xvii.- double kidnapping

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O17
▬▬▬▬ ༘◜➷。 | capítulo diecisiete... ⚡️🔥
❪ doble secuestro ❫





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—OH POR DIOS... —MURMURÓ ADDS DE PIE EN LA ENTRADA DEL APARTAMENTO—. ¿QUÉ FUE LO QUE OCURRIÓ AQUÍ?

   Su mirada de volteó hasta sus amigos quienes le observaban con sonrisas nerviosas, mientras que Adara se escondía tras ellos balanceándose en sus talones.

   Su llegada y la de Barry fue hacía solo unos minutos, pero antes de poder entrar a su hogar, sus amigos habían intentado darles la vuelta comentando cosas sin sentido, o haciendo preguntas referentes a la luna de miel.

   Desde aquella llamada con Adara y Caitlin, Adds supo que algo no iba bien, y las actitudes de sus amigos solo lograban afirmarle aquello.

—¡Sorpresa! —murmuró Cisco, alzando sus manos.

   Adds pestañeó incrédula y observó a su esposo por un segundo. Al parecer el velocista no tenía palabras que decir ante la situación frente a ellos.

—Chicos... ¿Qué fue lo que le ocurrió a la televisión... y a la mesa de centro? —cuestionó ella, ingresando por completo a su hogar mientras dejaba a un lado su bolso.

—Es una muy larga historia... —murmuró Caitlin, retorciendo sus dedos con nerviosismo.

   Adds alzó una de sus cejas mientras entrecerraba sus ojos.

—Algo me dice que no es tan larga como dices —hizo saber.

El trío de héroes intercambió miradas a modo de comunicación, y finalmente soltando un suspiro Ethan tomó la palabra.

—¡Fueron Adara y Cisco! —acusó abruptamente señalando de ambos—. Jugaron con un balón de futbol adentro.

—¿Pero qué...?

—¡Tio Ethan! —acusó Adara cruzándose de brazos.

—Perdón, preciosa —se disculpó observándole—. Créeme que es lo mejor que pudo haber ocurrido. Solo ve a tu madre, no está soltando fuego por la boca —apuntó a la rubia, quien frunció aún más su ceño.

     Yo no suelto fuego por la boca... pensó Adds.

—Por Dios —murmuró Barry acercándose a ver la televisión, la cuál se encontraba en deplorables condiciones—. Creo que si debimos dejar a Adara con tu padre.

—Hasta Wally hubiera sido mejor opción —murmuró Adds.

Cisco frunció su ceño.

—La niña está en perfecto estado —señaló el latino ofendido—. Eso fue lo que pidieron.

Adds tomó el puente de su nariz entre sus dedos pulgar e índice y dejó escapar un suspiro pesado, casi como si intentara mantenerse serena.

—Cait, creí que eras más responsable —reprochó la rubia.

La castaña se recompuso de golpe y frunció su ceño ante las palabras de su mejor amiga.

—Los dejé a solas un minuto mientras buscaba algunas cosas —hizo saber—. Pero al parecer dejé a tres niños y no solo a una —frunció su ceño observando a Cisco e Ethan.

—¡Oye! —reclamaron ambos.

—¿Saben qué? Ya no tiene importancia —determinó Barry negando—. Gracias por no quemar nuestro hogar.

Cisco e Ethan le observaron con mala cara, y Caitlin sin poder evitarlo rió.

—Cait, gracias por mantener a Ada a salvo de estos dos —agregó Adds.

La doctora asintió. Tras alguno que otro reclamo adicional de Ethan y Cisco, finalmente se marcharon, dejando a la familia a solas.

—¿Qué te hemos dicho del fútbol dentro de la casa, corazón? —cuestionó Adds observándole sin reproche alguno.

—Qué no debo jugar con él porque puedo romper cosas —murmuró con las manos entrelazadas tras su espalda.

—¿Ya ves por qué? —inquirió Barry agachándose a la altura de su pequeña hija.

—Sí, y lo siento.

   Adds suspiró. Sabía que era una persona dura, pero con Adara no podía serlo, aquella niña simplemente le derretía el corazón.

—Bien, ve a tomar un baño y a ponerte la pijama. Nosotros prepararemos la cena ¿Bien?

   Adara asintió y comenzó a subir las escaleras, sin embargo a mitad de camino se detuvo y volvió a recorrer el camino hecho con anterioridad.

   En segundos la castaña ya estaba rodeando con sus brazos a sus padres, quienes no tardaron en rodearle con sus brazos.

—Los extrañé —admitió ella en voz baja.

   Adds y Barry juraron que en aquel instante el corazón se les hacía agua.

—Aww, y nosotros a ti cariño —aseguró Adds.

—Como no tienes una idea —agregó Barry sonriendo con suavidad.

   Tras unos segundos más, Adara se apartó sonriéndoles y reanudó su camino escaleras arriba, perdiéndose en el segundo piso.

   Adds hizo un puchero y posó su mano sobre su pecho.

   Barry le sonrió y le atrajo hasta él, envolviendo sus manos en la cintura de su esposa, para luego dejar un beso sobre su frente. La rubia se dejó estar allí unos segundos disfrutando de la calidez.

—Estoy enojada —murmuró haciendo alusión a la situación ocurrida.

—No, no lo estás Amor —negó él.

—Está bien —masculló dejando escapar una sonrisa—. No lo estoy, pero debería.

Barry dejó escapar una carcajada. Sabía que Adds intentaba mantenerse dura para darle ciertas enseñanzas a Adara, pero podía notar lo mucho que a veces le costaba mantenerse en el papel, lo que le parecía sumamente tierno y adorable.

—¿Realmente cocinaremos? —inquirió curioso.

—No, estoy muy cansada para hacerlo —murmuró soltando un suspiro—. Pero Adara no debe enterarse que no cocinamos.

—Amor, ¿Estás segura de qué no se dará cuenta?

   Adds bufó.

—Sé que lo hará, esa niña es muy inteligente para su edad.

—Sí, lo es —acordó Barry con una sonrisa.

—Entonces... ¿Vas por comida china?

   Barry rió sin poder evitarlo. Agachó su postura y escabulló su rostro deteniéndose en el cuello de Adds en dónde dejó un corto beso.

—No vayas por ese camino, velocista —advirtió.

—¿Por qué no? —inquirió, esta vez dejando un beso en su mejilla.

   Adds entrecerró su mirada a pesar de ser consciente del hecho de que su esposo no podía verle.

—Tienes suerte de que no quiera traumar a nuestra hija, de lo contrario ya nos faltaría ropa.

   Barry rió nuevamente.

—Que mal —bromeó.

   Adds le picoteó el abdomen con uno de sus dedos y Barry se alejó unos centímetros aún riendo.



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ADDS SUSPIRÓ CON PESADEZ NOTANDO LA AUSENCIA DE BARRY A SU LADO EN LA CAMA. Con lastima se impulsó sentándose en el colchón, y restregó sus ojos intentando ahuyentar su adormilamiento matutino.

No se molestó en colocarse algo de ropa, ya que Barry en algún punto de la noche, o tal vez de la mañana había cubierto su cuerpo con una de sus camisetas.

Siempre evitando que Adara pudiera llevarse algún trauma.

   Salió de la habitación descalza, sintiendo como el frío alfombrado cosquilleaba en la planta de sus pies. Pronto descendió las escaleras llegando a la planta baja del apartamento, en dónde logró divisar a su esposo sentado en el suelo de la sala de estar, revisando con curiosidad las incontables cajas de regalos de boda.

—¿Qué haces? —inquirió con una pequeña sonrisa, acercándose.

   Inmediatamente el velocista alzó su mirada, encontrándose con aquella sonrisa que le encantaba, y de forma involuntaria le sonrió de vuelta.

—Nada.

—¿Nada? —cuestionó Adds con diversión dejándose caer sobre sus piernas en forma lateral.

—Bueno, tal vez estaba curioseando —murmuró, despejando algunos de los cabellos rubios que le obstruían la visión directa al rostro de Adds.

—¿Tal vez? —repitió incrédula Adds—. Si ya has abierto la mitad de los regalos.

   Sin poder evitarlo la rubia comenzó a reír, escondiendo su rostro en el cuello de Barry.

—¿Lo siento?

—Está bien. De hecho me alegro que lo hayas hecho, porque odio estar revisando cosa por cosa —le dió una palmadita en la mejilla y se acomodó delante de él entre sus piernas—. ¿Qué tenemos hasta ahora?

—Un montón de cosas por devolver —confesó—. ¿Sabías qué los chicos compraron regalos para Adara también? —inquirió su esposo.

—¿Es en serio? —cuestionó sorprendida.

—La mayoría de las cajas aquí son para ella —rió suavemente.

Adds sonrió.

   Lo cierto era que a ambos les alegraba el recibimiento que su familia estaba teniendo, aunque de no tenerlo tampoco les hubiera importado demasiado. Pero era agradable saber que su familia estaba siendo bien recibida y claro, que su pequeña hija era tan adorada por todos sus amigos.

—Estará feliz de abrir cada uno de ellos cuando llegue de la escuela —murmuró Adds, abriendo una caja.

—Sí... respecto a eso, ¿Crees qué deberíamos volver a cambiarle de escuela? —inquirió Barry, con sus manos en la cintura de su esposa.

—¿Por qué haríamos eso? —preguntó confundida Adds, dándole una rápida mirada—. Se ha adaptado bien. Además los padres de Jason también le cambiaron, para que pudieran seguir de amiguitos.

El bufido que soltó Barry no pasó desapercibido para Adds, quien sonrió divertida siendo consciente del problema que Barry tenía con ello.

—Por esa misma razón deberíamos cambiarle —respondió el velocista—. Ese niño no es bueno para nuestra Ada y...

Adds no pudo evitar dejar caer una carcajada al escuchar como su esposo comenzaba a quejarse al respecto de un niño de solo siete años.

—¿Por qué te ríes? —cuestionó en un quejido frustrado.

—Barry, Amor ¿Realmente estás celoso de un niño de siete años?

—Ese mocoso no es bueno para nuestra Ada —se justificó.

—Amor, estoy bastante segura de que la situación es al revés.

A esas alturas Adds conocía perfectamente a su hija. Adara podía lucir muy angelical y podía ser un encanto, pero bajo todo aquello, la pequeña era una amante de las travesuras. El pequeño Jason al contrario era un pequeño muy tranquilo y caballeroso. Simplemente adorable. Y aquello era lo que les convertía en el dúo perfecto.

—¿Qué estás intentando decirme? —se cruzó de brazos.

—¿Ya te había dicho que eres adorable cuando actúas como padre celoso? —inquirió con una sonrisa, mientras acunaba el rostro de su esposo entre sus manos—. También luces sexy, Amor.

—Suficiente —le advirtió, dejando caer nuevamente sus manos en la cintura de su esposa.

—Ahora que lo recuerdo, mi adorable y sexy esposo celoso —Barry no pudo evitar reír cortamente ante aquellas palabras—. No me has dado mi beso de buenos días —murmuró Adds.

No hicieron falta más palabras para que ambos fueran al encuentro de los labios del otro. Los movimientos eran lentos, precisos y coordinados, como siempre, logrando que pequeñas sonrisas escaparan de sus labios irrumpiendo la sincronización del beso.

—Mmm... ahora si son buenos días —murmuró Adds, manteniendo la cercanía con su esposo.

Nuevamente el velocista rió. Estaba simplemente encantado con la mujer en sus brazos y no se molestaba en demostrar lo contrario.

—Anda, aún tenemos muchos regalos por abrir.

Adds formó un pequeño puchero en sus labios, y rozó su nariz con la de Barry.

—¿Un beso más?

La rubia asintió formando una sonrisa en sus labios, y nuevamente, gustosa aceptó los labios de su esposo sobre los de ella.

Un jadeo salió de sus labios cuando se removió sobre el regazo de Barry, quien, sabiendo las intenciones de su esposa con su velocidad se apartó de ella, quedando al otro lado de la sala.

—Que aburrido eres —se quejó ella.

—Eso no es lo que decías en nuestra luna de miel —le sonrió mientras cargaba un par de cajas.

—Esos fueron buenos tiempos... —ella suspiró—. ¿Esa era tu intención cuando nos casamos? ¿Amarrarme a tú lado para luego dejarme en abstinencia?

Barry comenzó a reírse, a lo que Adds chasqueó su lengua con molestia y se cruzó de brazos.

—No seas dramática, Rayito.

Adds sonrió al escuchar aquel apodo. Y sabiendo que en aquel momento no haría nada con su esposo, se dispuso a abrir regalos.

—¿No puedes abrir todos los regalos con tu velocidad? —cuestionó con cansancio tras media hora—. Ya me duele la espalda aquí.

   Barry le dió un rápida mirada, notando el puchero que su esposa hacía mientras terminaba de abrir un regalo, el cual dejó en el montón de cosas que tendrían que cambiar.

   En cosa de un segundo ya había abierto y organizado todos los regalos por sección.

—Eso fue mucho mejor ¿No? —inquirió Adds, revisando los montones con su mirada.

—Tal vez.

   Adds se colocó de pie y caminó hasta el sofá, en donde se dejó caer. A los segundos Barry se dejó caer a su lado, atrayéndole inmediatamente a sus brazos, en donde gustosa la rubia se dejó refugiar.

—¿Amor?

—¿Sí?

—Han pasado poco más de tres semanas desde nuestra luna de miel... —comenzó a decir Barry, captando la atención de su esposa—. ¿Cuándo crees que será conveniente hacerte una prueba de embarazo?

   Adds se recompuso, jugando con sus dedos. Aquel tema la ponía nerviosa, más que todo porque le aterraba ver los resultados. Ella quería un positivo y temía obtener un negativo.

—Tengo las pruebas... pero me asusta hacérmelas —confesó.

—¿Por qué? —inquirió su esposo, llevando su mano hasta la mejilla de Adds.

—Supongo que realmente quiero una respuesta positiva —se justificó sonriéndole levemente—. Pero es casi imposible obtenerla al primer intento.

—No debes hacértela. De una u otra manera sabremos el resultado.

   Adds asintió y se volvió a acurrucar en los brazos de su esposo. Con su mirada recorrió aquella montaña de regalos la cual por poco más y alcanzaba el techo del loft, todo en un intento de mantener su mente alejada de aquellos tortuosos recuerdos, y entonces notó una pequeña caja, la cuál aún se mantenía envuelta por el papel de regalo y un moño.

—Te dejaste uno —comentó Adds, recomponiéndose y yendo por el.

—Oh...

La rubia se volvió a sentar a un lado de su esposo, y con cuidado de no romper el moño y no rasgar el papel, desenvolvió el obsequio.

Parecía ser una clase de estuche.

Lo observó consiensudamente y finalmente le abrió.

—Que mal —murmuró—. Otro cuchillo.

—Que tacaños. Es solo uno —señaló Barry, intentando quitarle el utensilio de cocina de la mano a su esposa, sin embargo ella le alejó.

—No trae tarjeta —agregó, mientras seguía observando el cuchillo—. ¿Crees qué sirva para apuñalar a alguien?

—No lo sé. Tú eres la experta en eso —murmuró.

—¿Quieres ser el sujeto de prueba, Mi Amor? —cuestionó con diversión—. Prometo no dañarte algún órgano.

—Vaya, que considerada —ironizó.

Adds rió y volvió a guardar la cuchilla en el estuche en donde venía para luego dejarla a un lado.

—Entonces... —comentó.

—¿Entonces...? —inquirió Barry expectante.

Con una sonrisa traviesa se dejó caer sobre sus piernas, posando sus manos sobre los hombros de su esposo.

—¿En dónde estábamos antes de que me obligaras a abrir todos estos obsequios?

—Mmm... no lo sé ¿Puedo tener un recordatorio, Señora Allen?

—Sí, sí puede tener un recordatorio, Señor Allen.



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—NO LO ENTIENDO —MURMURÓ BARRY OBSERVANDO LA LARGA FACTURA EN SU MANO—. ¿Por qué Mick creería que necesitamos cuarenta tostadoras?

   Adds rió divertida, dándole una corta mirada a su esposo para luego volver a centrarse en Adara, quien caminaba unos pasos adelante mientras comía un bastón de dulce.

—Barry, creo que es obvio que las robó.

—Tiene sentido —murmuró suspirando.

—Para mí lo tuvo desde que ví que teníamos más de un regalo de su parte —bromeó.

Esta vez fue el turno de Barry para reír.

—Adara, corazón, no camines tan rápido —pidió Adds, indicándole con su mano que bajara la velocidad del andar de sus pies.

Barry sonrió bobamente observándole. Estaba encantado con la forma tan natural en que Adds se desarrollaba junto a Adara. Por dónde lo vieras, la rubia era una buena madre, pero ante los ojos de Barry, Adds era una madre excepcional.

—¿Qué? —cuestionó ella, notando la mirada de su esposo.

—Eres una madre grandiosa —confesó.

Adds sonrió y cubrió sus mejillas con sus manos, intentando apaciguar el incontrolable sonrojo que explotó en sus mejillas ante las palabras de Barry.

—No digas eso —se quejó.

—¿Por qué? Es cierto. Lo eres —repitió Barry, sin dudar de sus palabras.

—Hago mí mejor esfuerzo —murmuró—. Quiero estar a la altura de tú sentido de padre sobre protector celoso, pero me es imposible llegar a ese nivel.

Barry blanqueó su mirada y Adds se colocó en puntitas para besar su mejilla.

—Creo que lo estamos haciendo bien ¿No? —cuestionó ella.

—Eso creo —asintió.

Ambos sonrieron viendo a la pequeña danzar a unos pasos delante de ellos. Adara finalmente había vuelto a sus clases de ballet y eso parecía tenerla más contenta.

   De un momento a otro, Adds sintió un extraño cosquilleo en sus dedos, y antes de poder reaccionar, Barry a su lado había sido golpeado por una extraña clase de rayo el cual mando a volar al velocista directo a un callejón.

—¡Barry! —gritó con preocupación, atrayendo a Adara a su lado para así salir en busca de su esposo.

   Nuevamente sus sentidos se dispararon y mientras Adara se acercaba a Barry, Adds se dió la vuelta, viendo como frente a ellos DeVoe hacia presencia mientras se mantenía suspendido en el aire gracias a la silla que utilizaba.

—¿Qué demonios? —masculló Adds por lo bajo.

—Señor Allen. Señora Singh-Allen. Les he visto por aquí y he decidido acercarme para felicitarles por la boda —se pronunció DeVoe, con una cínica sonrisa.

—Eres un maldito psicópata. ¿No crees qué es muy arriesgado atacarnos en la calle?

—Es un gusto por fin poder conocer a la pequeña Adara Singh-Allen —comentó Devoe ignorándola.

—Refiérete a ella una vez más y te quemo la lengua hasta desintegrártela —vociferó la rubia, resguardando de la pequeña tras su cuerpo.

   Barry finalmente se puso en pie y se colocó a su lado, ya con su traje puesto.

—Llévatela —ordenó el velocista.

   Adds frunció su ceño y le dió una rápida mirada.

—Estás loco si crees que te dejaré a solas con él —masculló.

—Adds, por favor.

—Adds, nada —negó ella.

   Un nuevo rayo fue disparado en su dirección, pero antes de que alguno pudiera reaccionar y actuar frente al ataque, el rayo rebotó a unos metros de ellos golpeando a DeVoe.

   Ambos fruncieron sus ceños nuevamente en confusión, pero no tardaron en caer en cuenta de quien era la responsable de aquello.

—Oh no —Adds masculló por lo bajo.

   Rápidamente se acercó a Adara y tomó el collar en el cuello de la niña. Presionó el botón y abrió una brecha.

—Anda corazón, crúzala —le incitó.

—No quiero dejarlos solos.

—Ada, por favor —pidió Barry—. Estarás segura con los chicos en los laboratorios.

—Vamos, corazón —le incitó Adds.

   La menor se removió indecisa, pero finalmente cruzó. Adds se apresuró a cerrar la brecha, para luego posicionarse a un lado de su esposo, con su traje comenzando a recorrer y cubrir su cuerpo.

—Vamos, anciano —le incitó Adds—. No creo que hayas venido aquí solo a traumar a mí hija.

   Había comprobado tantas veces que hablar de más traía sus consecuencias y aún así no aprendía al respecto. El universo castigaba a las malas lenguas, pero Adds no sabía que hablar con la verdad de forma grosera también fuera motivo de castigo.

—¿Qué demo...? —contra su voluntad la rubia cortó sus propias palabras.

   Una clase de dardo picó su cuello, tomándola totalmente desprevenida.

¿De dónde salió eso?...

Su respiración se cortó de golpe, sintiendo un hielo comenzar a recorrer su sistema lentamente. Juraba sentir como cada una de sus terminaciones nerviosas se congelaba poco a poco. Y dolía.

   Dolía demasiado.

Sus rodillas cayeron brutamente al suelo, y sus brazos a duras y penas se apoyaron de forma débil en el asfalto.

—¡Adds! —gritó Barry, preocupado.

Un nuevo rayo fue disparado desde la silla de DeVoe hacia su dirección. Rápidamente lo esquivó, y con furia corrió hasta el hombre con su mano hecha un puño, intentando castigar a aquel que se había atrevido a lastimar a su amada rubia. Sin embargo antes de poder atacar, unos extraños tentáculos salieron de la silla de DeVoe atrapando a Barry y electrocutándolo.

En el momento en que el velocista cayó inconsciente, DeVoe procedió a elevarse en su silla, llevándose a Barry en el proceso.

—Barry... —llamó Adds, en un ahogado grito apenas audible.

Su cuerpo cada vez iba perdiendo más movilidad. No había tardado en darse cuenta de que la sustancia inyectada en su torrente sanguíneo estaba hecha con el fin de criogenizar su sistema completo. En otras palabras, con el fin de dejarla como una escultura de hielo.

Su cuerpo completo quemaba. No era un secreto que el hielo producía quemaduras en un nivel diferente que el fuego, pero de todas formas lo hacía.

Y sí, Adds estaba acostumbrada a sentir dolor, pero como todo ser humano sin importar sus capacidades, tenía un límite y ella ya comenzaba a cruzar el suyo.

Su garganta se abrió en un intento de recuperar el aire, pero poco a poco sus ojos comenzaron a cerrarse aún así ella batallara por mantenerlos abiertos.

—Debemos ayudarla —murmuró la pequeña rubia, escondida en su lugar.

—Brooke, ya nos metimos en este lío por ti. No podemos arriesgarnos más —murmuró su hermano.

—Si mamá muere no naceremos, tarado —le dió un golpe en la frente.

—Ella no morirá. Es mamá —masculló frunciendo su ceño—. Solo espera.

La rubia observó en silencio la escena, con su hermano tomándola por los hombros, en un intento de darle consuelo y fuerzas, o tal vez en un intento de mantenerle a raya.

Pronto vieron como las manos de Adds se encendían en un rojo fuego y posteriormente como se reincorporaba de golpe recuperando atropelladamente todo el aire que había perdido.

—¿Cómo demonios...?

—Es la sed de sangre, hermanita —Henry suspiró—. La sed de sangre se activa automáticamente cuando ve a alguien que ama en peligro y se ve incapaz de hacer algo al respecto, y...

—Y papá está en "peligro".

—En teoría —afirmó su hermano.

Ambos voltearon a ver nuevamente al lugar en donde se encontraba Adds.

La rubia se apoyó con debilidad en el suelo y comenzó a impulsarse para ponerse de pie.

—Oh mierda... —murmuró dejando caer una de sus manos en su pecho—. Estuvo cerca.

En aquel instante un extraño destello se hizo presente y pronto una brecha se abrió. Ethan no tardó en saltar de ella, observando con preocupación a su mejor amiga.

—Hora de irnos, Brookie —murmuró Henry, tirándola por los hombros.

Pronto ambos ya habían desaparecido del lugar.

—Dios, Adds ¿Qué demonios?

—DeVoe... —murmuró, sintiendo su cuerpo debilitarse nuevamente—. DeVoe se llevó a Barry.

Y entonces, una vez más cayó inconsciente. Por suerte esta vez Ethan estaba allí para atraparla.

   Rodeando el cuerpo de Adds con fuerza y buscando firmeza en el proceso, el rubio la arrastró a través de una nueva brecha. Una vez en el cortex la cargó en sus brazos y la llevó hasta la enfermería con todos siguiéndole los pasos.

—¿Qué le ocurrió? —inquirió Cisco, con preocupación.

—No lo sé —murmuró Ethan, preparando un catéter intravenoso—. Está muy pálida y para ser Adds, su piel está muy fría.

   Cisco se acercó y tomó la mano de su mejor amiga entre las suyas.

—Perfectamente podría ser Killer Frost —murmuró confundido—. ¿Crees qué intentaron criogenizar su sistema circulatorio?

   El rubio suspiró.

—Tratándose de DeVoe me espero todo —admitió.

   El resto del equipo volvió al cortex exceptuando a Ethan, quien se mantuvo junto a su mejor amiga, verificando que el goteo del suero especial para ella fuera correcto.

   De un momento a otro la rubia dió un respingo, quedando sentada sobre la cama. Se notaba un tanto desorientada.

—¿Dónde está Adara? —cuestionó automáticamente—. ¿Dónde está Barry?

Ethan se acercó a ella rápidamente.

—Adara está con Iris en la sala de juegos —respondió intentando tranquilizarla—. Barry... no lo sé, supongo que aún está con DeVoe.

Adds dió un salto, bajando de la cama mientras arrancaba la intravenosa de su brazo formando una mueca al hacerlo.

—¿Cuánto llevo inconsciente?

—No te saques eso —le reprochó Ethan—. Te traje hace solo diez minutos...

—No puedo quedarme aquí —negó comenzando a caminar hasta el cortex—. Debemos buscar a Barry. Cisco pon el satéli... ¿Qué te ocurrió? —le cuestionó a Harry, quien sostenía una bolsa de hielo sobre su cabeza.

—Amunet Black secuestró a Caitlin —informó Joe.

Adds suspiró y cubrió su rostro ahogando un quejido.

—Dos personas secuestradas al mismo tiempo... Demasiada casualidad —mencionó Ralph.

—Sí, gran observación capitán de lo obvio —masculló Cisco.

—¿El satélite buscará a Caitlin o a Barry? —inquirió Harry.

   Todos los presentes se voltearon a observar a Adds, quien comenzó a balbucear.

—No podemos elegir a uno —determinó—. Debemos buscar de ambos.

—Debemos hacer algo más.

—Claro que haremos algo más —respondió Adds—. Por lo menos yo haré algo más. Ustedes se quedarán aquí.

—¿A dónde crees que vas? —Ethan corrió tras ella, afirmándola por los hombros evitando así que siguiera caminando.

—Iré a hacer cenizas a ese anciano decrépito hijo de la...

—No irás a ninguna parte —le cortó Cisco.

—Eso no lo decidirán ustedes —se removió soltándose del agarre de ambos—. Mí esposo acaba de ser secuestrado por un anciano psicópata quien lleva observándonos por meses, y anda por el mundo en una silla con apariencia de M.O.D.O.K y con tentáculos de Doc Ock. Y mi mejor amiga fue secuestrada por una de las crimínales más peligrosas de esta ciudad de locos ¿Creen qué esto me tiene tranquila?

—Nadie está tranquilo con esto, Adds —le informó Joe—. Estás herida, casi mueres. Yo iré por DeVoe.

Adds le observó con incredulidad y sin poder evitarlo rió.

—Honestamente no sabía que tenías instintos suicidas.

Joe guardó silencio, procurando mantener a salvo su integridad y la de todos allí. E ignorando a Adds, salió del cortex con Harry siguiéndole los talones.

—¿El satélite ya está buscando de ambos? —cuestionó la rubia suspirando.

—Sí, pero no sé cuanto tardará —respondió Cisco.

—Bien, yo... creo que buscaré a Adara —murmuró comenzando a salir del cortex.

   Necesitaba mantener su mente ocupada para no cometer una estupidez, y verificar el estado de su pequeña era justo lo que necesitaba.



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   ADDS ESTABA DEMASIADO INTRANQUILA, CASI AL BORDE DE UN COLAPSO NERVIOSO. Era consciente de que los recursos disponibles no estaban dando abasto para rastrear a Barry y Caitlin al mismo tiempo, y que la tecnología que estaban utilizando estaba a punto de tener un colapso.

Cisco, Ralph e Ethan no paraban de chocar entre ellos, lanzándose insultos y atribuyéndole culpa al otro en relación al secuestro de Caitlin.

Adara estaba extremadamente preocupada por su padre y por Caitlin su tía, lo que solo lograba poner más nerviosa a Adds.

Por otro lado, Adds aún sentía su cuerpo doler como el infierno, sabía que aquella sensación no desaparecía de un momento a otro, y la situación le recordaba ligeramente a su doppelgänger de Tierra X. Una parte de ella se alegraba de que su contraparte hubiera sufrido con la criogenización de su cuerpo. Pero lo cierto era que en aquel caso la criogenización ocurrió rápidamente por lo que en segundos la rubia de Tierra X murió con un mínimo tiempo de sufrimiento.

   Sin embargo Adds seguía sin comprender de dónde salió el proyectil que le fue disparado. No podía haber sido DeVoe el responsable de ello, puesto que Adds mantuvo su mirada sobre él en todo momento... entonces ¿Quién más podría haber sido?

   Soltó un bufido de exasperación y dió un golpe al mesón del cortex, el cuál solo le dejó la mano adolorida teniendo en cuenta lo débil que se encontraba.

—Estúpido universo —masculló por lo bajo.

   En aquel instante un recuerdo llegó a su mente.

   Hacía algunos años Oliver le había enseñado una técnica que pocos conocían. El propósito de la técnica era sumirse en una clase de trance y así poder acceder a la capacidad de ver todo aquello con lo que sus ojos habían chocado pero que su mente no había procesado.

   Estaba segura de que aquello le ayudaría a encontrar al responsable de su ataque.

   Comenzó a dirigirse a la salida del cortex, pero justo en aquel instante Harry se adentraba al cortex con un rostro de pocos amigos lo que le dejó en claro a Adds que venían con las manos vacías.

—¿Qué ocurrió? —inquirió de todas formas.

—Nada. Revisamos toda la casa de DeVoe y está limpia —ambos suspiraron pesadamente—. Joe fue a revisar la escena dónde se llevaron a Barry.

—¿Qué hay de tú padre? —cuestionó Cisco acercándose—. Es el capitán de la policía, tal vez pueda ayudarnos en esto.

Adds suspiró.

—No es una opción ahora. Le debo muchas explicaciones respecto a mí, mis poderes, mí desaparición, Barry siendo Flash... además no lo quiero poner en riesgo.

—Una vez tuve un caso en que una mujer no hallaba a su esposo, pero ella tenía amnesia. Él estaba en casa, solo no lo reconocía.

Adds frunció su ceño, observándole con confusión y molestia.

—Igual me pagaron. Dos veces.

Cisco apoyó sus manos sobre uno de los paneles de control del cortex, con cansancio, frustración e irritación.

—Ralph. Por favor, cállate —pidió el latino, casi con clemencia.

—¿Tienes algo que decirme, Ramón? —inquirió Dibny.

Ethan rió secamente.

—Todos aquí tenemos cosas que decirte. Partiendo por el hecho de que eres un idiota.

—Caitlin está secuestrada, Ralphy —remarcó Cisco—. Y claro, en primer lugar ella no hubiera estado en Jitters de no ser por ti actuando como un idiota. Pero claro, típico de Ralph Dibny ¡La alejaste con tu gran bocota!

—¡Quizás debería convertir mi mano en un gran puño!

—¡Chicos! ¡Por favor! —reclamó Adds—. Esto es lo que menos necesitamos ahora.

   Ambos se observaron una vez más con molestia.

—Como sea, estaré en mí laboratorio —murmuró Cisco, marchándose de allí.

—Yo iré a la habitación más lejos de aquí —secundó Ralph.

—El laboratorio de velocidad —respondió Harry.

—Gracias.

—De nada.

   Y sin más, el detective privado se marchó de allí.

—Dios ¿Por qué ocurre esto justo ahora? —masculló Adds.

—Por ti.

—¿Qué? —cuestionó confundida la rubia, observando a Harry—. ¿A qué te refieres con eso?

—En estos momentos eres la líder, y los lideres deben tomar decisiones difíciles.

—¿Estás diciéndome que debo elegir entre mí esposo y mí mejor amiga? Además, ¿En qué momento decidieron que yo debía ser la líder?

   Harry se encogió de hombros.

—Debes hacerlo. Perdemos a uno o perdemos a ambos.

Ethan formó una mueca en sus labios. Sabía que aquello probablemente no había sido de gran ayuda, pero hasta cierto punto Wells tenía razón. Movió su mano y la dejó descansar por un par de segundos sobre el hombro de Adds, dando un apretón que esperaba fuera reconfortante para la rubia.

   Adds sintió como su corazón se contraía dentro de su pecho. ¿Cómo se suponía que tomaría tal decisión?














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ADARA ES LA MÁS BONITA

(crackship de un momento adorable)

no puedo con Barry siendo
un padre celoso y Adds la
mamá más adorable

ya crecieron mis bebés

bueno, bueno, tuvimos unos
cameos por ahí👀 pero no
diré nada más al respecto

NOS VEMOS EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

y como siempre, si quieren
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publicado: 16/04/2023
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