⛓️Chapter twenty six!

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El salón de fiestas era una construcción de mármol oscuro, paredes blancas y techo de cristal.

Habían mesas adornadas con manteles dorados, rosas blancas en el centro de cada una, unidas con un lazo rojo que resultaba cautivador de admirar.

Los camareros luciendo uniformes de color negro, pulcros y elegantes. Cada uno de ellos sirviendo diferentes tipos de bebidas acorde al gusto de los invitados, mientras una melodía suave continuaba escuchándose por todo el lugar.

Los matrimonios más importantes de las manadas aliadas estaban presentes, omegas solteros iban acompañados de sus respectivos juguetes. En ocasiones como esas era donde la vanidad de la raza dominante salía a flote, presumiendo sus adquisiciones valiosas que los unían con cadenas de materiales costosos.

Sin embargo, Park Jimin era el omega más esperado de la noche.

El sucesor de la manada del norte y el sur llegaría en compañía de su único juguete, un alfa legendario que era capaz de matar y morir por él; las noticias del atentado contra el heredero se multiplicaron, logrando llegar hasta cada rincón y aumentando la curiosidad de todos los presentes.

Por supuesto que también estaba la parte política. Era imprescindible una unión fuerte, y entre más rápido ocurriera, menos peligro correrían; es por ello que habían tres personas en esa fiesta que fueron seleccionados por la presidenta del consejo como candidatos para que Park Jimin eligiera con quien de ellos uniría su vida en matrimonio.

A Jimin no le gustó la idea, simplemente porque no conocía a ninguno de sus pretendientes, y no confiaba en desconocidos. Pese a ello, sabía que no existían muchas opciones cuando el hombre con el que estuvo comprometido la mayor parte de su vida resultó ser un maldito traidor.

Yoongi por su parte, detestaba la idea de un matrimonio que involucrara a su dueño, y se encargó de demostrarlo con la expresión mortal que endurecía cada una de sus facciones.

—¿Sigues molesto? —preguntó Jimin al alfa. Ambos estaban por entrar al gran salón de fiestas.

—Amo va a casarse —gruñó, mientras movía el cuello de un lado a otro. Le estorbaba mucho el collar que llevaba y sabía que era por la misma irritación que sentía.

Jimin rodó los ojos. Desde que compartió esa información con su juguete, el alfa se había convertido en un cachorrito irritable y enojón, con el ceño fruncido, soltando gruñidos, además de mostrarse posesivo y territorial con su modo de actuar y hablar.

—Te expliqué que es un asunto político nada más —le recordó el omega, tratando de ser paciente—. Existe una amenaza que debemos exterminar y el matrimonio es fundamental.

Yoongi desvió la mirada y se cruzó de brazos. Muy en el fondo presentía que estaba rebasando un límite que no le correspondía; quizá lo mejor era recordarse el lugar que ocupaba en la vida del omega, un lugar insignificante pues Jimin todavía no lo tomaba en una cama y eso le confundía.

—Amo será del hombre o mujer con el que se case y yo quedaré desechado —murmuró bajo, aún así, Jimin lo escuchó claramente.

El omega soltó una sonora carcajada que irritó todavía más al alfa. Se acercó a él, con sus manos sosteniendo el rostro varonil y perfecto, mientras su mirada se perdía en aquellos ojos dorados por un tiempo que no fue capaz de controlar.

—No perteneceré a la persona con quien me case, nene —susurró a centímetros de la boca contraria—. Si en algún momento llego a entregarme a alguien de esa manera, tendría que ser una persona que tenga la capacidad de enloquecerme, de hacerme perder la razón y nublarme los sentidos —hizo una pausa sólo para besar castamente los labios ajenos que temblaron bajo su toque—. No estés celoso, alfita, porque de todo lo que dije, tú eres lo que más se le acerca.

Luego de decir esas palabras, Jimin se alejo y comenzó a caminar con tranquilidad hacia la entrada del salón. Así mismo, el alfa se quedó quieto y procesando todo lo que había escuchado.

—¿Vienes? —inquirió el omega, lanzándole una mirada coqueta por encima del hombro.

Yoongi apresuró el paso hasta que quedó al lado de su dueño, sintió una corriente eléctrica que sacudió a sus huesos cuando miró la confianza y superioridad que el omega mostró en el momento que tomó la cadena que lo ataba, mostrando dominio y esa misma posesión que lo hacía rendirse con el pelinegro.

Ingresaron al gran salón donde, de forma increíble, ambos ganaron mucha atención.

Todos los invitados hicieron una elaborada reverencia que demostraba el respeto al próximo líder del clan más poderoso. Para todos ellos quedaba claro que Jimin tenía el coraje y las capacidades requeridas para llevar a cabo un excelente mandato, así que estaban dispuestos a seguirlo con los ojos cerrados.

Algunos otros que eran curiosos analizaron a detalle al alfa que acompañaba al sucesor. El hombre usaba un traje a medida de color negro, cadena y collar de oro, con ese dorado brillante combinando a la perfección con el mismo color que componía la mirada del juguete salvaje y atractivo del heredero.

Algunos susurros y más miradas fueron los que siguieron el camino que Jimin siguió en compañía del alfa hasta donde Kim Jennie estaba.

—Presidenta —saludó Jimin, haciendo una corta reverencia a la mujer que lideraba al consejo de todas las manadas.

Yoongi sentía mucha curiosidad por la mujer que también iba acompañada de un juguete. Sin embargo, sabía que no tenía la autorización de levantar la mirada, así que se limitó a mirar sus manos y escuchar la conversación.

—Park —pronunció la omega—. Me tranquiliza verte aquí, después de saber tu desacuerdo con un nuevo compromiso.

—Es mi deber —se limitó a responder—. Estoy listo para tomar el mando de la manada, lo único que me falta es el matrimonio.

Jennie asintió sin demostrar nada de emociones. Era una omega que tenía mucho poder y carácter de líder, luchó en batallas sangrientas al lado de YoonWoo y su hermano SeokJin, y desde ese entonces era leal a los ideales del linaje de los Park.

Nunca tuvo la necesidad de casarse, tampoco tuvo hijos. A sus treinta y cinco años lideraba con inflexibilidad, cumpliendo las leyes, y siendo acompañada y complacida por sus juguetes.

Se despidieron con una corta reverencia, Jimin se desplazó hacia la izquierda del salón donde su padre y el general Kim estaban.

—Padre, general —mencionó, respondiendo al saludo militar que SeokJin le dedicó al ser su superior.

YoonWoo sonrió levemente, luego se concentró en el alfa que acompañaba a su hijo, notando como mantenía la mirada gacha.

—Levanta el rostro —indicó, dando con ello un poco más de libertad a Yoongi.

El alfa obedeció de inmediato. Lo primero que hizo fue mirar a su alrededor, sorprendiéndose por los colores y todas las personas que estaban presentes; sació la curiosidad lo suficiente para luego mirar hacia un lado del líder actual de la manada, encontrándose con la presencia de otro alfa.

Alto, cabello negro, con collar y cadena a juego, el hombre estaba en silencio, detrás de YoonWoo y mirando directamente en su dirección.

Se tensó de inmediato. Yoongi conocía bien aquella mirada.

—Me sorprende que trajeras a uno de tus juguetes, padre —habló Jimin, notando como el alfa a su lado se relajaba visiblemente.

YoonWoo alzó una ceja antes de preguntar:

—¿No tengo derecho acaso?

—Todo lo contrario —respondió el sucesor con un movimiento de manos—. Sin embargo, creí que traerías a Jaebum ya que es tu favorito.

—Yugyeom sabe comportarse en este tipo de lugares —informó el líder, dándole una mirada al alfa que lo acompañaba.

Jimin ladeó la cabeza, decidiendo concentrarse en el general que estaba serio y silencioso.

—¿Taehyung no vendrá? —preguntó en voz baja.

—Me pidió que lo disculpara contigo si llegabas a preguntar —admitió con un suspiro—. Mi hijo no tiene ánimos para una fiesta de este tipo, espero que lo entiendas.

Jimin no lo entendía, pero respetaba la decisión de su amigo.

—Llegaré a visitarlo en estos días —avisó, para luego alejarse en compañía de Yoongi.

Buscó una mesa alejada con rapidez y cuando la encontró caminó hacia ella, el alfa a su lado continuaba tenso, quizá nervioso y también irritado. El sucesor lograba comprenderlo, era su primera aparición en un evento con tantas personas y Yoongi no estaba acostumbrado.

—Relájate nene —susurró—. Estás conmigo.

—El juguete del líder no es confiable —dijo Yoongi sin poder callar.

Jimin hizo que el alfa se sentara en una de las sillas, y luego él se sentó en el regazo de Yoongi. Los brazos del sucesor rodearon el cuello pálido, con sus dedos jugueteando con el oro del collar, al mismo tiempo que disfrutaba de la mezcla de sus respiraciones.

—Lo sé —respondió, mientras rozaba la mejilla izquierda del mayor con su propia nariz—. Ninguno de los juguetes de mi padre me dan confianza, esa es una de las razones por las que no quería enviarte al salón rojo, pero afortunadamente encontré una solución.

—Amo, nos están mirando —dijo Yoongi.

—Que nos vean, no me importa.

—Pero, ¿no hay problema? —preguntó. No quería causar líos que perjudicaran a su dueño.

—Eres mío, nene, ¿sabes lo que significa? —inquirió. Yoongi asintió y luego negó, así que el omega se acercó más para susurrarle al oído—. Que te puedo hacer todo lo que quiera, sin darle explicaciones a los demás.

—Haga lo que quiera conmigo —pidió el alfa, sintiéndose adormecido con la mirada oscura y perversa del omega.

—Tutéame —demandó Jimin, escuchando gustoso el jadeo de su juguete cuando le mordió levemente la oreja—. También di mi nombre.

Yoongi obedeció, porque para él era un placer hacerlo.

—Haz lo que quieras conmigo, Jimin —dijo, con voz ronca y mirada anhelante, necesitada y doblegada.

—Se escucha mucho mejor —ronroneó el omega, soltando una risa baja cuando los brazos fuertes del alfa le rodearon la cintura.

Ambos crearon un momento estimulante, íntimo y placentero. La compañía del otro era lo que contaba; Yoongi estaba enloquecido por ese omega, lo sabía y no le afectaba. Jimin se sentía deseado por ese hombre, tanto que estaba seguro de terminar de romper las barreras de control que estuvo cuidando durante todo ese tiempo.

El alfa tomó una copa de martini y la ofreció a los labios gruesos de su dueño. Jimin se recostó en el pecho fuerte de su juguete, recibiendo gustoso el líquido que Yoongi le ofreció, mientras sus miradas entrelazadas daban inicio a un juego mucho más excitante y adictivo.

Sin embargo, hubo un carraspeo que inevitablemente los sacó de la burbuja estimulante que ambos habían creado.

Yoongi dejó la copa vacía en la mesa sintiéndose un poco molesto por la interrupción, aunque terminó sonriendo cuando se dio cuenta que Jimin no se movió de su regazo.

Sin embargo, no supo como controlarse cuando miró a la misma mujer de antes acompañada por tres personas más, y no tenía que ser tan listo para saber quienes eran.

—Jimin, ellos son los candidatos que el consejo eligió —informó la omega—. Los tres provenientes de un linaje respetable.

El pelinegro detalló en ellos; dos hombres, un omega y un beta, y también una mujer de su misma jerarquía. Físicamente eran aceptables, y debía admitir que le gustaba la atención que generaba en ellos.

—Preséntelos —solicitó, sintiendo como el agarre en su cintura se volvía más fuerte.

—Él es Jisung —inició Jennie, mostrando al omega sonriente de cabello rubio—. Es el heredero del clan central, con el que llevamos cinco años de alianza.

—Es un honor conocerlo —habló el mencionado, con un rubor excesivo pintado en ambas mejillas y cuello.

—Ella es Tzuyu —continuó Jennie. Entonces, Jimin se concentró en la pelinegra que se lo estaba comiendo con la mirada, siendo descarada en el proceso—. Es la hija menor de los líderes del clan de la frontera.

—Un placer saludarlo —susurró Tzuyu.

Yoongi gruñó, y Jimin tuvo que morderse la lengua para no reír ahí mismo.

—Finalmente, tenemos a Jackson —dijo Jennie, señalando al beta de aspecto fuerte—. Es el líder del clan de las montañas.

—Eres bello —dijo Jackson, y si no hubiera sido porque Jimin estaba sentado en el regazo de Yoongi, el alfa se hubiera levantado de un salto.

Los ojos oscuros del sucesor miraron a cada uno de los candidatos. Uno de ellos sería su esposo o esposa, con quién tendría a sus hijos y lideraría, el único problema era que no lo convencían.

Jisung, demasiado tímido para su gusto.

Tzuyu, demasiado coqueta para su gusto.

Jackson, demasiado raro para su gusto.

Estaba tentado de preguntarle a Jennie si realmente esos tres eran los mejores candidatos que tenían para ofrecerle, mas descartó la idea al saber que sería descortés de su parte.

—¿Debo elegir ahora? —preguntó directo.

—No, tendrás una semana donde se conocerán mejor —respondió la presidenta del consejo.

—Siendo así, nos veremos después —dijo Jimin a las tres personas que todavía eran extrañas para él.

Jennie se retiró en compañía de las tres personas que Yoongi más aborrecía en el mundo. Eso último el alfa lo decidió de inmediato.

Frunció el ceño cuando el omega se levantó y tiró con un poco de fuerza en la cadena para que el alfa hiciera lo mismo. Yoongi se levantó, dándole una mirada confusa a su dueño que había comenzado a caminar hacia la salida, llevándole con él.

—¿A dónde vamos? —preguntó el alfa, mientras seguía los pasos del menor.

—A follar —respondió Jimin.

El corazón de Yoongi se detuvo al igual que sus pasos.

—Amo... yo, yo...

—Gruñiste, marcaste tu territorio conmigo y dejaste en claro que no puedes controlar tus impulsos, así que yo te demostraré lo mismo —dijo Jimin con seriedad—. Pero será en una cama.

El castaño tragó pesado, y como un cachorro regañado siguió a su dueño hasta la camioneta negra que esperaba por ellos.








































Es correcto, mis estimados lectores. El próximo capítulo es lemon. 🧐🍷

Pregunta: si estuvieran en el lugar de Jimin, ¿a quién elegirían?, ¿Jackson, Jisung o Tzuyu?

Espero que el capítulo les haya gustado, muchas gracias por leer.

⛓️Yoon~

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