El viento aullaba y soplaba a cántaros, pero a ella no le importaba. Tenía que llegar al otro lado.

"¡Estoy casi allí!"
Era mentira, no la estaban esperando.  Si pudieras llamarlo así. Su madre solo quería que ella estuviera a salvo cuando estaban a punto de cruzar al infierno. Pero ella no tiene miedo a la muerte ni nada por el estilo. Ya no. No hay nada peor que enfrentarse a la muerte con tus seres queridos todavía en la tierra, y ahora ella finalmente puede volver con ellos.

Pero esta vez, lo haría sola. Fue una promesa.

Su pie resbaló en el barro resbaladizo. Cayó de cara en un charco mientras intentaba agarrarse del mango de la sombrilla. Voló de sus manos y se deslizó hacia el abismo acuoso de abajo.
Ella gritó. El sonido resuena a través del bosque vacío y silencioso.

Ninguna respuesta. Sin respuesta.
Se apresuró a encontrar su objeto perdido y se puso de pie. Ni siquiera podía ver su objeto caído.

"¿Dónde estás? Por favor, dime que no es demasiado tarde". Empezó a caminar en la dirección que creía que iba su paraguas.

El bosque de repente se volvió muy silencioso y luego, de repente, algo agarra su muñeca, impidiéndole moverse.

Ella gritó y trató de alejarse, pero el agarre en su muñeca solo se hizo más fuerte.

"¡Suéltame!"

Le dio una patada a lo que fuera que sostenía su brazo, pero solo apretó más.

La criatura se aferró a ella con tanta fuerza que no podía moverse.

Empezó a respirar con dificultad y miró hacia el cielo tratando de ver si alguien podía ayudarla. No había señales de nadie cerca de ella. Ella no estaba sola. Sintió que las lágrimas amenazaban con caer de sus ojos y su garganta se contraía.

"¡Por favor... por favor no! Yo-"

Su visión se oscureció y toda sensación abandonó su cuerpo.

Todo se volvió negro, la niña se había desmayado.

Todo duele. Todo dolía mucho. ¿Donde estaba ella?

¿Qué sucedió? ¡¿Cómo terminó ella aquí?!

Se incorporó e inmediatamente se arrepintió. Su cabeza se sentía pesada, y todo estaba dando vueltas.

Sintió que se resbalaba de nuevo hasta que alguien la agarró por la parte superior de los brazos.

Ella jadeó, sobresaltada. Ella conocía esa voz, ese toque. ¡Era él, pero se suponía que no debía estar allí ahora mismo!

"Respira." Él ordenó. Parecía preocupado. ¿Por qué estaban en un bosque de todos los lugares?

Lo intentó, aunque sus pulmones no funcionaban correctamente. 

"Despierta…" Susurró él, todavía abrazándola, y lentamente levantó uno de sus brazos para que pudiera descansar contra su pecho en lugar de tener que agarrarse a él. Ella escuchó algo romperse. Él hizo una mueca, pero no hizo ningún movimiento lejos de ella. Fue entonces cuando la golpeó.

Estaban atrapados en la tormenta. Sabía que pasaría mucho tiempo hasta que regresaran. La tormenta podría ser peor de lo que era ahora o peor aún, podrían quedar atrapados en la tormenta y tener que vivir sus días bajo la lluvia.

Era un milagro que alguno de ellos siguiera vivo. Tuvieron suerte cuando su padre los encontró. Debió sentir que algo no estaba bien porque comenzó a caminar hacia el pueblo.

"¿Cuánto tiempo va a llover?" La chica gimió con cansancio mientras uno de ellos captaba el ojo de la tormenta.

"No mucho más."

"Eso espero. Tenemos que llegar al otro lado".