MADE ME YOUR OWN - chapter ten

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Siempre le dije a mi padre que comprara una casa más amplia, ya que si quería usar las habitaciones como galería de sus pinturas, no habría espacio para una habitación de huéspedes, justo para situaciones cómo estás en las que tuviéramos que quedarnos. O alguien más viniera a visitarlo.

    Nos íbamos a quedar el fin de semana a petición de última hora de mi padre, pero dado a la decisión de no tener otra habitación con cama, tuvimos que irnos a un hotel, del cual mi padre había escuchado hablar anteriormente "puras cosas buenas", había dicho mientras nos daba la dirección.

    El hotel en general estaba algo vacío, puesto que Plymouth no se caracterizaba por ser un destino turístico.

Tan pronto como llegamos, Chris pagó por la habitación y subimos. Al entrar notamos que tenía un balcón que daba hacía la bahía y la vista era bastante agradable.

    —Estoy exhausta. Escuela, Claire y Padmé rentando mi antigua habitación, la carretera, las bromas de mi padre—reí dejándome caer en la cama matrimonial que la habitación tenía—. Solo quiero dormir y despertar hasta dentro de una semana .

    Chris se recostó a su lado riendo y me miró con una mientras acariciaba mi mejilla.

    —Para mi fue en un buen día. Estuve contigo por horas en el auto, cantamos, te recogí en la escuela, tu padre está de acuerdo con nosotros. ¿Necesito algo más?

    —Creo que no—sonreí y me levanté apoyándome de los codos para besar sus labios—. Me gusta que te afeites. Tu piel es suave.

    —Solo es tu fantasía de estar con un superhéroe—bromeó a lo que ambos reímos. Así nos quedamos. Morándonos entre nosotros.

    Cuatro ojos azules conectados entre sí. En el fondo podíamos escuchar ligeramente el suave ruido que la bahía provocaba así como la de los pájaros que ya volaban alejándose para ir a descansar, las luces que nos alumbraban eran solamente las de las lámparas junto a la cabecera.

    Noté que ambas de nuestras respiraciones se habían hecho más profundas y la distancia se había cerrado inconscientemente. Sus labios estaban tan cerca de los míos, pero aún no lograban tocarse.

    Levanté mi mano y la reposé a la altura de su pecho acariciando aún por encima de su suéter tejido. A pesar de las capas de tela—algunas siendo bastante gruesas—, sobre mi palma sentí el latir de su corazón.

    —Solo puedes tocar con la mirada—repetiste, susurrando, las palabras que te dije cuando nos conocimos en la galería. Recuerdo haberte regañado por querer tocar mi pintura.

Ambos reímos pero no fueron como las risas que antes habíamos compartido. Esta vez fue una risa más íntima. Un chiste que solo nosotros podíamos comprender; porque atesoraba un recuerdo que solo nosotros compartíamos. El que citara esas seis palabras no hacía más que decirme que lo recordaba todo muy bien como yo lo hacía.

Pasó un mechón de cabello detrás de mi oreja rozando su dedo medio con mi cuello. Cerré los ojos con una leve sonrisa. Su tacto era tan suave como el del pincel conociendo el lienzo.

—¿Qué pasaría si...?—mantuve los ojos cerrados y sabía que mi rostro se había encendido en color rojo por la mera idea de lo que estaba por decir—¿...si hago lo que digas, si lo dices con tus manos?

—Abre los ojos—me pidió y obedecí—¿Estás segura sobre donde estamos llevando esto? Porque puedes detenerlo ahora—asentí

    —Estoy segura.

Con suma gentileza me recostó sobre la cama y se posicionó sobre mi. Sus labios estaban sobre los míos, pero todo en aquel momento era suave y lento.

Sus manos entraron por debajo de mi suéter y me fue imposible no estremecer ante el frío tacto de sus manos, debido al clima.

Delicadeza mientras retiraba mi suéter y lo dejaba caer fuera de la cama. Puede ver el final de aquello mientras a penas comenzaba.

Sus labios abandonaron los míos bajando a mi cuello. Me sostuve de sus brazos, ligeramente temerosa de lo que estaba ocurriendo, pero al mismo tiempo preparada para lo que venía.

—No voy a lastimarte—me aseguró—. Confía en mi...— y no había necesidad de que lo pidiera. Mi corazón confiaba en él, yo confiaba en él.

Los recuerdos de esa noche me continúan persiguiéndo hasta la actualidad. Hay veces que desearía que dejara de hacerlo... así como hay veces en que lo que más anhelo es regresar a ese momento. Esa noche donde me hiciste tuya.

Mi cuerpo enredado con el suyo toda la noche, su gentil tacto abrazándome con fervor, su nombre siendo un eco en mi cabeza y resbalando desde ahí hasta la punta de mi lengua, haciéndome repetirlo continuamente en voz alta, sus manos enredadas en mi cabello, el cual contrastaba con su vibrante anaranjado contra las sencillas sábanas blancas así como su ropa y la mía esparcida en el suelo de la habitación, entre ella la bufanda que mi madre me había obsequiado.

El cielo no podía ayudarme a controlar lo que sentí. La gente solía pensarlo como un pecado... pero en realidad era que aquella idea era el solamente el miedo hablando por sí mismo.

El desayuno a la mañana siguiente había sido con mi padre, quien nos había citado en una cafetería donde ya era conocido tanto por los comensales como por los trabajadores.

Había ordenado por nosotros, diciendo que era lo mejor que había en la carta.

—¿Y qué tal el hotel? ¿Si es tan agradable como me dijeron?

—Bastante acogedor, en realidad. De hecho, hizo calor durante la noche, tal vez sería buena idea que agregaran algún regulador para que quienes vayan puedan mover la temperatura tanto como quieran—contestó Chris mirando a mi padre con una sonrisa, pensando en la noche anterior—. ¿Verdad, Monet?

—Definitivamente. Muy acogedora la habitación y el hotel. Me gustó—contesté con rapidez y bebí de mi jugo de naranja escondiendo una pequeña sonrisa que comenzaba a escapar.

    Chris pasó la punta de su lengua por sus labios antes de reír y discretamente, por debajo de la mesa, puso su mano sobre mi rodilla.


¡LO LOGRÉ! No les quedé a deber capítulo del día y cerramos la semana con el capítulo número 10.

    Entonces... ya leyeron lo qué pasó entre Chris y Monet.

    Honestamente me debatí bastante entre sí hacerlo ligeramente más explícito o cómo está y me quedé con esta versión, ya que siento que lo implícito abre más campo a la imaginación. ¿Saben? Hahaha.

    Bueno, sin más que decir, me despido por hoy.

    Como siempre, saben que espero sus comentarios, opiniones sobre el capítulo y teorías de lo que viene a continuación.

    Les deseo un lindo fin de semana y nos vemos el lunes con el capítulo 11.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro