⛓️Chapter fifty nine!

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Sucedieron muchas cosas en cuestión de días.

La disolución del matrimonio entre el líder Park Jimin y el líder Jackson Wang se publicó en un decreto oficial que fue enviado a ambas manadas. La noticia causó revuelo, mas todo quedó controlado cuando ambos líderes informaron que los acuerdos de la unión se respetarían, y que continuarían siendo aliados para el bienestar de su gente.

En esos días Jimin recibió nuevas propuestas de matrimonio. Muchos líderes y sucesores de manadas lejanas hicieron notar los intereses que tenían por una unión política que los involucrara, ofreciendo diversos tesoros que serían muy beneficiosos para el omega Park.

Sin embargo, Jimin dio una respuesta negativa a cada uno de ellos, asegurando que no se casaría por conveniencia ya que confiaba en sus capacidades de liderar y en la riqueza propia de su clan.

Kim SeokJin estaba más recuperado. El comandante supremo de los ejércitos pudo levantarse de la cama que lo mantuvo cautivo y comenzó a movilizar los pies para sentirse activo. Taehyung continuó cumpliendo con los deberes de su padre, permitiendo que el mayor de los Kim tuviera mayor descanso, o al menos lo intentara en esos tiempos turbios y sombríos.

NamJoon y Jungkook ingresaron al ejército de Min Yoongi. La ceremonia de integración fue corta, pero muy significativa para ambos alfas que estaban con el orgullo elevado y con la fuerte convicción de defender todo aquello que creían justo.

Jennie no apareció. Todos los equipos de búsqueda fallaron, y el tiempo significativo que llevaba desaparecida obligó a Jimin para que hiciera una declaración oficial, con una marcha en honor a la valiente mujer que cayó por defender la soberanía de su tierra.

Fue un golpe duro para SeokJin el tener que liderar esa marcha, aún guardaba esperanzas de encontrar a su hermana con vida, pero también debía ser fuerte y entender que no podía hacer mucho con ella cuando tenían la guerra encima.

Y finalmente, se había logrado sentenciar a muerte a todos los miembros que formaron parte del concejo de YoonWoo.

Todos ellos estaban de pie, eran apuntados con armas de fuego, en el mismo escenario que ellos habían preparado para ejecutar a Jimin y Yoongi.

El líder Park estaba en silencio, a su lado su alfa le tomaba de la mano con sutileza, transmitiendo el calor necesario en esa noche fría. Ambos en silencio, escuchando las palabras directas de Kim SeokJin antes de llevar a cabo la ejecución.

—Sus delitos y traición los han condenado a muerte. En esta noche y bajo el mandato del líder Park Jimin, el último en su linaje, quedará escrito para la historia y generaciones venideras que es de esta forma como hacemos pagar a los traidores —sentenció SeokJin.

Jimin hizo contacto visual con Suyin. El omega traidor estaba situado en el centro, donde recibiría mayores impactos de bala que le darían una muerte asegurada.

—¡Preparen armas! —ordenó el omega Park.

Los soldados acataron la orden de inmediato. Con una sincronización excelente, todo el grupo preparó sus armas, provocando un chasquido colectivo cuando las cargaron con balas, listas para ser usadas.

—¡Apunten! —volvió a ordenar el líder, sin flaquear.

Las armas apuntaron a todos los miembros del antiguo concejo. El silencio breve que se extendió fue agobiante, cargado por la neblina mortal de una muerte inminente que se cernía sobre cada uno de ellos, sin posibilidades de escapar y con el peso de su traición alojándose en sus mentes temerosas y débiles.

Después, Jimin dio la orden final.

—¡Disparen! —ordenó con una frialdad digna y merecedora de su cargo.

La lluvia de disparos estremeció todo el lugar. Cada uno de los soldados encargados de la ejecución vació sus armas, llenando los cuerpos de plomo, reventándolos en sangre y haciendo volar los sesos.

La escena sangrienta era digna de un cuento de terror. El hedor de la muerte quedó impreso en cada uno de los presentes, como un recordatorio más de lo que pasaría con todos aquellos que osaran traicionar al apellido Park.

Nada quedó del antiguo concejo y sus leyes absurdas, siendo esa una revolución que beneficiaría más a las generaciones venideras.

Yoongi hizo una mueca preocupada.

Daba vueltas de un lado a otro, mordiéndose los labios de vez en cuando y soltando leves lloriqueos cargados de impotencia. No le gustaba lo que estaba sucediendo, absolutamente no, y quería ayudar, pero no sabía cómo.

Jimin se había encerrado en el baño desde hace mucho tiempo, el alfa lo único que escuchaba eran las maldiciones que el líder soltaba, acompañado de sonidos de arcadas que ponían los nervios del legendario al límite.

—Mierda —maldijo por lo bajo, para luego apoyar la oreja derecha encima de la madera de la puerta.

Escuchaba jadeos rápidos, más maldiciones y más arcadas. Yoongi arrugó las cejas, animándose a tocar la puerta con la misma desesperación que sentía.

—Jimin abre la puerta —pidió, siendo ignorado por el omega—. ¡Abre o te juro que la derribo!

—¡Déjame vomitar en paz! —gruñeron del otro lado.

El alfa se apartó para no hacer algo realmente estúpido. Comenzó a dar vueltas por toda la habitación, luchando contra sus impulsos de correr hacia el omega, de protegerlo con sus brazos y hacerle sentir bien.

Luego de minutos que parecieron interminables, la puerta del baño fue abierta. Los ojos dorados inspeccionaron cada punto visible del omega, notándolo tenso, cansado y pálido. Esa era una combinación para nada tranquilizadora, provocando que el instinto protector de Yoongi se activara de inmediato.

—¿Cuánto tiempo llevas sin dormir? —preguntó Yoongi, mientras se encargaba de acomodar a su pareja en la cama.

—Uh, dos días —respondió con ojitos cansados—. Había mucho trabajo y tenía que asegurar al pueblo.

—¿Cómo te sientes ahora? —inquirió el mayor, sentándose a un lado del omega para brindarle caricias a la cabellera oscura.

—Mareado, débil y malhumorado —resopló, con sus manos puestas en el vientre que albergaba a su hijo—. Este pequeño me está matando, alfa.

—Llamaré a un médico —decidió Yoongi, mas el omega se negó.

—Todos los pueblos y ciudades están asegurados en los búnkeres. No saldrán de allí hasta que la guerra haya terminado —habló con decisión—. Yo estaré bien, sólo necesito descansar.

El alfa se inclinó lo suficiente y besó con suavidad la frente del omega, luego repitió el proceso en ambas mejillas, la nariz, para finalmente caer en los labios rellenos que lo recibieron con la misma intensidad con la que él estaba formando el beso.

Yoongi se quitó los zapatos para acomodarse en la cama, se apoyó en el espaldar de madera y atrajo al omega hasta dejarlo seguro entre sus brazos. Repartió besos pequeños en la cabellera ajena, mientras tomaba varias inhalaciones de los aromas dulces que inevitablemente le arrancaron una sonrisa.

—No puedo dormir —se quejó Jimin con sofoco.

—¿Te sientes incómodo con algo? —cuestionó el castaño, al mismo tiempo que sus manos quedaban puestas en el vientre de su omega.

El menor se quedó en silencio durante un tiempo considerable. Al final, terminó expulsando un suspiro corto que iba acompañado de su respuesta.

—He tenido muchas pesadillas —susurró en voz baja—. Algunas me llevan a la noche en la que perdí a mi madre, otras al momento donde encontré el cadáver de mi padre —pausó—. Y, finalmente las otras que me muestran mi propia muerte, la tuya y la de mi hijo.

Yoongi sintió un nudo fuerte en su garganta que se ramificaba hasta su pecho, provocando que de manera inconsciente abrazara con mayor intensidad al omega.

—Son pesadillas, omega —murmuró, apoyando la barbilla en la cabeza del menor—. Pesadillas de los dioses del sueño que envidian lo que eres, y lo que logramos formar estando juntos.

—Llevan algo de verdad —comentó el menor, jugando con los dedos largos que acariciaban su vientre—. La muerte está entre nosotros, alfa, y nadie es resistente a ella.

—La muerte no te va a lastimar —prometió Yoongi, y lo dijo con una seguridad tan fuerte que Jimin le creyó.

El omega pudo encontrar paz en sus sueños gracias a la protección que la presencia del alfa le otorgaba. Jimin no tardó en quedarse dormido, el cansancio de esos días pesó en él haciendo que cayera en ese descanso profundo y necesario donde todo quedaba olvidado, o donde todo era recordado.

Yoongi no se apartó del menor. Ahí permaneció, como un firme devoto, como un guardián protector y compañero fiel que daba la vida por su ser amado, pues sabía que esa criatura hermosa, poderosa, cruel en ocasiones necesarias, era el elixir y el secreto mismo de su propia existencia.

Y lo amaba... lo amaba con la misma intensidad que las deidades de antaño debieron amarse. Lo amaba y reconocía como su único complemento, como la parte faltante de su propio universo, como el creador de sus más preciados anhelos, como el príncipe dormido que llegaba a visitarlo en cada uno de sus sueños.

En tiempos de guerra donde la tierra se estremecía por la maldad y las ansias de poder, los pensamientos sombríos llegaban a doblegar la voluntad del hombre. Sin embargo, la verdadera batalla en la que Yoongi fue derrotado se libró hace mucho tiempo, de hecho, sucedió cuando conoció al omega que en ese momento dormía entre sus brazos, el mismo que lo hizo arrodillarse, doblegar su voluntad y entregar su corazón sin temor a las consecuencias.

Porque el alfa le pertenecía por completo al omega, era una entrega voluntaria y eterna que nadie podría romper jamás.

Las horas pasaron con extrema rapidez. Yoongi miró el reloj de pared que marcaba las cuatro de la mañana, con cuidado acomodó el cuerpo dormido de su omega, lo abrigó y dejó un último beso en la frente ajena. Necesitaba salir un momento, así que modificó las luces de la habitación y finalmente salió al pasillo que estaba custodiado por algunos guardias.

Caminó el largo trecho que lo dividía de las escaleras principales, descendió hasta el primer piso del palacio y giró a la izquierda buscando la cocina.

Al ingresar al lugar se encontró con su sobrino. Jungkook estaba sin camisa, con la cabeza sumergida en el pote de helado que estaba devorando sin ningún tipo de cuidado.

—Come despacio —riñó, asustando al alfa menor con su repentina presencia.

El menor de los Min lamió el sabor del helado que aún quedaba en sus labios, se deshizo del restante y enfocó sus ojos en el recién llegado. Arrugó la nariz, toda la presencia de Yoongi era dulce, desde los aromas que lo cubrían, hasta la sonrisa pequeña que se le dibujaba en los labios sin permiso.

Luego abrió la boca, recordando algo importante.

—¿Es cierto lo que se dice? —cuestionó, apresurándose hacia dónde estaba el mayor y mirándolo con asombro—. ¿Vas a ser papá?

Yoongi infló el pecho orgulloso.

—Es verdad —respondió—. Mi omega está embarazado.

—Oh —musitó el alfa menor, con un rubor extendiéndose hasta las orejas—. E-entonces... t-tú... ¿ya?

—¿Qué cosa? —inquirió Yoongi, mirándolo con curiosidad.

—Ya sabes —carraspeó, desviando la mirada—. ¿Ya lo hiciste?

—No estoy entendiendo nada, Jungkook —admitió el mayor.

—Hablo del apareamiento —confesó el alfa menor con las mejillas a punto de explotar.

—Ah, pues sí —aceptó Yoongi—. Es un poco tonto que lo preguntes cuando te dije que mi omega está preñado —apuntó—. Los cachorros no se engendran con besos y caricias.

Jungkook mordió su labio inferior con indecisión. Para el mayor era evidente que su sobrino quería hablar sobre algo relacionado o saciar curiosidades; sin embargo, optó por mantenerse en silencio y darle su espacio.

—Yoongi —pronunció con duda, luego de un silencio prolongado—. ¿Es normal que duela? H-hablo de la primera vez.

El mencionado se cruzó de brazos, recordando a la perfección su primera vez con Jimin.

—Sí, a mí me dolió, pero no es un dolor extremo. Más bien es como una molestia.

—Entonces sí es normal —refunfuñó el menor, escuchándose molesto.

—¿Me vas a contar? —indagó el castaño con una mueca entretenida.

—Uh —se lamió los labios y continuó—: hace pocas horas estaba con Taehyung, y pues llegamos hasta ese momento —contó, sin tanto detalle—. Me quejé, él me preguntó si me dolía y le dije que sí.

—Entonces, ¿cuál fue el problema?

—¡Que se detuvo! —exclamó airado—. Se detuvo, dejándome con una dureza que dolía más que cuando yo estaba dentro de él.

—No me des tantos detalles —pidió Yoongi con una mueca—. Bueno, probablemente le dio miedo lastimarte más.

—Pero yo quería seguir —dijo Jungkook con un puchero—. Y contigo no se detuvieron.

El alfa mayor soltó una carcajada antes de responder:

—Todas las personas son diferentes, mocoso. En todos los ámbitos; sin embargo, puedo entender tu punto, ya que para mí es evidente que ese omega te gusta mucho.

—Tae me encanta —admitió derrotado—. Todo de él, y cuando lo vi así, tan hermoso, con su piel rozando la mía y compartiendo el mismo calor pude sentir que de verdad nací para pertenecer a él.

—Tendrás mucho tiempo para demostrarle lo que sientes —dijo Yoongi, notando como su sobrino comenzaba a relajarse—. No te preocupes, y tampoco te sientas mal o insuficiente —regañó, pues conocía a la perfección al menor—. Verás que cuando vuelvan a estar juntos de esa manera las cosas resultarán mejor.

Jungkook sonrió en dirección a su tío, y Yoongi como respuesta cariñosa le revolvió el cabello, de la misma forma que lo hacía cuando era un cachorro.

—Tienes que prometerme que cumplirás con tu palabra. Por el bien de nuestra manada, por el juramento sagrado y por todo lo que es correcto.

—Estoy listo para hacerlo, debes confiar en mí.

—Confío, realmente confío en ti.

Hoseok sonrió, tomó las manos de la mujer que había salvado y dejó un par de besos para demostrar su respeto.

—Me iré ahora, pero aquí estarás segura —prometió—. Cuando todo esto termine, volveré por ti.

—Mi anillo te ayudará a pasar las fronteras —dijo ella con cansancio en su voz—. Jimin y Taehyung tienen razones para odiarte. Actúa con cuidado.

—Lo sé, no pretendo que me vean con gracia en sus ojos —se sinceró—. Simplemente voy a terminar la misión que Park YoonWoo me encomendó, aunque pueda morir en el intento.

























































Murió Suyin y revivió la esperanza. 😎

Mañana matamos a Kaisa y revivimos a YoonWoo JAJSJAJS OKNO.

La mayoría sospechaba que el Hobi andaba errante por ahí, pues no se equivocaron je, va a volver para tomar su lugar en la guerra y... ¿en el corazón de Taehyung? Mujajaja 😈

¡Hasta el próximo capítulo!

⛓️Yoon~

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