EPILOGUE

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

OOO
▬▬▬▬ ༘◜➷。 | Epílogo... ⚡️🔥
❪ finalmente... un final feliz ❫





ϟ



     ADDS SUSPIRÓ MIENTRAS APOYABA LAS PALMAS DE SUS MANOS SOBRE LA CERÁMICA DEL LAVAMANOS. Por su cabeza pasaba una pregunta en específico y esta era; ¿En qué me he metido esta vez?

No tenía ni idea.

     Mentira...

Su mirada se alzó y observó su propio reflejo en el espejo. No tardó en notar la palidez dominando en su tono de piel, como de igual forma sus labios se encontraban resecos y su rostro por otra parte se veía un tanto hinchado. Un claro indicio de su estado.

Desde que lograron vencer a DeVoe, el tiempo había transcurrido con normalidad, y con eso en realidad se refería a que los villanos anuales se siguieron presentando como de costumbre. Y junto con la llegada de Brooke y Alexander desde el futuro, la llegada del villano conocido como Cicada se adelantó, siendo este uno de los villanos más difíciles de vencer. O eso creía Adds, quien al estar embarazada apenas se pudo ver envuelta en todo el heroísmo.

Eso sí, tomando ciertas seguridades se había arriesgado más de una vez. Claro que luego debía tragarse todo el sermón que Barry y el equipo le daban y porque no, el de sus hijos también, alegando que no solo se estaba poniendo en riesgo ella, si no también a uno de ellos.

   Y era cierto, pero no podía evitarlo.

Alexander terminó por nacer con una semana de retraso a lo principalmente previsto y pronosticado. Cuando aquello ocurrió, Adds se quiso morir, ya que las contracciones iban y venían cada tantos minutos, haciéndole creer que entraría en labor de parto en cada una de ellas debido a lo fuerte y dolorosas que estas eran. Hasta que finalmente una madrugada despertó de golpe sintiendo una punzada en su útero y, en aquel momento se dió cuenta de la posa de humedad que le rodeaba, puesto que había roto la fuente.

Sin embargo, a pesar del dolor y el susto, el rostro de Barry en el momento en que Adds le despertó de golpe para informarle la situación, había sido memorable. Barry se había paralizado por lo menos un minuto y luego de eso lo único que Adds pudo ver fue un rayo moverse de un lado a otro en la habitación. Claramente el velocista estaba nervioso, su primer hijo estaba por nacer y debía asegurarse de que todo estuviera en orden, aún así estuviera actuando torpemente en el proceso.

Un año y medio más tarde, en pleno comienzo de la Crisis en Tierras Infinitas, Adds se había enterado de que estaba embarazada por segunda vez. Por lo que, Brooke estaba en camino.

Todo era un caos, las tierras estaban siendo arrasadas por materia oscura, lo cual las destruía en el proceso. Aquella era la crisis en la que Barry desaparecía y no volvía nunca más, y ante eso, Adds no sabía como tocar el tema sin largarse a llorar, si de tan solo pensarlo los ojos se le llenaban de lágrimas.

Hasta que finalmente, antes de que Barry hiciera el más grande sacrificio que haría como héroe, soltó la bomba. Probablemente había sido egoísta de su parte, pero estaba asustada. No podía permitirse perder al amor de su vida, menos cuando tenían dos hijos y una próxima en camino.

Adds recordaba todo perfectamente, y a pesar de que las cosas no terminaron a desfavor, el corazón se le encogía ante el hecho de tener tan solo el recuerdo.

—Barry no hagas esto, por favor —pidió Adds con voz aguda, sintiendo como se desmoronaba de golpe al saber lo próximo que haría—. No me interesa si estoy siendo egoísta. No hagas esto. No quiero que hagas esto.

—Tengo que hacerlo, tengo que ponerlos a salvo, a ti, a Adara y Alexander —susurró Barry tomando su rostro con suavidad—. Por favor no hagas esto más difícil, Mi Amor.

—¿Y qué hay de Brooke? Ella también merece conocer a su padre —musitó de vuelta, en un bajo susurro.

—Pero Brooke...

—Barry, estoy embarazada —declaró, soltando las palabras de golpe.

—Eso... eso es grandioso —murmuró Barry con una sonrisa y ojos aguados debido a la noticia—. Pero no puedo...

El enterarse de que su segunda hija estaba en camino, en su momento, fue solo un motivo más para que Barry reafirmara su decisión de hacer aquel sacrificio.

   Sin embargo, en el instante en que intentó adentrarse en aquella máquina de velocidad con la que revertiría todo daño hecho, su doppelgänger de Tierra 89 tomó temporalmente su velocidad y volvió a la máquina en dónde había estado atrapado el último año. Aquella era su misión, y él decidió que aquel sería el fin de su carrera.

Eso le dió la oportunidad a Barry de permanecer con vida, y así poder disfrutar de su familia una vez más. Y claro, sobretodo disfrutar del nacimiento de su nueva pequeña.

Aquella crisis en definitiva fue la más caótica de todas en la vida de la pareja de héroes. Allí fue en donde terminaron por perder a su gran amigo de mucho tiempo, Oliver. Y sí a ellos también les devastó la pérdida y no podían imaginarse como había sido la situación para Felicity.

Desde aquel punto en concreto, ya habían transcurrido cinco años. Adara se encontraba en su etapa pre-adolescente, Alexander ya tenía casi siete años y Brooke casi cinco. Los problemas iban y venían, pero aquello ya era inevitable teniendo en cuenta las circunstancias de vida que les envolvían.

Barry seguía siendo Flash, pero lo cierto era que nunca dejó de serlo ni por un segundo, y Adds tampoco se lo pidió. No era lo suficientemente egoísta como para intentar arrebatar una de las cosas más importantes en la vida de su esposo. Ella por su parte cada que pasaba por un embarazo dejaba el heroísmo de lado, y cuando Alexander y Brooke tenían poco más de cinco meses, sus apariciones como Torch Girl volvían a ser recurrentes.

Eran felices. Ambos lo eran. El amor que tenían por el otro nunca se había ido, y nunca lo haría. Después de todo sería estúpido que tras los sucesos que tuvieron que pasar para encontrar su felicidad, se terminaran por separar. Tenían poco más de treinta años ambos, por lo que, para ese punto, Adds nunca creyó que volvería a pasar por tal situación como en la que se encontraba en aquel momento.

Su mirada se alejó de su propio reflejo y bajó hasta sus manos, abrió el grifo del lavabo y humedeció de sus extremidades distales bajo la cascada de agua para luego pasar las palmas empapadas por su cuello intentando refrescarse. Cerró el grifo y sacudió sus manos. Entonces un nuevo suspiro salió de sus labios mientras tomaba una liga del mueble y con esta afirmaba su cabello en una coleta alta.

Con sus manos tomó aquel objeto dandole una última mirada nerviosa, y como señal del universo, justo en aquel instante Barry decidió entrar al baño.

—Amor, los niños... —su voz bajó un par de decibeles, hasta que fue nula al ver como Adds guardaba algo a toda velocidad—. ¿Qué haces? —inquirió divertido, cruzándose de brazos.

—¿Yo? Nada —le sonrió suavemente, aparentando normalidad—. ¿Qué decías?

Barry alzó una ceja y se acercó hasta ella, logrando quedar a solo unos centímetros de distancia, ante lo cual Adds tuvo que alzar su cabeza para poder observarle, puesto que Barry era mucho más alto que ella.

—Amor...

—¿Sí? —Adds le sonrió sintiendo como Barry posaba sus manos en su cintura.

—Ambos somos conscientes de que te conozco desde hace muchos muchos años y que también llevamos casados ocho años, con tres meses y veintiocho días —la alzó, sentándola en el mueble del lavabo—. Creo que sería muy mal esposo si a estas alturas no supiera diferenciar cuando mientes y cuando estás nerviosa —decretó con una sonrisa.

—Awww, solo mí esposo tendría la cuenta exacta de cuánto tiempo llevamos casados —le tomó del rostro con ternura, en un claro intento de distraerlo.

—Adeline Allen, no intentes cambiarme el tema —apuntó el velocista, con reproche.

Adds le observó con clara irritación ante su insistencia.

—¿Por qué tienes que ser tan curioso? —inquirió, cruzándose de brazos.

—Bien —asintió Barry, analítico ante dl actuar de su esposa—. Supongo que sí estás evitándo hablar de ello debe tratarse de algo malo —su rostro se volvió serio ante la pronunciación de sus propias palabras.

El gesto en el rostro de Adds se desvaneció abruptamente, sorprendiendo a Barry con su reacción.

—Yo... no... ¿Por qué supones eso? ¿Realmente crees qué lo que te diré es algo malo? —balbuceó sintiendo una creciente opresión en su pecho.

   Adds no pudo evitar pensar en todas las variables existentes a la situación, en dónde predominaba aquella en la cuál Barry le decía que ya no deseaba más hijos.

—Adds, amor —Barry tomó su rostro, mientras acariciaba sus mejillas en un intento de hacer que se tranquilizara—. Sabes que puedes decirme lo que sea.

Adds le observó, con una leve mueca y con sus ojos aguándose debido a una abundante tristeza que no supo de dónde salió.

—Es solo que... sé que estamos bien así como estamos. Nuestra familia está completa, y te amo tanto como amo a lo niños —comentó con rapidez y atropello—. Pero, ya sabes, usualmente cuando las personas se aman mucho, hacen cosas con amor y...

Barry le detuvo, sin poder evitar soltar una pequeña risa que embargaba diversión al escuchar lo que su esposa decía.

—¿Me estás dando la explicación que le dimos a Adara cuándo a sus 7 años nos preguntó cómo se hacían los bebés? —preguntó divertido.

Adds le dió una mala mirada, seguido de ello, le empujó por el pecho indignada, molesta y avergonzada con la exposición.

—No te rías, idiota —se quejó—. Ya no te diré nada.

Enojada, intentó alejarle de si misma, para así tener el espacio suficiente para poder bajarse de ahí y huir.

—No —Barry se apresuró a decir—. Lo siento, Amor —se disculpó, arrepentido—. Te prometo que ahora...

Adds cubrió su rostro con sus manos, mientras escuchaba a Barry disculparse y asegurarle que esta vez se concentraría y le escucharía con atención. Pronto bajo sus manos, dándole un recorrido de ojos suaves y llorosos para luego suspirar y dejar ir el disparate de palabras que danzaban en su boca.

—Barry, estoy embarazada —hizo saber de golpe.

El velocista abrió los ojos con sorpresa tras escuchar y analizar la confesión de su esposa, no tardando en comenzar a balbucear de la impresión.

—¿Estás segura? —cuestionó tras unos segundos, con voz un tanto aguda—. Digo, a veces las pruebas dan resultados erro...

Adds suspiró y le cortó, indicándole que guardara silencio con un movimiento de su mano. Se dió la vuelta y tomó el bolso en dónde segundos atrás había escondido la última prueba que se había hecho.

—Son siete de siete —le tendió las pruebas de embarazo—. Llevo dos semanas haciéndomelas.

Barry tomó todas las pruebas en sus manos, y las observó con detenimiento. Efectivamente, todas marcaban positivo.

—Sé que... sé que... —ella balbuceó con voz frágil—. Como Alexander y Brooke nunca hablaron de un cuarto hermano o hermana, creí... creí que simplemente era un hecho que no tendríamos más hijos... y, lo siento... yo no... —sus ojos se aguaron nuevamente a la vez que soltaba un sollozo incontrolable.

Barry dejó a un lado las pruebas y tomándole del rostro le sonrió de lado mientras sus dedos dejaban suaves caricias en las mejillas de su rubia.

—¿Por qué lloras y te disculpas, Amor? —cuestionó, limpiando las lágrimas que caían por sus mejillas.

—¿No estás decepcionado? —cuestionó ella, sintiendo su cuerpo temblar involuntariamente.

—Claro que no, Rayito —negó soltando una suave risa—. Adds, todos los días me haces el ser humano más feliz del mundo. Tenemos tres hijos asombrosos y ahora tendremos un cuarto hijo o hija. Y... Dios... te amo... los amo más que a nada en el mundo —una de sus manos bajo hasta el mentón de Adds—. No hay forma en el universo en que me pueda molestar por el hecho de que estés embarazada nuevamente.

—¿Entonces estás feliz? —le observó aún indecisa.

—Claro que estoy feliz, Amor —sonrió—. ¡Seremos padres de nuevo! —exclamó en voz baja, suave y sumamente alegre.

   Una pequeña sonrisa creció en los labios de Adds mientras su mirada retomaba aquel brillo especial que Barry amaba ver.

—Seremos padres de nuevo —acordó..

El velocista acercó aún más sus rostros, y tras intercambiar una nueva sonrisa, juntó sus labios en un nuevo beso. Las manos de Barry bajaron hasta su cintura, y las de Adds viajaron hasta su nuca, en dónde entrelazó de sus dedos para así mantener la cercanía entre ambos.

   Sin dudas podrían haber pasado años desde la primera vez que probaron los labios del otro, y podrían pasar muchos años más, pero aún así, nunca se cansarían de la sensación de estar en el lugar correcto, allí en dónde la electricidad que recorría sus cuerpos le indicaban la forma en la que el otro les hacía reaccionar y sentir. Nunca se cansarían de estar y de pertenecer al otro.

—Sabes... —comentó Barry, una vez se apartaron unos centímetros—. Esto explica muchas cosas —murmuró con ligera diversión.

—¿Cómo qué cosas? —inquirió ella, divertida, mientras que con sus piernas rodeaba las caderas de Barry para atraerle más a su anatomía.

—Exactamente a lo que nos dirigiríamos sí seguimos adelante con esto —presionó el agarre en su cintura al ver que se tambaleaba por un segundo—. Supongo que el hecho de que me asaltes para hacer el amor en cualquier lugar medianamente seguro debió de darme algún indicio.

—Dos embarazos y aún no rescata nada de ellos, Señor Allen —murmuró Adds negando con falsa decepción—. ¿Será que con este logre rescatar algo?

—¿Será necesario? —inquirió alzando una ceja.

—Creo que con este bebé ya es suficiente —negó divertida.

—Opino exactamente igual —besó sus labios por última vez antes de ayudarle a bajar del mueble.

—¿Deberíamos ir con Caitlin? —cuestionó Adds, tomando la mano que su esposo le tendía para comenzar a caminar.

—¿Eso realmente es una pregunta? —él cuestionó divertido.

   Adds rió y detuvo su andar para tomar del cuello de la camisa de Barry y así acercarle a ella mientras se ponía de puntitas.

—Realmente te amo, Barry Allen.

—Pues yo te amo más, Adeline Allen.

   Adds le sonrió y lo atrajo nuevamente para dejar un lento beso en sus labios. Ese tipo de beso que sin lugar a dudas se trataba de favorito. Le encantaba poder sentir cada movimiento, cada sentimiento con precisión a ese ritmo.

—¿Está tratando de seducirme, Señora Allen? —inquirió Barry, cuando sintió como las manos de Adds bajaban por su pecho, jugando con los botones de su camisa.

—Tal vez —comentó ella, sonriente y coqueta—. Es solo que hoy se ve muy guapo, Señor Allen.

—Lo siento, pero tendrás que intentarlo más tarde, porque ahora mismo iremos con Caitlin y te harás un chequeo como debiste de hacer en un comienzo —detuvo el andar de sus manos.

—Eres un aburrido, Barry —indicó ella.

   Ante la mención de palabras de su esposa, y también ante el ceño fruncido de la misma, una sonrisa divertida y atrevida resbaló de sus labios a la par que se inclinaba, acercándose a la altura del oído de la rubia.

—Recuerdo perfectamente que esas no son las palabras que dices cuando estoy dentro de ti, Mi Amor.

   Adds le observó sorprendida ante la pronunciación hecha.

—¿Quién eres tú y por qué estás tomando control del cuerpo de mí esposo? —inquirió, interrogante.

   Barry soltó una carcajada, y tomó de ella por la cintura para luego posicionarla delante de él y obligarle a caminar fuera de la habitación.

—¿Dónde están los niños? —cuestionó confundida Adds, al no ver a sus hijos en la sala, lugar en el cual minutos atrás se encontraban.

—Eso era lo que intentaba decirte cuando subí —recordó Barry, observándole—. Ethan vino por ellos para ir al parque.

—Oh, claro —asintió—. Ayer por la tarde me avisó que vendría por ellos.

   Barry le sonrió y caminó hasta el recibidor del hogar. Allí tomó entre sus dedos las llaves del automóvil.

—¿En serio? —cuestionó Adds al ver las llaves en su manos.

—Lo recomendable en estos momentos es no correr —indicó.

   Adds estuvo apunto de hablar, sin embargo, escuchó unos pasos seguidos de una voz, cortando la modulación de palabras.

—¿A dónde van? —preguntó Adara, bajando las escaleras.

—¿No estabas con tú tío Ethan? —le observó confundida Adds.

—Sí, pero olvidé mis auricula... —la mirada de Adara se desvió hasta la mano de su padre, extremidad en donde él mantenía las llaves del vehículo.

   La mayor de las hijas Allen, observó a sus padres con mirada entrecerrada, intentando averiguar cuál de sus suposiciones era correcta a la situación. Y es que, las únicas veces en que Barry Allen, su padre, conducía, eran cuando por razón y culpa de algún meta-humano perdía temporalmente su velocidad, y hasta donde Adara recordaba, esta última no había ocurrido, así que quedaba la opción de... su madre estaba embarazada.

—¿Me están jodiendo? —inquirió Adara, con rostro de absoluto horror.

—El vocabulario —le regañó Barry, con claro reproche.

—El vocabulario ni que nada —negó ella acercándose—. Creí que Brooke sería la última —reclamó.

—Tampoco tienes tantos hermanos como para decir eso, Ada —mencionó Adds con una sonrisa leve.

—No, tengo dos hermanos pequeños, llorones y pesados —señaló—. No me malinterpreten, los amo, pero... ¿En serio?

—Cuándo conozcas al indicado o indicada, no lo sé, comprenderás que a veces el sexo es algo funda...

—¡Ay mamá! —reclamó Adara cortándole con claro asco—. No necesito saber que tanto sexo tienen tú y papá.

—Te estamos dando educación sexual de paso —sonrió Adds, divertida.

—Sí, pero yo no quiero que me des de ejemplo tú sexualidad y la de papá —se asqueó la menor.

   Barry inevitablemente rió. Se preguntó entre pensamientos; ¿En qué momento su vida se había convertido en una sitcom?

—¡Papá!

—Lo siento, cariño —se apresuró a disculparse, cortando su risa.

—Ustedes son como dos niños pequeños, no se toman nada seriamente —bufó caminando hasta la salida.

—¡Te amamos! —gritaron Barry y Adds a la par viendo como Adara se marchaba.

   La respuesta de Adara fue clara cuando escucharon la puerta principal ser cerrada de portazo.

—Somos unos pésimos padres —murmuró Adds tras dejar salir un suspiro.

—Creo que lo hemos hecho bastante bien a decir verdad —Barry le sonrió y dejó un beso sobre su frente.



ϟ



EN EL MOMENTO EN QUE BARRY SE APRESURÓ a llegar al lado del copiloto para ayudarle a su esposa a bajar del vehículo, Adds no pudo evitar reír con ternura mientras blanqueaba su mirada.

—Barry, amor, no estoy inválida —le aseguró con gracia.

—Lo sé, solo quiero ayudar a mí esposa —señaló—. No es como sí siempre viajáramos en esto —indicó.

—Tú, Barry Allen, solo logras que me enamore más de ti con el paso de los años —besó su mejilla mientras tomaba su mano.

—Creí que de eso se trataba nuestra relación, preciosa —le sonrió.

Ambos caminaron tranquilamente al interior de los laboratorios. Algo que sin dudas no ocurría con mucha frecuencia.

—En el caso remoto de que sí esté embarazada... —murmuró Adds pensativa.

—Amor, creo que siete de siete pruebas son más que suficiente para declarar que sí estás embarazada —mencionó Barry, divertido.

—Retomando lo que decía —ella blanqueó su mirada—. No tenemos ningún nombre —expuso.

—Bueno, creo que aún tenemos algunos meses para decidir alguno.

—¿Pero será hombre o mujer? —inquirió Adds, curiosa, aún sabiendo que no podría obtener una respuesta de ello.

—Podemos pensar para ambos.

   Adds guardó silencio unos segundos, mientras el ascensor bajaba las plantas correspondientes.

—Bueno... creo que tengo uno —comentó—. Aunque es una ¿Sugerencia? Supongo.

—¿Cuál? —cuestionó Barry, curioso—. Quiero escucharlo.

—Es en caso de que sea un hombrecito —aclaró con nerviosismo—. ¿Qué opinas de...? ¿Qué opinas de Oliver?

   Al escuchar esa pregunta y propuesta salir de la boca de su esposa, Barry abrió su boca sorprendido. Sabía que no se trataba de una casualidad el que Adds propusiera aquel nombre. Oliver Queen había sido un gran amigo de ambos. Casi un hermano. Una persona muy importante en sus vidas, y a pesar del tiempo, él nunca sería olvidado y permanecería en sus vidas indudablemente. Pero nunca se imaginó que de tal forma.

—¿No te gusta? —murmuró ella con una mueca de indecisión.

—Adds... claro que me gusta —Barry aseguró, sonriéndole suavemente.

—Es solo que... Oliver fue uno de nuestros mejores amigos —sus ojos se aguaron al decir aquello—. Y lo extraño mucho... tanto así que temo algún día llegar a olvidarlo...

   Barry se apresuró a abrazarle con fuerza, mientras en la acción acariciaba la espalda de su esposa en un intento de consolarle. Al parecer sí estaba más sensible de lo normal.

—Me gusta Oliver —afirmó Barry, una vez se aseguró de que Adds se encontraba más calmada.

—Siempre supe que tenías un amor secreto por él —bromeó ella, aún con lágrimas en los ojos mientras alzaba su mirada para observar de él.

—¿Qué? No... sabes que no quise decir eso —negó Barry, observándole extrañado.

—No necesitas mentirme, Amor —Adds le sonrió.

—Pero yo no...

—Espera... —le detuvo—.  ¿Y sí es mujer? —hizo una nueva mueca—. No le podemos poner Oliver si es una niña.

—Podemos buscar la versión femenina de Oliver —Barry besó su mano tranquilizándole.

Adds le sonrió e inmediatamente su mente se introdujo pensando en cuál sería la versión femenina de Oliver. Barry por su parte no se veía tan preocupado por ello. Aún quedaban meses, y sacando cuentas, Adds probablemente tenía unos dos meses de embarazo, por lo que, en lo personal a él no le urgía hacer aquella elección.

A su esposa por el contrario le encantaba mantener en orden aquel tipo de cosas. Había sido así inclusive desde antes de quedar embarazada de Alexander. Aunque lo cierto era que para el nombre de los menores de sus hijos se habían divido el trabajo. Adds se había descantado por buscar un nombre en el caso de que —en aquellos tiempos— en el futuro fueran padres de un niño, y Barry se había visto en vuelto en la búsqueda de un nombre para una niña.

Sin embargo, nunca creyeron que tendrían un tercer hijo, no teniendo en cuenta que Adara había tomado aquel lugar cuando fue adoptada convirtiéndose en la primera hija del matrimonio Singh-Allen. Aunque aquella parte era un tanto complicada teniendo en cuenta que Adara era hija de nada más ni nada menos que sus doppelgängers de Tierra-X.

—Bueno... Olivia no es necesariamente mí favorito —sinceró Adds, tras unos segundos en silencio al estar sumida en sus pensamientos.

—A mí me gusta —opinó Barry por su parte.

—Bueno, entonces podemos dejarlo.

Barry negó.

—La idea es que a ambos nos guste.

—De hecho debería de acreditarme aquella decisión, después de todo de mí vagina saldrá este bebé —comentó con una sonrisa.

El velocista no pudo evitar reír divertido ante aquel comentario.

—Bien, puedes tomarlo —aceptó.

—Estaba bromeando —rió Adds—. ¿O no lo estaba?

De un segundo a otro, la rubia detuvo el andar de sus pies. Un leve gusto se hizo presente en su boca, y como sí de una sincronización se tratara, sus tripas rugieron.

—Tengo hambre —hizo un puchero.

Barry mentiría sí dijera que en aquellos momentos Adds se veía preciosa, porque para él en todo momento ella lucía de tal forma. Sin embargo, en aquel momento lucía... diferente.

—¿Algún antojo en específico? —inquirió su esposo abrazándole por la espalda mientras dejaba un cálido beso en su mejilla.

—De hecho, ya que lo mencionas... —le sonrió inocentemente—. No tienes idea de cuanto me gustaría una pizza con mucha salsa, mucho queso, y aceite de oliva.... oh, y tal vez albahaca... oh, y también...

En aquel instante Barry detuvo su andar, y de igual forma Adds lo hizo, debido a que las manos de Barry rodeaban su abdomen, por lo que, en el momento en que el velocista plantó sus pies en el suelo, Adds se vió atraída a él.

—¿Qué ocurre? —inquirió Adds confundida.

—Creo que lo tengo —él sonrió.

—¿El qué? ¿Te refieres a la pizza? Porque yo no veo ningu...

   El forense dejó escapar una carcajada bastante agraciada.

—No, Amor —negó Barry divertido—. No hablo de la pizza. Hablo del nombre, para él o la bebé.

Los ojos de la rubia brillaron en curiosidad y emoción ante tal mención. Claramente la pizza había quedado en segundo plano.

—¿En serio? ¡Quiero escucharlo!

—Olive —pronunció Barry.

—Olive... —repitió Adds, sintiendo cada palabra endulzar su paladar.

Sabía cuando un nombre era el correcto, porque lo había sentido antes. Era tan simple como vivir la experiencia de sentir una cálida sensación en su cuerpo a la hora de pronunciarlo o siquiera pensarlo. Significaba un hormigueo en la punta de sus dedos debido a la emoción que le provocaba y por sobre todo una sonrisa formándose en sus labios cuando lo decía.

Barry conocía a su esposa, conocía sus reacciones, por lo que, a los segundos de que Adds repitiera aquel nombre, supo que se trataba del correcto.

—¿Qué opinas? —preguntó de todas formas.

—No tienes idea de cuanto lo amo —aseguró Adds emocionada.

—Entonces supongo que tenemos nombres.

—Los tenemos —asintió Adds—. Oh, ahora que lo pienso... No quiero tu bromita de "¿Y tú puedes pensar?"

—Que aburrida te estás volviendo, Amor —se quejó Barry.

Adds le golpeó el hombro ante su comentario, haciendo que él sonriera inmediatamente.

—¿En qué pensabas?

—Bueno... Tú nombre comienza con B, ¿No? —Barry asintió—. Brooke también. Luego está mi nombre que comienza con A, y Adara y Alexander también lo hacen.

—Ajá... —Barry le observó sin entender del todo a donde quería llegar Adds.

—¿No crees qué nuestro bebé se pueda sentir desplazado, o desplazada en un futuro? —mordió su labio con nerviosismo—. Ya sabes...

Lo último que ella quería era que uno de sus hijos se sintiera desplazado por algo como ello. Podía sonar estúpido, pero todos tenían distintas formas de sentir, Adds lo sabía y no podía evitar pensar en cada detalle.

Barry le observó incrédulo por un segundo. Aquel bebé aún no estaba ni pronto a nacer, y Adds ya estaba maquinando todo tipo de cosas. Sin embargo, no diría nada al respecto, no quería hacerle sentir mal ni mucho menos que se pusiera sensible.

   No quería que se sintiera aún más sensible.

—Yo... No lo sé —negó concentrándose—. No veo razones de porque deba ser así.

—Tal vez debamos comentarle el porque elegimos aquel nombre —comentó pensativa—. Seguro así comprenderá.

—Sí, me parece bien —acordó Barry.

Adds era un bomba de emociones. Nunca sabías con que podía salir ni de la forma en que te podría descolocar con sus cosas. Por lo que, a pesar de todo, Barry procuraba seguirle la corriente.

Ambos entraron al cortex, en dónde pudieron ver a Frost sentada frente a uno de los monitores mientras comía lo que parecían ser frituras. La peliolatinada no tardó en notar la presencia de ambos.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó—. No hay ninguna alarma de meta-humanos... ¿No hay ninguna emergencia de meta-humano, cierto? —inquirió intentando asegurarse de que no se había perdido de nada.

Adds rió.

—No, no la hay —se limitó a responder Barry, mientras disfrutaba del agradable sonido de la risa de su esposa.

—Frosty, ¿Dónde está Caity?

—¿Dónde más estará? —inquirió con sarcasmo, mientras apuntaba al área de la enfermería.

Adds frunció su ceño, y ante ello, Barry se apresuró a tirar de ella antes de que comenzara a discutir con Frost por el tono que había usado para responderle. Así que, en solo unos segundos ya se encontraban en la enfermería.

—Chicos —les sonrió Caitlin, a modo de saludo—. ¿Qué ocurre?

La pareja compartió una mirada, con sonrisas desbordando de sus bocas.

—Bueno... necesito un ultrasonido —mencionó Adds, siendo directa.

—Un... ¿Ultrasonido? —inquirió Caitlin, confundida en un principio—. Espera, así que sí fuiste tú quien se hizo una prueba de embarazo en el baño —sonrió.

—Pudo ser otra persona —se defendió Adds.

—Yo no me hecho ninguna, y dudo que haya sido Frost —le observó alzando una ceja.

—Bueno, sí fui yo —admitió Adds, dejando caer sus brazos a sus costados—. Solo... ¿podemos concentrarnos en lo del ultrasonido?

—Claro —asintió Caitlin—. Pero recuerden que puede tratarse de una falsa alarma, las pruebas pueden fallar...

—Son siete de siete —declaró Barry.

—Oh... bueno, aún así hay casos en lo que puede ocurrir —explicó de todas formas—. No se hagan ilusiones anticipadas.

—Demasiado tarde —murmuró Adds, tomando asiento en la camilla.

—Ya tenemos nombres —señaló Barry, acercándose a tomar la mano de su esposa.

—¿Qué? ¿Desde hace cuanto lo saben?

—Bueno, yo ya tenía mis sospechas...

—Yo lo sé desde hace menos de una hora —comentó Barry.

Caitlin intercambió su mirada entre ambos de sus amigos. Realmente le sorprendía lo rápido que aclaraban las cosas y lo rápido que querían avanzar respecto al tema. Aunque, ni siquiera sabía porque se sorprendía tanto.

—Bien... ya sabes como va esto —murmuró Caitlin—. Vas a...

—Voy a sentir frío —Adds se adelantó a decir.

   No sabía como sentirse al respecto, porque tenía la sensación de cierto hormigueo corriendo por su sistema, pero no sabía si aquello se trataba de nerviosismo o emoción. Sin embargo, una fuerte sonrisa estaba formada en sus labios. Una sonrisa que en definitiva tenía cautivado a Barry Allen.

—Bien... —la voz de Cailtin trajo al velocista de vuelta al presente.

   La doctora observaba concentradamente la pantalla a un lado de ellos, mientras movía el mando en el vientre con casi nula bultosidad de Adds.

—Tienes... doce semanas —comentó Caitlin—...

—¿Podemos saber que es?

—Creo que tendrán que esperar un poco más para eso, porque no me deja ver claramente —murmuró observando la pantalla—. Pero... ¿Dijeron que tenían nombres para ambos sexos? —cuestionó volteando su mirada hasta sus amigos.

—Así es.

—Creo que necesitaran ambos —articuló aquellas palabras con una sonrisa.

—¿Qué...? ¿Qué significa...?

—¡Tendrán gemelos! —exclamó Caitlin.

   La mirada de ambas mujeres fue directo al velocista. Ambas pudieron observar como Barry pestañeaba lentamente, a la par que su agarre en la mano de Adds se aflojaba, su tono de piel se volvió pálido, y mientras balbuceaba su cuerpo se desplomó, cayendo de lleno al suelo.

—Tercer embarazo, y sigue cayendo en esa broma —negó Caitlin, limpiando la comisura de su ojo, del cual escapaba una lágrima a causa de la incontrolable risa de la cual era presa.

—Tú no tienes compasión por mí esposo —negó Adds riendo con mayor suavidad.

   En aquel momento Frost entró a la enfermería, dispuesta a preguntar que había sido aquel ruido de extraña procedencia. Sin embargo, en el momento en que vió a Adds en la camilla, con aquel gel en su vientre y el mando de la máquina de ultrasonidos en mano de Caitlin, supo que era lo que ocurría.

—¿La broma de los gemelos otra vez? —inquirió, apoyándose en el marco de la entrada tras haber observado al inconsciente velocista en el suelo.

   La risa de Caitlin se hizo presente nuevamente, mientras Adds asentía con una leve sonrisa en sus labios. Sin dudas, la rubia no cambiaría su vida por nada del mundo.














ϟ














Y LUEGO DE
casi tres años, estamos aquí,
despidiéndonos de estos dos
bebés que son Adds y Barry.

tengo muchos sentimientos
encontrados y un par de
lágrimas en los ojos, aún
así esté sonriendo por que
sí bien esta etapa está
terminando, fue una de las
etapas más bonita de mi vida.

bueno, no diré más, porque
dejaré las palabras para
el apartado de agradecimientos.

espero que este epílogo
les haya gustado más que el
anterior, aunque les confieso
que el anterior me gustaba más.
además, este epílogo está escrito
desde marzo del año pasado.
así como escuchan baes.

ahora, un shot de lo que sea
que tengan a mano, en honor
a Adds y Barry, jajaja

¡gracias por todo, las/os amo!
💐💗

publicado: 05/09/2023
editado:



©️ 2023 | PRFCTGUSTIN
⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯
TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro