Veinticuatro

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El cuerpo de Taehyung era cálido y SeokJin se encontraba apretándolo con brazos y piernas. Un despertar hermoso, familiar y propio de ellos.
Era el día de la boda de Jungkook y Jimin, por lo tanto no se había despertado naturalmente, si no que su alarma le indicaba que debía ponerse en pie e ir a buscar el traje de Jungkook.

Cuando intentaba quitar su brazo de alrededor de la cintura de Taehyung, éste lo presionaba para evitarlo.

—Un poco más —pedía on voz adormecida.

SeokJin sonreía instantáneamente al oírlo, así que se pegaba a la espalda del azabache y metía su nariz en la nuca de este para sentir su aroma.

Un carcajada grave se le escapaba a Taehyung.

—Me haces cosquillas, Jinnie —decía con dulzura retorciéndose entre los brazos del castaño.

—Me llamaste Jinnie —soltaba en su oído y daba una dulce mordida al lóbulo—. Dilo otra vez —pedía.

Todo un calor descendía a su bajo vientre, por culpa de las palabras de SeokJin, sus besos y cuerpo pegado a su espalda. Aún después de cinco años, este despertar había sido tan familiar como el anterior en el que habían sido interrumpidos por Jungkook y ahora por la alarma.

—Bebé, debo ir por el traje del novio —susurraba SeokJin—. Hoy es la boda, el último día.

"Último día"

La burbuja está a punto de romperse —exclamaba Taehyung con voz apagada.

—¿Qué? ¿Por qué dices eso? —cuestionaba el castaño preocupado al escucharlo tan desganado.

—No importa —susupiraba y se levantaba de la cama más rápido de lo pensado—. Ahora recuerdo que tengo cosas que hacer con Jimin y mejor llegar a tiempo —se inclinaba y daba un casto beso a SeokJin—. Gracias por ayudarme con el anillo, Jinnie — sonreía y daba un beso más intenso, suave y lento.

SeokJin tomaba su rostro y lo atraía hacia él con lentitud mientras le seguía el beso, Taehyung se estaba dejando envolver nuevamente. Cada vez más dentro de la cama otra vez y gateando hasta quedar a horcajadas de SeokJin.

Su beso era cortado para viajar por la mandíbula afilada del mayor que se estaba yendo en pequeños jadeos y suspiros, con manos decididas, de la cintura de Taehyung bajaba al trasero que éste se cargaba y apretaba con ganas para recibir un gemido de sorpresa y placer por parte de Taehyung.

—Joder, me encantas... —suspiraba SeokJin mordiendo el cuello de Taehyung—. Pero no podemos hacer esto ahora —cerraba sus ojos y sentía las caderas de Taehyung mecerse encima de su polla semi erecta por las primeras horas de la mañana y los besos ardientes que Taehyung le daba sin apuro y sin intenciones de dejarlo ir.

—También me encantas... —decía el azabache volviendo a los labios de SeokJin para besar, lamer y morder sin apuro—. ¿En serio hay que levantarnos?.

SeokJin suspiraba y notaba los ojitos tristes de Taehyung.

—Lamentablemente... —respondía con dulzura volviendo a subir a sus manos ya que Taehyung se había detenido por completo y quizás era lo mejor.

Realmente no era hora, ni momento, ni día para follar.

—¿Qué te tiene preocupado? —preguntaba SeokJin al ver a Taehyung con la cabeza completamente en otro lugar.

Este suspiraba y lo miraba fijo mientras jugaba con un largo mechón de SeokJin. Lo enredaba en su dedo, lo soltaba y repetía.

—Mañana comenzamos de nuevo la rutina —decía con voz grave, pero nostálgica—. Tengo muchas cosas que hacer mañana, me iré antes de las doce de hoy a la noche. Jimin ya lo sabe.

SeokJin se sorprendía—. Yo arranco el martes recién en el restaurante. Iba a irme el lunes por la mañana.

Taehyung asentía, aún encima de SeokJin.

—¿Cómo ibas a irte si viniste con Jimin? —preguntaba finalmente el castaño.

—Él encargó un auto que me llevará a casa —respondía—. Debo tener todo listo antes de las ocho, así luego disfruto un poco de la fiesta y cuando el auto este aquí, me iré. Realmente no puedo quedarme aunque quisiera, tengo responsabilidades —decía con seriedad.

El pecho de SeokJin se apretaba, tenía cierto miedo de salir a la realidad y perder a Taehyung de su radar, a decir verdad, Taehyung temía lo mismo.

—¿Sabés qué? —decía SeokJin acomodando el pelo enmarado de Taehyung—. Yo te llevo.

Los ojitos triste de Taehyung se iluminaban inevitablemente.

—Pero me voy a antes de las doce —cuestionaba sorprendido con un puchero.

—Y la fiesta, para mí no sería lo mismo sin tí —decía con total honestidad—. Nos vamos juntos y prometo dejarte sano y salvo en tu casa ¿Aún vives en nuestro viejo apartamento? —preguntaba sin tapujos.

Taehyung fruncía todo su rostro y negaba—. Me mudé un año después —admitía—. Estoy más cerca del buffet.

SeokJin suspiraba, muy en el fondo no podía esperar que Taehyung viviera solo en aquel lugar lleno de recuerdos de ambos, era entendible que hubiese avanzado.

Así que sonreía con dulzura y volvía a insistir:

—Dejame llevarte, nos vamos juntos ¿De acuerdo? —exclamaba.

Taehyung sabía que era una batalla perdida, no solo porque SeokJin insistiría hasta ganarle, si no porque él también quería salir de aquella burbuja junto a SeokJin.

Estaba todo más que listo para el momento esperado, cada padrino había hecho su parte con su amigo, acompañando y dando apoyo hasta el último momento, aún se encontraban en sus habitaciones arreglando los últimos detalles. Jungkook había notado que SeokJin tenía su maleta lista cuando había pasado por su habitación.

—¿Cómo me veo? —preguntaba el pelinegro a su mejor amigo.

SeokJin alzaba sus cejas y sonreía—. Solo tu puedes verte bien con un traje de ese color

—Y Jiminssi —recalcaba sonriendo—. Estoy muy nervioso, dime algo para calmarme —pedía.

SeokJin cerraba sus ojitos y sonreía pacíficamente.

—Tendras el culo fruncido hasta que Park Jimin te dé el si —soltaba—. Lo lamento, así es como se vive estos últimos momentos

—Eres pésimo para calmar a las personas —decía con un puchero intentando no reír.

— Ya pase por esto y créeme que hasta que todo tu mundo, quien estará parado frente a tí no diga "Si acepto" los nervios no se irán —se encogía de hombros.

—¿Todo mi mundo, eh? —cuestionaba susurrando.

SeokJin se acercaba y ambos quedaban frente al espejo, mientras el mayor le acomodaba el cuello del saco.

—Sip, todo tu mundo y luego... —decía suspirando—. Serás feliz, el miedo disminuirá y tú corazón sentirá que está a punto de explotar y a causa de que eso no sucederá, estarás flotando, porque se ensanchará tanto dentro de tu pecho que podrías tocar el cielo con las manos... —decía suavemente—. Y tú cielo es Park Jimin.

Le guiñaba un ojo a través del reflejo y Jungkook giraba a verlo de cerca.

—¿Y tú cielo es Kim Taehyung? —preguntaba con suavidad—. Porque esta boda no solo me trae una nueva etapa a mi, a tí también.

SeokJin suspiraba y sonreía.

—Me iré con él más o menos a eso de las doce, él debe trabajar mañana así que yo lo llevaré —informaba a su mejor amigo.

—Y ahora son algo así como ¿Novios otra vez? —preguntaba Jungkook caminando con SeokJin a la puerta.

—Aún no tenemos un título. Lo intentaremos, llegaremos a eso —decía suspirando.

—¿Te sientes cómodo con eso? —preguntaba Jungkook—. Ustedes estaban casados, eran un matrimonio, vivían juntos hacían muchas cosas juntos que uno de novio o saliendo superficialmente no hace ¿Es eso lo que buscan?.

SeokJin sonreía, pero bendito sea que todas esas preguntas calaban en su cabecita y formaban millones más haciéndolo albergar un profundo miedo al fracaso.

La puerta sonaba con MinJe al otro lado—. ¡Kook, te esperamos!.

El pelinegro observaba a SeokJin con sus ojitos brillantes y temerosos.

—Lo harán bien —decía el mayor palmeando su hombro—. Ustedes siempre lo hacen bien.

Un empujoncito y se llevaba a Jungkook con él, la familia y amigos cercanos de ambos estaban a la espera de todo el proceso, al final de todo Jimin y Taehyung habían decidido que lo mejor sería que él entrará con su madre, así que Taehyung entraba detrás de la pequeña Soomin quien llevaba una canastita con ambos anillos.

La música comenzaba a sonar, Jungkook estaba con SeokJin en el arco de flores que representaba el altar. Los ojos del mayor recaían en un Taehyung tan atractivo que quitaba la respiración de quién lo viera, sus rizos estaban siendo protagonistas y su traje le quedaba pintado, los ojos del azabache se refugiaban en los de SeokJin, no se quitaban la vista de encima mientras el azabache caminaba detrás de la niña.

Al llegar al altar Soomin alzaba la canasta para que cada padrino tomara su anillo, un momento que había sido demasiado privado al mirarse tan fijamente, como si fuera la primera vez.

—Luces perfecto —decía SeokJin en susurro que ponía la piel de gallina al menor.

—Ídem —exclamaba sonriente y con voz grave.

SeokJin ahora tomaba la mano de Soomin para llevarla a un costado con su madre, la hermana de Jungkook, Ji Woo.

La gente ahora se ponía en pie para recibir al despampanante rubio, quien se veía precioso en su traje a medida color salmón, realmente los novios se veían perfectos. La madre de Jimin quien caminaba a su lado iba desparramando algún que otra lágrima junto a su hijo quien sonreía enchinando sus ojitos, los cuales se perdían en dos lineas mientras miraba en dirección a Jungkook quien ya tenía sus ojos aguados.

La boda había comenzado, los novios se habían dicho sus votos, el padre había exclamado las palabras de siempre y que se dicen en cada boda. Los ojos de Taehyung habían abandonado a los novios por un segundo porque sentía la mirada de Seokjin quemarle.

''En la salud y en la enfermedad. En la riqueza y en la probeza..."

Taehyung deseaba dejar de verlo, pero la mirada cálida que SeokJin le daba en esos momentos parecía ser un imán para él y simplemente descansaba sus ojos en los contrarios, que parecían sonreírle y verle solo a él entre tanta gente.
Taehyung nuca había sentido la presencia de SeokJin tan latente como en ese momento, tan clara entre gente borrosa, era muy consciente del tipo al otro lado, viéndolo con ternura y fascinación.

Jamás, jamás se le había ido aquella mirada tan cálida, ni cuando habían comenzado aquellas dos semanas de puro odio, de tire y afloje. SeokJin siempre parecía mirarlo de forma especial aunque tuviera una mirada dura y él no lo sabía, ni era conciente porque no tenía un espejo frente a él, pero sus ojos brillaban de igual forma frente a SeokJin.

Si, esas miradas jamás habían desaparecido, ni con cinco años de separación, ni con tantas bajas y decepciones, ni siquiera con una relación por parte de SeokJin. Sus miradas simplemente eran las mismas, llenas de amor y de afecto. Ahora con un brillo temeroso a futuro, pero con más fuerza, ya que habían derribado aquel muro que se habían esforzado en construir. Ya casi no quedaba escombro por derribar.

Solo ellos y la llama que aún ardía con demasiada intensidad. Un hilo rojo que definitivamente no se había cortado, pero si enredado y estirado con el tiempo. Pero aún el hilo rojo de SeokJin yacía atado al meñique de Taehyung y viceversa.

Solo quedaba mirar para adelante, aunque ambos tuvieran demasiado miedo a quedarse estancados o volver a huir como un par de cobardes, pero eso ya no era una opción.

La boda había sido perfecta, se encontraban en la cúspide de la fiesta, los padrinos habían dicho unas hermosas palabras para la pareja al igual que la familia, pero la hora de irse había llegado.

—Tigrecito —Jimin abrazaba con fuerza al azabache. No lo vería por una semana más, ya que los novios se irían a Japón por su merecida luna de miel—. Por favor cuídate y siempre positivo con respecto al Worldwide Handsome de por allá —soltaba señalando a SeokJin quien se despedida de los Jeon.

—Lo intentaré —decía sosteniendo con fuerza su maleta—. ¿Crees que hago bien?

—Siempre lo amaste y claramente, con pareja y todo él nunca dejó de hacerlo, solo no cometas los mismos errores. La comunicación es muy importante y ese hombre de ahí... —decía otra vez señalando a SeokJin—. Está loco por tí, siempre lo estuvo y se la está jugando en grande.

Taehyung asentía y sonreía débilmente, había apagado su cabeza durante la boda, se habían divertido, había bailado, bebido, aunque SeokJin poco y nada y él quiso estar a la par de su ...de su ex esposo y futuro amante.

«Dios, deja de pensar Taehyung»

Unas despedidas más y se encontraban arriba del auto, solo un sus pantalones de vestir y camisas desarmadas.

—Será un viaje largo —decía SeokJin mirando a Taehyung.

—Cuando sientas tus ojos cansados solo avísame y conduciré por tí —respondía Taehyung—. No sientas que debes hacerlo solo.

SeokJin le sonreía y Taehyung respondía débilmente ¿Por qué toda la situación parecía que estuvieran hablando de todo menos de conducir esa noche?. Posiblemente porque de eso se trataba.

Debían hacerlo mejor esta vez.

—Descansa —decía SeokJin poniendo su mano encima de la de Taehyung y apretando con suavidad—. Debes presentarte en el buffet en un par de horas —Taehyung asentía y se acomodaba—. Ven aquí —pedía el castaño tomando el mentón del azabache y atrayendolo a sus labios.

Depositaba un dulce beso dónde lamía con suavidad los labios rosas de Taehyung y recibía la lengua de éste. Un poco más de intensidad que suavidad y el auto se había llenado de suspiros y jadeos.

—Pon el auto en marcha antes de que mi cabeza comience a idear cosas para entretenerte en el camino y que no te duermas mientras conduces —decía Taehyung con voz ronca en sus labios.

—Dios, no tienes un solo cabello de ángel —respondía SeokJin divertido.

Le robaba un último beso con succión, mordida y arrancaba el auto, ya no había marcha atrás, estarían un par de horas solos en la carretera volviendo a la rutina, pero con un nuevo desafío.

Volviendo nuevamente a ellos, a lo que solían ser o parte de eso, Taehyung no hubiera imaginado jamás terminar aquella semana y volver a Seul en el asiento copiloto de SeokJin, quien definitivamente tampoco imaginaba que su copiloto sería su ex esposo, a quien le estaba poniendo nuevamente todas sus fichas por una nueva oportunidad.

Solo Dios sabe lo que les esperaba.

Adiós casona, adiós dos semanas.

Hola vida cotidiana, hola nueva etapa, Hola amorcitos, me extrañaron?

Yo si.🥺

Con amor Niñita Nany 💜

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