CASUALLY CRUEL - chapter fifteen

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—¿Chris estás bien? ¿Tuviste un accidente?—pregunté mientras me levantaba de la cama y me ponía los zapatos para ir a buscarlo.

La llamada llevaba varios minutos, pero era sólo él escuchando lo que yo hacía o decía. Pero él no parecía atreverse a decir nada.

Del otro lado de la línea escuchaba la respiración de Chris, ligeramente agitada, detrás de su respiración logré escuchar como algo se arrastraba en madera... una botella. Suspiré dejando las agujetas sueltas.

—¿Has estado bebiendo?—de nuevo ninguna respuesta—. Contesta, Chris. Por favor.

—Si—habló finalmente. Después de faltar a mi cumpleaños, después de arruinar mi día, después de levantarme a las 2:00 am, solo porque estaba ebrio.

—¿Dónde estas? ¿En que bar? Iré por ti y dormiremos aquí en el hotel.

—Nunca llegue a Plymouth. Aterricé en Boston y me quedé aquí—admitió.

—¿Nunca ibas a llegar?—no hubo respuesta—. ¡Responde!

—Necesitamos hablar.

Las palabras más detestables que alguien pudiese escuchar, esas palabras que son la noticia en lugar del anuncio, así como el mayor cliché de las relaciones fallidas.

—No te atrevas a hacer esto por teléfono, Chris. No, ni siquiera sé te ocurra hacerlo en lo absoluto—dije cerrando los ojos con fuerza, el nudo en la parte trasera de mi garganta segundo a segundo era más denso—. Por favor.

—Monet...

—Chris, no hagas esto en mi cumpleaños.

—Llamé a esta hora, porque no quería hacerlo en tu cumpleaños. Necesito que me escuches, por favor.

—¿Ahora pides las cosas amablemente? ¿Qué es lo que me vas a decir que no pueda imaginar ya que dirás?

—La verdad. Hemos pasado 3 meses en una tumba. He checado constantemente nuestro pulso y... no creo que esté funcionando. He estado cargando tu marco sin vida todo el tiempo.

—¿De qué...?

—Déjame terminar. Nos hemos divertido, nos hemos amado, pero... ¿de la manera correcta? Nosotros...—suspiró y hubo un silencio que no hizo más que indicarme que había dado un trago a su bebida—. Las últimas semanas ni siquiera hemos dormido en la misma cama—, y ahí estaba él, llamándome de nuevo, solo para romperme como a una promesa.

—Todas las parejas tienen problemas Chris.

—Soy consciente de eso. Pero no tienen los problemas que nosotros tenemos.

—¿Y que problemas crees que tenemos que hacen arreglar esto imposible?

—La edad—respondió sin hesitar—. Si hubiéramos sido más cercanos en edad, quizá hubiese estado todo bien—las palabras arrastraron con tal suavidad y con tal seguridad que supe que lo había estado practicando. Esas palabras no hicieron más que hacerme querer morir. Ahí mismo, en la habitación dónde por primera vez había sido suya y él mío.

Encerrada en el recuerdo de lo feliz que fuimos la primera vez que visitamos Plymouth.

—No, todo esto que estás diciendo... lo has estado practicando. Estás siendo casualmente cruel en nombre de ser honesto. Necesitamos hablar en persona. Será más sencillo ambos podremos de nuestra parte.

—¿Y decir qué? ¿Lo mismo que estamos diciendo ahora?

—Chris, tú crees... tú crees saber quién soy. La idea que tienes de mi...—limpié mis mejillas negando con la cabeza y solté una pequeña risa, en realidad, amarga—, una joya nunca necesitada, siempre hermosa. Pero la realidad...

—¿De que me sirve una joya del cual su brillo solo refleja en mi? Quiero más que solo un rostro bonito, Monet. Lo dijiste tú la otra noche en la fiesta de Scarlett. Una familia no es lo que estás buscando, ¿y si yo si? Tú no puedes darme eso.

—No ahora, pero en el futuro...

—Monet, tengo cuarenta años. ¿Entiendes eso? Esto no está funcionando y también lo sabes. Tenemos algunos días buenos y el resto son malos. Y solo llevamos tres meses. No podemos tener una eternidad así. No somos compatibles.

—Chris, te lo estoy rogando. No hagas esto. Mañana iré a tu casa y hablaremos tranquilamente, ahora mismo el alcohol está influyendo y estás diciendo todo esto, sobrio estarás bien. Ambos estaremos bien.

—Sigues sin entenderlo, ¿no? Cuando estaba ebrio es que podíamos estar juntos. Me ayudaba a tolerarlo. Monet, los niños y los ebrios siempre dicen la verdad. Verdaderamente ya no puedo más con esto. No quiero verte aquí mañana, o pasado mañana. No quiero verte de nuevo aquí. Te estaré enviando tus cosas—la llamada terminó.

En una habitación de hotel, mi corazón se sentía como un vidrio roto en mil pedazos, las astillas del vidrio, perforando e incrustándose en mi interior, esparciendo aún más el dolor.

Había tenido el corazón roto antes, sin embargo, jamás había sentido lo que sentía ahora. El dolor era abrumante e incontrolable.

Aún con los zapatos desanudados, regresé a la cama. Mis mejillas empapadas por las lagrimas, sollozos escapando de mi boca, los recuerdos corriendo por mi cabeza al compás de mis lagrimas, uno tras de otro; presionaba el celular contra mi pecho, esperando que en cualquier instante regresara la llamada y se retractara de lo que había dicho.

   Pasaron las 3:00 am. 4:00 am. 5:00 am. 6:00 am. A las 7:00, mis amigas llamaron a la puerta, debíamos regresar a Boston, pero era lo último que yo quería. Aquella habitación de hotel en Plymouth representaba todo lo bueno y lo malo de mi relación con Chris, sin embargo, no quería irme de ahí.

   A las 8:00 volvieron a tocar. A las 9:00 trajeron a mi padre, pero no abrí, ni siquiera hablé. A las 10:00 mi padre convenció al recepcionista de darle la llave y entró a la habitación. Me hizo salir de ahí y me obligó a regresar a Boston.

La pesadez de cargar con el regalo navideño de Chris en el maletero no hacía más que nublar mi vista, haciendo más difícil el recorrido de vuelta a Boston.

A menos de un metro y medio— en el maletero—cargaba con la promesa rota de Chris. Su secreto, mi juramento y nuestra oración sagrada.

Algunos días atrás, había terminado la pintura que le había prometido dar, y la cual alegremente había envuelto lista para dársela, sin embargo, sería algo que ya jamás recibiría.

Honestamente, debo decir que lloré y grité escribiendo este capítulo. Finalmente podemos todos sentir el corazón roto.

Todavía no terminamos la historia pero ya estamos así:

Igualmente, ya saben que vienen. Los días azules y los días grises de Monet, ¿están preparados para ello?

¿Quieren regresar y congelar a Monet en algún suceso específico?

¿O simplemente quieren que ya termine todo?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro