⛓️Chapter fifteen!

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El ambiente creado era un desastre completo de luces, música y sustancias. Dos herederos importantes habían llegado hace poco tiempo, ganando la atención completa en cuestión de segundos.

La avenida Brooks estaba compuesta por una cadena de bares y lujosos hoteles, donde cada mes se exhibían diferentes razas de alfas con el propósito de crear subastas valoradas en millones.

Misma razón que orilló a ambos amigos a asistir. Aunque cada uno tuviese razones diferentes.

Jimin estaba confiado.

Taehyung estaba nervioso.

El consumo de sustancias quedó completamente olvidado cuando el ocaso llegó. Para ese momento todos los presentes se estaban preparando, pues la primera subasta de la noche estaba por comenzar.

El peliazul miró a su lado y se encontró con Jimin jugueteando con una beta. Su mejor amigo lo acompañó a la subasta sin demostrar sus intenciones, generando que la curiosidad en Taehyung aumentara.

De lo único que estaba seguro era que esa noche obtendría su primer juguete. Sin importar el precio, sin importar las consecuencias; y debía admitir que, una porción de él, se encontraba ansiosa.

No había visto a Hoseok desde aquella madrugada, y para el omega era mejor así. El paso que estaba por dar cambiaría su vida, ya sea para bien o para mal, y sabía que la presencia constante del beta jamás le permitiría avanzar, mucho menos tomar sus propias decisiones sin pensar en los demás.

La característica risa coqueta de su acompañante ocasionó que mirara a su lado. Jimin reía abiertamente, con sus manos acariciando la cintura pequeña de la chica, mientras le susurraba alguna barbaridad al oído que fue capaz de sonrojarla.

Taehyung entendía perfectamente el juego del heredero; sabía que existía algún propósito oculto tras tanta galantería y besos apasionados. Sin embargo, la subasta aún no daba comienzo, y él ya estaba aburriéndose de no tener alguien con quien charlar.

Fue una fortuna que Jimin se despidiera de la beta diez minutos después, con un último beso y una sonrisa coqueta que quedó grabada en los ojos expresivos de la mujer.

Cuando ambos amigos quedaron solos compartieron una única mirada. Jimin pidió una bebida y se concentró en analizar su alrededor, mientras Taehyung lo veía directamente a él.

—¿La volverás a ver? —inquirió curioso.

Jimin sonrió sobre el cristal de su copa. —No será necesario.

—¿A qué has venido, Jimin? —preguntó esta vez—. ¿Comprarás algún juguete?

—Necesito un par de alfas, Tae —respondió sin dar más detalles—. Dicen que la subasta de esta noche promete, así que nosotros debemos salir de aquí sólo con lo mejor.

Los laboratorios estaban bajo las órdenes de Jimin y para dar inicio con las pruebas eran necesarios algunos alfas insignificantes. El pelinegro había llegado hasta ese lugar con ese propósito, además que, algún tipo de información extra que pudiera obtener nunca estaría de más.

La hermosa beta que se había encontrado le resultó bastante útil. Gracias a ella pudo saber que los trámites de la subasta habían sido ilegales, y si era de ese modo, Jimin tenía la oportunidad de conseguir a algún alfa poseedor del virus del que le habló su padre, o al menos obtener un cuerpo compatible.

Necesitaba dar inicio con las pruebas lo más antes posible; con su matrimonio cerca, el mando absoluto de la manada caería en sus manos tarde o temprano, así que Jimin debía exterminar todo resquicio de amenaza para que nada interfiriera en su camino al poder.

Las personas que participarán en la subasta, hagan el favor de sentarse en sus lugares correspondientes, ¡estamos por comenzar!

La voz del anunciador resonó por cada rincón del lugar. Jimin terminó el contenido de su copa y miró a su mejor amigo con una sonrisa ladina.

—Vamos a conseguir algunos alfas, Tae.

Taehyung respondió a la sonrisa de su amigo y luego se puso de pie. Juntos caminaron por el lujoso salón hasta que llegaron a unos grandes sillones de cuero negro, con una mesita de centro ubicada frente a ellos que tenía sus nombres grabados.

Desde su nuevo puesto podían ver a la perfección la tarima en la que los alfas caminarían frente a los omegas que pensaban obtenerlos, sin importar el costo.

La música cesó de forma notable mientras las personas continuaban ubicándose en sus lugares. Jimin miró a su acompañante y lo notó nervioso, sobretodo porque Taehyung no dejaba de mordisquearse el labio inferior y miraba a su alrededor con inquietud.

—Oro y plata —comentó Jimin, ganando la atención del menor—. El precio de los alfas dependerá de su raza, así que escoge a alguno valorado en oro o plata.

—¿Qué ocurre con los valorados en bronce? —preguntó Kim.

—Son basura —respondió el pelinegro con su mirada viajando de un lado a otro—. Generalmente se trata de alfas débiles que no tendrían el rendimiento que buscas, enfermarían, y en cuestión de semanas morirían —su mirada se encontró con la de Tae—. Conclusión: perderías dinero en algo inservible.

Taehyung sonrió juguetón. —Hablas como si tuvieras experiencia con comprar juguetes, Jimin. Hasta donde sé, nunca lo has hecho.

—Pero los he alquilado para divertirme y el precio no varía mucho —afirmó—. Sigue mi consejo, Tae; mereces sólo lo mejor.

El peliazul asintió en silencio. Pocos minutos después un conjunto de luces doradas alumbraron el escenario donde apareció un beta bastante sonriente, quien sostenía un micrófono a la altura de sus labios.

—¿Están listos damas y caballeros? —cuando obtuvo gritos y aplausos, el beta volvió a hablar—. Daremos inicio con la subasta de la noche.

En ese mismo instante seis alfas se dejaron ver bajo los ojos codiciosos de sus posibles dueños. Todos ellos eran hombres, altos, atractivos, vestidos con pantalones de color marrón y una cadena simple de hierro sujeta al cuello, revelando sus fuertes brazos y tentadora musculatura.

Jimin los observó detenidamente, por supuesto que todos eran agradables a la vista, pero por alguna razón no terminaban de convencerle.

Sentía que no tenían el mismo encanto tierno que su alfita poseía de forma tan natural.

Sacudió su cabeza cuando el pensamiento de Yoongi amenazó con nublarle la mente. En ese momento no necesitaba pensar en él, tenía que estar concentrado en lo que tenía frente a él, ya que de esos seis, dos irían directamente a sus laboratorios.

Volvió a mirar a los alfas, y en esa ocasión notó la pintura distintiva que adornaban sus brazos. La de color marrón estaba en dos alfas, lo cual significaba que esos valían bronce, por lo tanto, inservibles.

Tres de ellos tenían pintura plateada en sus brazos. Valor de plata, así que eran candidatos buenos para que Jimin pudiera elegir.

Y finalmente...

—Jimin... mira al alfa que está en el extremo izquierdo —habló Taehyung, rompiendo toda la concentración del mayor.

El pelinegro miró al único alfa de aquella subasta que estaba valorado en oro. Era sin duda alto, mucho más musculoso que todos los demás y de piel blanca; tenía una cabellera oscura, larga y desordenada que le daba a su mirada fiereza.

Jimin también notó que la cadena de ese alfa era mucho más gruesa, además que, también tenía un bozal de hierro que le cubría casi la mitad del rostro.

Sus ojos se encontraron con los de ese hombre por un par de segundos, y en esa mirada Jimin pudo ver la fuerza de una bestia, con la rebeldía propia de su especie.

Sonrió torcido, no existía duda alguna.

Aquel era un alfa legendario.

—Cómpralo —dijo, con su mirada puesta en el alfa insolente que no se amedrentaba.

Taehyung se sobresaltó. —Es un alfa legendario, creí que tú querías obtenerlo.

—Nada de eso —resopló Jimin—. Los alfas que busco no son para diversión personal, así que compraré alguno de plata —miró a Tae directamente—. Cómpralo y hazlo tu esclavo.

Los ojos miel de Taehyung fueron directamente hacia el alfa de gran tamaño. Era atemorizante para él notar el salvajismo que el hombre tenía, porque desde su lugar el peliceleste podía escuchar los gruñidos bajos y amenazantes que el tipo soltaba, importándole poco estar rodeado de personas que fácilmente podrían aniquilarlo.

Hizo una mueca. —Dudo mucho que pueda dominarlo, Jimin.

—Eso lo vuelve más divertido —aseguró el mayor—. Confía en mí, estoy seguro que podrás con ese alfa.

Taehyung soltó el aire que sus pulmones tenían y cerró ambas manos en puños. Ya basta de inseguridad, ya había tenido suficiente miedo también; él había llegado hasta ese lugar con la convicción de encontrar sólo lo mejor y ahora que lo tenía frente a sus ojos y a pocos metros de distancia, no pensaba dejarlo ir.

Jimin tenía razón al decir que él podría domar a esa bestia.

Iniciaron a subastar a los alfas de menor valor. Jimin y Taehyung no movieron sus tarjetas por ellos, así que esperaron en silencio hasta que el momento apropiado llegara.

Los alfas de plata tuvieron más demanda. Al final Jimin decidió comprar sólo uno, ya que si las pruebas resultaban un fiasco no tendría tanto para desechar; es por ello que aguardó en silencio hasta que llegó el momento de ofrecer por el alfa que había escogido.

Un tipo de cabello rizado y rubio, bastante descarado ya que desde su lugar en la tarima no había parado de devorar a Jimin con la mirada.

—¡Iniciaremos con cien monedas de plata! —dijo el anunciador, apuntando al alfa rubio que era el objetivo de Jimin—. ¡¿Quién da más?!

—¡Doscientas monedas de plata! —exclamó una omega de ajustado vestido blanco y cabellera roja.

—¡Trescientas monedas de plata! —propuso un omega bajito.

—¡Quinientas monedas de plata! —gritó la chica pelirroja.

—¡Mil monedas de plata! —gritaron al fondo.

—¡Dos mil monedas de plata! —volvió a gritar la omega del principio.

Escasos segundos de silencio le dieron al anunciador la oportunidad de tomar la palabra:

—¡Dos mil monedas de plata! A la una, a las dos...

—Cuatro mil monedas de plata.

El silencio fue absoluto luego que Jimin dijera su única oferta. El omega miró al alfa que pretendía comprar y sonrió divertido al verlo tan cómodo con la idea de pertenecerle, si tan sólo supiera que no sería de la forma que imaginaba.

—¡¿Quién ofrece más?! —preguntó el anunciador con euforia.

Pocos segundos más de silencio y finalmente estaba la exclamación final:

—¡Vendido al joven Park!

La subasta no se detuvo, es más, el gradiente de tensión entre los compradores no hizo más que aumentar cuando el último alfa disponible se posicionó en el centro del escenario.

Nuevamente el anunciador tomó la palabra:

—Hace unos días mi grupo de cazadores exploró las profundidades de los bosques. Se encontraron muchas cosas interesantes y entre todas ellas este ejemplar que les presento —con fuerza tiró de la cadena obligando al gran hombre a que diera un paso más al frente, donde las luces lastimaban sus ojos—. Es un alfa legendario, hicimos los estudios necesarios para asegurarlo, y esta noche podría pertenecer a alguno de ustedes, si están dispuestos a pagar un precio justo.

Taehyung podía escuchar diversos comentarios respecto al alfa y para él fue sencillo entender que todos los presentes estaban dispuestos a comprarlo. Miró a Jimin de soslayo, no tardando en recibir un asentimiento de apoyo.

—Comenzaremos con una cifra inicial de mil monedas de oro —dijo el anunciador como águila lista para obtener su recompensa—. ¿Quién ofrece más?

—Mil quinientas monedas de oro —habló la omega pelirroja que intentó comprar antes.

—¡Dos mil monedas de oro! —exclamó otra mujer, ya rondando los cuarenta.

—Vamos Tae —instó Jimin en un susurro—. Haz tu primera oferta.

El peliazul cerró los ojos por un breve momento, su mente se cerró a todo pensamiento débil y romántico para dejar salir su lado competitivo y ambicioso.

—¡Cuatro mil monedas de oro! —lanzó sin dudar.

Y justo en ese momento, la mirada salvaje del alfa impactó en Taehyung.

El omega se estremeció por completo. Nunca en su vida había visto tantas emociones en una sola mirada, mucho menos de un alfa. En aquellos ojos veía furia, impotencia, soberbia; pero también había determinación y coraje, provocándole un gran cosquilleo que adormeció cada una de sus extremidades.

—¡Cinco mil monedas de oro! —atacó la omega pelirroja.

Estaba determinada a ganar, pero Taehyung también.

—¡Seis mil monedas de oro! —contraatacó Kim, dándole una mirada fría a su contrincante.

—¡Vamos, damas y caballeros! ¡Pueden ofrecer mucho más que eso! —animó el anunciador, con su mente trastornada por todo el dinero que aquella cacería le estaba generando.

La chica volvió a ofrecer. —¡Ocho mil monedas de oro!

Hubo un pequeño momento de silencio y luego el anunciador estaba hablando. Cuando parecía darle la victoria a la omega, Taehyung se puso de pie, ganando toda la atención de los presentes.

—Doy veinte mil monedas de oro por ese alfa —decretó con convicción, la mirada en alto y porte orgulloso.

El anunciador ni siquiera lo pensó tanto.

—¡Vendido al joven Kim!

Y cuando su mirada se encontró nuevamente con la de aquel alfa, fue que Kim Taehyung supo que ya no había vuelta atrás.

Ahora tenía un juguete.
















Hola, lamento tanto la demora. 🥺

Espero que el capítulo les haya gustado, aunque sea un poco. Muchas gracias por leer.

⛓️Yoon~

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