su brazo con un manotón.

― Ellos no están para opinar.

Intento avanzar pero vuelve a impedirlo, estoy lo suficientemente molesto como para que venga a sermonearme con discursos moralistas de lo que creen o no correcto mis familiares muertos.

― ahórratelo, no quiero escucharlo ― esta vez lo aparto con un empujón que lo hace tambalear hacia atrás.

Camino sin ser detenido hasta mi despacho, Víctor solía tener botellas caras ocultas en el librero o en la cómoda de la esquina, no he movido nada desde su muerte, espero conseguirlas en el mismo sitio. Aparto cada libro de manera brusca, caen sin orden en el suelo, los resultados de mi búsqueda son nulos porque no hayo ninguna, me muevo hacia el pequeño mueble de la esquina sacando las cosas rápidamente encontrando una botella de Wiski.

― No está pensando con claridad, señor ― el estúpido de Dalton me hace dar un salto y dejando caer la botella que se hace añicos en el suelo.

― ¡mira lo que has hecho imbécil! ― empujo su pecho para luego patear los pedazos de vidrios en el suelo.

― Joven Naimer, su padre me ordeno cuidarlo y eso hago ― contesta con tranquilidad, mientras que mi respiración se ha vuelto agitada.

― ¿cuidarme de qué? ¿De una maldita botella de alcohol? ― Mis manos se vuelven puños y baja su mirada a ellas ― Víctor no está y se cuidarme solo.

― Señor, sabe lo que significa una botella de alcohol y las consecuencias que trae, usted más que nadie debe tenerlo claro ― avanzo y lleva sus manos a la espalda haciendo que me detenga. ― No sea como su padre, piense como reaccionaria la señorita Leah si estuviera presente, al verlo en el estado que esta.

Volteo la cara hacia la puerta apretando aún más mis puños, mi padre no fue el mejor, tenía serios problemas con el alcohol, solía golpear gente o matarla sin razón alguna cuando tomaba, algunas veces lo hizo conmigo pero decía que era entrenamiento para convertirme en un hombre de respeto, sus lecciones me han servido de mucho pero prometí nunca llegar hacer como él.

Leah llego a verme inconsciente o en mal estado luego de los entrenamientos, solía gritarle a mi padre que estaba pequeño para esos entrenamientos, pero yo pensaba que eran necesarios, quería causar el mismo temor que causaba mi padre en la gente que lo rodeaba, una vez llegue muy tomado a la casa cuando tenía alrededor de 17 años, recuerdo a la perfección el rostro de preocupación de Leah y el regaño que me dio mientras me tiraba a la tina con agua fría, reviso mis nudillos, su cara cambio de preocupación a decepción al notar que había golpeado a alguien, esa era la mirada que tanto solía evitar causar en las personas que me rodeaban y verla en el rostro que siempre me miraba con orgullo o felicidad, me hizo tomar la decisión de nunca volver a causarla.

En estos momentos estarían tan decepcionados de mí...

Mi padre...

Mi madre...

Leah...

Expulso aire, saliendo de la habitación caminando en pasos apresurados hacia el único lugar donde puedo relajarme y botar todas estas toxinas que están en mi sistemas, que me producen asco, más asco me da saber que están ahí por culpa de ese mentiroso, de ella, y de todos los malditos problemas que se han ocasionado desde que la conocí, pero principalmente es mi culpa por tomar el camino más fácil.

Desabotono mi camisa dejándola tirada en el pacillo a unos pasos de la doble puerta, al cruzarla me quito los zapatos de un punta pie, lanzo el reloj al suelo, y lo sigue el cinturón, sin pensarlo mucho me tiro de clavado a la piscina, al entrar en contacto con el agua fría me provoca un escalofrió, pero rápidamente mi cuerpo se adapta al cambio de temperatura, me dejo hundir hasta quedar sentado en el suelo, cierro los ojos disfrutando de la tranquilidad que me produce, al sentir que se me acaba el oxígeno subo a la superficie respirando profundamente para luego comenzar a bracear de un lado a otro sin detenerme. 

Escucho las puertas abrirse dándole paso a alguien pero no me detengo, no sé por cuanto tiempo sigo nadando de un lado a otro, mi cuerpo se siente agotado, me sostengo de la orilla respirando frenéticamente, unos mocasines negros quedan paralelos a mi rostro obligándome a subir la cabeza.

― Hace mucho que no te veía nadar ― dice ofreciendo su mano para ayudarme a salir ― sigues siendo igual de bueno.

Camino en busca de una toalla, mientras que mi pantalón escurre mojando el piso.

― ¿Qué quieres?

― Tenemos una conversación pendiente.

Camina alrededor de la orilla mirando la habitación, me deshago del pantalón enrollando una toalla alrededor de mi cintura mientras me seco el cabello con otra.

― No lo hare.

― Naimer...

― No tengo razones para hacerlo ― me encojo los hombros ― es buena chica.

Camina hasta mi posición con expresión seria, me mantengo inmóvil esperando su argumento ridículo del porque debo alejarme.

― lo diré de la forma más clara y sencilla ― toma aire cerrando sus ojos para luego mirarme fijamente haciéndome fruncir el ceño ― Es tu prima.

Doy un paso hacia atrás por inercia tras escuchar esas palabras, mantiene su expresión seria, lo observo por un instante con total confusión.

No puede ser posible...

Comienzo a negar inmediatamente para luego comenzar a reírme descaradamente.

― Ahora si estas demente.

― Es cierto ― trata de acercarse pero lo detengo con la mano.

― No, mi prima murió hace tres años y no tengo otra. ― Mi oración hace que su expresión cambie y trague grueso ― su muerte es dura de asimilar pero que salgas con esta ridiculez es asqueroso, no puedo creer que seas tan sínico de pensar que puedes suplantar el puesto de tu hija con una persona totalmente diferente.

Le paso por un lado para salir de la habitación pero vuelve a hablar.

― No puedes decirme eso, haces lo mismo ― me detengo en seco, girando para verle de nuevo.

Expulso aire sin creer lo que he escuchado, vuelvo a reír irónicamente negando con la cabeza.

― No, yo tengo claro que Leah murió hace tres años en un accidente con un disparo en el pecho, recuerdo perfectamente su funeral, y visito su tumba los 17 de cada mes, mi prima murió ― me afinco en las últimas palabras aunque me duela pronunciarlas, aprieta su mandíbula mientras lo señalo  ― no trato de suplantarla, porque nadie es igual que ella y nadie podrá serlo...

Sé que lo he dicho de forma helada pero es la verdad, aunque a todos nos duela, esa es la verdad, la chica de sonrisa tierna ya no está, me enoja muchísimo que no lo acepten y quieran fingir que otra persona es ella. 

― no sé qué pasa por sus retorcidas mentes al creer que Nayana es igual a Leah cuando son diferente en todo...

Lo miro con desprecio, camino hacia la salida sujetando con más fuerza de la debida la toalla alrededor de mi cuello.

― Lo prometiste... ― dice en un tono de voz tan bajo que apenas llegue a escucharlo.

― ¿Ahora de que hablas? ― me detengo al colocar una mano en la puerta.

― Dijiste que no te acercarías a ella...

― ¿De qué mierdas hablas, Thim?

Estoy a nada de creer que se está volviendo loco de verdad, pensé que lo estaba superando, incluso se veía bien emocionalmente y ahora no sé qué le sucede.

― Es Adhara ― esas dos palabras me caen como dos baldes de hielo. ― prometiste no acercarte a ella, benjamín.

Nayana

Tres días...

Tres días han pasado desde mi fiesta de cumpleaños, una fiesta que pensé que terminaría con alguien herido o alguna pelea, pero termino tranquila y aburrida como suelen ser, no esperaba que Naimer se fuera tan temprano y menos con la cara que cargaba, pero es impredecible, lo que de verdad me sorprendió que exactamente una hora después Gadreel lo hizo de la misma manera.

Tenía un problema en su casa...

Cierto.

El caso es que ninguno de los dos ha dado señales de vida desde ese día, mi familia se ha ido esta mañana, al igual que mis padres a un viaje de negocios, miro el ventilador dar vueltas en el cielorraso mientras cambio de canal la televisión, mi celular vibra en la mesita y lo tomo a una velocidad que me sorprende.

Jeff <3

Pequeña, el club abrirá este sábado, será la reinauguración junto su aniversario 5, prepara tus mejores pasos ;)

Muy bien, podre usar la maya que me dio mi abuela, ahora solo falta la coreografía.

Me quedo mirando un rato la pantalla del celular debatiendo si hacerlo o no, pero me encuentro demasiado aburrida y quiero salir, qué más da, es una llamada...

Presiono llamar al número de Naimer y lo llevo a mi oreja, no pasaron ni dos segundos cuando:

El número que usted ha llamado  no se encuentra asignado a ningún suscriptor.

Expulso aire dramáticamente, bien, pasemos al siguiente.

hola es Gadreel, en estos momentos estoy ocupado, por favor  deja tu mensaje...

Genial.

Siguiente contacto.

Me cancela la llamada y a los segundos me llega un mensaje.

Barbie <3
Linda estoy en una reunión con unos socios de Daddy, hablamos luego...

― Okey, Donna no me falles ― marco su número uno, dos, tres, cuatro, quinto, deja de sonar, tres llamadas más y no contesta.

¿Qué le sucede a la gente que está ignorándome?

Tienen su vida y no eres su centro de atención.

Entendible.

Me lanzo hacia el mueble, volviendo a ver el ventilador girar, estoy segura que al llamar a Max me dirá que esta con Anny haciendo quien sabe que, Hemily estudiando como siempre y más ahora que el lunes volvemos a la Universidad, expulso aire girando mi cuerpo para ver la televisión, no quiero pasar la tarde viendo un programa sobre buscar vestidos de novia, bajo la vista a la mesita notando las llaves de mi auto, sonrió, tenemos un cambio de planes.

Treinta minutos después, me encuentro con el trasero apoyado a la puerta del auto comiendo un helado viendo a la gente caminar y los autos pasan fuera del parque donde Bakir me trajo una vez, dos hombres llaman mi atención cuando se encuentran discutiendo en una esquina causándome una especie de deja vu, mi teléfono comienza a vibrar en mi bolsillo trasero, contesto sin mirar quien es mientras mantengo la vista en los sujetos.

― Ajan.

Bichita ¿Dónde estás?

― ¿Max? ― pregunto extrañada, no espera que llamara y menos preguntando donde estoy.

Si, vine a tu casa y no hay nadie ― lo imagino sentado en una de las sillas de madera en el porche o tocando las matas de Dayana, me voy por la segunda.

― Vine por un helado ― contesto mientras paso la lengua por la barquilla, sigo confirmando que son demasiado deliciosas.

¿sin mí? ― viro los ojos después de escucharlo.

― ¿Estas a mi lado?, está claro que sin ti.

Está de vuelta, señores ― bufo volviendo a girar lo ojos.

― Nunca me he ido, ridículo ― se escucha su risa, uno de los tipos se va, recordándome que debo hacer lo mismo ― hablamos ahora Max, debo hacer una visita. ― termino con el helado, abriendo la puerta del auto.

Espera... ¿a quién?

― te suena... Madellen ― cuelgo antes de escuchar, un sermón de porque no debo ir, el peligro y blablablá.

Me tomo veinte minutos volver a la cuidad, este bebé se porta de maravilla, en estos momentos no odio tanto al asqueroso italiano, una presentación de tres minutos me permitió comprar esta belleza y muy pronto un departamento, vivir con mis padres está bien, pero nada como la libertad de ser independiente.

El barrio de Madellen está a unas cuadras de distancia, pero voy reduciendo la velocidad a identificar a alguien esperando en la parada de buses, me detengo bajando la ventanilla mostrando una sonrisa inocente.

― Hola Maxi.

Mantiene sus brazos cruzados en el pecho, mirándome como señora enojada y volteo los ojos.

― No empieces ― le digo al ver que no cambia de expresión.

― ¿no empiezo? ― Niego ― bien, preocuparme por tu seguridad es empezar.

― Max... ― le advierto, y levanta su brazos.

Luego de dejar el auto a una cuadra, caminamos hacia la casa de la señora Becket, mantengo la mirada en el suelo ideando mil maneras de cómo decir esas palabras sin ser tan brusca.

A su hijo lo volvieron colador... no así no.

Más sutil, Nayana.

― Solo dile que lo mataron ― Max pasa un brazo por mis hombros.

― ¿Cómo sabes? ― se encoje los hombros y lo miro mal.

― Lo más probable es que sepa que lo hayan matado, no era un angelito ― aparto su brazo ― la respuesta que quiere no la tengo, aun no sé porque lo mataron ― paso una mano por mi rostro frustrada.

― por ser un criminal es obvio ― levanto una ceja ― Si ya entendí, quieres resolver el misterio y encontrar el asesino.

Asiento dramáticamente, Madellen como era de esperarse está sentada en su porche pero esta vez se encuentra tejiendo, levanta su vista y nos nota, sonrió saludándola con la mano y su cara tranquila cambia a una muy preocupada, nos pide seguir rápido, comparto una mirada con Max antes de apresurar el paso, cierra la puerta cuando la cruzamos.

― Buenas tard...

― Niña ¿Cómo se te ocurre venir hoy? ― me toma por los hombros totalmente alarmada.

Abro con sorpresa mis ojos, cierro y abro mi boca sin encontrar las palabras adecuadas para responder.

― Buenas tardes Sra. Becket ― Max le coloca una mano en el hombro, tratando de tranquilizarla.

― Y traes a otra persona, ¿Qué pasa por tu cabeza? ― me encuentro perpleja solo parpadeo sin decir nada.

― Señora ¿puede calmarse? ― Le dice con amabilidad el chico ― le venimos a hablar de su hijo.

― Mi bebé ― dice en un hilo de voz, sin apartar la vista de él.

― Si, tenemos que  hablar de Brandon y hacerle unas preguntas ― logro decirle apartando sus manos de mis hombros.

Su mirada se queda perdida mirando al suelo, no sé si está en una especie de trance sentimental o quien sabe que le sucede.

― Madellen ― trató de colocarle una mano en el hombro pero se aparta.

― No, no, hoy no ― niega con la cabeza caminando hacia los muebles sentándose en uno ― Váyanse, por favor.

― ¿Sucede algo? ¿Qué pasa? ― se acercó arrodillándome frente a ella colocando mis manos sobre las suyas ― puedes confiar en mí, Madellen.

― ¿sabes que día es hoy? ― pregunta levantando su cara cambiando de expresión, frunzo mi ceño sin entender muy bien a que se refiere.

Max expulsa aire bruscamente para luego soltar un "mierda" en voz muy baja, lo miro extrañada viendo como pasa sus manos repetidamente por el vaquero.

― Nayana debemos irnos, vendremos luego ― dice con tono serio, me levando hasta quedar a su lado y le hago una mueca sin comprender que pasa, me toma por los hombros y me guía hacia la salida, antes de cruzar la puerta se gira ― Lo siento mucho, Sra. Becket.

Me toma de la mano y comienza arrastrarme por la calle, si arrastrarme, porque camina demasiado rápido, tanto que casi estoy trotando.

― ¿Qué rayos sucede? ― trato de soltar su mano pero me agarra de la muñeca sin detenerse ― Joder, ¡Max detente! ― grito haciendo que lo haga y choco con su espalda.

― Escogiste el peor día para venir a este lugar ― dice mirando a todo lados, colocándome nerviosa.

― ¡¿QUÉ PASA?!

― ¡ES 17 DE ABRIL, NAYANA! ― me grita de vuelta, girándose para verme.

― Oh ― es lo único que puedo pronunciar, mirando el piso.

― Si, oh ― me mofa ― tenemos que salir de aquí ― vuelve a tirar de mí.

― Espera, espera ― trato de clavar mis botas al asfalto para detenerlo.

Se gira con intenciones de tomarme por las piernas y cargarme, la expresión que carga no sé si definirla como enojada o preocupada, lo dejaremos en ambas, trata de tomarme pero retrocedo, intenta volver a tomarme pero se detiene cuando escuchamos ruido de motocicletas y autos.

― ¡Mierda! ― se pasa las manos por el cabello ― lo sabía, sabía que esto pasaría.

― ¿pasar qué? ― miro las motocicletas que pasan frente a nosotros dejando polvo.

Las cosas suceden tan rápido que no nos da tiempo de reaccionar, sujetos con pañoletas salen de todos lados colocándose frente las personas que acaban de llegar, los sujetos bajan de las motocicletas y quita sus cascos, suelto un grito ahogado al reconocer quien lidera, Max vuelve a tomarme por la muñeca pero no logramos avanzar ni dos pasos cuando dos hombres nos apuntan en la nuca por atrás.

― Levanta las manos, Nay ― me dice con los dientes apretados, mirándome de reojo.

Le hago caso, los sujetos nos empujan haciendo que nos coloquemos de rodillas, mi mirada se mantiene fija en lo que está sucediendo al final de la calle, los sujetos que cubren su rostro se apartan dándole paso a tres sujetos más cubierto de la misma forma, aunque no puedo ver muy bien gracias a la distancia, estoy segura que el que se encuentra en el centro es el sujeto de la carrera, el líder.

Parece que Naimer discute con él, lo señala en cada palabra que dice, volteo a ver a Max quien también tiene su mirada fija en esa dirección, está igual o peor de confundido que yo, no logro entender que sucede, mi mejor amigo expulsa aire de manera brusca, bajando la cabeza asintiendo como si supiera algo que yo no sé.

No me da ni tiempo de preguntar porque el sonido de seguros quitándose de manera simultánea, se lleva toda la atención, el sujeto apunta al pelinegro y este lo imita, veo un movimiento en unos de los edificios diagonales a donde ellos se encuentran, y mi piernas reaccionan por si solas, me levanto para comenzar a correr en esa dirección, Max comienza a llamarme pero no me detengo, el sujeto que me apuntaba me grita que me detenga o me disparara, pero sigo corriendo, cuando estoy a metros de distancia:

― ¡NAIMER! ― Grito fuerte y todas las armas se mueven a apuntarme por ambos bandos.

Me mira desconcertado bajando su arma, mi respiración está demasiado agitada, no logro respirar bien, siento que el oxígeno no es suficiente, la voz no me sale, así que extiendo  la mano señalando al francotirador escondido en la ventada del edificio, gira al mismo tiempo que se escucha una detonación.

Siento que me toman por la cintura jalándome, una especie de neblina se comienza a rodear a los dos grupos, escucho gritos de órdenes o eso parece, lucho con la persona que me sujeta pero me sostiene con mucha fuerza.

― Tenemos que irnos ― me dicen pero solo niego, no puedo irme, no puedo.

De repente una orden sobre sale entre todas la voces que se escuchan.

― ¡LLEVATELA MAX, SACALA DE AQUÍ!

Quien me tomaba por la cintura, me carga alejándome del lugar, levanto mi cabeza sin dejar de mirar la escena, un grito de dolor se escucha colocándome los pelos de punta, comienzo a patalear para que me suelten pero no lo hacen, me sientan en el asiento de un auto colocándome el cinturón, pero no dejo de mirar hacia atrás, me toman el rostro, mis ojos se encuentran con la cara de Max quien me habla pero no logro entenderle nada, me dedico a negar con la cabeza, desaparece de mi campo de visión y vuelvo a girarme sosteniéndome de la cabecera del asiento, dos motocicletas se posicionan a en cada lado del auto, los sujetos tocan las ventanas con sus nudillos y logro reaccionar.

― Vimos todo, nos van a matar.

― No, nos van a cuidar.

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HOLA  HOLA.

SE ACABO LA PAZ, SE VIENE LO BUENO.💥💥

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ESTARÉ PUBLICANDO COSAS SOBRE LA NOVELA Y TALVEZ UN ADELANTO DEL PRÓXIMO CAPÍTULO.

NOS VEMOS PRONTO❤

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