Misterio

Una casa.
Un lago sin agua.
Y dos miradas.

Me desperté en una casa abandonada. El lugar parecía que no lo habían limpiado en años. Cubiertas de polvo en las mesas y cajones, telarañas en casi todos los rincones. Abrí la fina cortina que rodeaba la cama donde estaba descansando y me paré sobre las crujientes tablas del suelo. Las tablas del piso ruidosas tenían agujeros, algunos pequeños y otros que se podían ver la suciedad. Salí del dormitorio y pude ver que la sala de estar parecía aún más abandonada que el dormitorio. Las ventanas estaban cerradas con barricadas y el ventilador de techo estaba lleno de polvo, la mesa era irreconocible, ya que parecía haber sido consumida por termitas hace mucho tiempo y el sofá mohoso en mal estado. Abrí el pomo de la puerta chirriante aunque tuve que sacudirlo para abrirlo.

A mi izquierda, había un lago vacío y en medio del lago había un hombre encapuchado en el centro. Miré más de cerca y allí donde sobresalían los huesos. Lo vi arrodillarse en el suelo y agarrar un puñado de tierra acre que se deslizó entre sus dedos mientras se levantaba.

Me acerqué para ver qué estaba haciendo cuando agarró un fragmento brillante que salió de la médula ósea de uno de los cadáveres. Cuando vi sus ojos verde esmeralda mirarme, sentí un escalofrío por mi espalda. Su rostro lleno de cicatrices me fulminó con la mirada antes de salir disparado del lago seco, y en menos de 2 segundos se paró frente a mí, tirando del cuello de mi pijama mientras me miraba violentamente.

"¿Qué hiciste?" Apretó los dientes, gruñendo. "¡Respóndeme!"

Que hice ¿De qué estaba hablando?

"¿Quién eres? ¡Déjame ir!" Traté de soltarme de su agarre pero no me soltó.

"¡No mientas Hydra! ¡Encontré este fragmento! Lo usaste con tus víctimas para eliminarlas. ¡Las blanqueaste hasta los huesos!"