⛓️Chapter sixty four!

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Taehyung estaba liderando una reunión con los generales de ejércitos por primera vez en su vida.

Desde el atentado que sufrió su familia, el omega menor de los Kim se fue adaptando a las responsabilidades y el peso del poder que otorgaba su apellido; en algunos meses se convertiría en el nuevo comandante supremo, liderando la parte militar de la manada.

Al principio creyó que nunca podría estar listo a tiempo, y que tampoco era digno de tomar el poder que su padre cuidó por tantos años; sin embargo, la guerra y las traiciones sufridas le hicieron comprender que él era el indicado para tomar el puesto, debido a que su lealtad pertenecía únicamente a Jimin, y era capaz de dar incluso su vida para protegerlo.

Y era justamente eso lo que estaba demostrando, creando estrategias con los generales y enviando escuadrones completos de soldados hacia el campo de batalla donde se estaba decidiendo el futuro del clan.

—Se colocó una línea de explosivos en la parte sur del bosque —explicó Taeyang, mientras señalaba con un rotulador el área específica en el mapa—. El centro de control ya tiene órdenes específicas, va a explotar en veinte minutos.

—¿Cuánto tiempo ha durado el enfrentamiento? —preguntó Taehyung.

—Cerca de dos horas —respondió Moonbyul—. Mi ejército está en el frente, respaldados por un escuadrón de Mina que ataca desde el cielo.

—La fuerza naval está lista para atacar —confirmó Amira—. Sólo necesito la orden para destrozar a esos hijos de perra.

—No es conveniente —murmuró Taehyung, mientras seguía concentrado en el mapa y en la información que se mostraba en la gran pantalla frente a ellos—. Tenemos ventaja en el enfrentamiento, si utilizamos un ataque de artillería estaríamos mostrando al enemigo todas las armas que tenemos y daríamos la oportunidad para prepararse —explicó a los generales—. Kaisa aún no ha dado la cara, y nuestros ejércitos pueden destrozar el batallón que está dándonos problemas.

—Solicito permiso para enviar un escuadrón de apoyo, mi señor —pidió G-Dragon—. El número suficiente para erradicarlos de inmediato.

—Permiso concedido —aceptó Taehyung, y en ese mismo instante el general del ejército del sur comenzó a enviar refuerzos.

El omega Kim se quedó observando la gran pantalla. Los datos reflejados afirmaban la victoria de ese enfrentamiento, y los refuerzos que G-Dragon envió incluían seis tanques que empezaron a masacrar a los rebeldes en cuestión de segundos.

Se vivió un momento cargado de tensión que fue superado cuando en la pantalla apareció "misión cumplida" en letras verdes. Taehyung soltó un suspiro aliviado que fue compartido por los demás generales.

—Que las tropas se retiren y envíen un grupo de vigilancia —solicitó a través del audífono.

Wheein era la encargada de hacer llegar la orden desde el centro de control. Todas las tropas se retiraron y un grupo de soldados expertos en espionaje llegó para montar guardia en el terreno, en compañía de cañones automáticos que se activarían bajo presión de presencias desconocidas.

—Buen trabajo, generales —habló Taehyung, mirando a los hombres y mujeres sentados alrededor de la mesa que él encabezaba.

De un momento a otro las puertas fueron abiertas. Todos se pusieron de pie para recibir al comandante SeokJin con una elaborada reverencia, demostrando honor y respeto a su superior.

Taehyung sintió como le faltaba el aire y como el suelo se volvía inestable cuando se dio cuenta que Jung Hoseok acompañaba a su padre.

—Hicieron un gran trabajo, todos —hizo saber el comandante, mientras tomaba asiento al lado de su hijo—. Ganamos este enfrentamiento y hasta el momento vamos liderando la guerra, pero no podemos confiarnos.

SeokJin le hizo una señal a Hoseok para que se presentara con los demás como era debido. El beta lo hizo, dio su nombre, su rango y explicó detalladamente la misión que estuvo cumpliendo durante todos esos meses, así como el principal objetivo y los resultados que había obtenido.

Mostró todas las pruebas que daban peso a sus palabras. En cuestión de minutos la gran pantalla frente a ellos se llenó de información valiosa con la que nunca pensaron contar. Ahí se mostraban todos los atajos que Kaisa utilizaba, el armamento con el que contaba, el conteo de soldados, y las manadas que había saqueado para obtener los ejércitos con los que estaba atacando.

—Al principio estaba confiado con el ejército de legendarios —explicó Jung—. Sin embargo, poco tiempo después se dio cuenta que los lobos no lo obedecían por completo, y que tampoco lo reconocían como su líder.

—¿No intentó controlarlos? —preguntó Yoongi, con la mirada fija en el beta.

—¿Es posible lograrlo? —cuestionó Hoseok con una sonrisa ladina—. Por supuesto que lo intentó, pero lo único que consiguió fue que los lobos se atacaran entre ellos y perdieran el control —expresó—. Fue entonces que tuve la idea del suero.

Jung dejó encima de la mesa la caja con las esferas de liquido púrpura. A continuación explicó cada detalle del componente, detalló con especial cuidado las razones por las que fue hecho, así como las consecuencias que generaría en los lobos, y las formas que existían para evitarlo.

—¿Cómo podemos saber que el suero es tan letal como dices? —cuestionó HyunJin, mientras sostenía una esfera entre sus dedos y la analizaba con cuidado.

—Si quieren presenciar sus efectos puedo probarlo sin problemas, sólo necesito un lobo legendario —respondió Hoseok con una frialdad increíble.

—No tocarás a ninguno de mis soldados —gruñó Yoongi, mostrándole los colmillos en amenaza.

Hoseok no se intimidó. Miró al alfa con el mismo temple impenetrable de siempre, y cuando habló, lo hizo exclusivamente para Yoongi.

—Tus lobos se convertirán en perros salvajes en el campo de batalla, tú mismo podrías hacerlo si eres afectado por el suero —le recordó—. Kaisa está confiado, a él no le importa que masacren a su ejército porque sabe que al final podría obtener lo que quiere.

Fue entonces que con las palabras dichas por Jung, Taehyung descubrió algo importante.

—Los legendarios —susurró, y aunque se escuchó bajo, obtuvo la atención de todos los presentes—. Kaisa está esperando que los legendarios acudan al campo de batalla para dar la cara.

—Sí —apoyó Hoseok, con la mirada puesta en Yoongi—. Le di un arma poderosa y la va a usar.

—¿Por qué hiciste algo tan estúpido? —inquirió Amira. No conocía al tipo que estaba frente a ella, pero si estaba ahí era porque resultaba ser alguien importante.

—Cuando eres un infiltrado tienes que hacer cosas incorrectas para sobrevivir —respondió Hoseok—. Como les dije antes, con la muerte de mi líder y la ascensión de Jimin tenía que volver. Primero me aseguré que el arma que Kaisa utilizara fuese creada por mí, así podría saber cómo evadirla o vencerla.

Las pruebas estaban frente a ellos. Las esferas con el suero fueron tocadas y analizadas por todos los presentes; también escucharon la explicación detallada que el beta de cabello gris les otorgó, y sus ojos miraron los componentes utilizados para crear el arma que afectaría a los legendarios, como también conocieron lo necesario para crear la defensa que desactivaría sus efectos.

—Es brillante —fue todo lo que Hwasa dijo luego de una detallada exposición ofrecida por Jung Hoseok.

Luego de un silencio que resultó extenuante, Yoongi habló:

—Mis soldados tienen la capacidad de pelear en su forma humana —inició con voz controlada—. Sin embargo, son más letales y rápidos en su forma animal.

—Podemos modificar la armadura de los lobos legendarios —propuso Taehyung—. Ayudará para protegerlos de ese suero.

—Es una buena idea —murmuró SeokJin, para luego concentrarse en Hoseok—. ¿Podrías hacer el suero de defensa para el ejército del general Min?

—Por supuesto —aceptó sin vacilación—. Pero siempre hay un problema, y es el número de lobos —miró a Yoongi—. ¿Por cuántos legendarios está formado tu ejército?

—Once mil lobos —respondió.

—Puedo crear el suero de defensa para esa cantidad. El problema será el tiempo que llevará administrarlo a cada lobo —explicó el beta peligris.

—No habrá problemas —intervino Taehyung, y por primera vez en esa reunión Hoseok hizo contacto visual con el omega—. Este campamento tiene un personal médico de treinta y cinco personas, los pondremos a tu disposición para que protejan al ejército de legendarios.

—Bien —accedió—. Solicito permiso para hacer uso del laboratorio, comandante.

—Concedido —respondió SeokJin—. ¿Cuánto tiempo tomará?

—Tres días —informó Hoseok—. Luego los legendarios podrán pelear en el campo de batalla sin correr riesgos.

—Jung —llamó Yoongi, ganándose la atención del mencionado—. El primer lobo que inyectarás será a mí. Quiero asegurarme que el suero no es dañino para mis soldados, de lo contrario no les pondrás un dedo encima.

—Será un placer, general —afirmó el beta, para luego retirarse del salón de reuniones para comenzar a trabajar.

Entonces, el líder de los legendarios se concentró en el comandante Kim con el objetivo de hacerle una pregunta directa.

—Comandante, ¿realmente confía en Jung Hoseok?

La respuesta que obtuvo fue abstracta, pero que al mismo tiempo resultó convincente para los demás, incluido el mismo Yoongi.

—YoonWoo confió en Hoseok hasta el final de sus días, y para mí es más que suficiente.

Todos los generales y el sucesor despidieron al comandante supremo con un saludo militar. Cuando quedaron solos, iniciaron conversaciones más relajadas, hasta que Yoongi hizo un pedido inusual que despertó la curiosidad de los presentes.

—Necesito la ayuda de todos ustedes —inició el líder de los legendarios, desencadenando una indescriptible euforia cuando explicó lo que quería hacer.

El alfa ingresó a la habitación donde su omega continuaba descansando. A decir verdad, era un poco difícil mantener a Jimin tranquilo, pudo conseguirlo porque tanto el líder como él ansiaban el bienestar del cachorro.

—Deberías estar en la cama —comentó Yoongi al mirar como el menor caminaba alrededor de la habitación.

—El doctor me dijo que ya podía caminar sin sufrir riesgos —respondió Jimin—. No quiero ver esa odiosa cama, estoy harto.

—Y bastante irritado —agregó el alfa, ganándose un gruñido corto del pelinegro que le arrancó una sonrisa.

—Cállate, mejor dime cómo resultó la reunión.

—Si me callo no podré responder, y si hablo estaré desobedeciendo la orden de mi superior y podrían matarme por ello.

El comentario lleno de diversión irritó más a Jimin. El omega tomó una almohada y la lanzó en dirección al alfa que ya reía abiertamente, sin temor a la muerte asegurada que tendría si continuaba jugando con la paciencia del líder.

—¿Crees que es gracioso? —preguntó el omega con absoluta seriedad.

—Un poco, sí —admitió Yoongi con un encogimiento de hombros.

El pelinegro estaba a punto de soltar humo por las orejas, las mejillas rojas lo anunciaban. El alfa se acercó con tranquilidad y estrechó el cuerpo más pequeño entre sus brazos, para luego enterrar la nariz en la cabellera oscura donde robó del aroma dulce que tanto le encantaba.

—Ganamos el último enfrentamiento y no ha habido señales de los rebeldes —informó Yoongi con voz suave—. Taehyung está haciendo un buen trabajo —reconoció—. Hoseok se reunió con todos los mandos del ejército y mostró las pruebas necesarias, también explicó todo lo referente al suero y al componente de defensa que utilizará en mi ejército para que no seamos afectados por Kaisa.

—¿Accediste? —inquirió el omega, mientras permanecía con el rostro oculto en el pecho del mayor.

—No había opción, mi líder —respondió—. Voy a arriesgarme y confiar en Jung.

—¿Y por eso viniste tan feliz y humorístico? —preguntó Jimin, saliendo de su escondite para mirarlo a los ojos.

Yoongi rió, besó la nariz pequeña de su omega para luego responder:

—No, es por otra razón —murmuró, perdido en los ojos oscuros del líder Park.

—¿Cuál? —curioseó Jimin, abrazando la cintura del alfa.

El mayor de ambos desvió la mirada por un instante, sintió como ambas mejillas se calentaron así que seguramente estaban sonrojadas. El corazón acelerado, conectado con el único pensamiento que rondaba en su mente, mismo que le animó a hablar.

—Omega... ¿aún quieres casarte conmigo? —indagó con cautela, sin perderse las emociones reflejadas en el rostro del menor.

—Por supuesto que sí, alfa —respondió con seguridad y una mirada brillante que hizo saber a Yoongi que no había dudas en lo que estaba por hacer.

—Entonces casémonos —pidió, con sus ojos dorados rebosantes de anhelo—. Casémonos esta noche.












































Próximo capítulo: boda Yoonmin. No es simulacro. ❤️‍🔥

Espero que el capítulo les haya gustado, y si no es así, no me digan. 🥹

¡Hasta el próximo capítulo!

⛓️Yoon~

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