XXVI

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✧「 Capítulo veintiséis 」✧

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PARA CUANDO ADDS DESPERTÓ, COMO YA ERA USUAL EN aquellos casos se encontró a sí misma en la enfermería de STAR Labs, y como también era de costumbre, Barry se encontraba durmiendo en una silla a su lado mientras sostenía su mano suavemente.

   Adds soltó el entrelazado de sus dedos con los de Barry cuidadosamente y buscó una posición cómoda sobre la camilla. Sentía todo el cuerpo entumido, y ante tal movimiento este no tardó en comenzar a hormiguear. Se sentía como si hubiera dormido por días.

—Por fin despertaste —habló un aliviado Barry. Su rostro se notaba adormilado al igual que su voz, sin embargo aún así había preocupación implantada en su mirada.

   Adds dió un salto en su lugar a causa de la sorpresa.

—¿Qué ocurrió? —le preguntó confundida.

   Barry hizo una mueca. Seguido se puso de pie y tomó asiento a un lado sobre la camilla, quedando frente a frente con ella.

—¿No lo recuerdas? —examinó su rostro en busca de rastro alguno de consternación ante lo sucedido con anterioridad.

—Solo recuerdo haberte seguido cuando saliste de casa. Parecías un poco consternado y me preocupé —murmuró—. Llegué a un parque y... y te ví... —guardó silencio, procesando sus recuerdos.

   Entonces aquel rostro se iluminó en su mente. Y tras pasar saliva nerviosamente alzó su mirada chocando con las abatidas esmeraldas de Barry.

—Eras tú —susurró—. Es un remanente ¿No es así? —inquirió.

   El velocista soltó un suspiro y asintió, cerró sus ojos un momento, permitiéndose recordar aquel encuentro con su remanente.

—Sabía que existía alguna versión tuya que me odiaba —bromeó Adds, rompiendo el silencio.

   En otro momento probablemente Barry hubiera reído. Pero en ese instante no parecía gracioso, no cuando aún no lograba procesar su descubrimiento, no cuando aquello había intensificado la tormenta de sentimientos dentro de sí, y no cuando se trataba de un remanente de él, uno con sus recuerdos, pensamientos y sentimientos quien quería acabar con lo más importante en su vida.

—¿Fue una mala broma? —preguntó con una mueca.

—Adds. Un remanente mío quiere asesinarte —repitió, esperando que aquello causara una diferente reacción en ella.

   Adds ladeó la cabeza mientras le seguía observando. Como acto seguido tomó suavemente de su mano dejando un apretón reconfortante.

—Pero no eres tú —negó—. No te tortures con esto.

—Es solo que... —titubeó ante sus próximas palabras—. Estaba preocupado.

—¿Por qué?

—Llevabas inconsciente casi un día, Amor —le hizo saber.

   Adds pestañeó un segundo, perpleja, no tardando en maldecirse a si misma.

—¿Me he perdido de mucho?

—No realmente.

—Bien —asintió poniéndose de pie.

—¿A dónde crees qué vas? —Barry le observó interrogante mientras la detenía por la cintura.

—A casa —respondió con obviedad.

—Necesitas descansar —declaró Barry.

—Bien —asintió—, descansaré en casa junto a ti. A menos que quieras hacer algo más, porque no tengo absolutamente ningún problema con ello.

Barry soltó una risa nasal negando, para luego alzarla en sus brazos con suma delicadeza y correr con ella hasta el hogar de ambos.

   Para mala suerte de Adds —quien no dudó en quejarse al respecto— no hicieron nada más que dormir por el resto de la noche. Aunque siempre era un privilegio para ella el poder dormir abrazada a su prometido, sintiendo como aquellos acelerados latidos se apaciguaban a su tacto, y sintiendo sus pieles rozar mientras se enredaban con el otro en busca de calor.

— ϟ —

BARRY SE ENCONTRABA PASANDO UNA CAMISETA por su cabeza en el momento en que Adds se dispuso a poner sus pies fuera de la cama.

—¿Qué crees que haces? —inquirió deteniendo sus movimientos.

—Me dirijo al baño para luego arreglarme e ir a los laboratorios —comentó con normalidad.

   No logró dar un paso más cuando sintió una ráfaga cochar con su cuerpo, y al segundo ya se encontraba bajo las calidad mantas de su cama, nuevamente.

—¡Oye! —reclamó.

—Debes descansar.

—Descansé bastante bien el día completo que estuve inconsciente, y anoche dormí bastante bien, gracias —blanqueó sus ojos mientras se ponía de pie nuevamente.

—Adds...

—Barry, Amor —llamó tomándole del rostro cuando él la retuvo por la cintura—. Estoy en perfectas condiciones —aseguró—. De no estarlo ni siquiera hubiera puesto un pie fuera de nuestra cama.

   Barry frunció su ceño, poco convencido de sus palabras.

—Estoy bien —repitió.

   El velocista bufó.

—¿Cómo estás tú? —preguntó moviendo su dedo pulgar por sobre su mejilla, dejando caricias.

   Barry pareció un poco descolocado por aquella pregunta, sin embargo no tardó en responder. Al instante Adds supo que la respuesta era completamente falsa.

—Estoy perfectamente bien —aseguró.

   Adds soltó una risita mientras negaba con ternura.

—Podrán pasar cien años, podremos llegar a ser unos ancianos amargados y aún así serás muy mal mentiroso.

—¡Oye! —fue su turno de reclamar.

—No estás bien Amor, y honestamente fue muy estúpido de mí parte preguntártelo.

—Solo... estamos cerca, debemos centrarnos en ello.

—Siempre hay prioridades, la mía es que no comprometas el como te sientes ante esto —observó directo a sus ojos.

—Solo es... es raro saber que una versión de mí quiere acabar con tu vida —murmuró—. No lo comprendo, porque yo nunca tendría ese pensamiento, no cuando eres lo que más amo en este mundo.

Adds comprendía muy bien lo que decía, pero también quería comprender el punto de aquel remanente.

—Dime algo —pidió—. ¿Cómo era él?

   Barry cerró sus ojos un momento, intentando buscar las palabras correctas para describir a su versión más oscura. Pronto soltó un suspiro, para luego volver a abrir sus párpados dispuesto a responder.

—Alguien completamente roto. Alguien desolado, y con mucha sed de venganza —murmuró con una pizca de nostalgia—. Alguien a quien he visto alguna vez en mí.

   Entonces Adds lo comprendió.

—Todos tenemos una parte así Barry.

—Si pero...

—Cuando una persona está rota, el dolor es la motivación más grande que existe, sobre todo cuando queremos que las personas que nos han lastimado sufran lo que nos hicieron sufrir —explicó, aún acariciando su mejilla—. El dolor nos ciega, nos manipula, busca complacer y saciar la sensación de vacío en nuestros interiores —sonrió con tristeza—. Creo que ambos sabemos sobre un poco de ello.

   Barry guardó silencio, acogiendo cada palabra en su mente.

—Y es un sentimiento completamente normal, teniendo en cuenta todo lo que has vivido, no puedes culparte por ello, Barry.

—Tal vez si yo no me hubiera sentido de esa forma alguna vez...

—No hubiera cambiado nada —le aseguró.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque hay cosas que simplemente están fuera de nuestro alcance, Amor —comentó—. Y esto lo está. Porque no es tu culpa como él se siente, ni tampoco el como Savitar actúa —le aseguró—. Y tampoco es su culpa sentirse y actuar de esa forma.

—Nada justifica sus acciones —negó Barry.

—Tal vez no, tal vez si —vaciló ella—. Pero nos hace comprender su punto. Ambos hemos cometido errores, los míos han sido los peores. Así que, ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a alguien qué está actuando a base del dolor? —inquirió.

—A veces, realmente no comprendo cómo puedes verle lo bueno a lo malo, más aún cuando es tu vida la que corre riesgo —comentó Barry, soltando un suspiro.

   Adds le sonrió con cariño.

—Bueno, mi prometido a sido un buen ejemplo y una muy buena influencia —admitió—. Él suele ser quien ve lo bueno en lo malo, yo la pesimista.

La sonrisa de Barry se acentuó y alzando sus manos tomó por las mejillas a Adds dejando un beso en su frente.

   Por otro lado, en alguna parte de la ciudad se encontraba aquel velocista de armadura un tanto escalofriante, quien se aclamaba a si mismo como el Dios de la velocidad. Aquella amenaza para el Team Flash , aquella amenaza que atentaba contra la vida de Adds.

   Su mirada estaba fija en aquella vieja y gastada pared, sintiendo aquel característico mareo que solo indicaba la presencia de nuevos recuerdos, la presencia de lo que solía ser, y de lo que era junto a ella.

   Y a pesar de haber asegurado que ya no sentía nada, porque los Dioses no sentían, sufrió, sintió aquella punzada de dolor latente en su pecho. Todo porque a pesar de ser quien iba a acabar con la vida de aquella icónica rubia en su vida, ella le comprendía y empatizaba con él.

   Y aunque no lo quisiera admitir, aquello solo le dificultaba la tarea en cuestión, porque en el fondo bajo aquella gruesa coraza de marfil que había creado sobre sus sentimientos, el amor que sentía por la ojiazul seguía latiendo con la misma intensidad que en los momentos antes de perderla.

   Y para cumplir su objetivo, Savitar necesitaba que ella le odiara, que lo detestara con todas sus fuerzas, que al verle le observara dolida... enfadada... rota, con sus sentimientos fluctuando e intensificando la ferocidad hasta hacer que sus ojos flamearan en aquel potente y caluroso rojo. Aún así lograra aquella reacción, sabía que ella sería incapaz de hacer algo, porque el dolor y la desilusión serían más potentes que la venganza. Y estaba seguro de que con lo que su cabeza maquinaba hacer, Adds le odiaría, y con mucha suerte también terminaría odiando a Barry Allen.

—Solo... —Barry se detuvo a si mismo.

—Dime —alentó Adds.

—¿En qué tendré que convertirme para combatir lo peor de mí?

—En nadie. Solo serás tú mismo, como siempre —le hizo saber—. Serás tú, Cisco, Ethan, Julian, HR. Serás Joe, mis madres y yo. Serás tú y nosotros junto a ti.

— ϟ —

—CUANDO NOS LLAMASTE DICIENDO QUE TENÍAS una idea, nunca imaginé que tendrías en mente freírle el cerebro a Barry —murmuró Adds.

—No le freiremos el cerebro —negó Cisco con una mueca de obviedad.

—Solo evitaremos que siga reteniendo nuevos recuerdos —complementó Julian.

—Savitar sabe todo lo que haremos porque lo recuerda —explicó Cisco—. Es Barry del futuro, así que, ¿Qué tal si Barry no recuerda lo que haremos desde ahora?

—O sea que quieres jugar con su cerebro —murmuró Carol, reacia a lo que proponían.

—Solo un poco.

—Si me lo preguntan —comentó Adds—. No me parece buena idea, y algo me dice que esto no terminará bien.

—Es un procedimiento mínimo. Seguirá siendo el mismo Barry que amas —aseguró el pelinegro—, solo no retendrá información.

—Hay dos tipos de memorias. A largo y corto plazo. A largo...

—Alto. Es mi presentación Julian —le cortó Cisco adelantándose a explicar—. Aquí retienes nuevos datos —Cisco señaló el costado derecho de su cabeza —, antes de...

—Enviarlos a la corteza para ser almacenados —le interrumpió Adds.

   Cisco le dió una mala mirada, mientras que ella le sonreía inocentemente.

—¿Puedo seguir? —inquirió irritado.

—Sí, claro Cisquito.

—Bien... Entonces ¿Qué pasa si bloqueamos esa cadena con una interrupción magnética?

—Así lograríamos que Savitar no recuerde el plan que usaremos para detenerle —comprendió Ethan.

   Cisco asintió.

—Adiós a esos dos pasos por sobre nosotros —señaló con una sonrisa HR.

—Con suerte lo dejaremos un paso atrás —explicó Julian.

—Hermoso —sonrió satisfecho Cisco al ver que todos comprendían—. Causa y efecto.

—¿Qué piensas tú? —cuestionó Adds, presionando su agarre sobre la mano de su prometido.

—Hagámoslo —asintió con determinación.

—Bueno, voy a decirlo —comentó, viendo cómo Barry tomaba asiento en la silla que Cisco le indicaba—. A mí no me parece que vayan a jugar con el cerebro de mi prometido como si fueran a detener una fuga de agua —hizo saber, con su ceño fruncido.

—Estaré bien —le aseguró Barry, tirando de ella hasta un lado de él.

—Eso no lo sabemos. Se supone que Caitlin era la experta en todo lo que respecta a ciencias biológicas humanas.

—Gracia por la confianza, mejor amiga —replicó Cisco blanqueando sus ojos.

—De nada, aunque prefiero llamarle honestidad.

—Confío en ti —le aseguró Barry a Cisco.

—Muy bien. No sentirás nada —comentó.

Adds jugueteó con la mano del velocista, nerviosamente. Su intuición le decía que aquello no terminaría del todo bien.

—Estaré bien —le prometió Barry, mientras tomaba una de su mejilla.

—Eso espero, porque si no, el demonio que está dormido dentro de mí matará a todos en este lugar —aseguró con una mueca.

—Espera, ¿Tú demonio interno está dormido? —inquirió con burla, intentando apaciguar la tensión en su prometida.

Adds rió y le empujó por el hombro.

—No te rías, estúpido —reprochó retomando su postura seria.

—¿No me darás un beso? —preguntó Barry.

Adds no dudó en juntar sus labios en un lento beso. Negándose a la idea pesimista de que todo iría mal. Barry estaría bien porque todo saldría a la perfección, ¿No?

—Te amo —le recordó el velocista.

—Te amo más.

—Si ya terminaron con sus cursilerías —Adds blanqueó sus ojos—. Comencemos —murmuró Julian con una tableta en la mano—. El interruptor está conectado a tu hipocampo.

—Listo para el zapping —hizo saber Cisco.

—No lo llames así —gruñó Adds.

—Listo para activar —se corrigió rápidamente Cisco—. En tres... dos... uno.

Entonces, en cuanto Cisco presionó aquel interruptor, Barry pudo sentirlo. Sintió cada uno de sus recuerdos iluminar en su memoria. Recordó las palabras que su madre solía decirle antes de irse a dormir. Recordó aquel apodo con el que su padre solía llamarle. Recordó el momento exacto en el que conoció a Adds y cuando sus sentimientos por ella comenzaron a florecer, al igual que recordó cada uno de los momentos en que ella le decía como le hacía sentir, la intensidad con que le amaba. También recordó los momentos con Cisco, Caitlin e incluso con Ethan. Recordó todo momento importante en su vida en solo unos segundos, porque así como todo recuerdo deslumbró, no tardó en apagarse por completo.

—Bueno, eso debe bastar —determinó Cisco finalizando el proceso.

La mirada del velocista se desvió momentáneamente hacia Adds, quien le sonrió. Ante ello algo dentro de él se aceleró, aquello le avergonzó por lo que desvió la mirada.

—¿Cómo te sientes? —inquirió Julian.

—Me siento bien —respondió suavemente.

—Lo ven. Se siente bien —señaló Cisco con orgullo.

Sin embargo Adds no lo sentía del todo así.

—Barry... —llamó dando un apretón en su mano.

Su ceño se frunció al ver como él le observaba de forma extraña.

—¿Barry? —llamó nuevamente.

—¿Quién es Barry? —cuestionó el castaño con natural inocencia, al ver que nadie respondía al llamado de aquel tal Barry.

—No está bien —murmuró frustrado Cisco.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Barry.

Adds soltó un gruñido que llamó nuevamente la atención del castaño.

—Te voy a hacer cenizas Francisco Ramón.

—¿Qué sucede? —inquirió Barry, comenzando a alterarse—. ¿Quiénes son ustedes?

—Necesito grabar esto —murmuró Diana sacando su celular.

—¡Mamá! —reclamó Adds—. Barry mantén la calma.

—¿Quién es Barry? —inquirió él nuevamente.

—¡Cisco! —reclamó Carol.

—Esto es oro —rió Ethan a un lado de Diana quien no dudaba en grabar todo.

—Pequeño error de cálculo —murmuró el ingeniero mecánico.

—¿Pequeño? —repitió Adds incrédula—. ¡Él no recuerda nada, Cisco! —gritó dejando salir su alteración.

Dió un paso dejando en claro su molestia, dispuesta a perseguirle, pero antes de que pudiera alejarse más de veinte centímetros, algo se aferró a su mano. Era Barry.

—¿Dónde demonios estoy? —preguntó nuevamente, evitando la mirada de Adds—. ¿Estoy en el dentista?

—No, esto es STAR Labs —le hizo saber Wally.

—¿Laboratorios? —inquirió alarmado.

Adds bufó al ver como en lugar de calmar la situación, entre todos la empeoraban, de paso alterando a Barry.

—¿Un laboratorio? —soltó la mano de Adds y se puso de pie alejándose alarmado—. ¿Están experimentando conmigo?

—Nadie está expe... bueno sí —admitió Julian—. Pero fue con consentimiento.

   Eso solo logró alarmar aún más a Barry.

—Joder. Hacen todo mal —gruñó Adds—. Barry, cariño. Tranquilízate —pidió acercándose.

—No te me acerques, hermosa extraña.

   Adds parpadeó momentáneamente, sorprendida al escuchar aquel apodo.

—No soy ninguna extraña, Barr —siguió acercándose—. Lo sabes, puedes sentirlo.

—¿Por qué no recuerdo nada? —tomó su cabeza desesperado.

—Tú nombre es Barry —le informó Joe.

—No me llamo Barry —negó tocando las carteras de su pantalón—. No sé como me llamo, pero... —se detuvo al encontrar su billetera, de donde sacó su carnet de conducir—. Mi nombre es Bartholomew Henry Allen... Ese no es un buen nombre.

—Barry...

—¿Están seguros de que no me dicen Bart? —preguntó—. Bart se siente más natural. ¿Podemos usarlo?

   Adds lo observó fijamente y no pudo evitar soltar una pequeña risa. Finalmente después de tanto tiempo podría llamarle Bart, lo triste era que él no recordaba la broma interna.

—¿Aún estás grabando cierto? —le preguntó a Diana.

   Ella asintió divertida.

—Bien, Bart está perfecto —aseguró Adds, dando algunos pasos más cerca de él.

—Tienes una risa muy bonita —admitió bobamente.

—Gracias —le sonrió.

—Bart igual de enamorado de Adds que siempre, podemos regresar a la silla —pidió Cisco acercándose.

—No, no, no... —negó retrocediendo—. No me sentaré en esa silla. ¿Cómo sé qué no me secuestraron para una cirugía de cerebro rara? Podrían engañar a la gente para robar sus riñones —aquello pareció alarmarlo aún más, logrando crear una nueva duda en su mente—. ¿Aún tengo mis riñones? —alzó su camisa mirando su abdomen.

—No queremos tus riñones —aseguró absurdamente Julian.

—Déjenme esto a mí —les detuvo Adds—. Bart, cariño, ¿Confías en mí? —preguntó.

—Yo... no lo sé —le observó sintiéndose culpable.

—Está bien, no pasa nada —le aseguró—. ¿Puedes revisar nuevamente tu billetera? Revisa el compartimiento contrario al que ya viste.

   El castaño hizo lo indicado.

—¿Ves la foto? —preguntó suavemente, dando cautelosamente un paso más cerca de él.

—Sí...

—¿Puedes decirme quiénes son?

—Eres tú... y yo —sonrió momentáneamente.

—Correcto —le sonrió—. Ahora, si me dejas acercarme puedo enseñarte más pruebas de que nos conoces. ¿Me dejas acercarme?

Él asintió tras pensarlo unos segundos.

—Pero solo tú puedes acercarte.

—Solo yo —asintió aceptando a su pedido—. No estés nervioso. No te haré daño.

—No estoy nervioso porque temo a que me hagas daño.

—¿A no? —cuestionó con media sonrisa.

—No. Es solo que eres muy hermosa —admitió sintiendo sus mejillas arder.

   Adds rió con ternura.

—Es bueno que aún no recordándome pienses que soy hermosa.

—El idiota si que está enamorada de ella —comentó Ethan observándoles.

—Es un amor especial y único —sonrió Carol con ternura.

—¿Ves esta foto? —inquirió Adds a un lado de él—. Estás con todos nosotros. Somos tu familia Bart. Estás con cada uno de nosotros —Adds fue pasando las fotos en su celular.

   Sin embargo la mirada de Barry estaba más concentrada en la mano izquierda de Adds que en las fotos que ella le enseñaba.

—¿Te vas a casar? —preguntó con un poco de desilusión en su voz.

—Sí —asintió aún manteniendo una sonrisa.

—Oh —guardó silencio unos segundos—. ¿Con quién? ¿Quién es el afortunado? —forzó una sonrisa.

   Adds rió tiernamente. Realmente sin importar la faceta de Barry, ella le amaría en cada una de ellas.

—Tú. Me casaré contigo —le hizo saber.

   Aquella sonrisa que el velocista formaba falsamente en sus labios, se volvió real. Lo único que pasaba por su cabeza era la pregunta de cómo había conseguido comprometerse con alguien tan hermosa como lo era aquella rubia, de la cual no recordaba su nombre.

   Se sonrojó avergonzado.

—¿Qué ocurre? —preguntó ella, posando cautelosamente su mano en la mejilla de Barry.

—Y-yo... no recuerdo tu nombre —murmuró en voz baja.

   Adds sonrió.

—Lo supuse —asintió—. Soy Adeline Singh, pero siempre me has llamado Adds o Rayito.

—¿Por qué Rayito? —cuestionó curioso.

—Porque solías decirme que era tu rayo de luz.

—¿Solía?

—Aún lo haces, pero ya no me llamas así con tanta frecuencia.

—¿Por qué? —ladeó la cabeza aún curioso.

—Porque ahora me llamas Amor.

Barry se sonrojó, y por poco la palabra casi resbaló por sus labios. Ante ello Adds rió, y él solo pudo pensar en la sensación de alegría que nacía en su pecho al escucharla reír y sonreír.

—¿Me crees, Bart? —preguntó Adds.

—Sí —asintió—. Te creo.

—Bien —le sonrió—. Yo iré a hablar con los chicos algunas cosas, ¿Bien? Espérame aquí, junto a Wally e Ethan —miró momentáneamente a ambos chicos.

—No me dejes solo —pidió tomándole de una mano.

Adds sonrió. Tenía muchas ganas de besarlo, pero se contenía, porque sentía que si lo hacía estaría vulnerando a Barry, y es que después de todo él no recordaba nada.

—Volveré en un segundo, lo prometo —le acarició las mejillas—. Si estos dos tarados te molestan, tú solo grita mi nombre y estaré aquí para golpearlos.

Barry asintió, dejando salir una pequeña risa ante la amenaza de Adds.

—Bien, ya vuelvo —se apartó unos centímetros y se giró a Cisco y Julián—. Ustedes dos —los señaló con firmeza para luego apuntar a la puerta—. Ahora.

Ambos asintieron y sin rechistar le siguieron al igual que el resto de los presentes, excepto por Wally e Ethan.

—No hay señal de algún daño estructural permanente —se apresuró a decir Cisco.

—¿Y por qué demonios no recuerda nada? —cuestionó Adds, con el ceño fruncido.

—Julian —llamó Cisco al no saber que responder.

—Parece sufrir amnesia retrógrada psicogénica —explicó Julian.

—Genial.

—¿Tal vez no pensamos en la velocidad neuronal de Barry? Por su velocidad —le propuso Julian a Cisco.

—Esperen, ¿Suponemos que él sabe qué es Flash? —preguntó Joe—. ¿Qué tiene súper velocidad?

   Cisco caminó de vuelta a la habitación y Adds le siguió junto a todo el equipo. El latino abrió la puerta y le habló al castaño.

—Oye, Barry. Atrápala —le lanzó un objeto.

   Sin embargo Barry no logró atraparlo, ya que actuó con aquella tierna torpeza que le caracterizaba hacia solo unos años. Antes de que su velocidad apareciera.

—Lo siento —se disculpó apenado.

—Está bien, cariño —le asintió Adds, asegurándole con la mirada que todo estaba bien.

   Aquello lo tranquilizó completamente.

—Dios mío —se lamentó Julian cuando volvieron al cortex.

—Súper terrible —le siguió Cisco.

—Es patético —aseguró Julian.

—Oye, déjalo —defendió Adds—. Céntrense en enmendar su error en lugar de burlarse de mi prometido. Sin saltos al vacío.

—¿Qué significa eso?

—Qué no hagan nada sin estar 100% seguros —aclaró—. Un error más, y les juro que los haré cenizas.

   Por si fuera poco todo lo que estaba ocurriendo, Joe recibió una llamada de Cecile quien necesitaba a Barry en el CCPD para un caso. Y no presentarse no era una opción. Así que ahí iban Joe y Diana en la parte delantera del auto, mientras que Barry y Adds en la permanecían en la parte trasera.

—¿Dónde vamos? —cuestionó Barry.

—Qué te parece si te contextualizo un poco sobre tu vida —le propuso Adds.

   Barry asintió.

—Bien. Vamos a tu trabajo en el CCPD, en donde eres un muy buen científico forense —le sonrió con emoción.

—¿En serio? ¿Soy policía? —sonrió de igual forma emocionado.

—Bueno, no uno como tal, Bart —la sonrisa del castaño se borró—. Pero tú trabajo es muy importante. Siempre ayudas a un montón de personas a probar su inocencia o a encontrar justicia realizando pruebas de ADN y todas esa cosas así. Eres el mejor en tu trabajo.

—Seguro solo lo dices porque eres mi novia —murmuró.

—Claro que no, cariño —negó ella con una sonrisa tierna—. Realmente eres el mejor en tu trabajo —aseguró.

—Bien, voy a hacer como que te creo —sonrió a medias.

   Diana en la parte delantera del auto, viendo todo por el espejo retrovisor, pensaba que Adds perfectamente podría asegurarle a Barry que si daba un salto desde un precipicio no moriría y él probablemente le creería y saltaría.

   Era definitivo que aunque Barry no recordara nada, amaba con locura a Adds.

—¿Puedo tomar tu mano? —pidió Barry una vez salieron del ascensor

—Claro que sí —Adds le sonrió con confianza—, no debes ni preguntarlo —le aseguró tomándole de la mano.

   Al sentir el suave tacto de su mano con la de Adds entrelazándose, una calidez se expandió por todo el cuerpo del castaño, haciéndole sentir cómodo.

—Buenos días, gente —saludó Cecile.

—Hola, soy Barry Allen, pero puedes llamarme Bart —Barry estrechó la mano de Cecile con su mano libre.

—Eh... claro —accedió extrañada.

   Adds soltó una risa y se encogió de hombros.

— ϟ —

   EL REQUERIMIENTO DE BARRY EN EL CCPD ERA para testificar en una audiencia que se llevaría a cabo aquel mismo día por la tarde, sin embargo no podía hacerlo en tales condiciones. Pero si no lo hacía, el sucesor de Mick Rory quedaría suelto por la ciudad causando incendios como hobby o más bien como un estilo de vida.

—Lo siento —se disculpó.

—¿Por qué? —preguntó extrañada Adds tomando asiento a su lado.

—No lo sé. Es solo que todos se ven molestos y parece que es mi culpa.

Adds sintió su corazón encogerse.

—No. Claro que no —negó apresuradamente—. No es tu culpa. Son solo algunos inconvenientes mientras intentamos que recuperes la memoria —intentó tranquilizarle.

—Si pudiera volver a lo normal lo haría, pero no recuerdo que es lo normal —hizo una mueca un tanto divertida.

Adds rió suavemente.

—¿Qué hemos hecho últimamente? —inquirió curioso.

—No mucho en realidad —mintió—. Trabajar, salir con nuestros amigos, estar juntos en casa.

—¿No hemos comenzado a planificar la boda? —cuestionó con un brillo en los ojos.

—No, hemos estado un poco ocupados... bueno con el trabajo.

—Oh —murmuró—. ¿En qué trabajas tú?

—Soy psicóloga psiquiatra —comentó.

—¿En serio? Eso es genial —sonrió.

—Sí, un poco lo es —concordó.

   Ella amaba su trabajo, y amaba ayudar a personas en aquel área tan importante de la salud. Por lo que si, era un trabajo genial a su parecer.

—¿En que piensas ahora? —preguntó ella, al ver que él le observaba detenidamente con aire pensativo.

—Es solo que... me preguntaba en qué fue lo que hice bien para estar a punto de casarme con una mujer tan hermosa y maravillosa como tú —admitió sin vergüenza alguna.

   Ante aquello Adds entreabrió su boca sorprendida por la elección de palabras de Barry, y sin poder evitarlo sus mejillas se encendieron en una tonalidad rojiza.

—Te has sonrojado —señaló Barry divertido.

—Oh, cállate —murmuró blanqueando sus ojos divertida.

—Así te ves más bonita.

—Dios, ni siquiera perdiendo la memoria dejas de ser tan halagador —se quejó.

—¿Eso significa t soy buena pareja? —preguntó tras unos segundos, con un deje de vergüenza.

—Bueno, como todas las personas, tienes tus defectos, Bart. Pero sí, eres el mejor novio de todos.

—Es bueno saberlo —asintió con una nueva sonrisa.

Adds le sonrió de vuelta, de forma tierna. No podía evitar estar tan encantada con aquel Barry. Era diferente, sin embargo seguía siendo tan... él. Tan Barry.

—¿Puedo...? —intentó preguntar algo.

—¿Puedes...? —ella le incitó a seguir hablando.

—Olvídalo —negó desviando la mirada.

—Oye, puedes decirme lo que quieras —le aseguró, dando un toquecito en su mejilla para que le mirara nuevamente.

—Es que es vergonzoso —murmuró.

—No debes tener vergüenza conmigo, Bart —le hizo saber—. No me burlaré de ti.

   Adds pudo ver como la inseguridad danzaba en los ojos del castaño, y se preguntó qué era aquello que tanto le avergonzaba preguntar.

—¿Puedo besarte? —preguntó finalmente.

   La rubia le observó sorprendida por un segundo pero luego le sonrió.

—¿Estás seguro? No quiero que luego te sientas incómodo porque eso me haría sentir mal. Lo que menos quiero es que te sientas incómodo.

—Estoy seguro —asintió.

—Bien —asintió de igual forma ella—. ¿Si quiera recuerdas cómo hacerlo?

—¡Dijiste que no te burlarías! —se quejó.

   Adds rió tiernamente.

—Solo fue una pequeña broma —se acercó tomándolo de las mejillas—. ¿Estás seguro? —intentó asegurarse nuevamente.

—Estoy bastante seguro de que contigo siempre me siento así —susurró viendo los labios de la rubia.

   Adds sonrió.

—Maldición, en serio te amo —dijo antes de finalmente besarlo.

Sin embargo, a pesar de ansiar besarlo de la forma en que solía hacer, Adds solo juntó sus labios con los de Barry y permaneció sin moverse. Temía que a un mínimo y brusco movimiento Barry se asustara. Sin embargo se sorprendió bastante cuando fue él quien le tomó por la cintura y tiró de ella más cerca, buscando más contacto, al igual que sus labios comenzaron a moverse sobre los de ella.

Cuando su mano subía hasta la mejilla de Barry, se apartó de un saltó en el momento en que él se alejó bruscamente de ella, con una expresión alarmada. Se maldijo mentalmente, sabiendo que no debió de haber accedido a aquello.

—¿Qué demonios me ocurre? —inquirió Barry viendo su mano, la cual se movía a una velocidad exorbitante.

Adds inmediatamente supo que se trataba de sus poderes, sin embargo Barry no tenía ni idea de que era lo que ocurría, ni mucho menos que él era Flash.

—Mierda —susurró—. Respira Barry, no te alteres.

—¿Por qué mi mano está así?

—Barry, mírame —pidió tomándole del rostro—. Necesito que te calmes, si no lo haces esto se nos irá de las manos.

Barry asintió, con su respiración aún acelerada. Sentía que su corazón saldría de su pecho con la velocidad a la que latía.

—Respira junto a mí —le pidió—. Inhala, exhala...

Ambos comenzaron a hacer aquello al mismo tiempo, respiración tras respiración Barry logró comenzar a calmar la ansiedad y la adrenalina que recorría su cuerpo, y así finalmente su mano dejó de vibrar.

—¿Qué fue eso? —preguntó desconcertado.

—Bueno, es tu velocidad manifestándose —le sonrió nerviosamente.

—¿Mi... velocidad? ¿Qué significa eso?

—Significa que tienes poderes, y la velocidad es el tuyo —le dijo tomándolo de los hombros.

—¿Cómo un superhéroe? —se burló—. Sí claro.

—¿Crees qué te estoy mintiendo? —inquirió alzando sus cejas.

—Lo poderes y lo superhéroes no existen.

—Claro, entonces si te digo que te estás muriendo y por eso tu mano vibra a una velocidad impresionante, eso tendría más sentido para ti, ¿No? —se burló mientras se ponía de pie.

   Ya de pie, caminó unos pasos más allá, y tomó el mando de la television, el cual se encontraba sobre la mesita de centro.

—Atrápalo —se lo lanzó.

   En ese momento, Barry logró ver todo en cámara lenta, como si el mundo se hubiera detenido a su alrededor. Se colocó de pie y caminó hasta donde se encontraba el mando, suspendido en el aire, lo observó durante unos segundos, y en cuanto lo tomó en sus manos todo volvió a la normalidad.

—¿Decías? —inquirió Adds, viendo el mando de la televisión en las manos del castaño.

—Oh por Dios, ¡Tengo poderes! —chilló.

   Adds rió, y por un segundo se permitió imaginar que tal vez la reacción de Barry cuando descubrió sus poderes por primera vez fue como aquella. Emocionado, feliz, asombrado.

—Sí —respondió dejando caer un poco su sonrisa.

—¿Cómo... cómo los obtuve?

—Bueno, esa parte no es tan bonita —sinceró—. Te cayó un rayo justo en el momento en que hubo una explosión de materia oscura y elementos que desconozco.

—¿Un rayo? —repitió incrédulo y con una mueca de dolor.

—Sí.

Barry parpadeó por unos segundos, en silencio.

—¿Soy la única persona con poderes en el mundo? —preguntó.

—No en realidad —negó—. Una gran parte de la ciudad posee distintos tipos de poderes, pero sólo tú y el equipo los utilizamos para el bien.

—¿Tu también eres una heroína? —preguntó con los ojos bien abiertos en asombro.

—Fingiré que eso en realidad no te sorprendió.

—No fue con mala intención, solo... ¿Hay algo qué no hagas bien?

—Muchas cosas en realidad —admitió.

Al parecer no puedo evitar que todos sufran por mi muerte... pensó.

—¿Cuáles son tus poderes? —inquirió con curiosidad.

   Adds sonrió y tomó asiento a su lado nuevamente. Extendió su palma y de ella dejó salir una flameante llama de fuego.

—Genial... —observó anonado—. Espera mejor apágala, no vayas a quemar el departamento —pidió abriendo sus ojos asustado.

   Adds le observó por unos segundos para finalmente dejar salir la carcajada que nacía con intensidad desde su interior. Nunca en lo que llevaba manejando sus poderes alguien le había dicho algo como aquello, y escucharlo venir de Barry con tal inocencia implantada en su voz lograba causarle más gracia.

—¿De qué te ríes? —preguntó Barry al verla retorciéndose en el sofá a causa de la risa—. ¡Oye!

—Per...perdón —se disculpó.

Sin embargo su risa perduró aún así Barry siguiera quejándose porque se reía de él a su costa.

—¡Adds! —reclamó.

—Ya, ya —tomó asiento correctamente en el sofá—. Perdón, es solo que nunca nadie me había dicho algo como eso, y por si fuera menos lo dijiste tan inocentemente —retuvo una nueva carcajada.

—Eres una pésima novia y futura esposa —le acusó él.

—No sabes lo suficiente de mí como para decir eso —le miró divertida, mientras se ponía de pie—. ¿Tienes hambre? —le preguntó.

   Barry asintió.

—No tienes idea de cuanta.

—Bien, chico veloz, vamos por algo de comer.

   Barry se colocó de pie y le siguió por la estancia. Sin embargo algo le detuvo. Un cuadro, el cual se encontraba posado sobre una mesita de rincón llamó completamente su atención.

   Enmarcado en el se podía apreciar la fotografía de un matrimonio y su pequeño hijo. Parecían felices y a Barry le pareció genuino y propio.

—¿Quiénes son ellos? —al escuchar aquella pregunta Adds se volteó hasta él.

   Al ver la foto de la cual el castaño se refería, tragó saliva sigilosamente, y mientras se acercaba maquinó a toda velocidad una respuesta suave a aquella pregunta. No quería verle sufrir, no podía, no cuando justo en esos momento Barry podía tener felicidad genuina ignorando toda problemática que les rodeaba, aunque fuera por unas horas.

—Tus padres —le respondió.

—Oh —murmuró, y una sonrisa se formó en sus labios—. Se ven muy felices.

—Lo eran —asintió ella.

—¿Dónde están? —preguntó curioso.

—Voy a serte sincera porque odio mentirte —murmuró con suavidad, mientras tomaba su manos—. Barry... ellos murieron.

—¿Q-qué? —su gesto se descompuso totalmente, y aquello solo logró contraer el corazón de Adds.

—Pero escúchame —pidió tomándole suavemente el rostro—. Tal vez ellos ya no estén aquí físicamente, pero siempre estarán aquí —apuntó su corazón—, cuidando de ti, como su pequeño hijo, su hermoso niño, y su campeón —le sonrió.

—¿Ellos sufrieron? —preguntó sorbiendo su nariz.

   Otro vuelco se hizo presente en su pecho.

—Ellos murieron tranquilos, ¿Sabes por qué?

   Él negó.

—Porque ellos murieron amándote Barry. Sin importar el qué, ellos siempre te amaron en todo momento. Y el tiempo que estuvieron en vida, a pesar de todo, vivieron felices porque tenían un grandioso hijo —limpió una de las lágrimas que rodaba por la mejilla de Barry.

   Barry podía no recordarlos, pero ardía, dolía, sentía un dolor que claramente no recordaba haber sentido antes, pero le era tan familiar, al punto que podría asegurar haberlo sentido docena de veces.

—Ven aquí —murmuró Adds, tirando de él hasta su cuerpo mientras se ponía de puntitas, envolviéndolo en un abrazo.

Se cuestionaba si había sido lo correcto decirle la verdad, hasta cierto punto claro. No pensaba en entrar a detalles sobre las trágicas muertes que habían tenido los padres de su novio. Y ahora que lo pensaba, le sorprendía todo lo que Barry había pasado en su vida, y que su forma de ser permaneciera intacta junto a su esencia. Se sentía culpable, porque ella siempre opacaba las tragedias de él con las suyas, cuando la realidad de todo, era que Barry había sufrido tanto que era sorprendente que aún mostrara una sonrisa al mundo, que aún tuviera compasión y amor que dar. Que aún fuera él mismo.

—Lo siento —susurró ella.

—¿Por qué? —preguntó confundido, aún así permaneció aferrado a ella.

—Solo lo siento, no debes saber el contexto tras esas palabras ahora mismo —se separó mientras dejaba una caricia en su mejilla y le sonreía de forma comprimida. Con suerte Barry no se daría cuenta de que aquel sonrisa era falsa—. Entonces, ¿Aún quieres ir por algo de comer o quieres que cocinemos aquí?

—¿Eres mala cocinera? —inquirió.

—Lo descubriremos —bromeó.








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LO SOFT
que me puso escribir un Barry así, no saben lo que quiero llorar

espero tengan un bonito domingo y comienzo de semana!!! les tkm<3


editado: 11/05/2022

─𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

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