⛓️Chapter twenty one!

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Taehyung estaba preocupado, nervioso, y si era sincero, temeroso.

Se había encerrado en su habitación y ahí llevaba cerca de dos horas, los pensamientos en su mente se mezclaban durante cada minuto que pasaba, impidiéndole poner sus ideas en orden.

La audiencia le dejó en claro muchas cosas: la primera era que Jimin estaba dispuesto a hacer valer sus derechos y a imponer su poder, la segunda era que su padre y su tía tenían una visión diferente ahora, y la tercera era que la familia Jung, más concretamente Hoseok, estaba hundida en el fango.

Se dejó caer en el sillón y respiró hondo. Para él fue sumamente difícil permanecer sereno en esa audiencia, fue angustiante escuchar la sentencia dada al hombre que amaba; sin embargo, muy en el fondo Taehyung sabía que era lo justo.

Hoseok se equivocó terriblemente, y ahora debía pagar por ello.

Salió de sus pensamientos gracias al ruido estridente que se creó de forma repentina. La puerta de su habitación fue abierta con brusquedad, revelando con ello la presencia de su rebelde juguete.

—Aquí estás —dijo Jungkook, mientras ingresaba a la habitación.

—¿Quién te sacó de la jaula? —preguntó el omega, sin molestarse en darle una mirada.

—No lo sé, de un momento a otro fueron y abrieron la puerta —respondió con un encogimiento de hombros.

Taehyung sonrió sin gracia, seguramente fue su padre quien dio la orden. SeokJin sabía como se estaba sintiendo con toda la situación de su mejor amigo y Hoseok, así que quizá pensó que la compañía de su juguete le ayudaría al menor de los Kim.

Si tan sólo supiera que Jungkook no hacía más que sacarlo de sus casillas.

—Te sugiero que regreses a la jaula, quiero estar solo —comentó, bastante concentrado en mirar la pared de su habitación como para prestarle atención a algo más.

El alfa lo miró detalladamente de pies a cabeza.

—¿Es una orden? Es que no sonó como una —dijo, animándose a dar algunos pasos más para acercarse al omega.

—No estoy de humor —advirtió Taehyung.

—Lo noté, y es una lástima. —la respuesta del alfa hizo que Taehyung lo mirara por primera vez en ese rato. Jungkook sonrió ladino y continuó hablando—. Eres más sexy cuando estás enojado.

—¿Extrañas el bozal? Porque te juro que es lo que tendrás si sueltas más estupideces.

—¿Lo ves? Así luces mucho más sexy —dijo el alfa, provocando que el peliazul rodara los ojos.

—¿Por qué estás tan comunicativo? Según recuerdo, tú odiabas la idea de estar aquí.

Jungkook soltó un suspiro que por esos segundos ganó la atención de Taehyung. El alfa se sentó en el suelo, quedando justo al frente del omega, mientras sus ojos no hacían más que contacto visual prolongado.

—Se le llama resignación —respondió como si fuese obvio—. Me di cuenta que no gano nada siendo insolente, al menos ya me sacaron de esa jaula y me quitaron el bozal.

—Buen chico —se mofó el omega, y ahora fue el turno de Jungkook para rodar los ojos.

El silencio que le siguió fue inevitable, Jungkook lo aprovechó para conocer mejor al omega que lo había comprado, ya que, si era sincero consigo mismo, sentía un poco de curiosidad.

Era la tercera vez que lo miraba, y en las dos ocasiones anteriores no tuvo la oportunidad de conocer los detalles mínimos. Lo observó detenidamente, encontrando una piel canela cubierta de lunares y algunas pecas, ojos mieles que se fundían con el sol, cabello azul, labios uniformes y una mirada que resultaba sensual de forma natural.

Sí, Jungkook admitía que el omega era lindo, bastante de hecho, pero eso no significaba que su rabia disminuyera al verse doblegado por él.

En su camino de descubrimiento notó la tristeza que el omega tenía impresa en la mirada, también existía algo de enojo, miedo y otra emoción que no pudo descifrar.

Fue por ello, y por muchos motivos más que el alfa no pudo controlar la lengua cuando preguntó:

—¿Cómo se llama?

Taehyung lo miró con extrañeza, provocando una sonrisa pequeña en el alfa.

—¿A qué te refieres? —cuestionó, inclinando la cabeza en señal de duda.

—La persona que te hace miserable —aclaró Jungkook—. ¿Cómo se llama?

El omega arrugó las cejas de forma sutil, sus ojos continuaban mirando al alfa que estaba a menos de dos metros de distancia, tratando de reconocer la brecha abierta que le permitió al otro para que mirara una parte de todo lo que estaba sufriendo en silencio.

Terminó negando, al mismo tiempo que reía.

—Se llama Kim Taehyung —respondió, y cuando notó confusión en la mirada contraria, decidió aclarar—: nadie más que yo es responsable de mi desdicha, sobre todo si le doy importancia a un pasado que no puedo recuperar.

—Bueno, si tú eres responsable, deben existir cómplices —dedujo el alfa, seguro de estar en lo cierto.

—Probablemente —aceptó el omega.

—¿Por qué quisiste tener un alfa? —preguntó Jungkook, y lo hizo de forma repentina.

Taehyung se quedó con la pregunta dándole vueltas en la mente, ¿por qué quiso un alfa? Quizá se debía a que ya era tiempo de tener uno, o porque estaba dolido con Hoseok y necesitaba distracción.

No... no era por ninguna de esas opciones.

—Miedo —respondió finalmente, logrando sorprender al pelinegro—. Tomé la decisión por miedo a que la soledad me convirtiera en alguien a quien no pudiera reconocer. Aunque, ahora no estoy del todo seguro con lo que hice.

Jungkook se quedó en silencio, no sabía que responder, porque en primer lugar jamás imaginó una respuesta como la que acababa de recibir.

Esperaba algo diferente, mas descubrió que no era el caso. A ese omega no le importaba lo que a los otros, no le importaba su raza poderosa, ni siquiera había comenzado a utilizarlo, simplemente estaba ahí, existiendo por existir.

Y algo dentro de él se sintió extraño e incorrecto.

Yoongi estaba en compañía de NamJoon cuando su mente todavía era una explosión de caos sin remedio. Escuchaba al beta hablar de diversos temas, pero él no lo entendía, o más bien no se esforzaba por hacerlo.

Estaba bastante ocupado pensando en el beso que le había dado su amo.

Y es que sólo debía cerrar los ojos para que sus labios recordaran el contacto íntimo que la boca del omega le otorgó. Fue alucinante y una experiencia que jamás pudo imaginar, pero que ahora que tuvo la ocasión de experimentarla, podía jurar que nunca tendría la oportunidad de vivir una emoción superior que lo mantuviera soñando despierto.

Sonrió levemente, y sus dedos no resistieron la tentación de tocar su boca. Yoongi sentía como los latidos de su corazón se descontrolaban, estaba acariciando sus propios labios, esos mismos que fueron besados por el omega, por su dueño absoluto, por su amo.

Al principio pensó que había sido un sueño producido por la alucinación de sus heridas; sin embargo, descubrió con agrado de que no era el caso. Él de verdad fue besado por el omega.

Fue entonces que hizo un puchero, ¿qué haría ahora? Su amo probablemente no volvería a besarlo, y Yoongi moría por sentir de nuevo el contacto de aquellos labios rellenos que le hicieron suspirar como un cachorro enamorado.

De inmediato negó, no podía consumirse en ese tipo de pensamientos, habían cosas más importantes para pensar. El movimiento que ejerció con la cabeza fue tan brusco que incluso ganó la atención de su acompañante.

NamJoon lo miró con reproche y Yoongi se hizo el desentendido.

—No escuchaste nada de lo que dije. —el beta no lo estaba preguntando, ambos lo sabían.

—Lo siento —murmuró en voz baja.

—¿En qué estabas pensando, Yoongi? —preguntó Nam, sintiéndose curioso al respecto.

—En amo —respondió, con las mejillas pintándose de rojo.

—¡Oh! ¿Puedo saber la razón? —curioseó el beta.

El alfa le dio una mirada de ojos brillantes que desbordaba ilusión, asintió muchas veces, pareciendo un cachorro pequeño, y finalmente confesó:

—Es que amo me besó, aquí —dijo, señalando sus labios—. Un beso real, Nam.

NamJoon abrió los ojos a más no poder, se inclinó para ganar cercanía con el emocionado chico que estaba tumbado en la cama y supo que decía la verdad cuando su olfato detectó los aromas de Jimin cubriendo a Yoongi.

—¿Cómo sucedió? —preguntó intrigado.

—Es que le pedí un beso, uno nada más —contó, y luego frunció el ceño—. Debí pedir más.

—¿Más besos? —inquirió NamJoon, sintiendo una mezcla perfecta de diversión y ternura, sobre todo al ver a Yoongi con la cara toda arrugada en disgusto.

—Amo dijo que me daría lo que quisiera, y yo sólo pido uno —refunfuñó, soltando algunos gruñidos bajos.

—No te preocupes por eso, probablemente Jimin te vuelva a besar —respondió distraído, aunque terminó soltando un grito asustado cuando el alfa se le fue encima.

—¡¿Amo repetirá beso?! —preguntó con un grito, invadiendo por completo el espacio personal de NamJoon.

—¡Cálmate! —pidió el beta—. Y respondiendo a tu pregunta, sí, es lo más probable.

—¿Por qué tan seguro? —preguntó Yoongi, mientras volvía a su lugar y dejaba respirar tranquilo a su acompañante.

—Porque ya lo hizo —dijo Nam—. No pienses mucho en eso, además, creo que harán mucho más que besarse.

Yoongi no respondió, pero el sonrojo que cubrió sus mejillas, cuello, y orejas le afirmaron a NamJoon que el alfa había entendido cada una de sus palabras.

Y era mejor así, pues el beta estaba bastante seguro de que no faltaba mucho tiempo para que Jimin finalmente reclamara a su juguete.

El callejón estaba casi desierto, de no ser por la persona que aguardaba entre las sombras.

Los pasos rápidos que se escucharon a la lejanía ganaron fuerza con los segundos transcurridos. El hombre se puso alerta, más aún cuando algunos charcos de agua pestilente fueron pisados con fuerza, avisándole que el intruso estaba cerca.

A sus fosas nasales llegaron los aromas que necesitaba olfatear para relajarse. Bajó la guardia levemente, y permitió que se le acercara lo suficiente para finalmente mostrarse.

—Aquí estoy —hablaron en susurros.

El hombre salió de su escondite, las sombras del callejón y la luz parpadeante del farol cercano le dieron una luminosidad tenue a su rostro, la suficiente para que el recién llegado lo reconociera.

—Viniste tarde —respondió, su voz baja y ronca llena de reproche.

—No podía venir antes, las cosas en la manada están revueltas y el líder ha aumentado la seguridad.

—¿Cómo resultó todo? —preguntó directamente.

El pequeño informante jugueteó con sus manos antes de dar una respuesta.

—Jung Hoseok perdió su estatus, también el cargo como segundo al mando, y será sometido a humillación pública.

—Así que, ¿el heredero ya no cuenta con un prometido? Es una lástima —respondió el hombre. Aunque, la sonrisa torcida que desfiguraba sus facciones monstruosas desmentían sus palabras.

—Según la ley de la manada, tiene seis meses para conseguir una nueva pareja —informó el chico más pequeño.

El hombre soltó una carcajada escalofriante que provocó miedo en el más pequeño; sin embargo, ya no había marcha atrás en su decisión.

—Seis meses es mucho tiempo. Una desgracia para el linaje Park, y una ventaja para mí —aseguró convencido. Luego recordó un detalle de vital importancia—. ¿Los has visto?

—De lejos, no es oportuno acercarme, sospecharían de inmediato.

—Vigílalos bien, sobre todo a 01 que ya lleva un buen tiempo dentro y no me ha dado grandes avances.

—El líder lo mantiene en el salón rojo, será difícil —advirtió el chico.

—No me interesa que tan difícil sea, necesito que le recuerdes bajo las órdenes de quien está —gruñó el hombre—. Debemos aprovechar el tiempo que Park Jimin permanezca sin pareja, es vulnerable y de esa manera es que podemos tomar el mando del clan.

—Como usted diga, señor —aceptó con la cabeza gacha.

—Bien, ahora largo.

El pequeño chico corrió calle arriba con nuevas órdenes por cumplir.

Y el hombre volvió a consumirse en las sombras.






















Aquí empieza la conspiración 👀 así que los quiero a todos con los ojos bien abiertos y sin dejar escapar detalles. 🏃‍♀️

Espero que el capítulo les haya gustado.

Infinitas gracias por leer. 💗

⛓️Yoon~

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