OLD SELF AGAIN - chapter sixteen

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Tan pronto llegué a Boston, me encerré en mi habitación. A la pintura la abandoné en el fondo de mi ropero y por mi parte me dejé caer en la cama de donde no tenía planeado salir.

    No quería ver a nadie más que a él, pero aún así no encontraba el coraje y la valentía de ir a tocar a su puerta y verlo; sabía que me haría dejar el lugar y terminaría destrozándome aún más de lo que ya estaba.

    Durante los primeros días, mis amigas iban a la habitación y me consolaban, llevaban comida, la cual pocas veces tocaba. El dolor era aún más fuerte que él hambre y exigía mucha más atención. En ocasiones llevaban películas, ponían música o juegos de mesa, nunca quise participar en ninguna de sus actividades.

    Aquel comportamiento se extendió, había llegado mitad de enero y aún seguía sufriendo como el primer día que había sido un mes entero atrás. Pero el tiempo parecía no volar, era como si estuviera paralizada por él. Era consciente que había pasado el mes por los días que marcaba mi teléfono.

    No escribo detalladamente sobre ninguno de esos días, debido a que no habría nada que escribir. Quedarían solo hojas en blanco que ni siquiera la imaginación podría llenar.

    Dormir se convirtió en mi actividad favorita; en realidad, cualquier actividad que no involucrara salir de mi habitación se había convertido en mi favorita. A veces dibujaba un poco, pero todos los dibujos terminaban arrugados en algún lugar de la habitación cuando me percataba de lo que estaba dibujando... él.

    Yo, Monet Bronte-Quebert, no había hecho más que convertirme en lo mismo, un pedazo de papel arrugado, que yace quieto en su lugar. Porque en eso me había logrado convertir Chris. Con cada recuerdo de lo que me llegó a hacer sentir. Con cada recuerdo de lo que habíamos hecho juntos. Yo lo recordaba todo muy bien, pero no me servía en lo absoluto. Sino que más bien me cazaba. Los recuerdos salían en los momentos más débiles del día.

    También intenté pintar. Montaba mi lienzo en el caballete, colocaba mi paleta de pinturas pero nada lograba salir. Mi maestra Pell—la misma que había organizado la galería donde conocí a Chris—siempre me había expresado que lo que más disfrutaba de mis pinturas eran los sentimientos que lograba plasmar en ellas. Sin embargo, en aquel instante, derrochando millones de emociones, en su mayoría negativas, no lograba plasmar absolutamente nada. Había un vacío en mi pecho que se había logrado llevarse consigo toda mi creatividad y luz que me ayudaba a pintar.

Aquella mañana, mi madre se había presentado en el departamento, cortesía de mis amigas quienes le llamaron para ser la intervención divina que—según ellas—necesitaba a brevedad posible. Esto debido a que no quería escuchar nada de lo que ellas dijeran, así como tampoco hacer nada de lo que proponían. No escuchaba sus consejos y no quería ir a ningún lado con ellas o sus parejas.

Mi habitación debió ser un desastre, lo supe al mirar los ojos de mi madre, a pesar de todo aquello, ella no dijo nada. Se sentó a mi lado, yo opté por recostarme en sus piernas y ella acarició mi cabello mientras me dejó llorar cuanto quisiera; me reconfortó. En realidad si necesitaba la intervención de mi madre.

Cuando estuve más tranquila, habló por fin, sin esperar una respuesta a cambio. Sus dedos aún pasando por mi cabello.

—Monet, no pretendo decir te lo dije, porque no es lo más apropiado ahora—su voz era aterciopelada y suave, jamás perdiendo aquel tono maternal tan característico de ella cuando yo me encontraba mal—, pero debes comprender que bien está lo que bien acaba—sabía que sus palabras buscaban un buen fin, pero la realidad no hacían más que dolerme en lo más profundo, porque la realidad era que lo mío con Chris no había terminado bien.

El día de mi cumpleaños, en plena madrugada, en distintas partes del estado, el poniendo ridículas excusas para terminar algo que siempre parecía perfecto. Todo por teléfono, una de las maneras más cobardes de hacerlo. Después de días en camisas de franela y noches donde me había hecho suya.

—Tú no entiendes—mi respuesta la sorprendió; me había enderezado y la miraba sentada paralelamente a mi—. Cada vez que cierro los ojos... cada vez que pienso en él... incluso dentro de mi cabeza, él traiciona a mi mente. Y cada vez escenarios y recuerdos que amaba... no hacen más que convertirse en nuevos infiernos de lo cuales no puedo escapar. Es como si... el infierno de Dante estuviera en mi cabeza y el verdugo fuera él. Cada nivel es peor. Yo solo... solo quisiera ser la antigua yo, pero aún sigo buscándola y...

—Monet—interrumpió mi madre—, te diré algo—dijo mientras tomaba mis manos entre las suyas—. No vas a encontrar a la antigua tú en una habitación que mide poco más de 11 metros cuadrados. Si quieres encontrarte de nuevo, no lo harás aquí rodeada de pañuelos desechables, restos de comida y platos afilados. Ni siquiera te has tomado la molestia de comer, o de bañarte, abrir las ventanas. Hija, las personas somos como las flores... necesitamos sol, necesitamos calor, atención y cuidados. Y no necesariamente necesitamos de una pareja para hacer eso, y bien lo sabré yo, soy madre soltera que perdió algunas cosas, pero no me dejé llevar por el sentimiento. Yo misma me levanté, me levanté por ti, tú me necesitabas y dependías de mí creciendo. Ahora es tu turno de levantarte. Serás una soldada que regresará con la mitad de su peso, pero sólo si sales de esta habitación recuperarás lo que perdiste, tu felicidad, tu peso normal y tu vida. Serás tú de nuevo.

Y ahí estaba yo—después de un mes—finalmente fuera de la habitación y fuera del departamento. Me encontraba caminando en el parque. A este punto las tintadas hojas habían sido remplazadas por pesadas capas de nieve, que hundían mis pies mientras caminaba.

    Al día siguiente de hablar con mi madre, durante la mañana me levanté y empecé con acciones pequeñas para regresar a mi antigua yo.

Me levanté a bañarme, el frío había hecho de mi baño realmente corto y con agua realmente caliente. El atuendo que me puse buscaba mantenerme caliente que en aquel instante era lo que estaba buscando. Mantenerme caliente ante el clima. Deje que mi cabello se cercara naturalmente mientras salía a preparar el desayuno para Claire, Padmé y para mi.

Mis amigas salieron de su habitación después de un rato y se sentaron a desayunar conmigo, no sin antes intercambiar miradas de confusión. Padmé rápidamente digo que ella lavaría los trastes y Claire se ofreció a secarlos.

Cuando estuve por salir de la casa, me encontré con algunas cajas apiladas con mi nombre escrito. Alguien las había enviado. Me arrodillé y entre las cosas busqué mi bufanda, no estaba. Se había quedado con mi vieja bufanda, aquella que usaba la primera semana que salimos. Quizá porque le recordaba a la inocencia y porque aún conservaba mi aroma. No podía deshacerse de ella, porque recordaba todo tan bien como yo.

    En esas cajas se almacenaban los momentos, cuando estábamos juntos, cuando yo te amaba tanto. Atrás, antes de que perdieras la única cosa real que alguna vez conociste.

    Tan pronto me di cuenta que no estaba mi bufanda me puse de pie tomando una chamarra, el gorro y bufanda de alguna de las chicas que habían dejado colgadas cerca de la puerta para estar abrigada en la calle.

    Estuve en el exterior algunas horas, mirando a la gente caminar, algunos tomados de la mano, otros paseando a sus perros y otros tan solos como yo. Miré a mi alrededor, el blanco de la nieve con el poco sol que lo golpeaba hacía brillar el horizonte frente a mi de una manera realmente hermosa.

    Cuando ya no pude mantenerme en el frío, regresé caminando a casa completamente sola.

Pasaron algunos días ya desde la ultima vez que actualice, pero siento que de alguna forma, es una forma de representar la ausencia de Monet por la situación difícil que estaba viviendo.

    El capítulo llevaba varios días ya en borradores y finalmente hoy decidió salir a la luz.

    Espero lo disfrutaran, así como que de alguna manera, el sermón de Maren les agradará y si están pasando por un momento difícil, aunque distinto al de Monet, les ayude. El #SelfLove es importante.

    Igualmente, me complace anunciar que el siguiente acto es el último de la historia. Así que díganme... ¿qué creen que pasará en esos dos últimos capítulos?

    ¡Oh! Y antes de que lo olvide. Felices fiestas. Espero pasaran una linda nochebuena y navidad. Lxs tkm. ♥️✨

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