Semanas

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Tres semanas, semanas en la que Richard había desaparecido por completo, su celular sonaba fuera de servicio y había dejado de asistir al colegio. También habían sido tres semanas en las que me había comenzado a sentir mal, la comida me daba náuseas, incluso mis favoritas me daban asco, ya me había desmayado por lo menos dos veces a la semana y mi vómito empeoraba a cada minuto, mis padres ya no me creían la tonta excusa de que ni estómago estaba sensible o era exceso de trabajo en el colegio y sinceramente yo tampoco me lo creía.

Esa mañana había salido de casa como todos los días, era lunes de la cuarta semana de mis síntomas y desaparición de Richard, para redondear el número, estaba completando un mes en el que me había entregado a mi novio y todo iba de mal en peor. Cuando llegué a la entrada del colegio lo primero que hice fue correr al baño, vomité lo poco que tenía en el estómago sintiendo realmente mal, la puerta donde me encontraba sonó tras la voz de Sara y las demás.

—Luci, sal de ahí — mencionó Sara con calidez.

—Sí amiga, tenemos que hablar — musitó Aurora con voz angustiosa.

—Te hemos traído algo Lucía — comentó Kath con voz más dura.

Salí del baño y las miré, sus rostros demostraban tristeza y preocupación, yo me hice a un lado y me miré al espejo; Mis ojos estaban apagados, sin brillo, debajo de ellos tenía ojeras moradas, verdes, casi amarillas y no quiero hablar de mis labios, estaban quebrados con pequeñas gotas de sangre seca y escamas casi a punto de arrancarse.

—Me veo horrible — susurré con lágrimas en los ojos — últimamente no he podido dormir, me siento mal y no he sabido nada de Richard.

—Te hemos traído esto — masculló ignorando mis lamentaciones. Su mano sostenía una prueba de embarazo la cual estaba tratando de entregarme.

—¿Para qué yo eso? — cuestioné con el ceño levemente fruncido, ellas me miraban como si lo que hubiera preguntado fuera lo más tonto del mundo. — no estoy embarazada.

—Solo hazla y ya — me regañó Kath — no te estamos diciendo que lo estás, pero es mejor salir de dudas.

La tomé con pesadez y entré nuevamente al baño, hice todo lo que decía en las instrucciones y salí del baño, todas estábamos esperando el resultado de ducha prueba, si era una raya, significaba que solo estaba enferma y debía ir al médico, si salían don rayas, significaba que estaba embarazada y debía ir al médico para confirmarlo. Los segundos parecían eternos y cuando el momento había llegado ya estaba lo suficientemente nerviosa como para no mirar, las chicas estaban al frente de mí así que cerré los ojos y se las mostré.

Un silencio amargo se hizo presente en el baño, ninguna quería mencionar palabra y lastimosamente me vi obligada a mirarla por mí misma, cuando la miré, sentí que todo mi mundo se derrumbaba.

—E-Estoy embarazada — murmuré.

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