⛓️Chapter fifty six!

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Estaban en una cuerda floja.

Desde el momento que el secreto valioso de Jimin fue revelado su cabeza ganó valor entre los enemigos del clan y manadas vecinas. Para ese momento el concejo mismo debía tener listas todas las leyes que utilizarían en su contra, las mismas que lo llevarían a la pérdida del poder, incluso la muerte.

El destino de Yoongi era similar, pero el alfa estaba demasiado furioso como para preocuparse por ello.

En un momento tan frágil como ese, la lealtad de los generales sería probada a base de fuego y de sangre. Jimin conocía las leyes de su clan, en ellas el concejo tomaría el mando de los ejércitos, ordenarían su captura y luego ejecución, acompañado del hombre con el que cometió traición.

Sin embargo, Jimin no estaba dispuesto a morir bajo las garras de todas las personas que traicionaron los ideales de su padre. Si en algún momento él llegaba a morir sería en un campo de guerra luchando por lo que cree correcto, o de causas naturales. Jamás moriría por decretos formados por hombres, se lo juró a sí mismo.

Y por esa misma razón fue que no tardó en regresar a su manada y enfrentar las leyes que lo estaban condenando.

El auto negro estacionó cerca de la plaza, Jimin miró a través de los cristales oscuros y había una aglomeración de personas que rodeaban el castillo concejal, lugar donde se llevaban a cabo juicios importantes donde los involucrados poseían rangos elevados en el clan.

—El concejo debe estar listo para hacer la condena pública —habló Jackson, mientras apretaba con fuerza el volante del auto.

El omega no respondió, se quedó mirando el exterior y todo el ruido de las personas que parecían gritar sin control, arrojaban rocas y elevaban pancartas. Parecía una huelga, algo poco usual que atrapó toda la atención del líder Park.

—El pueblo está furioso —comentó Yoongi, mientras sostenía la mano izquierda del omega a su lado.

—Sí. No saldremos de aquí hasta que descubramos la razón —decidió Jackson, para luego contactarse con el escuadrón de vigilancia.

—Están así por mí —respondió Jimin—. Hace pocos días formé una ley para erradicar a los alfas de mi manada y ahora saben que me embaracé de uno. Deben verme como un hipócrita y un traidor al linaje y la sangre de mis ancestros.

Tenía más desventajas que ventajas. La muerte le respiraba en la nuca, se erguía sobre su presencia amenazando con vencerlo. Jimin no flaqueó, no demostró temor, sólo el infinito odio que sentía por cada miembro del concejo.

Poco tiempo después apareció RueSo. La hermana de Yoongi se apresuró a entrar al auto, tomando el asiento de copiloto antes de ser vista por personas indeseadas.

—¿Qué está pasando ahí afuera, Rue? —indagó Yoongi con ansiedad.

—No han tomado la ciudad. Hubo un grupo de forasteros, pero no hicieron un ataque directo —aclaró con rapidez—. Murió el director del laboratorio e hicieron público el expediente médico del líder Park, lo que me lleva a pensar que la persona que lo hizo tenía una sospecha del secreto que se intentó guardar.

—¿No mataron miembros del concejo? —inquirió Jackson.

—No, al principio creímos que sí porque en el conteo que se hizo faltaban tres, pero en la mañana aparecieron.

—Malditos hijos de puta —gruñó el omega con todo el cuerpo tenso y cargado de ira.

—Hermana —llamó Yoongi—. ¿Qué está pasando con el pueblo? Desde aquí escuchamos el alboroto.

La respuesta que RueSo dio sorprendió a todos, más a Jimin.

—Están apoyando al líder —respondió RueSo—. El concejo preparó un escenario para ejecutarlo, y el pueblo está protestando. Ellos no seguirán a un gobernante que no lleve sangre Park y lo están dejando bastante claro con los tumultos de personas que intentan derribar las puertas del castillo concejal.

—El concejo decidió atacar, y si lo está haciendo directamente es porque cuentan con el apoyo para hacerlo —comentó Jimin, sonriendo torcido cuando se dio cuenta—. Ahora entiendo la razón por la que no llegaron todos los líderes aliados.

—Ellos apoyan al concejo —susurró Yoongi, mirando a su pareja y luego a su hermana—. ¿Viste a más personas ahí, Rue?

—Nadie ha entrado, el ejército del norte se encargó de la tarea —aseguró—. Si de verdad están recibiendo apoyo debe ser a través de otro medio.

El omega se cansó de esperar, abrió la puerta del auto con seguridad y salió al exterior, seguido iba un agitado Yoongi que no quería exponer al pelinegro a ese tipo de situación. Pese a todo, sabía que no lograría convencerlo de dejarlo a cargo, Jimin era demasiado terco y orgulloso como para esconderse detrás de la espalda del líder de los legendarios.

El último de los Park estaba dispuesto a debatir la postura del alfa; sin embargo, el castaño se adelantó.

—Iré contigo y no me harás cambiar de opinión —sentenció Yoongi, concentrado en los ojos oscuros del menor—. Caeremos juntos si es necesario, pero vamos a defender la vida y derechos de nuestro cachorro al precio que sea.

—Honor, valentía y fuerza —recitó Jimin, mientras terminaba de reunir el valor necesario para enfrentarse al pueblo y al concejo.

El alfa se acercó y besó los labios ajenos con lentitud y amor. Momentos después se separó llevándose pocos segundos en transmutar a su parte animal. Pronto, el lobo de grandes dimensiones y de pelaje marrón quedó a la vista, mostrándose orgulloso y nada temeroso.

—Jackson —llamó Jimin, obteniendo la atención de su esposo—. Prepara a tus hombres para la batalla. El verdadero enemigo está esperando mi muerte para tomar la ciudad, así que debes estar preparado.

—No vas a morir, Jimin —aseguró el beta con furia contenida—. Ni tú, ni tu alfa, mucho menos el cachorro.

—Haz lo que te pido —pidió el líder Park con una media sonrisa—. Vamos a devolver el golpe y esta vez será definitivo.

Jackson asintió y sin más que decir se marchó del lugar con un objetivo en la cabeza. Jimin se quedó de pie, en compañía del lobo marrón y RueSo que no tardó en transmutar, mostrando la majestuosidad de su loba color pardo.

El alfa líder de los legendarios expulsó un aullido que estremeció cada rincón de los bosques y sacudió la tierra. El sonido fue tan fuerte que Jimin se cubrió los oídos por instinto; estaba seguro que fue escuchado en cada rincón de la ciudad, anunciando que ya estaban ahí, y que en su naturaleza de líderes ocultarse para que otros hicieran el trabajo no era una opción.

El omega se subió al lomo del alfa, se aseguró bien y con la mínima señal los dos lobos comenzaron a correr en dirección al castillo concejal. En el camino se encontraron con algunos guardias que estaban quietos, imperturbables y silenciosos; más adelante el pueblo entero los recibió.

"¡Larga vida al líder Park!"

Con esa exclamación llena de euforia, toda la multitud explotó en vítores de apoyo y lealtad que eran dedicados al único líder que reconocían.

El lobo marrón continuó avanzando en compañía de su hermana. Ambos llegaron hasta las afueras del castillo concejal donde se había instalado una pequeña tarima que sería el lugar donde el concejo pensaba ejecutar a su propio líder.

Jimin estaba rodeado de todo el pueblo que seguía aclamando su nombre. Frente a él tenía a la horda de traidores quienes lucían rostros victoriosos y sonrisas socarronas. Ahí mismo estaba el concejo, finalmente mostrando sus verdaderos rostros, mientras los generales de ejércitos estaban situados del lado izquierdo.

El lobo marrón se quedó quieto, y el omega no se movió. Permaneció arriba, con la espalda recta, sin dejarse intimidar y orgulloso hasta el final.

Suyin fue el primero en tomar un micrófono para dirigirse a todo el pueblo. Su actuar seguro y confiado no convenció a Jimin, en medio de toda esa máscara, el líder pudo notar el leve temblor en el otro, sabiendo que hacía bien al sentir miedo, ya que lo mejor aún no daba comienzo.

—Park Jimin —pronunció el miembro del concejo—. Se ha demostrado que quebrantaste nuestras leyes, burlaste los acuerdos y manchaste el linaje de tu raza al albergar en tu vientre la semilla impura de un alfa —continuó con firmeza—. El concejo y los ejércitos te consideran un traidor que como castigo merece la muerte.

—Tenemos un concepto diferente de traición, Suyin —habló Jimin, mirando fijamente los ojos del otro omega que pareció encogerse en su lugar—. ¿Quieres que hablemos del tuyo?

—¡Insolente! —exclamó SeoJang—. Siempre supe que no tenía carácter de líder. ¡Es una vergüenza para nuestros ancestros y nuestras leyes! Debe morir, él y su bastardo deben perecer bajo la justicia.

—No es vergüenza amar a un alfa —dijo Jimin, siendo escuchado por todos los presentes en ese silencio profundo y lleno de incertidumbre—. No me siento culpable de lo que hice, volvería a hacerlo una y otra vez —aseguró, ganándose exclamaciones alarmadas por todo el concejo—. Mi hijo es un Min y un Park, él ya existe, se forma en mi vientre y nacerá bajo el dolor de mis propias entrañas para convertirse en líder. El primer alfa en liderar un mundo regido por los omegas.

Ciertamente también estaba la posibilidad de que su hijo fuese omega; sin embargo, debido a los genes dominantes de su padre alfa al poseer la primera casta existente, las posibilidades de que naciera un alfa se elevaban.

Además, Jimin deseaba que su primogénito fuese un alfa, y en sus rezos a la diosa antigua iban incluidos esos deseos.

—¡Eres una vergüenza para nuestro linaje puro! —exclamó Suyin con rabia.

—Diste la espalda a tu manada, a tus enseñanzas y a tu linaje —continuó SeoJang—. Las leyes son claras y justas. Desde este momento, el concejo toma el mando de la manada y condena a Park Jimin y su amante a muerte. Ambos serán decapitados, nunca tendrán descanso, pues sus pecados son abominables y su sentencia es eterna.

En ese instante, los siete generales de ejércitos se colocaron frente a Jimin y los dos alfas legendarios. El omega miró a cada uno de ellos en silencio, no estaba armado, estaba vulnerable, así que era el momento ideal para saber si los juramentos de lealtad que recibió de cada uno de ellos significaba algo o eran simplemente palabras para cumplir con un protocolo.

Hubo exclamaciones y más cuando los altos mandos de ejércitos reverenciaron la presencia de Jimin y Yoongi, aumentando las emociones cuando todos los generales enfrentaron al concejo con armas en alto.

—Nadie que amenace a nuestro líder es merecedor de la vida —anunció Amira, para luego disparar sin contemplaciones dando justo en la frente de SeoJang. El miembro del concejo que los había sentenciado a muerte.

—¡Generales! —bramó Suyin, siendo una mezcla perfecta de temor e ira—. ¡Su lealtad es con las leyes!

—La de nosotros no —debatió HyunJin, apuntando con su arma—. Somos ejércitos aliados y el antiguo líder Park YoonWoo firmó los acuerdos bajo el juramento de lealtad absoluta a Park Jimin —dijo con fiereza en su mirar—. Por tanto, nuestra lealtad es con el líder, y así continuará hasta el final de nuestros días.

—General Taeyang, general G-Dragon —llamó Suyin en un intento de mantener el control—. Los ejércitos del norte y del sur son los más antiguos y se rigen bajo nuestras leyes —les recordó con la mirada ensombrecida—. Hagan honor a sus juramentos y maten a los traidores.

Ambos generales compartieron una mirada, siendo Taeyang el que habló.

—Renunciamos a esos juramentos desde que juramos lealtad a Park Jimin —sentenció y un rugido de guerra acompañó sus palabras—. No vamos a darle la espalda a nuestro líder, nuestro honor como soldados no lo permitirá jamás, aunque la muerte fuese el único camino, nosotros no vamos a retroceder.

—¡No pueden darle la espalda a los ideales de estas tierras! —gritó Suyin, descubriendo en ese momento que algunos miembros del concejo habían retrocedido en señal de rendición.

De un momento a otro, un sonido fuerte y que nunca antes se había escuchado en la historia de esa manada se creó, como un augurio amenazante que tomó fuerza cuando se descubrió el origen, el significado y el grito aguerrido del inicio de la verdadera guerra.

Las orejas del lobo marrón se alzaron, el animal giró en el momento exacto para recibir a miles de lobos legendarios que corrían hasta donde su verdadero líder esperaba por ellos, pues habían escuchado el aullido del legendario y no dudaron en abandonar al usurpador para acudir al llamado.

Jimin jadeó sorprendido y con miles de emociones atravesándole el pecho. Ahí, frente a ellos estaba un ejército poderoso de lobos que aparecieron desde los bosques y atravesaron la ciudad solamente para postrarse ante el líder legendario que aún cargaba al omega en su lomo.

Eran los legendarios que Kaisa lideró con mentiras, los mismos que escucharon a su líder y no dudaron en servirlo.

Todos los lobos estaban inclinados completamente, mostrando su versión sumisa ante uno que reconocían como su guía, su protector, un alfa que les enseñó con sabiduría y creció con ellos en los bosques impenetrables que iban más allá de cualquier manada conocida.

Fue en ese momento que Min Yoongi quedó reconocido como el verdadero líder de los legendarios, siendo un pilar de fortaleza para su omega, una barrera impenetrable para su hijo, y una amenaza mortal para sus enemigos.

Los lobos los rodearon, soltando gruñidos amenazantes e impidiendo que cualquiera hiciera el mínimo movimiento que indicara amenaza para su líder alfa y su luna.

Hwasa fue la primera en salir de su estupor, carraspeó un poco para encontrar la voz que se le había escapado, y finalmente se enfocó en el líder omega.

—¿Qué ordena? —preguntó, con su arma aún apuntando a los miembros del concejo que estaban congelados en sus puestos.

Jimin hizo contacto visual con Suyin, le sonrió con oscuridad y no dudó al momento de lanzar su orden.

—Arresten a todos los miembros del antiguo concejo, pues desde que intentaron derribarme dejaron de ser hijos de Dacrontte —ordenó—. ¡Tortura y muerte a todos!

—¡Soldados! —exclamó Hwasa.

Todos los que formaron parte del grupo concejal fueron encadenados y llevados a la prisión de máxima seguridad. El líder Park tenía planes para cada uno de ellos, pero primero debía encargarse de su pueblo.

Fue por ello que con fuerza hizo valer su voz ante la multitud que lo escuchaba.

—¡Soy el hijo de Park YoonWoo y Park Saran! Soy el líder por derecho de este clan y lo voy a defender a costa de sangre —inició, mientras el lobo marrón se movía por los alrededores de la multitud—. La noticia fue real, estoy esperando un hijo de un alfa legendario y voy a parir ese hijo —siguió—. Él será el sucesor de estas tierras y futuro soberano, y todo aquel que no lo acepte será desterrado.

El pueblo entero estalló en aplausos y gritos enérgicos. A ellos no les importaba la combinación de castas, lo único que sabían y le daban prioridad era que en el vientre de su líder se estaba formando un sucesor que mantendría el linaje Park en el poder.

"¡Bendita sea la antigua diosa por brindarnos un heredero!" Exclamó una anciana con lágrimas en los ojos.

Y otros más siguieron.

"¡Bendito el alfa que engendró un nuevo guerrero!"

"¡Bendito el vientre de nuestro omega líder!"

"¡Larga vida al líder Park!"

Jimin sintió que le faltaba el aire. Jamás pensó que su pueblo lo respaldaría y defendería con uñas y dientes, ni siquiera como una pequeña posibilidad. Ahora que podía verlo con sus propios ojos y escucharlo con sus oídos, era que el omega podía entender las palabras que su padre le dijo alguna vez.

"Un buen soberano prioriza el bienestar de su pueblo, y un pueblo leal siempre protegerá a su soberano. Jimin, los ejércitos y aldeanos son el pueblo. Las riquezas y los convenios no importan si tienes esos dos pilares rodeándote y siendo soporte para que no caigas".

Jimin lo entendió. En ese momento que estuvo a merced de la traición del concejo, su vida, su alfa y su bebé fueron salvados por la lealtad de su pueblo.

Y él se encargaría de retribuirles de la única manera que podía:

Vencer a sus enemigos, ganar la guerra y devolver la paz a su gente.

















































La lealtad es más importante que el dinero y el poder. 👑

¿Qué les pareció el capítulo? Déjenme aquí sus opiniones.

Perdonen cualquier falta ortográfica. Escribí rápido de la emoción. 😔

¡Hasta el próximo capítulo!

⛓️Yoon~

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