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✧「 Capítulo cinco 」✧

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—¿QUE FUE LO QUE OCURRIÓ?— preguntó Harry a ambas chicas.

   Adds y Jesse intercambiaron una mirada nerviosa, para luego ser Adds quien decidiera explicar lo ocurrido.

—Bueno... Barry fue por Mirror Master y yo por Top. He intenté no mirar a los ojos de la babosa esa ¡Pero lo hice por unos segundos! entonces todo comenzó a dar vueltas —balbuceó Adds—. Los volví a cerrar para concentrarme pero entonces la estúpida de Top me empujó y caí del edificio. Mis poderes no funcionaban, y de no ser por Barry sería una estampilla en el suelo —bufó.

—Luego yo intente ir por Top, pero ocurrió lo mismo y Barry me salvó.

   Adds comió de su barrita de proteínas nerviosamente, mirando al castaño quien aún se encontraba atrapado en el vidrio.

—Tras eso apareció Scudder y lo empujó contra el vidrio atrapándolo, intenté atraparlo pero todo aún daba vueltas y terminé cayendo al suelo.

—Esto es mi culpa —se culpó así misma Jesse.

   Y sin darle tiempo a la rubia de refutar aquello, Jesse salió del taller.

—Hablaré con ella —indicó Wally, siguiéndola.

   En ese momento Barry intentó hablar, llamando la atención de todos los presentes, sin embargo lo único que consiguió fue que todos le miraran confundidos sin entender lo que decía.

—¿Qué dice? —preguntó Iris.

—No lo sé —respondió Ethan haciendo una mueca.

—Está hablando al revés. Lenguaje espejo o algo así —murmuró Adds para luego comer el último trozo de su barrita.

—Probablemente sea eso.

—Solo hay una forma de descubrirlo —murmuró Cisco, revisando uno de sus carritos con inventos.

—¿Qué buscas, Cisco? —se atrevió a preguntar Joe.

—¿Han visto Twin Peaks?

—Claro que no, ¿Por qué preguntas? —cuestionó Wells.

   Con un objeto en mano el pelinegro se volteó hasta ellos.

—Es un viejo truco que usaron...

—Cisco —le interrumpió Adds.

   Si no conseguían comunicarse y sacar al castaño del espejo, estaba segura de que terminaría siendo una bola por comer tanto a causa de la ansiedad.

—Graba el audio y lo reproduce al revés —explicó finalmente el ingeniero.

—Barry di algo —pidió Adds, ignorando todo lo que el resto del equipo hablaba.

   El castaño obedeció, pero seguían sin entender. Entonces Cisco y Wells cayeron en cuenta de que el aparato se encontraba apagado. Rápidamente lo encendieron al ver la cariñosa mirada que les regalaba Adds.

—Dilo de nuevo —pidieron tras encenderlo.

—Ya sáquenme de aquí.

—Ahora te entendemos —confirmó Joe— ¿Cómo lo sacamos de ahí? —preguntó a los demás.

—¿Intentaste pasar en fases? —sugirió Iris.

—Sí, no funciona.

—Las moléculas deben de estar en un híper estado de flujo... —comenzó a explicar Wells.

—Necesitamos algo muy frío para sacarlo —terminó de decir Caitlin por él.

   Todos se miraron entre ellos y comenzaron a salir de la habitación, Adds los siguió de igual forma, pero en algún punto antes de salir del taller Cisco la detuvo.

—Quédate y hazle compañía.

—¿Qué? ¿Por qué yo? —preguntó frustrada.

—Eres la única que puede mantenerlo tranquilo.

—Pero tengo hambre —gimió.

—Dame un segundo y te llevo algo de comer —pidió Cisco.

—Bien —aceptó de malas ganas—. ¡Quiero mi libro también! —gritó viendo como Cisco corría lejos.

   Camino de vuelta llevó una sillita con ella para al menos poder sentarse y así no permanecer de pie en todo el momento que estaría allí.

—Entonces —murmuró ella luego de unos largos segundos en silencio—. ¿Cómo es ahí dentro?

—Es... oscuro —murmuró Barry.

—¿Acaso Flash le tiene miedo a la oscuridad? —preguntó con diversión.

—Claro que no. El miedo a la oscuridad lo supere a los siete años.

—Ajá —asintió Adds poco convencida, mientras le observaba con burla—. Sabes, aún recuerdo la cantidad de veces que llamabas en las noches, porque le tenías miedo a la oscuridad. Con trece años Barry —remarcó.

—Eso no es cierto —negó indignado.

—Claro, claro. Lo que te haga dormir en las noche, Rayito —rió con suavidad.

   La sonrisa de Barry se acentuó notablemente al escuchar la manera en que Adds le había llamado. Pero guardó silencio. No quería arruinar las cosas.

—Tal vez llamaba con esa excusa para así poder estar contigo.

   Antes de que Adds pudiera decir algo respecto a la declaración hecha por el velocista, una brecha se abrió a unos metros y de esta salió expulsada un libro y una bolsa de papel.

—¡Mi libro! —chilló Adds corriendo por el. Al recogerlo vió como este tenía algunas páginas dobladas a causa de la mala posición en la que había caído—. Ugh, estúpido Cisco.

   Barry comenzó a reírse a carcajadas a espaldas de ella.

—¿De que te ríes, baboso? —frunció el ceño.

—De nada, de nada —negó acallando su risa.

—Idiota —susurró tomando asiento en el suelo con su libro en una mano y la bolsa en otra.

   Una idea cruzó por la mente de Adds, y sólo tardó unos segundos en decidir llevarla a cabo con una sonrisa expandiéndose por sus labios.

—Dime Bart, ¿Tienes hambre? —preguntó.

—Un poco, sí —suspiró el castaño recargándose en el interior del espejo.

—Pues me alegro —la rubia sonrió sacando una hamburguesa de la bolsa.

—Eso es jugar sucio —le hizo saber mientras se mostraba indignado.

—Lo sé —sonrió divertida antes de darle un mordisco—. No me importa jugar sucio.

—Te odio —murmuró Barry mientras le ponía mala cara.

—Más quisieras —le respondió abriendo su libro para continuar con la lectura.

   El silencio reinó durante unos minutos, minutos en los que Adds se dedicó a leer concentradamente, y mientras Barry por su parte la observaba con tranquilidad intentando memorizar cada gesto que hacía la rubia al leer.

—Adds —llamó Barry luego.

—¿Sí? —preguntó con la vista aún fija en el libro.

—Lo siento.

   Adds alzó la cabeza confundida, pero aún mostrando una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿Por qué?

—Por todo —señaló frustrado—. Por todo lo que te hice pasar, en serio lo siento, nunca mereciste nada de eso. Porque eres fantástica en todos los sentidos... —suspiró—. Yo solo lo siento.

   La sonrisa de Adds decayó. Realmente no se esperaba eso.

—Sinceramente creo que la que te debe una disculpa soy yo —admitió con una ligera mueca—. Te he tratado mal todo este tiempo cuando tú ni siquiera fuiste consciente de todo lo que ocurrió. Así que, lo siento.

—Está bien, no tienes nada por lo que disculparte —comentó, para luego guardar silencio unos segundos—. Pero necesito saber si tendremos una oportunidad. Han pasado semanas y creo que te he dado el tiempo suficiente para darme una respuesta —le observó, buscando conectar sus miradas.

Adds cerró sus ojos momentáneamente, soltando un suspiró.

—Barry, no volveré contigo —negó tras meditar en aquella respuesta—. No es porque no te... —se negó a de ir aquella palabra—. Solo quiero estar sola, darme tiempo para, no lo sé, respirar... —sonrió a medias—, pensar y no lo sé, un tiempo para mí, tal vez.

—Pero puedes hacer todo eso estando juntos.

—Barry, necesito estar sola —repitió de forma suave—. ¿Puedes entender eso?

—Entonces, esto es todo ¿Volveremos a ignorarnos? —preguntó triste.

—No tiene que ser así —se encogió de hombros levemente —. Podemos ser amigos.

      Que demonios acabas de hacer... se reprochó.

—¿Amigos? —la tristeza fue intercambiada por una total confusión.

—Ya hemos sido amigos antes, además creo que es mejor ser amigos que estar ignorándonos ¿No?

   Barry la observó unos largos segundos, intentando descifrar si lo que decía Adds era real, o de alguna forma sólo estaba intentando burlarse de él.

—Eso creo —murmuró finalmente.

—Genial —Adds sonrió como si nada, cuando en realidad ocurría de todo—. ¿Cómo va tu amistad con tú mejor amigo Julian?

—Horrible —bufó él recordando los choques con su compañero de trabajo—. Julian es un dolor en el trasero.

—Lo sé, es un idiota —rió—. Me agrada.

—Ya lo pude ver —blanqueó los ojos.

—Pero si lo miras por otro lado tienen cosas en común —comentó Adds sentada frente al espejo.

—¿Cómo qué? —cuestionó curioso tomando asiento de igual forma.

—Ambos son igual de idiotas —soltó Adds. Luego de unos segundos comenzó a reírse al ver la mueca de parte del castaño.

—Vaya similitud —ironizó.

—Solo bromeo, aburrido —le sonrió—. Pero ambos trabajan como forenses. Ambos quieren la justicia —se encogió de hombros—. Algo es algo ¿No?

—Supongo. Pero de todas formas es él quien no quiere dar su brazo a torcer.

—Si quieres puedo golpearlo hasta que le agrades —Adds ofreció a modo de broma.

—¿Harías eso? —preguntó emocionado el velocista.

—Claro que no. Solo bromeaba.

—Antes lo hubieras hecho —se cruzó de brazos.

—Antes era una inmadura. Ahora soy una persona adulta que piensa antes de actuar.

—Adds, hace unas horas casi me matas por haber extraviado la página de tú libro —le recordó Barry.

—La lectura es algo que no se toca, mi amigo —suspiró—. Además no te hubiera asesinado. Porque de haberlo hecho, ¿Quién quedara como la segunda persona más veloz en la tierra cuando aparezca otro velocista?

—Eres la peor amiga que he tenido en mi vida —informó Barry con el ceño fruncido.

—Seguro que sí —rió nuevamente siendo interrumpida por el equipo cuando este volvió a la sala—. ¿Qué es eso? —preguntó viendo como Harry y Cisco entraban con unos aparatos en manos, y seguidos de ellos venía el resto del equipo.

—Con esto sacaremos a Barry —respondió el ingeniero mecánico.

   Cisco y Harry comenzaron a instalar el aparato, mientras todos se posicionaban para presenciar el espectáculo que estaba por realizarse. En cuanto el aparato fue encendido, el hielo no tardó en comenzar a esparcirse por el vidrio.

—Bien, inténtalo ahora —indicó Cisco.

   Barry apoyó sus manos en el interior del cristal y comenzó a vibrar intentando pasar en fase. Pero no lo logró.

—¿Qué haces? —preguntó la rubia al británico.

—Debo grabar esto —aseguró Ethan—. En un tiempo será oro puro —rió.

—Eres un idiota —aseguró riendo.

—Sigue intentando, Barry —habló Wells.

   Lamentablemente una alarma comenzó a sonar interrumpiendo al velocista y llamando la atención de todos.

—Alerta de meta-humano —avisó Caitlin.

   Todos suspiraron.

—Si no es una cosa es otra —se lamentó Cisco.

—Ya volvemos —Adds apuntó a Barry.

   Y todos salieron del taller ignorando los llamados del velocista.

—¿Qué tenemos?

—Robo en el banco municipal de Central City.

—Déjame adivinar —bufó Adds—. Bonnie and Clyde hicieron de las suyas otra vez.

   En eso un parpadeó de luces en el cortex llamó la atención de todos nuevamente.

—Chicos —habló el velocista apareciendo frente ellos.

—¿Cómo demonios...? —y en menos de un segundo Barry ya está abrazando a Adds, cosa que le tomó por sorpresa—. Bien, somos amigos pero necesito mi espacio personal —le separó Adds.

—¿Cómo lograste salir? —preguntó Wells.

—Descubrámoslo luego. Ahora atrapemos a Scudder y Dillon —respondió Barry.

—Bien, ¿Qué haremos?

—Usaremos espejos —le sonrió Barry—. Un viejo truco y un viejo amigo.

—Oh —sonrió emocionada.

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—LOKI, ESTO ES TAN EMOCIONANTE —susurró Adds.

   No lo iba a negar, disfrutaba bastante de golpear a criminales y meta-humanos.

—¿Loki? —repitió confundido Barry, mientras ambos veían el holograma dirigido por Cisco.

—Ya sabes, uno usa la expresión Dios, pero ya es aburrida, así que digo Thor o Loki, porque bueno... son dioses —se encogió de hombros.

     En serio la amo... pensó Barry con una sonrisa adornando su rostro.

   Ambos vieron como Mirror Master se adentraba en un espejo, y esa fue la señal de Barry y Adds. Barry esperó por Mirror Master y Adds fue por Top.

—Hola de nuevo —habló Adds llamando la atención de Top.

—La chica de fuego... —sonrió la criminal en su dirección.

   Los ojos de Top fueron encendidos, pero para esas alturas era lógico que Adds ya conocía su truco, por lo que con anterioridad gracias a la ayuda de Cisco habían preparado unas lentillas especiales para evitar el efecto que producía Top en conjunto a sus poderes.

—Lo siento, preciosa —Adds rió—. Esta vez vine preparada.

   Y sin más el cuerpo de Top fue envuelto por el fuego característico de Adds, quien la alzó ligeramente por lo aires mientras le daba vueltas buscando desorientarle, y en cuanto la dejó caer su puño no tardó en chocar contra el rostro de Top.

—Eso es por mí y mi amiga.

   Tomó las esposas en su cinturón y rápidamente las puso en las muñecas de Top.

— ϟ —

—¡LO SIENTO! —GRITÓ ADDS ADENTRÁNDOSE de forma apresurada a la sala de la brecha—. Espero no llegar tarde, ¿Aún están aquí?

—Aún estamos aquí —afirmó Wells con una pequeña sonrisa.

—Eso es bueno, porque si no tendría que haber viajado a Tierra Dos para despedirme —bromeó bajando los escalones.

—No lo dudo —sonrió Harry—. Te voy a extrañar, Singh —confesó.

—Aww, yo te voy a extrañar a ti y a tú mal humor —hizo una mueca triste mientras lo abrazaba—. No busques a otra rubia tan genial como yo ¿Sí?

—Nunca te haría eso —besó su cabello—. Cuídate ¿Sí?

—Claro, tú igual. Intenta no matar a nadie por allá.

—Yo debería decirte eso —rió Wells.

—Te prometo que me comportaré —asintió e hizo una seña con su mano, característica de Star Trek.

La siguiente a quien se acercó fue a Jesse.

—En serio voy a extrañarte, pequeña velocista —susurró Adds.

—Yo también te extrañaré —coincidió abrazándola de manera fuerte.

En aquel momento, Jesse no pudo evitar recordar la última vez que se despidió de la rubia, y es que Adds se encontraba en un ataúd. Aquel recuerdo hizo que un escalofrío recorriera la espalda de la joven de Tierra Dos.

—Cuídate ¿Sí? —pidió la rubia—. E intenta no asesinar a tú padre. Es un idiota, pero te ama.

—Lo sé —rió suavemente la menor—. Tú intenta no matar a Barry, o a Ethan, o a Cisco —hizo un gesto raro—. Bueno, en realidad no intentes matar a nadie en este lugar, o tierra.

—Lo intentaré —bromeó—. Si necesitas ayuda con algo, no dudes en venir conmigo. Sobre todo con Wally —susurró lo último.

La de cabello cobrizo se sonrojó automáticamente.

—Sí, no creo que funcione —negó—. ¿Qué hay de ti y ya sabes, Barry? —susurró de igual forma.

Adds hizo una mueca.

—En definitiva eso no ocurrirá —aseguró.

—Nunca digas nunca —dijo Jesse apuntándola con un dedo.

—¿Quién eres? ¿Justin Bieber? —se burló Adds.

—¿Justin qué? —cuestionó confundida.

—¿En tú Tierra no lo tienen? —hizo un gesto—. Extraño. Tal vez sea mejor así.

—¿Qué es eso?

—Es un... sabes que olvídalo —le restó importancia—. Solo cuídate demasiado. Y se una buena heroína, aunque estoy segura de que lo harás excelente —la rubia alzó sus pulgares.

—Gracias, Adds —le sonrió con sinceridad.

Ambas se abrazaron por última vez, y así, finalmente Cisco abrió la famosa brecha, dándole paso a ambos Wells a su tierra natal.

—Los voy a extrañar —admitió Adds apoyando su cabeza en el hombro de Caitlin.

—Todos lo haremos.

—¿Y quién es esta bella señorita? —preguntó un hombre frente a ella.

—¿Qué...? —frunció el ceño confundida.

Adds le observó de pies a cabeza, dándose cuenta de que aquel hombre era idéntico a Harry, solo que más alegre, con un sombrero, y una sonrisa. ¿Ya había dicho alegre?

—Oh, Adds. Él es Harrison Wells de Tierra 19 —explicó rápidamente Barry acercándose—. Ella es Adeline Singh, conocida aquí como... aún no decide su nombre de heroína.

—Un gusto, Señorita Adeline —el doppelgänger de Harry tomó la mano de la rubia y depositó un suave beso en ella—. Puedes llamarme H.R.

—Claro —sonrió divertida—. Un gusto H.R. Me gusta tú sombrero —comentó.

—Me gusta tú pulsera —dijo él de vuelta.

—Oh, gracias —Adds sonrió, acariciando los colgantes de rayos en la pulsera.

—Bueno ¿Aquí tienen Big Belly Burgers? —
cuestionó HR.

—Algunas cosas nunca cambian —comentó divertida Caitlin.

—Lo hay —asintió Adds respondiendo a la pregunta de H.R.

—Genial —sonrió el hombre.

Le era tan extraño aquello, puesto que ese Harrison parecía siempre sonreír a comparación de Harry. No sabía que tanto le agradaba aquello. Bueno, en realidad si lo hacía.

—Bueno, debo irme —indicó dirigiéndose a la salida—. Nos vemos mañana, no hagan ninguna estupidez. Por lo menos no en mi ausencia.

—Adiós —dijeron todos a coro.

   Barry la observó marcharse, mostrándose inquieto ante ello. Y tras una seña de parte de Caitlin, no tardó en salir tras Adds.

—Adds, espera —llamó alcanzándola.

   La mencionada se volteó un poco extrañada.

—Barry, ¿Qué pasa?

—Yo... bueno me preguntaba si querías ir por un café —balbuceó nervioso.

   Adds alzó sus cejas, en un gesto de sorpresa. Sabía que ella misma había propuesto la idea de ser amigos, lo que significaba arreglar las cosas hasta cierto punto. Pero tampoco esperaba que el castaño se tomara las cosas tan a pecho.

—Yo... —murmuró buscando cómo responder a aquello.

—¿Es muy apresurado? —cuestionó él haciendo una mueca.

   Un vuelco se produjo en el estómago de Adds al ver la mueca hecha por el ojiverde.

   ¿Por qué demonios soy tan sensible?... se cuestionó.

—No, está bien —se apresuró a decir—. Es solo que es viernes por la tarde y es tarde de películas con Ethan.

—Oh. Si quieres podemos dejarlo para otro día.

   Lo desilusionado que se escuchó al decir aquello no pasó desapercibido para Adds. Pero la verdad era que por más que Barry intentara no dejar entrever sus sentimientos era muy malo escondiendo estos, y sumado a que Adds le conocía a la perfección, no terminaba siendo muy convencible.

Adds con su celular en mano, observó de manera rápida su celular, para observar la hora en este.

—De hecho aún tengo una hora disponible —le sonrió—. ¿Jitters?

—Jitters —asintió Barry con una notable sonrisa.

   Y sin darle aviso a la meta-humana, la cargó en sus brazos y corrió con ella hasta la famosa cafetería de Central City.

—Necesitas dejar de hacer eso sin avisarme —pidió mientras entraban en Jitters.

—¿Por qué?

—Porque... eh... es raro —murmuró dándole una leve sonrisa.

   Barry negó sin poder esconder la real sonrisa que portaba en sus labios al verla sonreír aunque fuera mínimamente.

—¿Qué vas a ordenar?

—No lo sé —Adds pensó durante unos segundos—. Un expreso doble.

—¿Eso no es mucho café?

—Amo el café —mencionó frunciendo el ceño.

—Lo sé, pero...

—¿Vinimos por café o a que me dieras una charla de cómo me afecta la cafeína? —cuestionó alzando una ceja.

—Tienes razón.

—Suelo tenerla, pero gracias —sonrió con egocentrismo.

   Barry rió y sin poder evitarlo besó su frente. Ante tal acción, Adds se quedó momentáneamente petrificada sintiendo una extraña pero a la vez conocida sensación en lo más profundo de sus entrañas. Sin embargo no tardó en recomponerse y removerse un poco incómoda.

—Uh, lo siento —se disculpó el velocista.

—No, no, está bien —aseguró ella—. Es solo, ya sabes, un poco raro. Pero está bien.

   Tras pedir ambas bebidas calientes, no tardaron en decidir salir a caminar por la ciudad.

—Entonces, ¿Cómo terminaste viviendo con Ethan? —preguntó curioso.

—Siempre he vivido con E.T, Barry —le dió una mirada confundida—. Acabas de spoilearme la línea temporal anterior ¿No?

—Lo siento —hizo una mueca.

—Deja de disculparte —Adds blanqueó los ojos—. Pero respondiendo a tu pregunta... cuando volví a Central City lo hice con Ethan, y juntos compramos el departamento en el que vivimos ahora —se encogió de hombros.

—Oh... yo... —carraspeó— ¿Puedo hacerte otra pregunta? Pero es sobre... eh... nosotros —murmuró.

   Adds le observó con un deje de incomodad. No era como si en aquel momento, en que intentaban retomar su amistad tras una dolorosa ruptura se sintiera del todo cómoda hablando de como eran sus tiempos de pareja.

—Depende de que sea —respondió—. Pero dispara.

—¿Nosotros no vivimos juntos cuando estábamos... bueno... juntos? —cuestionó.

   Adds desvió la mirada, intentando no mutarse ante la punzada que había producido el recuerdo a partir de la pregunta de Barry. Aún así respondió.

—Sí, lo hicimos —asintió mientras intentaba mantener su tono de voz un tanto neutro—. Cuando... cuando comenzamos a salir, Ethan estaba de viaje en Londres, y así lo estuvo por unos cuatro meses, por lo que nosotros ocupábamos el departamento.

—Oh.

—Pero supongo que tú no lo recuerdas —le miró con una leve sonrisa.

—En la otra línea, nosotros vivíamos en el departamento de tú madre —comentó él.

—¿Y mi madre?

—Ella vivía con Diana, en casa de ella.

—Oh, por eso... por eso el día que quisiste que habláramos me llevaste allá —comprendió.

—Sí —suspiró.

   Un silencio se propagó entre el entorno que los rodeaba. Ambos intentaban buscar algún tema trivial del cual hablar sin la necesidad de que todo fuera incómodo. Después de todo, ambos estaban de acuerdo en que su tiempo como pareja no fue ni la mitad de largo que su tiempo de amistad, por lo que no debería de ser tan difícil retomar de esta, ¿No?

—Por favor dime que no recuerdas ese árbol —pidió Adds, con medio puchero en sus labios.

—Claro que lo recuerdo —rió Barry casi con ternura—. Te caíste de ahí al rescatar a un gato.

—No te rías, estuve todo un verano con un brazo enyesado —hizo una mueca—. Fue horrible.

—Lo recuerdo. Tú madre no te dejaba ir a la piscina o hacer cualquier actividad "peligrosa" —Barry hizo comillas.

—Pero tú y Iris pasaron todo el verano conmigo —sonrió—. He incluso hicimos una guerra con agua —rieron.

—Tú madre casi nos mata por haber mojado tu yeso —rió Barry.

—Ese momento mamá estaba tan enojada que juro que vi humo salir de sus orejas.

—"¿Que demonios hicieron?" —imitó el castaño.

—"Es que necesitaba un baño de yeso" —le imitó ella—. Barr esa fue una de tus más memorables y ridículas excusas —Adds tomó su estómago riendo.

—¡Estaba nervioso! —se justificó.

—Era solo mi madre, no mi padre.

—Tú madre también me intimida, Adds. Esa es la verdad de todas.

—Al parecer todos te intimidan —blanqueó los ojos divertida.

—Ugh, cállate —bufó.

—Aww, el nene se molestó —le pellizcó las mejillas.

—Muy bien, tú te lo buscaste —sonrió divertido.

   Con solo ver el mínimo movimiento que Barry produjo al alzar sus manos, Adds supo que debía correr. Por lo que, no dudó en comenzar a correr por el parque, ignorando las extrañas miradas que les dirigían desconocidos.

   Aunque realmente esto último no le importa en lo absoluto.

—¡Sigo siendo más rápida que tú, Bartholomew! —gritó.

—¡Sigue creyendo eso, Verania!

—¡No me llames así, Henry!

   Y para sorpresa de Adds, Barry si logró atraparla a su velocidad corriente. Y en cuanto lo hizo, lanzó de ambos al césped, mientras reían.

   Sentían que hace siglos no tenían un momento como ese. Sin preocupaciones por sus labores de héroes, por los meta-humanos, ni menos por problemas amorosos, ni viajes en el tiempo. Solo dos amigos disfrutando de la compañía del otro. Sin embargo eran dos amigos enamorados del otro.

—Eres un estúpido, Barry —sonrió divertida.

—¿Cómo me llamaste? —cuestionó con fingida indignación.

—¿Ya viste la hora? —le ignoró poniéndose de pie—. Es mi hora de correr, porque eres un estúpido.

Nuevamente Adds arrancó a correr lo más rápido que sus piernas daban. Mientras Barry se ponía de pie lentamente con una sonrisa en los labios.

No existían ni mínimas dudas de que la había extrañado. Era definitivo que con su presencia sus días eran mucho mejores, de que su vida con ella era mejor, y más completa. Y realmente no le importaba tener que conformarse con ser su amigo, porque si esa era la única forma de tenerla cerca, no pensaba arruinarlo. Sin embargo tampoco planeaba quedarse completamente de brazos cruzados y esperar a perderla nuevamente.

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—¡NOO! —GRITÓ ETHAN AL VER COMO LO dicho por Adds respecto a la película que se encontraban viendo, resultaba ser acertado.

—Te dije que sobreviviría —sonrió mientras mordía un trozo de regaliz.

—Te odio —murmuró él.

—Más quisieras.

   El arquero le fulminó con la mirada, haciendo que Adds riera.

—Paga, chico rico —extendió la mano en su dirección.

   A Ethan no le quedó más que sacar su cartera del bolsillo de su pantalón y entregarle veinte dólares a su mejor amiga.

—A este paso, terminaré sin herencia.

—Eres un llorón, E.T —tomó en mando de la televisión y la apagó—. Entonces...

—¿Entonces qué?

—¿Qué hay con eso de que eres padre? Desde que volviste no me has comentado nada más al respecto, y hasta donde sé era algo inconcluso.

—Adds...

—No quise presionarte con el tema estas semanas que volviste, pero creo que ya es momento, Ethan. Soy tu mejor amiga, solo quiero ayudarte.

—Lo sé —aseguró.

—¿Entonces?

—Yo... —suspiró—. Sí soy padre de ese niño —murmuró Ethan después de unos segundos.

—¿Eso significa que soy tía? —preguntó con emoción.

Ethan asintió.

—Voy a malcriar a ese mocoso como no tienes una idea —bromeó.

—Adds...

—De seguro es idéntico a ti.

—Addie.

—¿Sí, E.T?

—Él no nos conocerá —murmuró Ethan con una mueca.

—¿Por qué? —preguntó confundida, sintiendo el repentino cambio de humor en el ambiente.

—Es demasiado riesgoso. Yo... quería conocerlo ¿Sabes? Pero no quiero ponerlo en peligro.

—¿Peligro de qué, Ethan? Contigo, con nosotros y el equipo él estaría a salvo. Lo mantendríamos vigilado a él y su madre.

El ex miembro de la Liga de Asesinos guardó silencio, claramente pensando. Cosa que Adds respetó.

—Tengo miedo, Adds —admitió finalmente.

—¿Miedo?

—¿Y si pasa lo mismo que con William? ¿Qué pasa si un ex miembro de la Liga de Asesinos, o de la Liga de las Sombras lo reconoce?

—Ellos no saben dónde estamos, E.T —comentó tras pensar en que tan cierto seria lo que le diría—. Y William... bueno eso ocurrió porque Oliver cometió el mismo error que tú quieres cometer ahora —recordó.

Ethan guardó nuevamente silencio, pero esta vez Adds siguió hablando.

—Ese niño necesitará un padre. Alguien en quien confiar cuando tenga un problema —le sonrió—. Barry... él creció sin ninguno de sus padres. Nora fue asesinada, y Henry estaba en la cárcel. Y a pesar de que Joe hizo un excelente trabajo criándolo, para Barry no era lo mismo, porque él necesitaba ese calor paterno real, y propio —murmuró—. Así que... piénsalo, ¿Sí?

—Lo haré —prometió.

—Bien —se colocó de pie—. Descansa E.T —besó su frente, para así comenzar a dirigirse hasta su habitación.

Sin embargo la voz de su mejor amigo detuvo su andar a medio camino.

—Mini asesina.

—¿Qué pasa?

—Sé que llegaste tarde a casa porque estabas con Allen —le sonrió.

—Bien... ¿Y qué hay con eso? —preguntó confundida.

Ethan se tomó su tiempo en colocarse de pie, y caminar hasta ella.

‎—La reconciliación no se ve lejos de ustedes —murmuró en árabe, con una sonrisa.

Y sin más salió corriendo hasta su habitación antes de que la rubia lo golpeara.

Adds lo vió entrar en su habitación, y soltó un bufido de frustración para luego dirigirse a la propia.

— ϟ —

ADDS GOLPEABA AGILMENTE SACO AFERRADO a un mástil, el cual también tenía aquellos palos reforzados a su alrededor.

Con la llegada de los arqueros debía mantenerse más alerta, sumándoles el hecho de que ahora también debían preocuparse de Doctor Alchemy —a quien aún no tenían el placer de conocer—, rondando y dando poderes a inocentes por toda Central City.

   Dió un salto y estando en el aire dió una vuelta golpeando así uno de los palos con el dorso de su pie, dejando del mástil rotando en su lugar.

     Esa fue una gran patada... pensó el velocista, quien la observaba desde el marco de la puerta.

—¿Acosando a Adds? —cuestionó Cisco llegando a su lado.

—No la estoy acosando —murmuró.

—Claro, y yo soy el Capitán America.

   Barry lo observó momentáneamente con una ceja alzada.

—Lo siento, Adds me contagió sus referencias de Marvel —hizo una mueca—. De todas formas, ¿Qué haces aquí?

—Vine a decir hola... ya sabes —desvió la mirada mientras murmuraba.

—¿A saludar? ¿Acaso quieres morir? —preguntó Cisco.

—Somos amigos ahora ¿ien?

—¿Amigos? —cuestionó sorprendido—. ¿De quién fue esa estúpida idea?

—De ella.

   Cisco quien en ese momento daba un trago a su bebida, se ahogó con esta y terminó tosiendo. Llamando de forma indeseada la atención de Adds.

—Chicos... hola —les sonrió acercándose.

   Barry no pudo evitar sonrojarse al sentir la mirada de Adds sobre él. Se sentía como un jodido adolescente.

—¿Estás bien, Cisco? —preguntó golpeando suavemente la espalda del moreno.

—Sí, lo siento —hizo una mueca, sintiendo el ardor en su garganta al haberse ahogado.

   Adds solo rió de forma suave y besó la mejilla del pelinegro, para luego acercarse a Barry y repetir la misma acción, logrando que el castaño sintiera mariposas en el estómago.

   Barry se sentía tan estúpido por sentir aquello con tan solo un beso en la mejilla, pero eso solo le sirvió para comprobar cómo con tal acción tan inocente Adds provocaba tanto en él.

—¿Qué hacen aquí?

—Solo veníamos a saludar, ¿No es así, Barry? —le codeó Cisco al darse cuenta de que este no quitaba los ojos de encima de Adds.

—¿Eh? —Cisco le hizo un gesto—. Oh, sí, sí—se apresuró a asentir mientras se recomponía.

—Bien... —murmuró extrañada—. ¿No hay nada esta mañana?

—Nop, nada de nada —negó Cisco.

—Bueno, entonces creo que iré a casa —se encogió de hombros—. Necesito urgente una ducha.

—Si quieres puedo llevarte —ofreció rápidamente Barry.

—No, estoy bien caminando, pero gracias de igual forma —le agradeció con una sonrisa—. Además te sugiero que vayas yendo a la estación si no quieres un regaño de parte de mi padre. Y de Julian también.

—Claro —Barry bufó al escuchar el nombre de su compañero de trabajo—. Tienes razón. Solo revisaré unas cosas más aquí y me iré.

—Bien —asintió conforme—. Nos vemos más tarde —les sonrió.

   El castaño le dedicó una boba sonrisa, mientras meneaba su mano en forma de despedida.

—Amigo, estás realmente perdido —reafirmó Cisco riendo.

—Cállate.

   En cuanto Adds salió de los laboratorios siguió su ya típico camino para volver a casa, tomando atajos en desolados callejones. Sus sentidos se agudizaron repentinamente, sin embargo antes de que pudiera intentar revisar el perímetro sintió un piquete en su cuello. Cuando llevó su mano a la zona, pudo darse cuenta de que tenía un dardo en el lugar.

—Mierda —masculló reconociendo la sustancia restante en el dardo, como veneno de serpiente tibetana.

   No tardó mucho más tiempo hasta que sintió su cuerpo comenzar a reaccionar a la sustancia. Sus rodillas temblaron y sus ojos se cerraron, y finalmente cayó inconsciente al suelo.

   Cuando el efecto desapareció y abrió sus párpados, no le fue muy difícil darse cuenta de que tenía las manos y pies atados, sin embargo no se trataba de cualquier atadura. Y ella sabía perfectamente a quienes le pertenecían aquellas.

—Genial —rió cansada.

—Al fin despiertas, Fatat Alaanar.

—¿Qué hay, maldito hijo de perra?

—Atrevida... —asintió dando vueltas a su alrededor—. El maestro nos describió como eras.

—¿Acaso nunca se cansarán de venir? —cuestionó ella cansada.

—No, no hasta que al fin hayas recibido tu condena.

   La meta-humana alzó una ceja.

—Dios, en serio perdóname por esto —pidió mirando al cielo—. Bien, hay dos formas en las que podemos resolver esto.

   El encapuchado no respondió, dejándole que prosiguiera a hablar.

—La primera, es que me liberes y yo te dejo ir...

—En tus sueños —la interrumpió el hombre acercándose a ella.

—Eso creí —sonrió—. Entonces nos queda la segunda. La cual consiste en yo haciendo esto —encendió sus manos derritiendo las cadenas—, y esto.

   En otro rápido movimiento, rompió la silla en la que estaba sentada y tomó los palos de madera que solían ser los soportes de esta.

   El encapuchado no tardó en abalanzarse sobre la rubia con su espada en manos. Los golpes iban y venían por todos lados. Era imposible no darse cuenta de los pequeños cortes que adornaban el cuerpo de Adds, al igual que era imposible no notar los golpes en el cuerpo del contrincante.

—Sabes, estoy un poco cansada de esto —murmuró.

—Entonces ríndete.

—Respuesta equivocada.

   Empuñando su arma con fuerza, impulsó de esta, enterrando aquel palo en el abdomen del encapuchado.

   Este cayó inmediatamente de rodillas.

—Debiste haberte quedado en casa —se acercó a él.

   Y sin una pizca de duda en sus movimientos, tomó la cabeza del hombre en sus manos y en un firme movimiento se logró escuchar el crujido del cuello del hombre. Seguido, cayó al suelo sin vida.

—Mierda —murmuró Adds sintiendo su estómago revolverse.

   Rápidamente corrió a un basurero, dispuesta a expulsar los fluidos que subían por su garganta.

   En cuanto terminó de vomitar, volvió hasta la posición del cuerpo, se agachó unos centímetros y con su manos arranco el collar que colgaba del cuello del hombre. De forma casi inmediatamente el cuerpo comenzó a desvanecerse comenzando por su sombra, hasta terminar siendo partículas flotando en el aire.

   Adds observó en collar en su mano y seguido lo presionó con fuerza, sintiendo el agotamiento azotarla. De camino, lejos de ahí, soltó el pendiente dejándolo caer en el pavimento y sin más se perdió nuevamente en las calles, buscando su camino a casa.

  Para su suerte cuando llegó al departamento que compartía con su mejor amigo, él no se encontraba en el lugar, por lo que, se ahorró un par explicaciones que no quería dar y que tampoco sabría como dar.

   Se dirigió al baño, y se desvistió para luego lanzar la ropa que se encontraba manchada en sangre seca a la basura. No quería tener aquello con ella y tampoco creía que fuera buena idea donar ropa que había sido usada para asesinar a alguien.

   Tardó solo unos segundos más en encender la ducha y adentrarse en esta. Ni siquiera esperó a que el agua se regulará a la temperatura adecuada para posicionarse bajo el chorro de lluvia artificial, inmediatamente sintiendo como el agua fría chocaba directo en su piel. Seguido tomó asiento en la tina mientras pasaba sus manos por su rostro y cabello.

—Esto esta enfermándome —murmuró para si misma, sintiendo como su mente comenzaba a juzgarla.








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HOLA HOLA
¿Cómo están? Esperó que bien.

Hoy no correspondía capítulo, y en mi país ya es lunes pero ayer domingo era el día del niñ@, y a pesar de ser todes unxs mentes sucies todo queremos seguir siendo niñes, sooo, Feliz día del niñ@ atrasado!!!

btw, por favor no se olviden de votar y comentar, porque la verdad es que para la cantidad de leídas que tiene la historia, los votos son muy pocos y eso desmotiva un buen.

Espero que tengan una hermosa semana, nos vemos en unos días<33

[editado: 23/03/2022]

—𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

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