⛓️Chapter sixty one!

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El movimiento militar se activó a primera hora del día.

El comandante supremo y el sucesor se reunieron con cada uno de los generales para dar órdenes específicas. Querían una distribución pulcra, no existía espacio para fallas.

—El general Min ordenó un escuadrón de tres mil lobos legendarios. Ellos se quedarán para proteger la ciudad —explicó SeokJin a Jimin—. El centro de control ya está listo, Wheein tomará el lugar cuando nos vayamos y estará dándonos información acerca de los movimientos y ubicación del enemigo.

—¿Cuál es la ubicación actual? —preguntó Jimin, con su vista fija en la gran pantalla que mostraba todo el territorio con algunos puntos resaltados en color rojo que indicaban su propia ubicación.

Wheein tecleó rápidamente algunas letras en clave antes de dar su respuesta.

—Sesenta y cuatro kilómetros al noreste del bosque negro —informó la beta, mientras continuaba analizando la información que aparecía en la pantalla—. Están siguiendo el camino del río que conecta con esta ciudad.

—Activa los explosivos del área seis, ocho y diez —ordenó Jimin a la beta que no tardó en teclear para cumplir la orden—. Hagamos que esas ratas lleguen al punto donde los estaremos esperando.

Segundos después la gran pantalla mostró como muchos puntos rojos desaparecían, el color azul intenso cubrió una faja completa de territorio, anunciando con ello que todos los explosivos habían sido detonados.

—El objetivo se traslada rápidamente hacia el oeste —informó Wheein—. Cuarenta kilómetros para llegar al campo de guerra.

—Hora de movernos —anunció Jimin, para luego salir del búnker en compañía de SeokJin.

La ciudad estaba desierta. No habían ciudadanos expuestos y los lobos encargados de protegerla estaban ocultos en lugares estratégicos que fueron seleccionados con antelación. Los ejércitos cubrían todo el territorio de la manada, y frente a Jimin estaban los ocho generales que lucharían a su lado.

—No tengan compasión, porque nadie la tendrá con ustedes —sentenció el líder, mirando a cada uno de ellos.

—Sí, mi líder —respondieron todos al mismo tiempo.

—Nos veremos en el campamento en un par de días —avisó, recibiendo una inclinación de cada uno de ellos, y una mirada preocupada de color dorado que lo acompañó hasta que Jimin ingresó al auto que lo llevaría al lugar mencionado.

Cuando el omega Park se marchó en compañía del comandante, todos los generales soltaron el aire que tenían atravesado.

—Joder, el líder me intimida más de lo que mi orgullo puede admitir —comentó Amira, mientras caminaba al lado de sus compañeros.

—Cállate o Yoongi va a darte una paliza —dijo Moonbyul con una sonrisa ladina.

Todos ellos soltaron una carcajada colectiva que aminoraba la tensión que la guerra provocaba; sin embargo, callaron de inmediato, casi de forma espeluznante, dejando un silencio sepulcral que tensó a Yoongi al no saber el motivo del cambio radical del ambiente.

Fue entonces que el alfa parpadeó muchas veces y miró a sus compañeros. Frunció el ceño, luchando con el tonto rubor que llegó a sus mejillas cuando se dio cuenta que todos los demás generales tenían la mirada puesta en su cuello, con las mandíbulas desencajadas.

—Eso no estaba ahí ayer por la tarde —dijo Mina, apuntando la marca fresca que adornaba el cuello del líder de los legendarios.

—Eso tampoco —mencionó G-Dragon, apuntando el brazalete de oro que el alfa llevaba en la muñeca izquierda.

Todos ellos seguían viéndolo, esperando ansiosos por una explicación que Yoongi no podía dar porque estaba más ocupado en deshacerse del rubor en sus mejillas.

—Hay que seguir —dijo con torpeza, adelantándose un par de metros.

—¡Por eso el líder se separó! —chilló Amira, mientras seguía al alfa en compañía de los demás.

—Habla, no te van a dejar en paz si no lo haces —habló HyunJin a Yoongi—. Además, quizás este sea el último momento en que todos estemos con vida, así que no pasa nada si eres sincero con nosotros.

El alfa detuvo sus pasos y se concentró en sus compañeros. Miró sonrisas en ellos, ojos expectantes y emocionados, así que, llegó a la conclusión de que realmente deseaba compartir su felicidad con ellos, y que la guerra no era tan importante como para reprimirse.

—Tuve la mejor noche de mi vida —contó—. Mi omega me pidió matrimonio y este brazalete es la prueba de la promesa que nos hicimos —explicó sonriente—. La marca se explica por sí misma. Estoy unido a Jimin, ya no sólo por el cachorro que tendremos, sino por algo más fuerte, y espero que así continúe.

—Tienes una razón grande para destrozar a todos esos hijos de puta —dijo Taeyang, mientras le daba golpecitos en el hombro.

—Y pensar que nosotros estábamos preocupados con la noticia del embarazo del líder —refunfuñó Hwasa—. De haber sabido que era tuyo, jamás me hubiese molestado en intentar consolarte, menudo imbécil.

El comentario de la omega generó otra carcajada colectiva. Todos ellos revisaron sus armas y apresuraron el paso, pues debían estar en la base central en dos horas para iniciar a comandar sus respectivos ejércitos.

Los ocho llegaron hasta la salida de la ciudad donde había un camión blindado esperando por ellos. Subieron uno por uno y se acomodaron en el interior que estaba iluminado por pequeñas bombillas, cuando todos estuvieron en sus lugares correspondientes el pesado vehículo inició su marcha en la carretera, ganando velocidad a medida que se alejaba de la ciudad.

Jimin llegó en medio del enfrentamiento.

Miles de soldados que no llevaban ninguna clase de uniforme representativo estaban enfrentándose al ejército del norte. Las detonaciones de los explosivos sacudían con violencia la tierra, junto a los gritos de guerra que acompañaban a cada disparo perpetrado por las armas llenas de humo y de pólvora.

Tengan cuidado. Hay movimientos sospechosos en un radar de cuatro kilómetros.

La voz controlada de Wheein llegó hasta los auriculares que Jimin, SeokJin y Taehyung llevaban puestos. Los tres omegas bajaron del auto, con armas activadas para usarse en cualquier momento, mirando a su alrededor y escuchando las explosiones.

—Había una aldea cerca de aquí —comentó SeokJin, para que Wheein investigara en la base de datos.

Afirmativo. Debido a la ubicación fue destruida, pero no hubo heridos gracias a que todos los habitantes fueron asegurados en los búnkeres.

Una explosión detonó muy cerca de ellos. Los instintos de Jimin se activaron en cuestión de segundos; el omega sostuvo la ametralladora con fuerza y empezó a disparar en medio del espeso follaje que daba la entrada al bosque. Pronto los cuerpos inertes de varios soldados cayeron frente a sus ojos, todos ellos pertenecientes al ejército rebelde.

—Sigamos —indicó, mientras empezaba a desplazarse con rapidez entre las rocas y cúmulos de tierra suelta.

Llegaron hasta una pendiente inestable que era evidencia de un enfrentamiento reciente. Los tres omegas caminaron entre charcos de sangre, órganos expuestos, cabezas y más partes del cuerpo humano que daban una escena asquerosa.

Muy pronto el hedor de la podredumbre golpeó en las fosas nasales de Jimin. El omega se tambaleó levemente, gruñó una maldición y se aferró al arma que cargaba para continuar caminando por en medio de la muerte.

Hay un pelotón de soldados enemigos a quince metros de distancia.

El aviso de Wheein hizo que se detuvieran. SeokJin analizó el perímetro, todavía tenían que atravesar la aldea en escombros para llegar al campamento; sin embargo, la nueva información cambiaba un poco sus planes.

—¿Puedes saber el número? —preguntó Taehyung.

Negativo, mi señor. Los sensores de calor están inactivos en el área donde están.

—No podemos rodear, seríamos descubiertos y asesinados de inmediato —dijo SeokJin con una calma sorprendente.

—Debieron saber que pasaríamos por aquí —murmuró Jimin, dando pasos que lo llevaron hasta la entrada de la aldea.

Los tres fueron ágiles al cortar la distancia que los separaban del grupo rebelde. Supieron ocultarse entre escombros y cadáveres en los momentos adecuados, hasta que estuvieron lo suficientemente cerca para saber el número.

—Mierda, son demasiados —comentó Taehyung.

—Pude contar a cuarenta de ellos —informó SeokJin—. Y puedo asegurar que hay muchos más ocultos en algún lugar.

Jimin pensó en muchas posibilidades y lo primero que debían hacer era eliminar los aromas que los delataban. Miró a su alrededor y no lo pensó, rápidamente llenó sus manos de sangre y de lodo y comenzó a cubrirse con el hedor. SeokJin y Taehyung hicieron exactamente lo mismo.

—Vamos a enfrentarlos —decidió el líder, con el corazón creando fuertes latidos que le taladraron los pensamientos.

SeokJin y Taehyung asintieron, ambos cargando sus armas para seguir a su líder.

No sucedió como esperaban.

Hubo una explosión que destruyó gran parte del pelotón. Los que sobrevivieron a ella activaron sus armas y las vaciaron contra un grupo desconocido que se ocultaba en los escombros, los mismos que respondían con la misma intensidad al ataque, derribando a muchos en poco tiempo.

Jimin y los Kim se movieron del lugar. Avanzaron hacia el frente, disparando a todo lo que se movía frente a ellos y cubriéndose las espaldas; llegaron hasta el epicentro, donde el caos había quedado representado en más sangre y cuerpos muertos que pisaron sin cuidado al caminar.

Se detuvieron en medio de escombros, los tres omegas se colocaron espalda con espalda, apuntando todo a su alrededor y con los instintos alerta de cualquier sonido o aroma que indicara amenaza.

—No me gusta lo que está pasando —afirmó Taehyung, alerta.

Una nueva ola de disparos los puso a combatir. Jimin y Taehyung derribaron un grupo de lobos que salieron de los bosques, y a juzgar por el tamaño de los animales supieron que se trataban de omegas.

Si embargo, no previeron el máximo ataque de ese grupo.

Múltiples bombas fueron arrojadas en su dirección. Las explosiones continuas partieron el suelo y soltaron la tierra que los desestabilizó hasta hacerlos caer entre rocas filosas que les dañaron.

Jimin hizo una mueca, tenía algo enterrado en su costado izquierdo que le estaba dificultando la respiración. La nube de polvo a su alrededor se extendió como una tormenta imparable, cubriendo sus fosas nasales, ahogándolo e impidiendo que mirara lo que sucedía a su alrededor.

Los disparos cada vez se escuchaban con mayor intensidad, y un grupo nuevo de rebeldes parecía emerger de la destrucción para asesinarlos.

Los tres se levantaron a cómo pudieron, habían heridas en sus cuerpos que todavía no habían notado por la adrenalina que expulsaban a cada segundo. Devolvieron el ataque con la misma furia que sentían, pese a ello, sabían que tenían que salir de ahí. El número de rebeldes era demasiado para tres omegas que estaban luchando solos.

Aunque no estaban del todo solos.

—¡Hay un grupo de apoyo! —gritó Taehyung en medio del ataque.

—¡No sabemos quienes son, no podemos confiarnos! —exclamó SeokJin, mientras continuaba disparando.

Lanzaron una bomba que cayó en medio de Jimin y Taehyung. La explosión directa lanzó lejos a ambos omegas, haciéndolos caer a varios metros de distancia en un golpe mortal que les aturdió por segundos.

Los oídos de Jimin emitieron un pitido agudo que le hizo arrancarse los auriculares, se mareó por completo, volviendo a caer cuando intentó levantarse.

—¡Jimin! —el grito desesperado de Taehyung hizo que el líder se tensara.

El omega Park sintió una humedad caliente mojar sus muslos, y cuando bajó la mirada se encontró con sus pantalones llenos de sangre.

No tuvo tiempo de procesarlo, no cuando un grupo de rebeldes iba en dirección a él con claras intenciones de matarlo. Miró a Taehyung, el omega tenía una pierna atrapada en escombros que le impedía moverse, mientras que SeokJin continuaba peleando.

Jimin se arrastró, soportó el dolor insoportable que le hizo gritar y tomó un arma. La cargó y empezó a disparar al grupo de hombres que se habían percatado de su presencia, lo hizo hasta que se quedó sin balas.

Y cuando el final de su vida parecía estar cerca, un batallón completo lo rodeó para protegerlo.

El líder se quedó quieto cuando miró el estandarte con el escudo de pelea que solía utilizar su madre. Sintió mucha confusión, aún más cuando las mujeres que lo rodeaban comenzaron a atacar al enemigo, haciéndolos caer en cuestión de minutos.

—Se encuentra a salvo, líder Park —habló una de ellas, mientras otras dos lo ayudaban a ponerse de pie.

El resto del grupo se encargó de ayudar a Taehyung y a SeokJin. Mientras tanto, Jimin tenía muchas preguntas.

—¿Quienes son? ¿Por qué están aquí?

—Pertenecemos a la antigua guardia de Saran. Vinimos aquí porque nos llegó la noticia que el hijo de nuestra líder nos necesitaba.

El omega Park torció el gesto cuando un nuevo latigazo de dolor llegó para estremecerlo. Luchó por permanecer de pie bajo sus propios medios, mientras continuaba con la vista fija en la mujer que al parecer lideraba el grupo que los había salvado.

—¿Cómo lo supieron? —preguntó finalmente.

Aguardó por una respuesta que nunca llegó. Jimin miró como la mujer desviaba la mirada hacia un punto específico, él siguió la misma dirección, encontrándose con una imagen fantasiosa, graciosa, terrorífica, inesperada y malditamente inexplicable que le hizo jadear.

Ahí había un hombre, uno que conocía bastante bien y que era el verdadero líder de ese grupo. El omega lo miró a los ojos, y sabiendo que no se trataba de un producto de su imaginación, fue que pronunció su nombre que estuvo olvidado durante todo ese tiempo.

—Jung Hoseok.













































Soy muy mala escribiendo escenas de combate. Pidoperdon unu

Bueno, espero que les haya gustado, aunque sea un poquito. 🥹

Muchas gracias por leer, ¡hasta el próximo capítulo!

⛓️Yoon~

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