∞Capítulo 13∞

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El amor depara dos máximas adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar.

-Alejandro Dolina.


Samantha.


Avanzo a la carrera a través de pasillos laberínticos hacia mi taquilla. Faltan pocos minutos para que suene el timbre después de la accidentada parada que tuve, pero por lo menos salí viva para contarlo, no hay nada más que lamentar que un susto que aún me sacude los nervios como las réplicas que suceden a un terremoto.

Sorteo y esquivo alumnos que se interponen en mi camino estorbando como obstáculos, pero no entorpecen mi apresurada marcha, mantengo una rapidez constante moviéndome ágil. Me cuelo con facilidad y presteza por todos los pequeños huecos disponibles que encuentro entre los cuerpos deslizándome casi sin rozarlos.

Esta es la mejor cualidad de ser baja, la habilidad de poder atravesar espacios minúsculos entre el gentío con desenvoltura y de forma tan imperceptible como si fuera incorpórea. Soy la moto que se desplaza con fluidez en medio de una carretera obstruida de coches.

Alrededor todos van a un ritmo distinto al mío, salvo otros rezagados tan apurados como yo mientras los demás caminan calmosos y desganados. Otros están recostados contra paredes y taquillas mientras esperan con resignación la primera clase de la mañana. Hay quienes se están durmiendo por las esquinas y deambulan con pesadez hasta que la campana suene y los despierte por segunda vez.

Nunca faltan las parejas felices de turno que exponen su amor al mundo y lo refrotan por las caras de todos los necesitados que no lo tenemos. Podían tener un poco de consideración con los indigentes que estamos faltos de cariño y sufrimos de pobreza de amores, pero no se preocupan por nosotros y comen delante de los que tienen hambre.

Siempre que me encuentro con dúos amorosos aparto la vista y miro a otro lado, pero entonces veo a otro par de enamorados cogidos de la mano. No puedo huir del amor. Está en todas partes menos en mí, resulta irónico, es como una plaga a la que soy inmune. Quiero que cupido me infeste con un flechazo correspondido ¿De qué sirve querer sin ser querido?

Más tarde querría desinfestarme de esa dolencia del corazón a la que llaman amor.

Dos tortolitos se besan tiernos y acaramelados. Ella apoyada contra la taquilla y él delante dejando un espacio mínimo, por no decir inexistente, entre sus cuerpos que están a punto de fundirse en uno.

Cuando estoy más cerca los reconozco. Son Alex y Rachel. Hay momentos en los que su melosidad es muy empalagosa. Ahora están tan comprometidos que finjo no conocerlos y paso de largo por su lado, invisible como una ráfaga de viento. Aunque no estuvieran así tampoco me pararía con ellos, no tengo tiempo para saludos.

Esos dos siempre andan juntos, pegados como lapas. Nunca se ve al uno sin el otro durante mucho tiempo y si algún día están separados es preocupante. Estoy segura de que son de los pocos casos que su primer amor durará toda la vida, hasta sus nombres riman. Están hechos el uno para el otro en todos los sentidos.

Ojalá pueda encontrar a un chico que concuerde tanto conmigo.

Y lo encontraría, quizá no concordaría mucho, pero lo encontraría.

Giro la esquina derrapando a máxima velocidad como un coche de rally. Me planto frente a mi taquilla y giro acelerada la rueda del candado metiendo los dígitos de mi contraseña con maestría.

Abro la puerta con tanto ímpetu que temo a quedarme con ella en la mano, pero se mantiene sujeta en las bisagras. Me descuelgo la mochila de la espalda con urgencia y saco un tacado de libros y libretas nuevas que lanzo sin cuidado sobre el estante formando una torre irregular e inestable. Después aprovecho a sacar el Walkman y tiro la mochila vacía al suelo de la taquilla.

Tengo pocos minutos como para estar colocando antes de que suene el timbre en cualquier momento, así que lo dejo todo tal y como ha caído, pero aunque tuviera tiempo no me molestaría mucho en organizar las cosas. El orden es algo que no va conmigo.

Cierro la taquilla de golpe y me vuelvo para ir a clase, pero al cabo de unos pasos me detengo con la impresión de que me falta algo, siento las manos demasiado libres... En ellas solo llevo el Walkman y no me hace falta pensar mucho hasta que me doy cuenta.

-¡Mierda, el libro! -digo dándome una torta en la frente.

<<¿¡Pero qué pensaba!? ¿Qué iba a clase de música?>>

Me abalanzo a la taquilla y la abro de nuevo. Apenas llego a poner las manos sobre el montón de libros que forma una torre desequilibrada cuando se inclina y se caen al suelo en cascada antes de poder sujetarlos. El estampido que los libros hacen contra el suelo atrae algunas miradas sobresaltadas por el súbito ruido en las proximidades del pasillo.

Resoplo agobiada, pero me ahorro gastar saliva en escupir una blasfemia y me agacho a recoger los libros reprimiendo las ganas de darme un cabezazo. Alrededor oigo algún que otro carcajeo que se ría de mi pésima suerte. Estas cosas solo me pasan cuando más prisa tengo, nunca fallan.

Primero fue el encuentro con las ANK, después la amenaza de los matones y ahora esto... ¿Qué será lo siguiente? No lo quiero ni saber, pero viendo lo visto el día no me vaticina nada bueno y este solo es el primer día de clase, no me quiero imaginar cómo serán los que quedan.

Y aunque quisiera sería como pensar que lo imposible se hiciera realidad.

Me guardo el libro de la asignatura que tengo a primera hora bajo el brazo junto a la primera libreta que alcanzo, mi estuche y también la agenda sabiendo que no la usaré mucho hoy. El primer día de instituto es solo una suave introducción al resto del año.

Los demás libros los apilo y los vuelvo a meter bien agrupados dentro de la taquilla para que no me pase lo mismo cuando la abra más tarde, ya basta con una vez. Voy a cerrar la taquilla, pero me detengo al ver a Jake unos metros más allá. Está sacando sus cosas de la mochila y lanza con pereza sus libros de uno en uno al interior de su taquilla con los ojos más cerrados que abiertos por el sueño.

Al verlo recuerdo sin querer el incidente de ayer en el que conoció la ropa interior que llevaba puesta. Creí haber encerrado ese momento tan embarazoso a cal y canto, pero lo revivo por segunda vez y de nuevo siento la misma vergüenza del día anterior con la intensidad suficiente para hacerme sonrojar.

Miro a Jake avergonzada tras la puerta de mi taquilla como escudo que me oculte de su vista. Él me vio y no solo fue sin querer en un descuido visual, sino que se quedó mirando. Nunca un chico alcanzó a ver tanto de mí... Y tampoco pensé que pudiera tener el interés de querer verme...

Mi ingenuidad respecto a Jake se ha ido de un chasquido ¿Qué esperaba de él? ¿Qué no se fijara en esas cosas? Jake es uno más entre los hombres, todos miran en mayor o menor medida intentando ver más allá de la tela enemiga que obstaculiza a sus ojos, unos disimulan y otros ni se molestan. Él se quedó en un lugar difícil de calificar, en medio de los dos extremos.

Me cuesta creer que Jake pueda tener la mente sucia, pero no sé por qué estoy tan impactada, todos los hombres la tienen, algunos con niveles de suciedad más altos que otros y lo muestran sin decoro, como Evan, ya lo descubrí en el poco trato que entablé con él... Y otros lo mantienen oculto hasta que sale a la luz mostrando que no son robots, sino humanos con necesidades carnales. Ese fue el caso de Jake.

Espero que su lujuriosa imaginación de adolescente no haya dado rienda suelta a lo que habrá más allá de lo que pudo ver, pero creo que ya lo ha hecho en el rincón más oscuro de su cerebro. No quiero pensar que la causa de su cara soñolienta se deba a que anoche hizo algo pensando en...

<<¡Oh, no! ¡Nonono... Fuera, fuera!>> espanto ese pensamiento como a un bicho dándole escobazos mentales, pero es demasiado tarde, ya lo he imaginado y mi cabeza mostró una imagen en acción para nada agradable.

Ahora la de la mente sucia soy yo... ¿¡Por qué tuve que pensar eso!? Después de haberlo hecho dudo que pueda mirarlo a la cara y mucho menos a los ojos. El pudor con él me durará para toda la semana y puede que parte de la siguiente si no me queda permanente para el resto de mi existencia.

Me agarro al extremo de la puerta de la taquilla y me asomo por el lateral lo justo como para ver a Jake sin que me vea. Él acaba de... No puedo decir guardar porque lo que hizo fue tirar todas sus cosas en dentro de su taquilla. Debe de estar hecha un desastre. La cierra y se va con un libro y un archivador colgando de la mano como si pesara una tonelada mientras se restriega los ojos con los dedos.

Una figura grande y corpulenta vestida con ropas raperas que acentúan su volumen se aproxima con rumbo fijo a Jake mientras se recoloca la gorra ladeada sobre su cabeza casi al rape. El inconfundible Keshawn, que lo aborda por la derecha con una ancha sonrisa que contrasta la claridad de sus dientes con su piel chocolatada.

-¡Eh! ¿Qué pasa, colega? -lo saluda efusivo propinándole unas palmadas en la espalda.

Jake se detiene dando un bote por su inesperada aparición y casi se le caen las cosas de la mano, pero reacciona a tiempo agarrándolas contra su cuerpo. Antes de que pueda contestar aparece la silueta larguirucha de Cristián con su melena color carbón encrespada uniéndose a la invasión por el otro lado.

-¡Ey, Jakers! -saluda con su inquebrantable acento mexicano a la vez que le pasa un brazo por los hombros.

Tengo entendido que Cristián se mudó de Tijuana hará seis años. Sabe hablar inglés perfecto, pero no abandona su característico acento latino, lo conserva con cariño, como un pequeño tesoro de su lenguaje natal.

Jake gira la cabeza a él sorprendido por su repentina llegada y se queda mirándolo con los ojos entornados como si no reconociera a Cristián.

-¡Vamos... Despierta, tío! ¡Vaya empanada mental que tienes encima! -exclama Cristián dándole unas palmadas en la mejilla de forma amistosa.

-Ya estoy despierto, Cris -dice apartando su mano.

-Pues la cara de zombie que nos traes me hace dudar de ello -ríe Cristián señalándole la cara.

-Eso le pasa por haber estado hasta las tantas jugando al Resident Evil -Jessica hace acto de presencia frente a ellos tras cerrar su taquilla -Estuvo matando zombies hasta que se convirtió en uno -bromea arrancando el dueto de carcajadas de Cristián y Keshawn.

Escuchar eso calma la revolución que se formó en mi cabeza, pero si no olvido lo que pasó ayer dudo que me pueda atrever a entrar en su pequeño grupo. Podría ir a saludar, así se empieza, con un pequeño "hola", pero prefiero analizar la situación antes de actuar.

-Agf... Jess... -dice Jake con fastidio.

Jessica lo ignora para seguir hablando mientras escucho atenta desde mi pequeño escondite.

-Encima el muy bobo se quedó dormido encima del mando y cuando se despertó tenía toda la cara marcada de los botones -dice alimentando las risas de Cristián y Keshawn.

Contengo una risa imaginándomelo. Jessica es muy graciosa, aunque no le esté haciendo pasar un buen momento a su hermano.

-Mierda, Jess, todo lo tienes que cascar -protesta Jake entre los carcajeos de sus amigos.

Jessica no dice nada, solo sonríe con diversión.

-Eh, eh, eh, eh, tío, tío, tío, Jakers, Jakers... -dice Cristián acelerado cuando deja de reír tocándole el hombro a Jake repetidamente.

-¿Pero qué pasa? ¿Qué pasa, Cris? -le pregunta Jake sorprendido por su inopinado arranque de hiperactividad -¿Qué has desayunado para estar tan hiperactivo a estas horas?

-Lo de siempre.

-Pues creo que deberías cambiarlo.

Estoy de acuerdo con Jake, de lo contrario al pobre Cristián le dará un infarto.

-Y yo que tú deberías probarlo -dice dándole una palmada en el pecho.

Desde luego ese intercambio no les vendría mal.

-Escucha -vuelve a hablar Cristian en un tono más confidencial -¿Ese Resident Evil es el nuevo que salió?

-Sí, lo compré hace unos días.

Cristian abre la boca, pero antes de pronunciar nada Keshawn se le adelanta.

-¿¡Qué dices!? ¿¡Y por qué no nos avisaste!? -le pregunta gesticulando contrariado con los brazos.

Cristian asiente con la cabeza a favor de Keshawn.

-Eso -dice apuntando a Keshawn con el dedo pulgar dando a entender que iba a decir lo mismo que él -¿Por qué? -le exige saber a Jake poniendo un brazo en jarra con falsa indignación.

-Quería probarlo primero solo para ver qué tal es.

-¿Y qué tal? -le pregunta Keshawn con gran interés.

Frente a ellos Jessica bufa y pone los ojos en blanco. El tema videojuegos no debe apasionarle tanto.

-Ya estamos... Si vais a hablar de videojuegos yo me largo.

-Cállate, Jess, habla, Jakers -ordena Keshawn.

-Vale -se cruza de brazos molesta y se gira dispuesta a irse.

-No... Jessie, linda, espera.

Cristian la coge de la mano y hace que se gire a ellos.

-Ni me diste un beso de buenos días, Cris -protesta haciendo un puchero.

Cristian la recompensa dándole un beso, pero es tan corto que apenas se dan cuenta mis ojos y a juzgar por la cara de Jessica apenas se entera del roce de sus labios y debió quedar con la duda de si fue real.

-Ahora cuenta, Jakers -le manda Cristian -¿Cómo es el Resident Evil?

-Genial, tiene unos gráficos tan realistas como una película -su forma de hablar denota el fanatismo que tiene.

-Me voy -avisa Jessica.

Su mano se escurre de la de su novio fácilmente y Cristián no le presta atención. Jessica se aleja, pero no se va, se apoya de espaldas contra una taquilla y saca su móvil de uno de los bolsillos de su minifalda vaquera de volantes. Seguramente esté consultando redes sociales para entretenerse mientras ellos charlan.

-Dios... -dice Cristian asombrado tras escuchar a Jake -Tengo que jugarlo contigo esta tarde.

-Y yo también -se apura a decir Keshawn autoinvitándose a ir a su casa también después del instituto aunque Jake no los haya invitado ni mucho menos dado su consentimiento, pero ya no se puede negar.

Jake ya debe de estar acostumbrado a eso ¿Cuántas veces habrán aparecido Cristian y Keshawn a las puertas de su casa sin avisar y Jake no habrá tenido otro remedio que dejarlos entrar después de que se invitaran a ellos mismos por sorpresa? Es indudable la estrecha confianza que hay entre ellos.

-Vaya, vaya, vaya... Conque espiando a Jake ¿Eh?

La voz insinuante de Rachel a mi izquierda me asusta tanto que doy un brinco cerrando la taquilla de un portazo. Sus ojos me miran colmados de curiosidad ¿Desde cuándo está aquí? Estaba tan atenta mirando a Jake y a sus amigos que ni si quiera la escuché llegar.

-No es lo que piensas, no lo estaba espiando -aclaro.

-Ya, ya... -dice escéptica -Pero si estabas así -escenifica haciendo que se asoma a una puerta imaginaria.

-¡Rachel! -digo entre dientes -Que te van a ver -le doy un suave empujoncito en el brazo.

Rachel deja de representarme soltando una risita divertida. Hecho un vistazo rápido y discreto a la dirección de Jake para comprobar que ni él ni sus amigos han visto nada, siguen muy ocupados hablando con gran interés sobre el videojuego.

-Solo te faltaba tener una lupa, Sherlock -se mofa.

Es cierto que lo que estaba haciendo da lugar a malentendidos desde fuera. Espero que nadie más se haya dado cuenta, sino añadirán adornos a lo sucedido para hacerlo más interesante y extenderán el bulo hasta llegar a oídos de Jake, aunque no tengo de qué preocuparme si hace tanto casi como yo.

-De verdad, no es lo que tú crees, Rachel... -quiero excusarme de algún modo, pero no me salen más palabras, ni si quiera sé cómo explicárselo.

-Vamos, Sam... -dice con una sonrisa sugerente que me hace prever lo que dirá -¿Te gusta? -pregunta directa y sin rodeos.

-¡No! -niego rotundamente.

-Venga... A mí me lo puedes decir, no se lo diré a nadie, te lo prometo -dice casi en un susurro -Si quieres te puedo ayudar, aunque en realidad no necesitas mucha ayuda porque ya le gustas.

Meneo la cabeza de un lado a otro como si se tratara de una idea ridícula. Me niego a pensar que las sospechas que rondan por mi mente desde ayer sean ciertas aunque ya lo tenga confirmado, pero prefiero mantenerme en el territorio seguro que me ofrece el centro del sí y el no.

-¿De verdad crees lo que dicen?

-Es que es evidente, Sam, no puedes estar tan ciega, seguro que ya lo sabes y te lo niegas.

Me sorprende que Rachel me conozca tan bien cuando yo a ella no. Mis conocimientos sobre ella son superficiales porque la mayoría de nuestros encuentros desde que la conozco son cortos y fortuitos, pero Rachel tiene algo que yo no tengo, interés. De nuevo la culpabilidad me invade porque no soy capaz de corresponder del mismo modo.

-Lo sabes -afirma.

Suspiro resignada.

-Sí, creo... No sé -digo dudosa -Pero no necesito tu ayuda porque a mí no me gusta.

-Venga, pero si está super guapo, el verano ha hecho milagros con él -dice estudiándolo en breves y discretas miradas.

Hasta ahora a Rachel nunca le había llamado la atención, pero seguro que no es la única chica a la que le ocurra. Jake ya no será el chico que siempre pasaba inadvertido, ahora puede ser de los que levantan suspiros a su paso.

-Bueno... Sí, está bien -admito mientras mis ojos viajan por el cuerpo de Jake con disimulo deleitándose de cada uno de sus ángulos varoniles.

-¿Solo Bien? Pero si está genial, es una versión idéntica de Logan Lerman con ojos oscuros, podría ser su gemelo perdido -especula.

Me fijo en Jake con más atención. Jessica se separa de la taquilla sonriendo y se le acerca poniéndose de puntillas para alcanzar a decirle algo al oído. Jake se pasa una mano por el pelo con una sonrisa iluminando su cara cuando la escucha. Entonces pasea su mirada por el pasillo como si estuviera buscando a alguien y sus ojos se detienen en los míos.

<<Ay, no...>>

El calor se vuelve a concentrar en mi cara. Seguro que Jessica se dio cuenta de que estaba mirando a Jake y se lo dijo. Trato de disimular haciendo como que miro hacia otro lado para no dar paso a malinterpretaciones, pero ya las he generado.

La comisura de los labios de Jake se curva arriba en una retraída sonrisa ladeada, como si tuviera vergüenza de hacer una sonrisa completa. Abre su mano libre en un movimiento tan rápido y pequeño que me hace dudar si me saludó, aun así le devuelvo el saludo con timidez.

-Hasta luego, Logan-Jake -se corrige rápidamente Rachel de su lapsus mientras lo despide, aunque su saludo no fuera dirigido a ella.

Entonces Jake le dedica otra despedida a ella más desvergonzada estirando el brazo arriba con la mano abierta mientras se voltea y se va con su hermana y sus amigos, que desprenden risas y sonrisas contagiándole la vitalidad que le faltaba. Mientras se marcha aprovecho a observarlo sin riesgo a que sus ojos me vuelvan a ver. Es cierto que tiene cierta similitud con ese actor que dice Rachel, pero no tanta.

-Tampoco es para tanto.

-Sí que lo es -afirma -Ay -suspira recostando la espalda contra la taquilla -Me encanta -dice observándole mientras se aleja.

Alzo una ceja preguntándome si se refiere a Logan Lerman, a Jake o a los dos.

-Más te vale que Alex no se entere.

-Tranquila, yo a Alex no lo cambio ni por Logan Lerman, es un amor de chico, es tan bueno y cariñoso conmigo... -dice en un suspiro de enamorada.

Lo sé, soy testigo de ello y deseo por enésima vez encontrar a alguien que sea así conmigo. Hablando de Alex... Es raro que no esté con ella, hace un momento los vi muy juntos.

-¿Y dónde lo tienes ahora?

El alegre gesto de Rachel se transforma en tristeza, como si le acabara de recordar algo malo que no debería de haber dicho ¿Es posible que hayan discutido con lo bien que estaban?

-Es que en algunas clases estamos separados... -se lamenta -Este año los horarios cuadran fatal... Voy a echarle mucho de menos...

Ni que se fuera a separar de él un año entero, solo le falta llorar y mirándola a los ojos veo que las ganas de hacerlo no le faltan ¿Cómo será sentir una unión tan profunda con alguien como para pasarlo mal cuando estas lejos de tu otra mitad?

La unión que tendría me haría pasarlo mal hasta estando cerca.

Antes de que me dé tiempo a otorgarle alguna consolación a Rachel para animarla suena el timbre y todos alrededor reaccionan como el pistoletazo de salida de una carrera. Los pasillos se llenan de una marea de gente que no tengo ni idea de dónde sale, simplemente aparece como si saliera de la nada y sin querer me veo arrastrada por la corriente de cuerpos andantes.

-Adiós -me despido aunque no estoy segura si por encima del vocerío pudo escuchar mi voz.

Veo la mano de Rachel asomar entre varias cabezas a modo de despedida. Asemejo esa imagen a alguien pidiendo auxilio antes de hundirse bajo el agua. Creo escuchar su voz, pero hay tanto barullo de voces entremezcladas que no lo puedo asegurar. Sigo el torrente de gente que va menguando conforme entran en diferentes aulas.

Espero no coincidir mucho con las ANK, no podría soportarlas un curso entero viéndoles las caras a todas horas sin explotar en una destructiva onda expansiva con todas sus molestias.

Cruzo los dedos y rezo para mis adentros porque no se cumpla, pero tal y como llevo este día es posible que no me libre de ellas. Entonces amenazas no será lo único que reciba de Ashley y los matones al no poder quedarme con la boca cerrada para defenderme.

Ya me veo en dos posibles finales de curso alternativos, muerta o en silla de ruedas. Ninguno es muy alentador.

***

Ya entraron en escena los amigos de Jakey, espero que os gusten ^_^

Jakey pilló a Sam mirándole jajajaaa igual eso da lugar a que piense que le guste Sam ¿Entonces qué ocurrirá? ¿Eso le ayudará a decidirse por pedirle salir? Veremos a ver...

Por el bien de la integridad física de Sam más le vale no tener muchas clases con las ANK y los matones :/ ¿Se le logrará? Más le vale...

Nos leemos en el siguiente capítulo, donde nos espera una sorpresita jeje ;)

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