No pude negarle a Eric su última voluntad, sabía que él deseaba pasar sus últimos días junto a la persona que más quería en éste mundo y esa persona era yo ¿Cómo podría negarme? Eric siempre me ha mostrado un cariño sincero y sin condiciones, aquí la tonta había sido yo. Llegamos hasta un pequeño lago cristalino con alguno que otro pez nadando por todo el lugar, sinceramente era una vista muy hermosa y agradable, nunca creí que después de muerta tendría el privilegio de admirar tan bello lugar.

Pasaron algunos minutos y el silencio aún reinaba en el lugar, solo estábamos allí mirando todo como si estuviéramos disfrutando el lugar por última vez, aunque pensándolo bien, Eric sabía muy bien que jamás podría volver a éste mundo y que la mayor lamentación era haber podido disfrutarlo tan poco; Por otra parte se iba feliz, pues había tenido una gran vida hasta que el médico había detectado su tumor, lástima que yo no estuve ahí para hacer de sus días más hermosos.

—Dime — dijo rompiendo el silencio. Yo volteé a mirarlo mientras el seguía admirando todo. — ¿El lugar dónde estás es bello? Dime la verdad.

—No, es un lugar oscuro, frío y constantemente se escuchan gritos y súplicas de aquellas almas en pena — musité viendo como su cuerpo se estremecía — tranquilo Eric, te prometo que al lugar al que irás será mucho más bello que éste lago.

—¿Cómo sabes eso? — cuestionó mirándome fijamente — ¿Ya has estado ahí?

—No, pero sé que existe y también sé que allí encontraré a mi hijo — sonreí recordando al hijo de un abierto fallido como yo, a mí no me habían querido, pero yo a ese niño le quería entregar todo de mí.

—¿Qué te pasó Lucí? — dijo con preocupación.

—Mis padres querían que abortara — susurré.

—¿Y lo hiciste? — susurró igual que yo.

—No, pero ahora estoy muerta — dicho lo último me levanté y miré a Eric con una pequeña tristeza en mis ojos. — el momento ha llegado.

—Será un placer morir por tus propias manos mi Lucí — oro dándome un casto beso en los labios — estoy listo para morir.

Eric se paró frente al lago con las manos abiertas y los ojos cerrados, yo empuñé con fuerza la guadaña en mis manos y sabía que en ese momento mi cuerpo, rostro, brazos y absolutamente todo estaba convertido en una calavera sin alma y sin corazón. En un movimiento rápido atravesé a Eric con mi guadaña y éste rápidamente cayó al lago, ahora todos aquellos que lo vieran pensarían que el había muerto ahogado en ese lago y nadie sabría la verdad hasta que mueran.

No hay que ver la muerte como aquello que te quita la vida solo por placer o decisión propia, la muerte es una llave que nos brinda una puerta a un mejor lugar o a uno peor, todo depende de nuestras propias acciones, pero debemos saber que nadie es eterno y tarde o temprano yo llegaré o robarles el alma, morirán, nacerán y no recordarán, esa es la ley que se repite siempre. No me teman, solo hago mi trabajo, los llevaré al lugar que corresponden, la vida es pasajera y no nos pertenece, la muerte es lo único que sabremos es real, lo demás es historia.