Capitulo 2: Desgracia

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Mi madre siempre decía
Que mostrando una sonrisa
Podía decirle que le quería

Quizá eso habría sido una brisa
Una calma para lo que vivía
En realidad, por matarla no tenía prisa

Odiaba a esa mujer ingrata,
Principal motivo de mi frustración;
Quizá fue por eso que con gracia innata,

Con fe nacida de mi vocación,
Tomé el bate y le di a cual piñata.
Con cada golpe recibía satisfacción,

De su cráneo, los sesos salieron
Vaya calamidad ¡Una desgracia!
Ja ja, fue lo más hermoso que vieron
Mis ojos, lo hice con mucha eficacia.

Tarde de martes, noche lluviosa;
Noto en la esquina ocultarse
Mi hermana pequeña, de mirada llorosa.

Pobre pequeña, debió aterrarse.
No pensé en ella, ahora solloza,
Muy joven para conocer la muerte

También para el duelo enfrentar,
Por eso, mi deber es ser quien le advierte,
Que debe huir y nunca volver

O de lo contrario, la misma suerte
Tendrá que obtener.
Y huyó lejos de casa,

Lejos de cualquier mundo conocido,
Lejos de mi, una amenaza,
Olvidando a cualquier ser querido,

Perdiendo así su confianza,
Ahora con el poder adquirido,
Me siento solo y distante

Pensé que después del primer asesinato,
De ese acto para mí irrelevante,
Sentiría culpa, se que no soy un santo

Pero esperaba el remordimiento ante
Lo sucedido, como el que tira
La piedra y esconde la mano

No soy capaz de cegar mi ira
Y no soy inmune al placer mundano
Pero daré cara al que me pida

Niño, adulto o algún cristiano.
En este momento no se quien soy,
No estoy listo del todo

Pero la masacre empieza hoy.
Yo formaré al hombre del lodo,
Estoy confiado de a dónde voy

El cambio se hace de algún modo.
Pero mi padre irrumpe y me llama "canalla"
-¿Que diablos fue lo que hiciste?

¡Imbécil! ¡Cruzaste la raya!
Te voy a romper la cara ¿Escuchaste?-.
Y bloqueando la puerta, evita que me vaya

Furioso dijo -¿Por que la mataste?-
no me importa, los golpes no siento
Mi padre fue siempre de mano muy dura

Que una vez visto, no es tan violento,
Tomé el bate con furia pura
Y de estrellarlo en su cara me sentí contento

Y le digo -levantarte no intentes
Que no puedes conmigo,
Prueba de ello: te quedaste sin dientes-.

Le veo sufrir así que prosigo
-espero que ambos sean más conscientes
Mi madre te engaño con tu amigo-.

Y desatada su furia, corre y araña,
Le perdonaré si escucho su ruego,
Se dice más fuerte, no sé a quién engaña

Que en ese hombre apagado fue el fuego
La fuerza no basta, más vale la maña
Esto no fue más que otro juego.

Lanzó otro golpe, que esquivé por reflejo,
Demasiado le he tolerado,
Le tomo del cuello y le azotó al espejo

Ha manchado el sofá tapizado,
Quedo sin vida, así que le dejo.
Me tiró al suelo, lo he derrotado.

¿A qué precio? Me volví una fiera
Un demonio que no puede llorar
Al que no le importa a quien hiera
Una que solo quiere matar.

Una semana más tarde

Capilla Artemis

Tuvimos una semana soleada, temperaturas de hasta 40° pero eso se acabó.

Hoy estamos de luto, los padres de Sam fallecieron ayer por la tarde. La policía ya está buscando al asesino.

Hoy podemos velar por sus padres, en la capilla de Artemis. Vino todo tipo de personas, sus amigos, sus vecinos, el resto de sus familiares, incluso los profesores.

El ambiente se siente tenso, frío, silencio total. Las primeras gotas de lluvia empiezan a caer afuera del edificio.

-Sam- me acerqué a ella, estaba claramente triste -yo... Se que este es un momento difícil y se que muchos te habrán dicho esto pero no sé cómo hacerlo, solo, quiero que sepas que no estás sola, tienes mi apoyo y cualquier cosa que necesites no dudes en venir conmigo- tomé asiento junto a ella y seguí con mi discurso -estoy seguro de que puedo ayudarte en lo que necesites, hasta podrías quedarte en mi casa si no te sientes segura... ¿Estas bien?-

-Todo esto es mi culpa- dijo antes de abalanzarse sobre mi -esto no tenía que pasar- y sin más, quebró en llanto.

-No, no es verdad. Le pudo pasar a cualquiera pero eso no es tu culpa, nadie lo pudo haber predicho- le dije casi como un susurro

-Es que en verdad es mi culpa- dijo muy levemente -llevabamos varios días discutiendo, creo que, si no hubiéramos discutido, tal vez nada de esto estaría pasando-

Apoyaba su cara contra mi pecho mientras observaba un par de cajas metálicas adornadas con montones de flores.

-Las familias siempre discuten, Sam. No puedes culparte solo por haber discutido con ellos- le dije antes de acariciar su cabello.

-No me estás entendiendo...

La temperatura del lugar bajo y por tanto mi piel se erizó.

Quería preguntar, ser curioso pero, uno de sus tíos se acercó a ella y yo tuve que tomar mi distancia.

Ya había comenzado la lluvia, sin embargo, eso no iba a detener las plegarias que los presentes en la sala decían en silencio.

Yo preparaba café, desvelarme nunca fue lo mío y estaba cansado por los exámenes.

-¿Sabes por qué guardo botellas vacías en mi refrigerador?- me preguntó Nia.

-No. No lo sé ¿Por que guardas botellas vacías en tu refrigerador?- le contesté preparándome para sonreír.

-Es por si alguno de mis invitados desea tomar "Nada".

Es un chiste tan malo que es bueno, sonreí.

-Riete, sabes que fue bueno- me dijo empujando mi hombro amigablemente.

-Lo haría pero si no lo has notado: estamos en un funeral- acerque la taza a mi boca, sople y bebí. Viendo de frente a la chica de piel morena y cabello largo.

-Relajate, hasta Samantha está sonriendo- dijo ella, quitándome el café de las manos.

No es como que haya asistido a muchos funerales pero no sé si sonreír estaba bien. Quiza intenta verle el lado positivo a todo esto.

O tal vez tiene que ver con lo que dijo hace rato... ¿Y si ella... No, imposible. La falta de sueño me está poniendo paranoico.

-¿Preparas más café?- dijo Nia, devolviendo una taza vacía.

-¿Por que? Yo hice la última taza-

-por favor, además, soy mujer- dijo con aires de grandeza

-¿Y solo por eso no tienes que hacer nada?- dije antipático, terminé haciendo café.

A veces me molesta eso de ella, suele ser muy independiente, no deja que nadie la trate como señorita, al menos no hasta que necesite algo que ella no quiere hacer.

Ella es la clase de chica que te araña en la cara en cuanto se siente en peligro, por eso siempre trae las uñas largas.

-¿No te parece que está feliz?- terminé preguntando

-Dejala, solo intenta no pensar en lo que pasó- me dijo la chica a lado mío -ha sido toda una tragedia, a la madre la envenenaron y a su padre lo electrocutaron-

Esa fue la declaración de un oficial, la mamá de Sam falleció después de comer sopa contaminada con veneno para ratas.

Su papá recibió un castigo peor, recibió todo el voltaje de la casa después de que el asesino conectará una extensión de cable con la punta descubierta y la pegará a la piel del hombre.

-Pero... Bueno no importa, tal vez es como tú dices, quizá intenta no pensar en ello.

Observe el café y el vapor que salía de la taza, profundamente oscuro. Bebí.

-¿Tu qué habrías hecho?- preguntó Nia observando las gotas de agua que se juntaban sobre el cristal.

-Francamente no lo se, no soy capaz de entender lo que debe estar viviendo.

-Yo estaría abrumada, devastada. Una semana llena de exámenes, el estrés de la escuela más el de mi casa y luego esto. Dios, estaría loca.

Nia se dió la vuelta, tomando mi taza nuevamente y observó desde la distancia a Samantha.

-Una persona así no puede simplemente estar tan normal, tarde o temprano va a explotar. Y cuando eso pase, vaya que se va a notar.

-Pensé que habías dicho que no tenía que preocuparme.

-El otro día te dije que no te preocuparas por la llave de gas que dejaste abierta en el laboratorio ¿Viste como se incendió todo? Creo que sí te digo que no te preocupes es precisamente para que te te preocupes.

Eso no tuvo lógica, y aún así le hice caso.

En cualquier caso seguí bebiendo café, al menos hasta que sentí un escalofrío subir por mi espalda, era una sensación adormecedora y luego apareció Samantha a lado mío. Me tomó del brazo y apoyo la cabeza sobre mi hombro. Y por un instante, no dijo nada.

No sabía que decir, estábamos frente a la ventana, observando la lluvia y nuestro reflejo en el.

El silencio se acabó con el primer relámpago que iluminó el jardín de la capilla como si del sol se tratase. Un momento. Un segundo. Después volvió la oscuridad.

Samantha se giró un poco para besar mi mejilla y finalmente habló.

-Tengo miedo de volver a casa.

-No tienes que volver, sé que puedo convencer a mi madre de que te deje quedarte con nosotros.

-No, gracias, no podría. Además ese no es el problema...

Apoye mis labios sobre su frente y pregunté:

-¿Cuál es el problema?

-Mis cosas siguen en mi habitación, no me preocupa la ropa, en casa de mi tía tengo bastante pero dejé mi libro allí y realmente me ayudaría tener algo que leer.

-¿Quieres que te acompañe?

-No... No creo poder entrar, la verdad esperaba que tú fueras y me trajeras mi libro.

Me aleje de inmediato, por reflejo.

-¿Quieres que vaya yo solo? ¿Con un asesino suelto?

-Bueno, hay policías vigilando la casa y también dentro recogiendo evidencia pero si no quieres puedo ir yo.

Dicho eso se marchó. La ví caminar con los ataúdes de fondo y sentí algo de culpa. Culpa por hacerla ir sola a la casa donde asesinaron a sus padres. Además, había policías vigilando la casa, el asesino no sería tan estupido para acercarse de nuevo.

Con eso en mente avance a paso rápido y tomé su mano, la tomé por sorpresa.

-¡Perdón!- dije un poco más fuerte de lo que me habría gustado -Tienes razón, puedo ir yo a tu casa a recoger tu libro.

-¿Seguro?- preguntó con cuna sonrisa dibujada en su cara.

-Si, el asesino debe estar lejos, además es lo menos que puedo hacer por ti.

Un segundo más tarde tenía a Samantha abrazándome fuerte y agradeciendome por aceptar.

Y la lluvia cesó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro