⛓️Chapter thirty two!

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Taehyung hizo una mueca que mostraba confusión y curiosidad a partes iguales.

Todavía seguía pensando en la reacción de Jungkook; la súplica del alfa resonaba con fuerza en sus pensamientos, y cada vez que lo hacía, el omega descubría un detalle nuevo.

El alfa estaba asustado, estresado, acorralado, y todo se calmó cuando logró sacarlo del salón rojo, lo que significaba que en ese lugar había algo o alguien que indicaba una seria amenaza.

Decidió levantarse y caminar hasta la cama donde su juguete descansaba. Se aproximó con sigilo, pensaba que el alfa estaba dormido, mas se equivocó cuando los ojos amarillos se fijaron en su presencia de inmediato.

—¿Cómo te sientes? —preguntó con cuidado.

—¿De verdad te importa? —inquirió el menor, y por ese instante hubo resentimiento en su mirada.

—De lo contrario no me molestaría en preguntártelo —aseguró Taehyung.

Jungkook simplemente se encogió de hombros. La mente la tenía ocupada con pensamientos dolorosos, mientras el propio corazón rebelde continuaba en una batalla silenciosa e imparable que poco a poco lo iba consumiendo, y el alfa tenía miedo, miedo absoluto de volver a caer por el hombre que lo había destruido por completo.

—Me jodió —susurró bajo—. Me jodió volver a verlo.

—¿Cómo se llama?

—¿De qué hablas? —preguntó el alfa con una mueca.

—La persona que te hace miserable —dijo el peliazul—. ¿Cómo se llama?

Jungkook sonrió ladino al recordar que tiempo atrás él le hizo la misma pregunta al omega que lo miraba con atención. El nombre que Taehyung quería saber lo condenaba, y no estaba en su poder decirlo; así que, negó sutilmente.

—No quiero recordarlo —se limitó a decir.

—Lo entiendo —susurró el omega y realmente lo hacía. Ambos lo sabían.

El mayor se sentó en el colchón casi al mismo tiempo que Jungkook se enderezaba. Ambos se miraron en silencio, tratando de adueñarse de los pensamientos del otro, de comprender y de conocer, con la esperanza de que ellos se convirtieran en lo único transparente y seguro en esos tiempos turbios, cargados de vacío y de soledad.

El alfa expulsó un suspiro, para luego hacer una pregunta que tenía guardada desde que era un niño.

—¿Por qué lo hacen? —preguntó, adueñándose de la atención del omega—. ¿Por qué nos esclavizan?

Taehyung fijó la mirada en la pared, sin tener el valor suficiente de mirar los ojos del alfa cuando dio la respuesta.

—Es parte de la naturaleza supongo —musitó inseguro.

—Eso lo entiendo —habló Jungkook—. Los alfas somos débiles ante la presencia de los omegas, pero no es justificable, mucho menos aceptable el trato que recibimos por algo que no podemos controlar.

El omega recibió esas palabras y les dio la razón. Sonrió por ello, animándose a mirar al chico que estaba a su lado, el mismo que le veía con una mezcla de indignación, ingenuidad y confusión.

—Mi padre piensa como tú —confesó Taehyung.

—¿El general? —cuestionó Jungkook con la cabeza ladeada.

—Hace muchos años, cuando el líder actual empezaba su mandato, se iba a crear una ley que igualaría los derechos de los alfas —contó el omega—. Mi padre sería el encargado de liberarlos y ayudarles a formar parte de la sociedad.

—¿Por qué no la cumplieron? —preguntó el alfa, mientras su mente pensaba en lo diferente que sería todo si esa ley hubiese existido.

Taehyung arrugó la nariz, él no estaba enterado del tema, sólo de algunos detalles que su padre llegó a contarle.

—No lo sé con exactitud —se sinceró—. Lo único que llegué a saber fue que el líder la anuló cuando murió su esposa.

Jungkook estaba confundido. Su padre nunca antes le mencionó que el clan de los Park alguna vez en el pasado tuvieron la idea de liberar a los alfas y darles los derechos que merecían. ¿Por qué se lo ocultó? Tenía muchas dudas, y desgraciadamente ninguna podía resolverla, al menos por el momento.

Fue entonces, que el alfa se dio cuenta de la importancia que llevaba el poder encontrar a su tío. Sólo Yoongi podría aclarar sus dudas, y no dejarlo en el olvido.

Jimin se reunió con Félix a la mayor brevedad posible.

El asunto principal era terminar con el perfil médico para poder casarse, y el sucesor también aprovechó el momento para poner a prueba la lealtad del otro omega de forma definitiva.

—Necesito que ocultes mi embarazo de absolutamente todos —ordenó—. Mi estado es un secreto para el consejo, miembros del ejército, mi padre, y demás habitantes de la manada. Es una orden.

—Se hará como tú digas —aceptó Félix, sin hacer la mínima interrogante al respecto.

—Es necesario alterar algunos resultados médicos, ¿entiendes a lo que me refiero?

—Lo resolveré —prometió al próximo líder—. El consejo recibirá un perfil médico acorde a lo que me has pedido. No sabrán del embarazo hasta que tú lo decidas.

Jimin asintió, se colocó la chaqueta y se puso de pie, mirando en todo momento al omega que conocía su mayor secreto.

—¿Cuánto tiempo tengo? —preguntó. Necesitaba estar preparado y analizar el nuevo terreno que estaba a su disposición.

—No puedo darte un tiempo exacto, pero el feto muestra un desarrollo menor a las tres semanas —respondió Félix, mientras analizaba los resultados.

—¿Cuáles serán las mayores desventajas?

—Definitivamente el aroma —aseguró—. La leche se hará presente en tu esencia, y no puedes usar inhibidores porque causarían daño en el bebé —lo miró a los ojos—. Para ese entonces, no podrás ocultar que estás embarazado.

—¿Cuánto tiempo me queda? —cuestionó el pelinegro.

—Tres meses —dijo Félix—. Ese es el tiempo exacto que tienes para decidir lo que harás.

—Es más que suficiente —murmuró Jimin, con la mirada puesta en la imagen de un punto blanco que Félix le dijo era su hijo.

El sucesor dejó un par de indicaciones más y luego abandonó la clínica en compañía de Wheein. Subió a la camioneta blindada que no tardó en perderse en la carretera cercana al bosque donde se encontraba su residencia, y durante el camino, comenzó a sentirse mareado y con dolores de cabeza que no ayudaban con su humor.

—¿Te sientes bien? —preguntó la beta con preocupación.

—Sí, estoy acostumbrado a los molestos dolores de cabeza.

—Pediré que te preparen un té cuando lleguemos —dijo Wheein.

—No es necesario, mejor ayúdame con los contratos prematrimoniales. Me casaré en dos días, y aún no termino de arreglar eso.

—Está bien —accedió ella, al mismo tiempo que la camioneta estacionaba frente a la mansión del sucesor.

Jimin salió del vehículo en compañía de su asistente. Ingresaron a la mansión donde Jackson y el líder Park YoonWoo aguardaban.

—Ve a mi oficina a hacer lo que te pedí —pidió Jimin a la beta.

Wheein hizo una reverencia respetuosa y luego se marchó para cumplir las órdenes del sucesor. Mientras tanto, Jimin miraba a su prometido y a su padre en silencio, esperando explicaciones que no tardaron en llegar.

—Ambos se casarán en dos días —inició el líder—. Así que, es buen momento para que Jackson te entregue la insignia de la unión de ambos clanes.

El beta mostró un collar que tenía un escudo que representaba la unificación poderosa que el matrimonio de ambos crearía para los territorios, la joya estaba compuesta en oro y diamantes negros, misma que el omega luciría en el cuello como una muestra de pertenencia a su futuro esposo.

Jackson caminó hasta situarse frente a su prometido, lo miró directamente a los ojos, notándolo sereno; sin embargo, también pudo reconocer un leve atisbo de inquietud en aquellos orbes oscuros que estaban repletos de fortaleza y determinación.

—Seremos leales el uno al otro —habló, ganándose la atención del omega—. Nuestra unión nos fortalecerá, Jimin.

El mencionado tuvo que hacerle frente al repentino nudo que se le atravesó en la garganta. Por primera vez en mucho tiempo se sintió acorralado, deseando deshacerse de todo aquello que lo ataba, ser libre y vivir bajo sus propias reglas.

Y en nada ayudó que sus ojos se encontraran con los dorados del alfa.

Yoongi estaba al lado de las escaleras, mirando todo en silencio y con expresión mortalmente seria.

Fue en ese momento que Jimin se armó de valor y decidió continuar adelante. En ese instante de su vida no podía dudar, no podía acobardarse. Debía pelear por lo que quería, y poner a su hijo como prioridad.

Se concentró en Jackson y en el collar que le ofrecía. Sonrió tenue, asintiendo y aceptando todas las palabras que el beta le dijo momentos atrás.

—Nos cuidaremos la espalda, Jackson —habló, seguro de sus palabras—. Juntos seremos invencibles.

El beta sonrió encantador, con agilidad colocó el collar en el cuello del omega, sellando la alianza que en cuestión de días sería irrompible.

YoonWoo ingresó a la guarida subterránea que estaba oculta en el lado este del bosque. Ese lugar era el indicado para tener una conversación importante y secreta, tal y como sucedería a continuación.

Frente a él estaba el alfa más poderoso que había conocido, el único que fue capaz de hacerle priorizar algo más importante que el odio, dando como resultado una alianza que creó una fuerte barrera alrededor de lo más importante para YoonWoo:

Su único hijo.

—Ya estoy aquí —habló, ganándose la atención del alfa—. ¿Qué necesitas?

Yoongi lo miró con seriedad, todavía estaba luchando con el sabor amargo de ver al omega que amaba comprometiéndose formalmente con otro, y el alfa estaba seguro que lo mejor era utilizar ese tiempo en algo más útil que estar encerrado en paredes, fingiendo algo que no era.

—Mueve el ejército de la frontera —solicitó al líder—. Me iré esta noche.

YoonWoo se cruzó de brazos mientras le miraba interrogante.

—Quedamos que te irías luego del matrimonio de mi hijo.

—No me pienso quedar a ver como se casa con otro —gruñó—. Prefiero irme a los bosques para recuperar una parte de mi ejército y aniquilar a mi hermano.

—Jimin no dudará en buscarte —advirtió el omega.

—Confío en que estará ocupado como para siquiera recordarme —dijo Yoongi con amargura—. Regresaré para la presentación de los ejércitos, y para ese entonces, tu hijo sabrá quién soy.

—¿Eres consciente de lo que podría pasar? —inquirió el líder—. Jimin se sentirá traicionado, así que debes prepararte para lidiar con él.

Yoongi mostró una sonrisa ladina que combinaba a la perfección con la mirada letal que siempre lo caracterizó.

—No le tengo miedo a tu hijo, YoonWoo —aseguró—. Mis intereses son mantener intactos los acuerdos de la alianza, y mantenerlo seguro a él.

Hubo un silencio que resultaba cómodo; sin embargo, ninguno de ellos pensaba prolongarlo por demasiado tiempo, pues uno debía irse de inmediato, mientras que el otro ansiaba conocer la verdad.

—¿Por qué te interesa tanto la seguridad de mi hijo?

—Ambos sabemos la respuesta —dijo Yoongi.

—Cometiste el mismo error que tu hermano —sentenció YoonWoo con acidez.

—Dejemos que el tiempo lo decida —dijo el alfa, y momentos después desapareció del lugar con un objetivo clavado en la mente.

Yoongi sabía que cuando regresara a la manada Park todo sería diferente, quizá para bien, o tal vez para mal.

El hombre que amaba ya estaría casado, incluso ya habría marcado a su pareja y esa era la tortura con la que tenía que lidiar.

El conocimiento de que Jimin jamás sería suyo.

































La coraza de Yoongi poco a poco va cayendo, y la misma complejidad de sus sentimientos le jugarán en contra. 👀

Jimin está determinado a proteger a su hijo, y hará todo lo que esté en sus manos para que así sea. 👀

Kaisa está a la espera de confirmar su sospecha para hacer el ataque final. 👀

¿Teorías? 👀

Gracias por leer, familia Yoon. Perdonen cualquier falta ortográfica.

¡Hasta el próximo capítulo!

⛓️Yoon~

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