Sara empezó a contarme porqué era tan importante la protección a la hora de tener relaciones sexuales, sinceramente me sentía incómoda hablando de esos temas con ella, pues claramente mis padres me habían contado sobre los diferentes métodos de planificación y protección tanto para hombre como para mujer; Sin embargo, en ese momento no se me pasó por la cabeza utilizar condón o alguna pastilla, sabía todo sobre eso, pero estaba tan metida en el momento que no pensé en la posibilidad de un embarazo.

Sara me miraba preocupada, sabía que había cometido un error y que con mala suerte, ese error se convertiría en un bebé de carne y hueso. Yo la miraba como si sus pensamientos fueran absurdos, pues no podía ser tan de malas como para quedar embarazada en mi primera vez ¿O podía ser una posibilidad? No, realmente no quería pensar en esa posibilidad, mis padres me habían hablado mucho sobre los riesgos, enfermedades, embarazos etc etc ¿Te imaginas la cara que pondrían si se enteran qué soy una irresponsable? Me matarían.

—No quiero pensar en eso — fue lo único que dije tomando mis cosas — debemos volver a clases.

—Está bien, pero sí yo fuera tú hablaría con Richard — sus palabras hicieron eco en mi cabeza.

—Eso he tratado, pero no me responde, no vino a estudiar — continúe — sinceramente empiezo a preocuparme.

Sara me miraba más preocupada aún, no sabía lo que pasaba por su cabeza con las palabras que había mencionado, pero sí ella estaba preocupada a pesar de ser una chica sin esa palabra en su vocabulario, entonces era porque algo muy malo estaba pasando por su cabeza. Las clases habían terminado, intenté llamar a Richard pero no contestaba, incluso la última vez que lo intenté, sonó apagado ¿Acaso me estaba evitando? No podía ser verdad, no después de una noche tan maravillosa como la que tuvimos.

Decidí no tomar el bus, quería estar sola, tener mi propio tiempo y libertad, mi casa estaba lejos así que tendría mucho tiempo para pensar y aclarar mis ideas. El celular de Richard sonaba apagado nuevamente, no sabía nada de él desde la madrugada, no quería pensar que algo malo le había pasado, quería ir a su casa y preguntar lo que sucede, pero no quería parecer una tonta desesperada por saber el paradero de su novio.

—Hola Lucía — dijo un chico con cabello castaño y ojos color miel — no es común verte por aquí.

Salí de mis pensamientos y lo miré fijamente — Hola Erik — saludé sin ánimos — quise tomar un poco de aire y no me llames Lucía, dime solo Luci.

—De acuerdo Luci ¿Te importa si camino contigo? — cuestionó — no me queda mucho de vida y quiero pasar mis últimos minutos con la chica que me gusta desde hace tanto.

Erik era un chico muy guapo, pero mis ojos decidieron mirar por otros rumbos, sabía de ante mano que Erik gustaba de mí, pero como dice por ahí "En el corazón no se manda" el chico a mi lado tenía un tumor cerebral y le quedaban pocos días, dejó de estudiar para someterse a exámenes y tratar de curarlo, pero ya era demasiado tarde. Erik siempre fue un chico alegre y su enfermedad no le quitó su gran personalidad, a veces me pregunto si me elección fue la correcta.