El monstruo de colores vive bajo su cama. 

Algunas noches deambulaba por su cuarto mientras Aerum se escondía bajo sus sábanas de power rangers con Dientitos en sus brazos, escuchando como lo revolvía todo y partía sus pequeñitos colores a la mitad. Él nunca hacia ruido porque sí el monstruo lo escuchaba, entonces iría a comérselo. 

Otras noches, lo escuchaba salir al pasillo mientras sus afilados dientes destrozaban todo lo que encontraban y Aerum sabía que sino fuese por los dinosaurios que cuidaban las puertas de los cuartos de sus baba's, el monstruo habría entrado para hacerles daño o comérselos también. 

El monstruo le temía a su baba porque era más fuerte que cualquiera, pero en las noches su baba dormía y era débil ante el monstruo. Baba goo era como un cadáver en las noches y al dormir sin ropa, era incluso más vulnerable al horrible monstruo de colores; por ello ponía dos dinosaurios más bajo su cama. 

Aerum había querido poder hacer algo contra el monstruo, pero le tenía mucho miedo. 

No quería que se lo comiera y sus baba's se quedarán solos, sin quien los proteja como Aerum lo hace. No quería que el monstruo tomara su lugar o fingiera ser él para que sus baba's lo amen y terminen olvidando al verdadero Aerum en el estómago del monstruo de colores para siempre. 

Pero el monstruo era tan aterrador y grande que Aerum se hacia muy pequeñito frente a él, como si los ojos azules del monstruo lo volvieran una pasita que iba a comerse... Por eso a Aerum no le gustaba comer pasas, siempre se imaginaba como una y siendo tragado por el monstruo de colores. 

Entonces, una noche Baba goo derrotó para siempre al monstruo de colores. 

Aerum no recuerda haber gritado, pero la sábana de power rangers se alzó y le dejó ver el rostro preocupado y bonito de baba goo, que se metió con él en la cama y lo acunó junto con dientitos. Sus brazos eran suavecitos incluso cuando no eran tan gorditos como los de baba. 

.- Aquí estoy, Ae -ssi. Dientitos y yo estamos aquí... Papá también está en el cuarto de al lado, ¿de acuerdo, bebé? - fue lo que dijo baba goo mientras le mecía ligeramente, una sonrisa de conejito mostrándose para él - Mientras alguno de nosotros esté aquí, nada nunca va ha hacerte daño. 

Pero el monstruo de colores seguía fuera de su cama, acechándolos y su sombra se veía a través de las sábanas. Aerum volvió a gritar y sus manitos se aferraron a dientitos porque su dinosaurio también estaba asustado y ninguno de los dos podría proteger a baba goo sí el monstruo conseguía atravesar las sábanas. 

.- Ae - ssi, mi amor... aquí estoy - la mano de baba goo levantó su cabecita para que le mirara, la sonrisa de conejito no se había ido - Haré que se vaya lo que te asusta, ¿de acuerdo? 

Aerum no pudo conseguir que no se levantara y saliera de la protección de sus sábanas, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras imaginaba como el monstruo estaba comiéndose a su baba goo, la otra parte de su pequeñita familia de tres. 

La segunda sonrisa que a Aerum le daba calma cuando los colores y los sonidos eran aterradores. 

.- ¡Escucha tú! ¡Cosa que se atreve a molestar a mi lindo Ae-ssi!  - la voz de su baba goo le sobresaltó, logrando que hipara mientras lloraba - No volverás a molestar a Ae - ssi, ¿entendido? Sino, voy a darte con la escoba y créeme... duele mucho.  

Baba goo durmió con él y dientitos esa noche. 

Y el monstruo de colores nunca volvió a salir de debajo de la cama. 

Oh, ¿qué les pareció? ._. Me sentí un poco insegura de esta partecita. 

Por cierto, ya tengo muchas escritas. :3