⛓️Chapter sixty two!

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Sentía frío, mucho frío.

Había una superficie cómoda que le dio descanso a su cuerpo adolorido, una ventisca fresca que sacudía su cabellera con cuidado, y una luminosidad que podía traspasar aun cuando tenía los ojos cerrados.

Jimin no sabía dónde estaba, lo único que resultó real para él fue el dolor que entumecía su cuerpo y que finalizaba en su vientre, como si miles de cuchillas filosas se enterraran en lo profundo de sus entrañas, provocando que lágrimas silenciosas resbalaran de sus párpados cerrados.

Había algo más... sí, en lo más remoto de sus pensamientos dormidos sentía una inquietud ajena, sentimientos tormentosos que no le pertenecían, pero que llegaban hasta él con una fuerza estremecedora que lo abrumaba en demasía.

El omega soltó un gemido bajo y adolorido, continuaba sintiendo frío, pero entonces, una mano cálida y mucho más grande que la suya llegó para compartir calor, uno que necesitaba para volver a intentar abrir los ojos.

El movimiento de los párpados fue lento. Jimin se tomó su tiempo para acostumbrarse a la luz que lo rodeaba, y también para continuar respirando con tranquilidad. Era necesario, su omega agitado le avisaba que no podía exaltarse, que era necesario cuidarse, aunque el líder no tuviera claras las razones.

Finalmente logró abrir los ojos por completo. Se encontró con un techo blanco y paredes en tonos oscuros, había una ventana alta que estaba abierta, así que prontamente supo que esa era la fuente de luz. Miró un poco más y notó un equipo médico completo que estaba activado y dando reportes de su estado de salud, cables adheridos en su pecho y dos vías intravenosas; una para líquidos, y la otra que contenía un paquete de sangre que poco a poco ingresaba a su cuerpo.

Recordó el tacto cálido y miró a su lado izquierdo, encontrándose con la mirada preocupada de su mejor amigo.

—Tae —mencionó con voz ronca. Hizo una mueca por ello, tenía la garganta reseca y le dolía pasar saliva.

El omega de cabellos azules le ofreció un poco de agua que Jimin no tardó en tomar, y luego le ayudó para que el mayor de ambos tuviera una posición más cómoda.

—Diosa, estás bien —suspiró Taehyung, mientras brindaba caricias a la mano izquierda de su amigo.

—¿Dónde estamos? —preguntó Jimin, con la vista fija en la ventana que no mostraba nada más que la luz del sol.

—En el campamento —informó el menor—. Estamos a salvo, Jim.

Jimin se tensó cuando los recuerdos del enfrentamiento llegaron a su mente. Por instinto y necesidad llevó la mano derecha a su vientre, palpó con miedo, con temblor, mientras se repetía una y otra vez que debía mantener la calma para no empeorar su situación.

—Tae... mi hijo...

—Él está bien —respondió el omega Kim, notando como los ojos de su amigo se llenaban de lágrimas—. Es un pequeño guerrero que se aferró a ti mientras tú luchabas.

Jimin sonrió, sintiéndose aliviado al saber que su hijo continuaba creciendo en su vientre.

—Es fuerte como su padre alfa —comentó con tono orgulloso, llevándole a recordar asuntos importantes—. ¿Ha habido noticias de los generales?

—Sí. Ellos también tuvieron un enfrentamiento, pero lograron masacrar a los rebeldes —contó con detalles—. El último reporte que enviaron fue para avisar que ya venían para el campamento, y que si todo salía bien estarían aquí antes del anochecer.

Jimin se sorprendió ante las noticias escuchadas, miró atentamente a su amigo, arrugando las cejas cuando más dudas llegaron a su cabeza.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —preguntó, y no se detuvo—. ¿Dónde están las mujeres que nos salvaron el trasero? Y más importante aún, ¿por qué diantres Hoseok esta vivo?

—Llegamos hace un día y medio —respondió Tae—. Lo demás... bueno, no tengo idea —resopló—. Jim, espero que entiendas que ese es un tema que no quiero tocar, mucho menos comprender.

—Lo sé —murmuró con cansancio—. Sólo dime que no lo aluciné.

—Todo fue real —confirmó con voz plana—. De hecho, él solicitó hablar contigo a la mayor brevedad posible.

A Jimin se le hacía gracioso que su amigo se esforzara por no mencionar el nombre de Hoseok. Dejó pasar ese detalle y se concentró en la conversación que estaban teniendo.

—¿Te lo dijo a ti? —cuestionó con cuidado.

—No. Mi padre fue el que habló con él —aclaró.

Se había prometido no indagar más, pero a Jimin le importaba todo lo que estuviera sucediendo con su único amigo, aunque tuviera que ser un poco impertinente.

—¿No quieres hablar con él? —indagó, mirándolo a los ojos para poder descifrar las emociones que cruzaban en los ojos miel de Taehyung.

—No, definitivamente no.

—Está bien, pero yo sí quiero hablar con él. —Jimin no pensaba seguir presionando a su amigo para hablar de algo delicado. En su lugar, le pidió que le hiciera saber a Hoseok que estaba listo para una conversación.

Taehyung salió de la habitación y le dio el recado a un guardia que no tardó en cumplir con lo pedido. Poco tiempo después, Jung Hoseok estaba ingresando al lugar donde Jimin descansaba, como un espectro o un demonio traído del infierno.

El omega lo analizó con detenimiento. Hoseok lucía bien, la misma cabellera gris, los mismos ojos azules, la misma expresión fría. Se había ganado un par de cicatrices pequeñas, una por la ceja derecha y la otra debajo de la oreja izquierda, también lucía más fuerte, era evidente el entrenamiento que tuvo durante ese tiempo que se hizo pasar por muerto.

—Jung —saludó el omega con simpleza.

—Park —devolvió el mayor de ambos, y por el movimiento que hacían sus ojos, Jimin sabía que el beta también lo estaba evaluando—. ¿Estás bien?

—Sí —respondió el omega, para luego invitar al peligris para que tomara asiento—. Debo agradecerte a ti y a esas mujeres por habernos salvado la vida.

—Cumplimos con nuestro deber —se limitó a decir.

En ese instante, Jimin decidió ser directo.

—¿Cómo es que estás vivo?

—Fue una misión que me dio tu padre —explicó Hoseok—. Cuando Min Yoongi se alió con él y se tuvo certeza de la existencia de Kaisa, YoonWoo me mandó como infiltrado, pero para eso necesitaba convertirme en una mancha en la manada, perder mi estatus, mi rango en el ejército... necesitaba perder todo para que los rebeldes no dudaran de mí y me aceptaran.

—¿Yoongi sabía de esa misión? —interrogó el líder.

—No. Por la delicadeza del asunto quedó como un secreto entre tu padre y yo —respondió—. Tenía que buscar la forma para que me exiliaran de la manada; sin embargo, era el segundo al mando, la mano derecha del líder —sonrió ladino—. La mayoría de las leyes no funcionaban conmigo, pero contigo y tu poder sí —enfatizó—. Por ello, dañé lo que consideré era lo más valioso para ti, para despertar tu ira y así finalmente ser condenado.

—Por eso te llevaste a Yoongi y lo torturaste —comentó, atando cada hilo en su mente.

—Así es —aceptó sin rastros de culpa—. Fue beneficioso para mí que estuvieras trabajando con los casos del virus creado, ya que pude crear la situación ideal para que todo calzara con mi misión.

—Sabías que ibas a joderme —gruñó entre dientes.

—También sabía que debía cumplir con la orden de Park YoonWoo, sin importar el costo.

Jimin hizo una mueca. Sabía los alcances que su padre podía llegar a tener cuando le interesaba obtener algo. Aun así, logró sorprenderse con todo lo que estaba escuchando, pues la misión de Jung era demasiado larga, costosa y peligrosa que no aseguraba un éxito.

—Así que, decidiste que toda la manada y el concejo te repudiaran y que mancharan el honor intachable de tu apellido —analizó el omega.

—Fue un precio alto que pagué —admitió—. No me arrepiento, demostré mi lealtad con tu padre y de alguna forma lo hice contigo, pues todo lo que hizo YoonWoo fue siempre pensando en tu bienestar.

—Estás demente, Jung —comentó—. Incluso permitiste una humillación pública, con latigazos incluidos.

Hoseok hizo una mueca al recordar.

—Mi espalda aún conserva las marcas que dejaste —gruñó—. Siempre pensé que fue extremo, pero me ayudó al momento de infiltrarme —concedió—. Nadie podría pensar que seguía siendo leal al clan que me desprestigió con crueldad, así que fui bienvenido en los dominios de Kaisa.

—¿Cuál fue tu función? —cuestionó el líder.

El beta sonrió con travesura antes de responder:

—Ganarme la confianza del líder rebelde. Tuve que compartir algunos datos personales de YoonWoo para lograrlo, pero él estuvo de acuerdo —detalló con fluidez—. Durante ese tiempo estuve en contacto con tu padre, le daba reportes de mis avances y él me indicaba como debía proceder.

Jimin asintió, no indagaba más y no confiaba del todo. Desgraciadamente para Hoseok la única persona que podía confirmar sus palabras estaba muerta, y el omega Park no cometería el error de confiar a ciegas.

Pese a todo, hubo algo más que el beta dijo que indudablemente ganó su atención.

—YoonWoo murió, tú tomaste el poder. En ese momento supe que debía regresar, pero también necesitaba dejar un arma letal que los hiciera confiarse y así poder escaparme.

Hoseok le mostró una cajita que contenía unas esferas con liquido púrpura. Jimin arrugó las cejas en una mueca interrogativa.

—Es un suero modificado para adormecer la parte racional de los lobos —explicó Jung—. Lo creé para Kaisa, y le metí en la cabeza un plan ridículo pero que le debió gustar lo suficiente como para tomárselo en serio.

—¿Qué plan? —preguntó el pelinegro, mientras seguía observando las esferas llenas de líquido.

—Le dije que lo usara contra el ejército de legendarios. El suero los convertiría en lobos salvajes que matarían todo lo que se cruzara en su camino —contó sin rodeos—. Pero hay un detalle que él ignora.

—¿No funcionan? —cuestionó el menor.

—Claro que funcionan, de lo contrario no estaría vivo —dijo el peligris—. Lo que Kaisa ignora es que yo hice las esferas, sólo yo conozco el componente, y sólo yo puedo hacer una defensa para que los efectos sean nulos en los lobos —explicó—. Otro detalle importante es que el suero no funciona en humanos, en conclusión: si los lobos legendarios pelean en su forma humana, el suero no los dañará en lo absoluto.

Jimin formó una sonrisa ladina que fue correspondida por el mayor.

—¿Tienes como probar todo lo que me has dicho, Jung?

—Sí —aseguró con confianza—. Puedo mostrarte todas las pruebas en el momento que quieras.

—Tengo una pregunta más —habló, y cuando recibió la atención de Hoseok, preguntó—: ¿cómo lograste escapar de los dominios de Kaisa?

—De la misma forma en la que escapé de la manada —respondió—. Fingí mi muerte, utilizando el caos de una explosión a mi conveniencia.

—Maldito bastardo —bramó Jimin, ocasionando una mueca burlona en el otro.

—Jennie estaba ahí —informó de repente—. Me encargué de llevarla a un lugar seguro, estaba herida —hizo una mueca—. Espero que sobreviva.

—Podemos enviar un equipo de búsqueda.

—No, es peligroso —dijo Hoseok—. Le prometí volver con ella cuando la guerra terminara. Le prometí salvarla, ya que no pude hacerlo con mi madre.

Jimin hizo una mueca al escuchar las palabras llenas de impotencia que salieron de los labios de Hoseok. Él lo entendía, tuvo que vivirlo en carne propia para hacerlo.

—Lamento lo de tu madre —murmuró en voz baja.

—¿Ya lo sabías?

—La encontramos muerta en el bosque negro, SeokJin estaba con ella.

—Así que fue ese lugar el que eligieron para abandonarlos —gruñó el beta, con la mandíbula tensa y las manos convertidas en puños.

—Sí, por suerte encontraron a tiempo a SeokJin.

Hoseok asintió. Debía admitir que le causó alivio cuando miró con sus propios ojos al comandante Kim, fuerte y peleando. Nada había quedado del omega moribundo que abandonó Kaisa a su suerte, junto al cadáver frío de su madre.

Su madre...

—¿Qué hicieron con mi madre? —preguntó, mostrándose frágil por primera vez en aquella conversación.

—Taehyung se encargó de darle una digna sepultura, también preparó la ceremonia adecuada para que los dioses le dieran purificación a su alma para un nuevo renacer.

La expresión del mayor se ablandó por completo cuando escuchó ese nombre específico, también los ojos azules se cargaron de añoranza, arrepentimiento y tristeza.

Eran detalles que Jimin no pudo ignorar.

—Él me odia, ¿cierto? —inquirió derrotado.

—Yo también te odio —contestó el omega.

—No me interesa que tú me odies, pero mi Tae... —suspiró.

—No puedes culparlo, y realmente espero que lo dejes tranquilo —advirtió—. Respeta la distancia y el silencio de mi amigo. Si lo lastimas más, yo mismo voy a matarte.

—No pierdas el tiempo con amenazas, te aseguro que no voy a acercarme a él —dijo con seguridad—. Sin embargo, voy a protegerlo siempre que pueda.

—Bien, es todo por ahora. Necesito descansar —informó Jimin, despidiendo al otro—. Nos reuniremos con el comandante y los generales cuando me haya recuperado, sólo entonces mostrarás las pruebas que le darán peso a tus palabras.

Hoseok hizo una leve venia y finalmente salió de la habitación para permitir que el omega analizara toda la información que le había compartido.

Jimin se acomodó mejor en la cama y trató de dormir un poco. sonrió tenue al sentir por medio del lazo que compartía con su pareja la cercanía que Yoongi estaba ganando entre ambos.

El alfa estaba cerca, el omega podía sentirlo, y ansiaba verlo pronto para poder enfrentar la guerra que apenas estaba dando comienzo.






































Hola de nuevo. 🤌🏻

Bueno, con este capítulo se mostró un poco de lo que pasó con Hoseok. 👀

¿Qué piensan de este personaje? ¿Creen que es sincero o que miente? 👀👀

Infinitas gracias por leer.

⛓️Yoon~

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