Hombre malo.-

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Cuando Aerum era mucho más chiquito, su papá lo llevo donde un hombre malo que le dio mucho, mucho miedo. 

No le gusta recordar mucho de ese lugar porque sí lo hace, va a volver a llorar y baba también lo haría, justo como ese día. Porque aunque Aerum nunca quería volver a acordarse del hombre malo, sí podía recordar que mientras lloraba porque era muy chiquito y tenía miedo, su baba le había abrazado mientras también lloraba. 

.- Lo siento, lo siento, mi amor... perdona a papá, perdóname - era lo que su baba decía mientras daba besos sobre su cabeza, sus manos grandes sosteniéndole y también queriendo quitar sus manitos de sus ojos, pero Aerum no quería ver - Perdona a papá por hacerte pasar por ésto, Aerum... mi amor. 

Aerum no sabía por qué tenía que perdonarlo, pero lo hizo de todas formas. 

Lo que no pudo hacer fue dejar de llorar. El hombre malo al otro lado de la gigante mesa blanca les miraba con cristales sobre sus ojos que parecían rayos láser, como si fuese un villano de los power rangers a punto de hacerse aún más gigante y sí lo hacía, Aerum sabía que le haría daño a baba. No quería que nadie le hiciera daño a su baba, no como a él. 

A él ya la había hecho daño, por eso tenía miedo. 

Ese hombre lo había alejado a la fuerza de su baba en una habitación enorme, llena de sonidos aterradores y de colores por todos lados. 

Muchos colores que antes a Aerum le gustaban, pero que en ese momento y desde entonces le habían provocado mucho, mucho miedo. Todos los colores se habían hecho uno solo y después, eran un monstruo que corría hacia él para tragárselo mientras no podía moverse, los sonidos le provocaban dolor en sus orejitas, casi tanto como los colores andantes a sus ojos. 

No quería ver ni oír nada, pero sus manitas no alcanzaban para esconderlo del monstruo. 

Así que gritó, gritó y volvió a gritar. Y entonces, baba llegó a salvarlo. 

Cuando sus brazos le alzaron del suelo, Aerum temía que el monstruo dañara a baba, pero no lo hizo. El monstruo retrocedió asustado porque su baba era más fuerte que cualquier monstruo, más valiente que cualquier power ranger y para Aerum, sus brazos eran el único sitio donde no corría ningún peligro. 

Sin embargo, el hombre malo seguía al otro lado de la mesa... 

.- Joven Kim, entiendo que esto sea muy difícil para usted, pero usted es sólo un adolescente y debe comprender que lo mejor para su hijo es contar con ayuda especializada en un centro de... 

Su baba no lo soltó y no lo haría ni aunque el hombre malo se hiciera más gigante, ya no lloraba como Aerum y su voz era tan dura que le provocó un hipido: .- Mi hijo se va conmigo. 

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