1-2

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

No me percaté de que el pueblo estaba tan lejos.

Me arrepentí de no permitir que el anciano me diera un aventón, parecía un buen tipo, solo se reía mucho y tenía una barbilla exageradamente marcada. Su mentón había sido la aguja de mi brújula, apuntando al norte. Al pueblo desconocido, sin nombre.

El aire rielaba en la atmosfera, el calor lo doblaba. Estaba en un torbellino y yo era su centro. Las cigarras estridulaban de forma atronadora. Había pájaros surcando el cielo, volando en círculos.

Tenía puesto un par de zapatillas deportivas sin calcetines, unos pantaloncillos y una camisa leñadora. No era la mejor ropa para recorrer largas distancias. Prioricé conseguir un par de calcetines una vez que llegara al pueblo. Tenía los pies irritados y sentía que las mejillas me iban a explotar como si tuviera la boca llena de aire o la cara cubierta de besos.

A pesar de todo sentía que estaba en la mejor situación a la que podía aspirar.

Me sentía en el cielo, sabía que mis pies chocaban contra el asfalto, pero también podía jurar que pisaban la luna manchada y redonda.

Éramos solo el verano y yo.

Estaba en paz, casi feliz. Sonreía y no sabía por qué, pero sentía que los labios se me levantaban como dos brazos victoriosos que podrían sostener el cielo y todos los planetas que orbitaban sobre mi cabeza.

Me sentía a gusto con el calor de mi cuerpo, no me desagradaba el sudor de mi nuca, ni la irritación de mis piernas... esa fatigosa y solitaria caminata era lo que había elegido yo. Eran mis consecuencias, desde experimentar el bombardeo del tórrido sol, hasta oler la tierra secándose y vislumbrar el horizonte combándose ante el calor.

Me pregunté en qué día estaba, el viaje había desactualizado mi itinerario.

La gente quiere saber qué día es para ubicarse en el tiempo, se ubican en el tiempo para contar cuánta vida les queda, cuentan cuánta vida les queda porque le tienen miedo a morir, le tienen miedo a morir porque siempre quieren más, siempre quieren más porque les gusta vivir, les gusta vivir porque son humanos...

Detuve mi juego de causas y consecuencias ¿Les gusta vivir porque son humanos? ¿Eso era una consecuencia? Digo, no solo a los humanos les gusta vivir ¿Las otras especies como las cigarras o los peces disfrutaban su existencia? ¿O las mariposas aletean compungidas porque su vida dura lo que un mal sueño? ¿Acaso los animes saben que están vivos? ¿Cómo sé yo que lo estoy?

Descartes, un filósofo, había dicho que sabía que existía porque pensaba y pensaba porque existía. Pienso en tanto existo. Esa era su frase.

En ese caso, de tanto pensar cosas sin sentido, yo tendría mil vidas. Qué digo, millones.

Aunque, a veces, pensaba que solo me bastaba con una. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro