Veinticinco

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El viaje había sido largo, Taehyung dormía y despertaba de repente, no queriendo dejar al castaño solo en la ruta.

—Lo siento, me volví a dormir —decía despeinado y con puchero.

SeokJin sonreía.

—Te dije que duermas —decía, poniendo su mano en el hombro ajeno—. Trabajarás en un par de horas. Yo no, así que duerme

—No quiero dejarte solo —respondía, acomodándose en posición fetal en el asiento del copiloto.

—Siempre fuiste un pésimo copiloto, bebé —añadía, mientras rascaba la cabeza de Taehyung.

Este asentía con sus ojos cerrados.

—Es verdad...lo siento, Jinnie —respondía. Tenía una pequeña almohada que usaba para viajar y estaba aferrado a ella, porque no podía dormir sin abrazar algo que sostuviera su peso de lado.

SeokJin reía con dulzura—Jinnie—no era la primera vez que lo llamaban así, pero Taehyung lo hacía con una dulzura diferente y, sonaba mil veces mejor con su voz y viniendo de él, con esa ternura que tenía.

Poco a poco, las luces de Seúl se iban haciendo presentes y aunque no quisiera, debía despertar al azabache para saber dónde llevarlo.

—TaeTae... —decía, moviendo el cuerpo adormecido de Taehyung—. Bebé, estamos en Seúl y no sé dónde vives.

El azabache comenzaba a desperezarse, su puchero pintado, su cabello en diferentes direcciones. Dios, SeokJin había extrañado esa imagen y recién lo recordaba, al verlo.

—Lo siento, si... —respondía fregando sus ojos.

El azabache le indicaba su casa, habían llegado alrededor de las tres y media, porque SeokJin había tenido que parar a cargar el tanque de su auto. Taehyung se veía cansado, demasiado para su gusto.
El castaño lo ayudaba a bajar su maleta e iba con el menor hasta el piso ocho y se detenían en la puerta con la letra E.

—Aquí vivo —decía dormido—. No es la gran cosa —afirmaba.

La puerta se abría y dejaba ver un espacio de concepto abierto con cocina, comedor y living juntos. Taehyung tenía diferentes cuadro y decoraciones para hacer del espacio algo acogedor y entretenido. Se basaba en colores verde musgo, mostaza y blanco.

—Siempre fuiste el mejor para la decoración —decía SeokJin apreciando el lugar.

Taehyung reía—. ¿Tu apartamento es un espacio completamente blanco? —cuestionaba.

SeokJin carcajeaba—. Pero hay colores en las sillas, mesa y el sofá —se encogía de hombros.

—Eres un caso perdido —decía divertido, quitaba sus zapatos y se dirigía a la isla, que también tenía las hornallas en ella. Todo eléctrico y moderno—. ¿Quieres un café o un té?.

SeokJin lo observaba en silencio. Tenía ganas de acercarse y quizás besarlo un poco, acariciarlo, solo romper la mínima distancia que le molestaba en ese momento. Aún no sé había quitado la chaqueta.

—Te ves muy cansado, debería irme y dejarte descansar ¿A qué hora comienzas? —preguntaba, dando pasos inseguros para quedar al otro lado de la isla.

—Oh, a eso de la ocho iré al local —bostezaba—. Debo ver que tenemos, que debo tirar y recibir mercadería. Ya me había contactado con los proveedores para que trajeran todo hoy.

SeokJin asentía—. Bueno, no te quedan muchas horas de sueño —respondía viendo su teléfono.

—Puede hacerte algo caliente para que tomes —decía incómodo.

Tampoco sabía cómo desenvolverse al ver a SeokJin en su espacio, era tan extraño y se sentía tan, pero tan lejano. No sabía muy bien que decir o que hacer en estas ocasiones.

Quizás a un romance fugaz, se lo hubiera llevado a la cama sin tanta vuelta. A un amigo, lo hubiera invitado a quedarse a dormir con él o en el sofá, pero ¿A SeokJin que podría ofrecerle? ¿Que sería correcto? ¿Que sería cómodo?.

—Volveré a casa —exclamaba el castaño, ahora acomodando la chaqueta que jamás se había quitado y mirando en dirección a la puerta—. De todos modos, hay cosas que debo acomodar...ya sabes.

¿Lo sé? Oh, Baekhyun.

Taehyung asentía y se dirigía a la salida, incluso antes de que Seokjin siquiera se moviera, pero no le quedaba otra opción.
En la puerta, aún cerrada, miraba a Taehyung, quien no sabía si mirar a SeokJin o seguir viendo el suelo.

—¿A qué hora estarás libre? Quizás podamos cenar algo. Luego tendré horarios complicados en el restaurante —afirmaba SeokJin.

Taehyung asentía—. Había olvidado que no siempre tenías un horario fijo —soltaba.

Pero al menos te esperaba en la cama y sabría que regresarías cada noche.

Por eso ¿Puedes a las siete? —preguntaba el castaño.

—¿No tendrás un día algo...movido? —preguntaba Taehyung—. Emocionalmente hablando —insistía.

SeokJin suspiraba y acortaba la distancia, tomando a Taehyung de la cintura—. Si así fuera, con más razón ¿A las siete cuento contigo? —preguntaba una vez más.

Taehyung sonreía de forma algo forzada—. Seguro, pero si llegara a complicarse mi día...

—Me avisas, no hay problema —decía el castaño acomodando el cabello rizado de Taehyung tras su oreja.

Éste asentía con sus mejillas ardiendo en un rosa pálido que las pintaba.

—Ve y descansa —decía Taehyung mirándolo fijo—. Gracias por haberme traído, aunque no debías

—Si debía —añadía—. ¿Puedo-...? Voy a besarte —afirmaba.

Taehyung reía de forma natural, esta vez, mientras las manos de Seokjin apretaban su cintura y lo atraía de forma lenta. El castaño miraba sus ojos y sus labios, de forma intensa y Taehyung sentía todo un calor en su bajo vientre cuando SeokJin se mordía el labio mientras lo apretaba contra su anatomía para sentirlo mejor.

El cuerpo ajeno los delataba, sus entrepiernas despiertas por la fricción y por la forma en la que se miraban, con hambre y necesidad. Las manos de Taehyung se iban a la nuca de SeokJin para enredar su cabello en el largo mullet, le había crecido bastante y la sensación de enredar sus dedos en las finas hebras, le encantaba.

Lo cual enviaba una corriente eléctrica en toda la columna vertebral de Seokjin. El azabache no resistía y daba una mordida a ese carnoso labio inferior que Seokjin estaba masacrando por si solo.

"Ssss..." el siseo sensual de Seokjin, invitaba a Taehyung a ir por más.

—Tae... —suspiraba al sentir la lengua de éste pasar como un bálsamo sobre la mordida.

Ambos fortalecieron el agarre al otro y se encontraron en un beso lento, pero intenso. Sus labios se acariciaban profusamente, sus lenguas bailaban acariciándose entre si y de a poco, el beso lento fue subiendo velocidad. El calor se acrecentaba en todo el cuerpo de Taehyung y acaloraba al de SeokJin.

El sonido de sus respiraciones agitadas y la necesidad de continuar usurpando la boca ajena, llenaba el silencio del apartamento.

—Dios, quédate... —pedía el dueño de la casa, quitando la chaqueta que aún cubria el torso de Seokjin.

—Si me lo pides así... —decía jadeante el castaño. Taehyung soltaba sus labios para morder su mentón y bajar a su cuello. La chaqueta aterrizaba en el suelo y el azabache lo empujaba contra la puerta para atacar con lengua y dientes aquella sensible zona.

Quedaría marca, ambos estaban seguros.

Las manos ansiosas de Taehyung comenzaban a desabrochar su cinturón, mientras los labios de SeokJin mordian su lóbulo y besaban su cuello.

—¿Seguro quieres que me quede? —cuestionaba, intentando sonar estable.

Taehyung frenaba lo que estaba haciendo y lo miraba fijo, para atrapar el labio inferior de Seokjin en una succión finalizada en mordida.

—¿Quieres irte? —preguntaba con sus ojos destilando diversión y perversión al mismo tiempo.

—Joder, no —respondía viendo a Taehyung con sus ojos más negros que de costumbre.

El azabache tomaba su mano y tiraba de él, con dirección a la habitación del mismo. Al llegar encendía las luces y el lugar era grande y llamativo, la fragancia y escencia de Taehyung por todo el lugar, mareaba a SeokJin.

—Linda habitación —murmuraba, viendo cómo Taehyung se quitaba su pantalón, casi de un tirón.

Dejando una bella imagen de sus piernas color canela a la vista y su bóxer era de color borravino. Llevaba una camiseta holgada, a veces parecían hacer competencia entre ambos, sobre quién llevaba la ropa más grande.

SeokJin pensaba ¿Cuántos hombres pasaron por aquí?.

Aunque no era momento, la mirada hambrienta de Taehyung y sus pasos lentos yendo en su dirección lo sacudían. Quitaba sus zapatos e iba a quitarse el suéter que llevaba, pero era detenido por el azabache.

—Permiteme —añadía con voz ronca.

Jodido infierno que, no quedaba rastros del chico que estaba dormido hacía media hora atrás.
El suéter de SeokJin aterrizaba en el suelo y sus manos iban al bonito rostro de Taehyung, pero antes de siquiera poder tomarlo, el azabache lo empujaba a su cama y SeokJin caía casi sentado. Sus hombros sobresalían más al estar apoyado sobres sus codos y su abdomen invitaba a ser lamido por la salvaje lengua de la que Taehyung era dueño.

Sin mencionar que, su pantalón estaba estrecho en su entrepierna, SeokJin estaba más caliente con toda la situación. Taehyung lo observaba con un brillo peculiar, aún sin atacarlo.

—¿Por qué piensas tanto, quieres que me vaya? —cuestionaba SeokJin, estirando su pierna y acariciando con su pie, la pierna de Taehyung.

—No quiero eso...solo pienso que te ves jodidamente bien en mi cama —exclamaba con voz ronca.

SeokJin sonreía de lado moviéndose un poco más al centro de la misma.

—Soy todo tuyo...haz lo que se te venga en gana —soltaba más que excitado.

Taehyung relamía sus labios, contemplando aquella imagen que jamás había creído posible. SeokJin, con su torso perfecto y blanquesino al desnudo, pantalones ajustados, una erección prominente y sobre su cama, completamente a su merced.

Mío.

Por un segundo creyó haber pensado aquella palabra, pero en realidad la había susurrado con voz ronca.

—Tuyo —añadía SeokJin, despertandolo de su ensoñación.

El azabache mordió su labio inferior y subiendo a la cama comenzaba a gatear como tigre que va por su presa. SeokJin se encontraba en el limbo, Taehyung lucía hambriento, sensual, listo para clavar sus inexistentes colmillos de vampiro sobre cualquier superficie de su cuerpo.

Y él lo dejaría, si que lo dejaría hacer lo que se le viniera en gana, como lo había expresado con palabras.

La mano de Taehyung iba en dirección a su pantalón y metía sus largos dedos en la cinturilla del jean, los mismos estaban apenas fríos contra la caliente piel de SeokJin, quien había gemido apenas inaudible al sentirlo. Una sonrisa ladina se dibujaba en el bonito rostro de Taehyung.

Cambiando su plan, tomaba la cintura angosta de SeokJin para dejar una lamida en su abdomen. Quería jugar, sin importar que debía trabajar en un par de horas. Otra lamida y un beso con una succión potente que dejaría marca.

—Joder... —musitaba el castaño con voz temblorosa.

Taehyung continuó escalando con besos y lamidas, hasta llegar a aquellos botones que sobresalían. Delicadamente mordía un pezón de SeokJin y este gemía dulcemente, sensible y receptivo a los labios y dientes de Taehyung, quien estaba más que sumergido en el físico ajeno, en todo lo que SeokJin era y representaba para él.

Una gran mano se posaba en su nuca, enredando sus dedos en sus hebras y tirando de él.

—¿Tienes ganas de divertirte conmigo? —preguntaba el mayor, con voz ronca.

Taehyung reía sacando su lengua, luego guardándola y mordiendo su labio en el proceso que asentía como respuesta.

—¿Me dejas, Jinnie? —preguntaba con esa voz grave y juguetona.

SeokJin estaba demasiado caliente con ese jueguito.

—Lo que el nene bonito quiera —respondía, sus ojos eran una neblina oscura de excitación y anticipación.

Taehyung se ponía serio sin dejar de mirarlo y bajaba a por el otro pezón y mordía.

—Ah...Tae —no era una advertencia, solo gemía su nombre complacido.

Entonces Taehyung lamía para apagar el ardor. Luego comenzaba a besar de forma suave su piel, haciendo jadear y gemir a SeokJin. Entrecortando su respiración y acelerando su pulso, los besos suaves empezaban a ser succiones potentes que dejarían hematomas. SeokJin gemía su nombre y cosas imposibles de entender. Taehyung estaba empeñado en pintar sobre su torso, como si fuera un pintor sobre un lienzo limpio.

Bajando mordía la zona de la costilla derecha y rasguñaba la otra haciendo que la polla de SeokJin saltará aún más necesitada. Taehyung se estaba tomando su tiempo y las reacciones de SeokJin también impactaban directo en su entrepierna.
Sus besos fueron bajando otra vez, SeokJin empujaba su pelvis hacía arriba y Taehyung desabrochaba el botón, bajaba el cierre y notaba la humedad en el bóxer de SeokJin debido al pre semen derramado, sin mencionar aquel enorme bulto que lo estaba haciendo babear.

Inclinándose, bajaba apenas la tela y notaba la punta rosada de la polla de SeokJin y lamía con delicadeza y sin apuro...

—Ya, bebé... —rogaba el mayor—. No voy a aguantar mucho.

Taehyung levantaba la vista y notaba todo el torso blanco de Seokjin con marcas rojas que pasarían a un violáceo luego, había rasguños, toda el arte que su boca habia creado sobre la piel blanca de SeokJin.

Le encantaba lo que veía, sin mencionar lo hinchado que estaba el labio carnoso inferior del mayor, por morderse para evitar gemir por puros besos.

Hermoso.

No pretendo que dures —respondía, apretando el bulto duro sobre la tela del bóxer—. Te la voy a chupar y acabarás en mi boca. Luego harás lo mismo conmigo y.... —se inclinaba pasando toda la lengua por el falo erecto, con la tela de por medio. SeokJin gemía al sentir el calor y humedad de ésta—, y luego volveremos a jugar para que me termines follando duro, porque lo único que quiero es tu polla en mi, golpeando fuerte ¿Ok?.

SeokJin tragaba el nudo en su garganta, Taehyung era un demonio, uno que no recordaba de esa forma tan caliente.

—¿Que hiciste con el antigüo Taehyung? —preguntaba en babea.

—¿No te gusta este Taehyung más maduro, Jinnie hyung? —cuestionaba en puchero. Cambiando totalmente la voz grave por una dulce e inocente.

—Joder, te amo... —fue todo lo que podía decir—. Te amo.

Bueno, que decirles....se viene alto Lemon...creo 🤔

Jejeje para estrenar la llegada a Seúl y la camita de Taehyung 🙈🙈❤️❤️

Con amor Niñita Nany 💜

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