⛓Chapter one!

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Sus pasos eran cuidadosos porque hasta el momento no podía ver con claridad el camino que estaba siguiendo. Buscó a tientas la pared más cercana, haciendo una mueca cuando sus dedos palparon la humedad que fácilmente coincidía con el hedor que cubría toda la zona.

—No se quede atrás, líder —la voz de uno de sus guardias se dejó escuchar desde algún punto de aquel pasillo interminable.

Park YoonWoo hizo una mueca irritada que quedó cubierta por la oscuridad, los pasos adquirieron rapidez a medida que un pequeño rastro de aromas quedó bailando en el lugar, hasta que al final de todo una pequeña luz naranja alumbró en medio de la penumbra.

—Menuda cueva a la que me has traído, Jung —escupió con irritación.

—Lo siento, señor —escuchó a su segundo al mando, mas no le prestó real atención.

Siguieron un camino recto en completo silencio, el líder encabezando para así poder obtener un poco de luminosidad de la única antorcha que pudieron obtener en aquel mugriento lugar. Los pasos adquirieron rapidez cuando a la lejanía vislumbraron pequeños faroles de luces blancas que rodeaban un amplio salón de concreto.

Los aromas fuertes llegaron hasta las fosas nasales del omega, avisando con ello que se encontraban en el lugar correcto.

La luminosidad atacó sus ojos de manera potente, muchas luces se encendieron a medida que avanzaba hasta encontrarse con un hombre robusto y de aspecto feroz, con una cadena sujeta al cuello que denominaba su puesto dentro de la jerarquía.

Un alfa.

YoonWoo detuvo sus pasos en la entrada del salón, mirando con ojos fríos al gran hombre que tenía ante él, quien no dudó en postrarse de rodillas para presentar su máximo respeto al líder omega.

—¿Cuántos hay? —preguntó, mirando inquisitorio hacia el interior del lugar.

El alfa aún postrado en el suelo respondió: —Cinco alfas, líder Park.

—¿Qué raza? —indagó el omega.

—La que usted eligió, mi señor —habló el hombre, poniéndose de pie cuando su líder se lo permitió—. Aquí están los últimos alfas legendarios que quedan.

—Vamos a verlos —ordenó, e inmediatamente las puertas fueron abiertas para permitir el ingreso del líder y su equipo.

Habían cinco jaulas de gran tamaño, y en cada una se encontraba un alfa, cada uno más grande e intimidante que el otro, con ojos feroces y comportamiento salvaje.

Los alfas legendarios fueron los primeros en ser creados bajo el encanto de la diosa. Por lo general permanecían más en su forma animal que humana, por tanto su comportamiento siempre fue más agresivo y hostil; sin embargo, por naturaleza presentarán ese lado sumiso y necesitado de complacer a sus superiores.

El omega líder caminó lentamente por cada una de las jaulas evaluándolos críticamente, les miró a los ojos y observó cada cualidad física visible, calculando la fuerza que poseían así como el dominio y comportamiento.

—¿Les inyectaron los microchips? —inquirió, mientras analizaba a uno de cabellera larga y oscura.

—Así es, líder —respondió su segundo al mando—. Ellos no podrán transformarse sin el permiso de sus futuros dueños.

El omega asintió, mostrándose conforme con la información recibida; les miró por algunos minutos más hasta que finalmente uno en particular llamó su completa atención.

Estaba en la jaula más alejada, recostado y completamente desnudo. La piel pálida estaba manchada por la mugre y sangre seca, pero aún así los músculos eran visibles, el cabello lucía corto a diferencia de los demás y los rasgos finos del rostro fue otro factor que agradó al omega.

La respiración suave y pausada delataba el sueño profundo que estaba teniendo, y aún así, YoonWoo podía sentir la presencia del lobo interno de ese hombre.

Sonrió, aquel sería el juguete perfecto para su hijo.

—Quiero a este de aquí —decidió, ocasionando que su segundo al mando se tensara.

—Líder Park —habló, con una mueca al ver al alfa encerrado en la jaula—. Ese es el más salvaje de todo el grupo que se pudo capturar, al parecer era el líder de estos de acá —señaló a los demás.

El omega rió entretenido. —¿Un alfa siendo líder? Por favor, Hoseok.

—Aún así, señor —insistió, cuidando que su voz no sonara irrespetuosa—. Costó mucho controlarlo, prácticamente ha estado dormido desde que lo trajimos —hizo una mueca—; no quisiera que mi prometido tuviera un juguete defectuoso.

—A Jimin le va a encantar —debatió el líder—. Es un chico inteligente y sabrá cómo domarlo a su antojo.

—Pero...

—Sin peros, Jung —cortó el líder, y por el tono de voz usado, Hoseok supo que lo mejor era callarse.

—Como usted diga, líder Park —cedió con la cabeza baja.

—Bien, quiero que le den una revisión médica profunda, lo bañen bien y lo pongan presentable —ordenó—. El cumpleaños de mi hijo es en tres días y su regalo debe estar listo para entonces.

El alfa encargado de aquella mazmorra bajó la cabeza en sumisión. —Se hará como usted ordene, mi señor.

Sin nada más que hacer, el omega líder salió de aquel lúgubre lugar en compañía de sus guardias hasta encaminarse al auto blindado que le llevaría sin demoras a la mansión que pertenecía a su familia.

—¿Hay algún problema, Hoseok? —preguntó, logrando asustar al beta.

—Ninguno, señor.

—Sabes que eres pésimo mintiendo, ¿cierto? —dijo el mayor, esta vez mirándole directamente a los ojos—. ¿Es por el alfa que elegí para mi hijo?

Hoseok hizo una fina línea con sus labios. —Con todo respeto, líder; creo que ese alfa no era el indicado para Jimin.

—¿En qué basas tu creencia?

—Bueno... —el beta se removió nervioso en su asiento, sin saber si lo que diría sería lo correcto—. P-para nadie es un secreto del temperamento que Jimin tiene, me preocupa que todo se salga de control, porque el alfa que eligió era el más salvaje del grupo.

—Es el primer juguete que Jimin tendrá, no te preocupes tanto —restó importancia—. Además, como dije anteriormente estoy seguro que será del completo agrado de mi hijo.

Hoseok suspiró, decidiendo no continuar con aquella conversación.

—En un futuro Jimin será tu esposo —volvió a hablar YoonWoo, logrando que el menor lo viera—. Pero mientras eso sucede, quiero que tenga las mismas experiencias de los jóvenes a su edad, no espero que lo entiendas, pero sí que respetes mi decisión.

El menor sonrió suave. —Por supuesto, líder Park.

Los cumpleaños dentro del clan se celebraban de manera distinta, siempre dependiendo de la jerarquía y estatus social.

Para Jimin quién era el hijo único del actual líder todo aquello empeoraba, la celebración de su cumpleaños era un acto muy íntimo donde solamente los miembros directos de su familia y gran consejo tenían derecho a participar.

Cabe decir que para el joven omega no era para nada divertido pasar su cumpleaños rodeado de señores de la cuarta edad, quienes solamente tenían como tema de conversación los próximos deberes que él como próximo sucesor debía atender más temprano que tarde.

Rodó los ojos mientras trataba de ocultar su fastidio. Él no quería una estúpida reunión, él quería una fiesta, con mucha música, alcohol y sexo; pero, como siempre, debía verse obligado a permanecer ahí con una sonrisa ridículamente ensayada pues aquel era su deber.

Levantó la mirada sólo un poco para encontrarse con la expresión tenuemente culpable que presentaban los rasgos de su padre. Ambos se observaron por algunos segundos, hasta que la voz de uno de los parlamentarios nuevamente los distrajo.

—... y por esa razón es que estamos reunidos, para celebrar los veinte años del próximo líder de este clan.

Todos los presentes se pusieron de pie, Jimin imitó cada acción con movimientos mecánicos y programados ya que se sabía todo el protocolo a seguir, porque era lo único que le dejaban hacer en cada cumpleaños.

El tiempo pasó lento y burlándose de su miseria; el joven omega tuvo que sacar fuerzas de donde no las tenía para poder soportar cada minuto que pasó, rogando a la luna que se apiadara y así poder salir rápido de aquel infierno.

Taehyung se había encargado de informarle que al día siguiente saldrían todo el día para compensar tanta tortura, y aunque a Jimin le parecía lo suficientemente justo, no se sentía del todo satisfecho.

Finalmente la estúpida reunión había concluido con un último aplauso y mensaje de felicitación, el omega hizo una pequeña venia y a paso rápido salió del salón siendo seguido por su padre.

—Controla ese aroma, hijo —se quejó, arrugando la nariz cuando la esencia del menor le atacó de golpe.

—Un minuto más en esa sala y estoy seguro que hubiera explotado, padre —gruñó, dando zancadas más rápidas para alejarse de ese lugar.

YoonWoo sonrió, recordando que a él tampoco le gustaban esas reuniones de cumpleaños cuando tenía la misma edad que su hijo.

—Ya, no te molestes, pequeño —le atrajo a un abrazo que fue correspondido a regañadientes—. Mejor ve a ver el regalo que preparé para ti.

Los ojos de Jimin inmediatamente adquirieron el brillo de la curiosidad apenas las palabras de su padre llegaron a sus oídos.

—¿Qué es? —preguntó ansioso, lamiendo sus labios por la expectativa.

El mayor se inclinó para depositar un beso cariñoso en la frente de su heredero.

—Ve a averiguarlo, está en tu habitación —informó, dando un último abrazo—. Feliz cumpleaños, cachorro.

Jimin se despidió de su padre y rápidamente atravesó la gran mansión hasta llegar al piso norte donde se encontraba su dormitorio. Las grandes puertas de caoba le recibieron, aumentando la ansiedad creciente que le hacía cosquillas en las manos hasta extenderse por todo el cuerpo.

Tomó una profunda inhalación y por fin abrió la puerta.

Lo primero que sus ojos vieron fue una jaula y dentro de ella estaba un hombre alto, fuerte y tremendamente caliente; vestido con unos pantalones y nada más.

Cerró la puerta con cuidado y lentamente se fue acercando, sus ojos escanearon sin pudor alguno cada rincón del contrario, apreciando la anatomía completa y deleitándose con la blancura de la piel.

—Diosa, te verás encantadoramente hermoso cuando tu piel esté marcada por mí —habló con una seguridad aplastante que causó sumisión en el alfa encerrado.

Jimin admiró la cadena que estaba sujeta al cuello blanquecino, misma que tomó entre sus manos hasta hacer que el chico se acercara lo suficiente para poder verlo a los ojos.

Un suave gruñido involuntario escapó de los labios finos, provocando que el omega sonriera complacido.

—Eres un juguete muy hermoso en verdad —susurró, admirando las facciones perfectamente esculpidas.

Quería ver aquellos ojos salvajes que seguramente el alfa tendría, pero éste rehuía su mirada, con su cuerpo permaneciendo en constante tensión.

El omega frunció el ceño ante aquello, tomó la mata de cabellos castaños en su puño y con brusquedad le hizo levantar la cara.

Y de sus labios salió la primera orden dada a su esclavo:

—Mírame a los ojos y conoce a tu único dueño.


















Holaaaa, ¿qué les ha parecido el primer capítulo?

Realmente espero que les haya gustado aunque sea un poco. 🫶🏻

Cuídense mucho, nos seguiremos leyendo~

Yoon~












Líder actual del clan.
Park YoonWoo.

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