⛓️Chapter twenty!

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La seguridad de la mansión del heredero se fortaleció por órdenes del líder.

Tres camionetas negras aparcaron en la entrada, Jimin salió de una de ellas siendo seguido de cerca por un silencioso NamJoon que todavía procesaba lo ocurrido en la audiencia.

—¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó a Jimin, mientras caminaban hacia la mansión.

La decisión de la presidenta del consejo fue la justa, pero también Jimin se miró afectado. Ya no tenía un prometido, y si no se casaba en el tiempo estipulado, la manada completa corría peligro, sobre todo el linaje Park, ya que perfectamente podían ser reemplazados.

—Pienso ir a ver a mi juguete para verificar cómo va en su recuperación —respondió con toda normalidad—. Tengo cuatro días sin dormir, así que también dormiré algunas horas.

—Sabes que no me refería a eso.

Jimin se detuvo de inmediato para encararlo.

—Entonces, se más claro —gruñó.

—Tienes que casarte, y si no es con Hoseok debes buscar rápidamente quien tome su lugar —habló el beta, con la única intención de recordarle al heredero el principal deber que tenía con la manada.

—Estudié las leyes de mi manada, ¿tú no hiciste lo mismo, Kim? —cuestionó, logrando confundir al moreno.

—¿De qué hablas? —preguntó confuso.

Jimin retomó su camino, y NamJoon se vio obligado a seguirlo por los pasillos interminables de la mansión. Los pasos del omega eran rápidos, casi desesperados, mas el beta no hizo comentario alguno, simplemente aguardó por una respuesta que no tardó en llegar.

—Cuando el compromiso de un heredero es roto por un miembro del consejo, se le otorga un plazo de seis meses para elegir una nueva pareja —informó con seguridad—. El matrimonio debe llevarse a cabo tres días después del anuncio del nuevo compromiso, y se espera que en ese mismo año haya la presencia de un nuevo heredero.

—Así que, tienes seis meses para elegir con quien te casarás —dedujo el beta.

—Sí, lo único que cambia con esta regla es que el tiempo para tener un hijo se limita al mismo año en el que me case.

—¿Y estás cómodo con ello?

—Tenía que tener herederos en algún momento, que lleguen antes de lo planeado no me afecta —respondió Jimin sin darle importancia.

NamJoon decidió no responder, guardó silencio durante el camino que los llevó a la habitación que se preparó especialmente para la recuperación del alfa.

Las puertas fueron abiertas por los guardias que las custodiaban. Jimin fue el primero en ingresar, NamJoon lo hizo luego; en el interior descubrieron una cama de sábanas blancas donde un alfa descansaba, múltiples aparatos médicos lo rodeaban, y en la esquina izquierda de la habitación estaba el médico encargado del caso.

—Joven Park, joven Kim —mencionó el anciano, mientras se ponía de pie para brindar los debidos respetos.

NamJoon respondió al saludo del hombre, Jimin no, él estaba concentrado en el alfa que yacía en la cama.

Lucía herido, débil, frágil. Habían muchos vendajes que le cubrían el pecho, la espalda y los brazos, algunos de ellos con algunas manchas rojas que evidenciaban la sangre que lograba marcarse.

Jimin detalló un poco más y lo notó pálido. Tenía ojeras bajo los ojos cerrados, los labios estaban agrietados, la respiración acelerada, y el sudor era más que evidente, derramándose en múltiples gotas que morían en las almohadas.

—¿Cómo está? —preguntó. No necesitaba explicarse más para dar a entender la información que ansiaba obtener.

El anciano miró al alfa que estuvo atendiendo durante las últimas horas, y a Jimin no le agradó ver la pena impresa en aquellos ojos.

—Las heridas fueron profundas, probablemente algunas le dejen marcas imborrables —inició, haciendo que el omega apretara las manos con fuerza—. Tiene fiebre, estoy esforzándome para mantenerlo controlado, pero es difícil —admitió, con el mismo sentimiento de pena que Jimin estaba odiando—. Lo más preocupante es que él no se quiere dejar ayudar, podría jurar que incluso ansía morir.

—Tenga cuidado con lo que dice —gruñó el omega, demostrando con ello su desacuerdo.

—Lamento mucho si mis palabras le quitan tranquilidad, mi señor —dijo el anciano—, pero mi deber como médico es hablar con la verdad. Su juguete está en peligro de muerte, y no es porque no pueda recuperarse de sus heridas, sino que no desea intentarlo.

—Silencio —siseó Jimin.

—Jimin, si el alfa de Yoongi tomó su decisión, no podemos hacer algo para cambiarlo —dijo NamJoon, analizando con preocupación todos los sucesos que ocurrieron repentinamente.

—Váyanse, quiero estar a solas con él —ordenó el omega, ignorando todas las estupideces que escuchó.

NamJoon y el doctor compartieron una mirada preocupada, pero terminaron accediendo a la orden al salir de la habitación en completo silencio.

Cuando Jimin se aseguró que estaba solo, dejó agrietar un poco la máscara de indiferencia.

Caminó con cautela para no importunar el sueño del alfa, se acercó y se sentó en silencio en la orilla de la cama. Lo miró dormir, sintiendo mezclas extrañas que oprimían todo su pecho, haciéndole creer que era cuestión de tiempo para que su mismo corazón comenzara a sangrar.

—Lo lamento —susurró, su voz baja, mientras sus ojos se oponían terminantemente a derramar lágrimas—. Lamento no haber estado para protegerte.

Jimin jamás lloraba, y no era para alimentar su orgullo o su temple intachable, más bien se debía a su infancia, a todos los sucesos que le marcaron desde temprana edad, mismos que le arrebataron la capacidad de llorar.

Era una tortura no poder hacerlo, debía soportar el nudo en su pecho, soportar y esperar que se disolviera en silencio, mientras él trataba de mantener una calma que no estaba sintiendo.

La última vez que lloró fue en el funeral de su madre, luego de ello se formó un vacío oscuro que alimentó a su alma, hasta que lo convirtió en lo que era.

Y era por esa razón que se sentía tan extraño... tenía la necesidad de deshacerse del nudo que se formó al ver al alfa en ese estado; sin embargo, sabía que su única opción era soportarlo en silencio hasta que desapareciera.

También estaba la ira infinita que sentía consigo mismo. Si él hubiese estado allí, Hoseok jamás le habría puesto un dedo encima a su juguete. Si Jimin hubiese estado allí, Yoongi no tendría por qué estar soportando una agonía que el sucesor sabía, el alfa no merecía.

El omega decidió tomar un paño de tela que estaba en el buró cercano, se inclinó un poco sobre el alfa dormido, y teniendo un cuidado poco propio de él, comenzó a limpiar el sudor que tenía al mayor tan sofocado.

Fue cauteloso al hacerlo. Enjugó el rostro, el cuello, y la parte del pecho que estaba libre de vendajes.

En ese instante, los ojos del sucesor se fijaron en algunas marcas que sobresalían en la piel blanca y maltratada. Dejó de lado el paño, para que sus dedos tocaran con cuidado las líneas descuidadas que provocaron más sentimiento de impotencia y enojo.

—Tu piel debía ser marcada por mí, nadie más tenía ese derecho —gruñó molesto—. Lo pagará, lo juro.

—A-amo...

Los ojos de Jimin fueron rápidos al encontrar la mirada del alfa. Yoongi estaba luchando por mantener los orbes abiertos, provocando que el omega se removiera para obtener un poco más de cercanía.

—Aquí estoy, nene —respondió, mientras sus manos acariciaban la cabellera castaña.

—Aquí está —dijo Yoongi, y en ese momento sonrió pequeño—. Está conmigo.

—Sí, de ahora en adelante nada malo va a pasarte, no mientras yo viva —prometió el sucesor.

—Extrañaba verlo —confesó Yoongi.

Jimin sonrió ladino, se acercó un poco más para detallar en aquellos orbes dorados que le miraban con admiración e infinita entrega. La mirada del alfa lo cautivaba, era fuerte y al mismo tiempo tímida e inocente, provocando estampidas completas con las que el omega tenía que lidiar.

—Yo también estuve extrañándote —admitió, notando como los ojos del mayor se llenaban de brillo, uno que convertía su mirada en algo verdaderamente hermoso.

—¿Amo me extrañó? —preguntó emocionado, casi pareciendo un cachorro—. ¿Amo ya no se irá?

—¿Estás tratando de utilizar tu estado a tu conveniencia para esto? —inquirió divertido, y el sonrojo en el alfa le dio la respuesta.

—Lo extrañé —susurró quedito.

Jimin soltó un corto suspiro, tomó las manos del alfa y les dio un ligero apretón.

—No me iré, y en todo caso te llevaría conmigo.

—¿Promesa? —cuestionó Yoongi, provocando que el omega rodara los ojos.

—Promesa, alfita, ahora descansa un poco más —pidió el pelinegro, no deseaba que el mayor se esforzara por hablar estando así de débil.

Los ojos dorados quedaron puestos en la imagen del omega, y fueron tan transparentes para Jimin, que rápidamente pudo saber que su juguete deseaba pedirle algo.

—¿P-puedo pedirle algo a amo? —preguntó con duda.

—Sólo si me prometes que luego dormirás y te esforzarás por mejorar —negoció Jimin.

—Lo prometo —aceptó Yoongi.

—Bien, ¿qué es lo que mi nene desea obtener? —indagó el omega, sonriendo cuando lo miró sonrojarse.

La respuesta que obtuvo jamás la esperó.

—Un beso.

Hubo un momento de silencio que lo único que logró fue aumentar los nervios en el alfa que ya comenzaba a arrepentirse de la petición que hizo, y quizá fue por ello que comenzó a hablar entrecortado y con mucha torpeza.

—F-fue atrevimiento, lo siento —bajó la cabeza en señal de pena—. N-noches largas donde soñé con l-la idea de besarlo. Prohibido para alguien como yo, lo tengo claro, lo siento, lo siento.

—Tranquilo —habló Jimin, logrando calmar al alfa cuando le demostró que realmente no estaba molesto con la petición de su juguete.

—¿Amo molesto? —preguntó, aunque el lobo en su interior le gritaba lo contrario.

—No estoy molesto, cachorrito —respondió con calma—. Voy a darte lo que quieres.

El corazón completo de Yoongi enloqueció con esas palabras, se lamió los labios por reflejo, sintiéndose nervioso y al mismo tiempo emocionado, porque ¡su amo iba a besarlo! Él de verdad sería recompensado con un beso de los labios con los que soñó durante noches interminables.

—Amo... —llamó con necesidad, su mirada fija en la boca que poco a poco se acercaba.

—Llámame por mi nombre —ordenó el omega, y debía admitir que su respiración estaba un poco acelerada—. Si voy a besarte es porque ya confías en mí, así que debes llamarme por mi nombre.

—Jimin —pronunció, con su voz ronca convertida en una fina caricia que animó al omega a continuar.

—Pídemelo otra vez —demandó el pelinegro, con su frente unida a la del alfa, permitiendo que sus respiraciones se mezclaran.

Yoongi lo hizo sin dudarlo.

—Bésame, Jimin —suplicó, sintiendo como sus labios vírgenes comenzaban a cosquillear, ansiando el contacto con su amo.

Jimin lo besó.

En el instante que aquellos labios gruesos tomaron los del alfa, ambos se estremecieron. El omega tomó el mando del beso, determinó la profundidad de las caricias, permitiéndose un ritmo lento y suave para que el mayor experimentara por su cuenta al conocer el sabor de su boca.

Los movimientos de Yoongi rebosaban torpeza, pero a Jimin no le importó. Continuó besándolo, embriagándose de las sensaciones nuevas y adictivas que nacieron con ese beso.

Hasta que ambos cerraron los ojos.



































El primer beso de ambos (al menos en los labios) hfjsjdjs me gustó el resultado, espero que a ustedes también.

Les cuento que otra de mis historias (Tocar el cielo) está llegando a su recta final, así que estoy más concentrada en ella, para que no se estresen si un día falto por aquí. Ya cuando ese libro finalice podré enfocarme al cien con éste. 🥰

Aprovecho también para invitarlos a que lo lean, es romance, y dicen que está bueno. 🫣

Bueno, eso es todo, que tengan una linda noche.

¡Hasta el próximo capítulo!

⛓️Yoon~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro