xviii.- a sour christmas

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O18
▬▬▬▬ ༘◜➷。 | capítulo dieciocho... ⚡️🔥
❪ una agria navidad ❫





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SE SENTÍA COMO LA PEOR PERSONA DEL MUNDO. NO. Corrección. Adds se sentía como la peor esposa del multiverso.

   Finalmente tras un arduo martirio mental, Adds logró tomar una decisión la cual esperaba fuera la correcta.

Barry estaba secuestrado y siendo retenido por DeVoe y su esposa. Un matrimonio psicópata que solo quería verles sufrir. Pero por otro lado estaba Caitlin quien se encontraba sola y sin poderes contra Amunet. Ambas eran situaciones críticas.

Sin embargo Barry sabía arreglárselas. Siempre lo había hecho y Adds quería creer que lo haría una vez más.

Por lo que, la decisión fue Caitlin. No pasó mucho tiempo para que el satélite lograra localizarla, ante lo cual los encargados de su rescate fueran Ethan, Cisco, y para la mala suerte de los dos primeros, Ralph.

Gracias al universo Caitlin ya había hecho la mitad del trabajo y se las había arreglado para huir del hospital en dónde estaba siendo retenida. Así que el resto de los héroes se había limitado a detener momentáneamente el ataque de Amunet, para luego sacar de todos de ahí.

Era un alivio el hecho de que la doctora se encontrara en perfectas condiciones y que además salvara a un meta-humano de las garras de Amunet Black. Toda una heroína y no había necesitado de Killer Frost. Eso hacía sentir orgullosa a Caitlin, lo cual entre tanta preocupación ponía feliz a Adds.

   En aquellos momentos la rubia se encontraba sentada frente al panel de controles del cortex, observando la pantalla mientras jugaba nerviosamente con la pulsera en su mano. El satélite estaba disponible, rastreando específicamente la velocidad de Barry.

   Y entonces un cosquilleo picó en las yemas de sus dedos y pronto una ráfaga chocó en su espalda. De golpe, reuniendo las fuerzas que tenía se puso en pie y volteó a la entrada del cortex, viendo a su esposo allí apoyado en una pared con la respiración agitada y mojado de pies a cabezas.

   El aire volvió completamente a sus pulmones y corrió a su encuentro, acunando con sus manos el rostro del velocista.

—Oh, estás vivo —susurró, casi con la mirada nublada en lágrimas.

—¿Dudaste de mí, Mi Amor? —cuestionó él, con media sonrisa.

—Más bien de mí —confesó a voz baja.

—¿Estás bien? ¿Qué ocurre? —preguntó Barry, con preocupación.

No le fue difícil notar el débil estado de ánimo que portaba su esposa. No tenía ni idea de lo que pudo ocurrir en aquel lapso de su ausencia, pero estaba seguro de que no era tan grave como Adds creía.

—Sí, lo estoy —asintió ella—. Ven, debes descansar.

   Intentando mantenerse firme, ayudó a su esposo a caminar hasta la enfermería, en dónde el velocista se dejó caer sobre la camilla.

—Lo siento —murmuró finalmente—. Soy la peor esposa del mundo.

—No digas eso —negó Barry.

—Es cierto, lo soy —afirmó—. Caitlin también fue secuestrada... y yo quería buscar de ambos, pero el estúpido satélite estaba colapsando, y Harry me dijo que debía tomar la decisión de si debíamos buscarte a ti o a Caitlin —suspiró dejando salir un temblor—. Lo siento mucho. Teniendo en cuenta el resultado tal vez ya no me siento tan culpable, pero eso no quita el que rompí una promesa.

Barry sonrió con suavidad.

—Adds, Amor. Está bien —aseguró, tomando sus manos entre las suyas—. Tomaste la decisión correcta al elegir salvar a Caitlin.

—¿Y sí hubieras muerto? ¿Y sí Caitlin hubiera muerto? —cuestionó, para luego dejar salir un quejido—. ¿Por qué siempre hay decisiones de vida o muerte?

—Porque el jodido universo nos odia —Barry le sonrió, recibiendo una corta sonrisa por parte de ella—. No te tortures más, Amor. Lo hiciste bien.

—¿Sí? —inquirió en voz baja.

—Sí —afirmó—. Ahora ven aquí —abrió sus brazos.

Sin dudarlo, Adds se lanzó a ellos, rodeándole con fuerza logrando así provocar la risa de su esposo. Poco le importaba el quedar empapada.

—Te aseguro que estuve a punto de ir por la cabeza de DeVoe, pero los chicos no me dejaron ir —protestó.

—Tomaron una sabia decisión —acordó Barry.

Ante su respuesta no tardó en sentir un golpe en sus costillas el cuál le produjo un quejido de dolor.

—Oh, lo siento —se apresuró a disculparse la rubia—. Hoy estoy siendo un desastre.

—Pues eres el mejor desastre con el que me he topado en mi vida —aseguró Barry, acunándole el rostro entre sus manos.

—Eres un jodido romántico, Barry.

—Mmm, sí. Pero así me amas —le sonrió.

Adds sintió que se derretía ante esa sonrisa, y sin poder contenerse se abalanzó a los labios de su esposo, presionando levemente. Segundos más tarde intentó apartarse, pero Barry la sostuvo por la nuca, comenzando el movimiento de labios, lo que provocó que Adds sonriera entre el beso mientras sentía sus piernas flaquear ante el contacto.

—Muy bien —alegó Cisco, entrando—. Viene una pequeña por aquí, no queremos ocasionarle un trauma.

El matrimonio se apartó riendo cortamente, y en segundos Adara entró corriendo a la enfermería.

—¡Papá! —chilló, con emoción y preocupación.

Una pequeña brisa chocó contra todos, y en un pestañeo Barry ya se encontraba cargando a su hija en sus brazos. Adds había notado que Barry ya no vestía su traje de Flash, al contrario, se había hecho un cambio de ropa. Por lo que ahora estaba completamente seco.

Adara sonrió y abrazó con fuerza a su padre, quien enmarcó una mayor sonrisa en sus labios.

Sin dudas esa pequeña era el punto más débil y a la vez fuerte de Barry Allen.

—¿Venciste al hombre malo? —cuestionó ella con su inocencia.

Barry fingió una sonrisa ante tal pregunta, sin saber como demonios decirle a su hija que con suerte logró escapar vivo. Claramente no podía decirle eso.

—No necesariamente, pero lo haremos —comentó, dándole un toque en la nariz.

Adara dejó escapar una risa traviesa y se colgó más a su cuello.

Adds suspiró observando la imagen sintiendo como el corazón se le llenaba con un poquito de alegría.



ϟ



—NO HAY SEÑALES DE DEVOE —COMENTÓ ADDS CRUZANDO SUS BRAZOS BAJO SU PECHO.

—La casa está vacía. No lo hallamos ni a él ni a su esposa —informó Joe.

—Entonces qué, ¿Se ahogó? —cuestionó una confundida Caitlin.

—O volvió a dónde fuera que retenía a Barry —acotó Harry.

—¿Sabes por qué te llevó? —cuestionó Ethan al velocista.

—No estoy seguro. Pero creo que le interesan mis poderes —supuso Barry en la misma posición en la cuál se encontraba su esposa.

—Genial —murmuró Cisco—. La malvada Mary Poppins también colecciona metas.

—Sí, y Amunet no se echará para atrás.

—Nada como una amenaza para lograr el espíritu navideño —agregó Wells.

—Hablando de eso —señaló Joe—. Con lo ocurrido con DeVoe y la ausencia de Cecile no tuve oportunidad de decorar la casa ¿Aún quieren celebrar navidad?

   Barry y Adds instantáneamente intercambiaron un par de miradas y unas pequeñas y suaves sonrisas acrecentaron en los labios de ambos.

—Claro que sí, tenemos mucho por lo que celebrar —argumentó el velocista.

—Además sería nuestra primera navidad como familia con Adara y claramente queremos estar todos juntos —agregó Adds, sintiendo como Barry la abrazaba por la cintura—. A Adara le hace mucha ilusión.

—Todo sea porque la nena esté feliz y Adds no saque a flote su faceta de mamá osa molesta —murmuró Ethan con fingida derrota.

   Adds le dió un suave empujón, logrando que el rubio le sonriera con mayor burla.

—¿Les molesta si invito a Dominic? —inquirió Caitlin—. El meta que salvamos —indicó.

—Cuantos más mejor —aceptó Joe, y seguido salió del cortex con todos siguiéndole los pasos.

—Hagamos ponche —murmuró Cisco con emoción.

   Adds suspiró, y estuvo a punto de seguirles el paso pero se le hizo imposible, ya que Barry la mantenía retenida por la cintura.

—¿Qué ocurre? —cuestionó con ligera confusión.

—Todo se solucionó, Adds. Tomaste la decisiones correcta. Solo deja de...

   Un nuevo suspiro salió de los labios de Adds, mientras cedía ante el movimiento ejecutado por Barry para que ella quedara frente a él con sus miradas conectando.

—¿Y sí no lo hacía? —cuestionó interrumpiéndole.

   Había pasado un día desde lo ocurrido y Adds aún no paraba de darle vueltas al asunto.

—¿Y sí nuestra familia se destruía por la decisión que tomé?

—Adds...

—Amo hacer esto, amo hacer esto junto a ti... pero a veces me planteo todo y... y pienso "No sé si puedo seguir haciendo esto..." Adara, ella... —dejó escapar un quejido de frustración.

—Una de las razones del porqué hacemos esto, actualmente, es porque queremos un mundo mejor para ella, un lugar más seguro —le acunó el rostro entre sus manos.

—Lo sé, Barr... pero ¿Realmente estoy siendo una buena madre? ¿Qué tal si por la decisión que tomé morías? Ella me odiaría toda la vida. Quiero hijos pero, ¿Vale la pena tenerlos si van a terminar odiándome en el futuro por alguna mala decisión que pueda tomar?

   Barry sintió como su corazón daba un vuelco ante las preguntas realizadas por su esposa. No podía creer qué Adds realmente estuviera tan ensimismada en creer que era una mala madre o que podría llegar a serlo. A veces deseaba que ella pudiera verse de la misma forma en que él la veía.

   Él estaba seguro de que si le preguntaba a cualquier persona que conocieran que opinaban de Adds como madre, todos asegurarían que era un madre excelente. Era necesario solo ver la forma en que su rubia observaba a Adara.

—¿Qué estás diciendo, preciosa? —cuestionó en voz baja—. Eres la mejor de todas las madres. Y no, no lo digo porque soy tu esposo y se supone que debo decirlo para hacerte sentir bien... Adds, cuidaste de ella por meses, tú sola. La educaste. Le diste amor y comprensión, y apoyo. La ayudaste a manejar sus habilidades. Le ayudaste con su miedo a la oscuridad. La amas más que a nada en este jodido mundo... ¿Cómo es qué tienes tanto miedo a ser una mala madre cuando todo este tiempo has demostrado ser una madre asombrosa? Tal vez para otros no seas la madre perfecta, pero para Adara lo eres.

   Con su pulgar, el velocista limpió el rastro de una lágrima rodante por sobre la mejilla de Adds.

—Es solo qué... realmente no quiero fallarle —susurró ella.

—No lo harás —prometió.

—Es casi imposible no fallar.

—Somos lo imposible, Amor —le recordó con una sonrisa—. ¿Qué te dice eso?

   Adds no pudo evitarlo y dejó escapar una pequeña y ligera risa. Él siempre lograba hacerla reír con nimiedades que ella consideraba sumamente significantes.

—Adara te ama como no tienes una idea, Adds. Eres su ejemplo a seguir. Ella cree en ti, ella comprenderá todo lo que venga de ti, porque eres la mejor madre qué pudo haber pedido y estoy de acuerdo con ella.

—¿En serio ella piensa eso? —cuestionó en un susurro.

—Claro que lo hace, Rayito.

—¿Tú también piensas eso?

   Barry sonrió y dejó un beso en su mejilla.

—Ante mis ojos eres la mejor madre de todas —aseguró.

   Adds sonrió de forma boba y tímida, y lo abrazó, pegando sus cuerpos y recostando su cabeza en el pecho del velocista.

—Gracias, Barry —murmuró.

—No tienes nada que agradecer, Mi Vida —la atrajo aún más con delicadeza.

—Te amo.

—Y yo te amo a ti como no tienes una idea, Adeline Allen.

   La rubia alzó su cabeza, volviendo a unir sus miradas. Con una suave sonrisa en sus labios se colocó en puntitas y jaló de Barry para que quedaran a una altura más cercana. En ningún momento dejó de observar sus ojos, hasta que presionó sus labios contra los de él, y entonces dejándose llevar por la abrazadora sensación, cerró sus párpados.

   Barry acunó con su mano una de las mejillas de su esposa, mientras comenzaba a mover sus labios sobre los de ella, atrapándolos en una suave y cariñosa danza.

   Tras permitirse disfrutar de aquella cálida y relajante sensación se apartaron, presionando sus labios una vez más pero en un corto beso. Barry acarició la mejilla de su esposa, sintiendo como la mirada de ella hacía lo mismo que la propia. Ambas recorriendo las facciones del otro.

—Si no quieres seguir haciendo esto, está bien —aseguró el velocista—. No tienes qué...

   Sabía que ser Torch Girl era algo que Adds disfrutaba, al igual que era algo que le ayudaba a mantenerse plena, pero sí por algún motivo ya no se sentía a gusto siéndolo no quería que su rubia tuviera la idea de que era su obligación seguir siendo una heroína.

—Sí quiero hacer esto, Barry —murmuró ella—. Hacer esto me permite tanto... solo, a veces las inseguridades son mayores —admitió un tanto avergonzada—. Pero no creas ni por un momento que te abandonaré, ni a ti, ni a los chicos, ni a esta ciudad.

—Esa es mí chica —sonrió el velocista.

—Entonces... ¿Qué haremos ahora?

—Ahora iremos a casa de Joe, en dónde tus padres y Adara nos verán para pasar nuestra primera navidad juntos como familia —comentó Barry.

   Con su brazo rodeó los hombros de Adds y ambos comenzaron a caminar fuera del cortex.

—Supongo que no adoptaste un cachorro como Adara pidió en su carta a Santa.

   Barry suspiró.

—Estuve a punto de hacerlo, pero entonces recordé que no aceptan cachorros en el loft —admitió.

—Sí... —murmuró Adds.

—Tal vez deberíamos comprar una casa.

   Adds le observó alzando sus cejas un tanto sorprendida con la mención y propuesta. Pero no lo iba a negar. Le gustaba la idea.

—¿Tú crees?

—Digo, tarde o temprano nuestra familia será más grande, y no creo que sea necesario esperar hasta que suceda para tener un nuevo hogar ¿No crees?

   Adds sonrió.

—Podría ser una casa con un gran patio —opinó—. Adara podría jugar allí sin problemas.

—Podríamos adoptar ese cachorro que tanto quiere.

Intercambiaron un par de sonrisas, encantados con la idea.



ϟ



   ADDS OBSERVÓ CONFUNDIDA EL PORCHE DEL HOGAR DE JOE WEST. Y es que si bien recordaba el detective había afirmado no haber adornado su hogar por falta de tiempo. Sin embargo las luces que adornaban todo el exterior decían lo contrario.

   Barry tiró de ella al interior de su antiguo hogar, igual de confundido que su esposa. Al entrar pudieron ver a Ralph frente a los sofás, vestido de Santa y todo el interior de la casa igualmente decorado.

—¿Qué...?

  En aquel instante el resto del equipo terminó de adentrarse al hogar de Joe West, observando todo de la misma forma que ellos.

Jo Jo Jo —la voz de Ralph atrajo la atención de todos—. Oh, esperen —murmuró haciendo crecer su abdomen.

—Ralph, ¿Qué es todo esto? —inquirió Barry curioso.

—Bueno, Joe dijo que no tuvo tiempo de decorar y yo quería hacer algo amable para mis amigos —respondió.

—Te esmeraste mucho, Ralph. Gracias —comentó Adds—. Estoy segura de que a Adara le encantará.

—Sí, se ve fantástico —apoyó Barry—. Gracias.

—Me alegra que les guste —sonrió Dibny.

   En aquel momento unos toques en la puerta llamaron la atención. Adds al ser quien se encontraba más cerca abrió, encontrándose al otro lado de la puerta a su padre, Rob y Adara frente.

—Hola —sonrió.

   Adara dió un salto y Adds se apresuró a cargarla. Se hizo a un lado y le dió paso a sus padres para que se adentraran.

—Ya iba a ir por ustedes —bromeó besando la mejilla de David.

—Lo sentimos —se disculpó un sonriente Rob—. Veníamos de camino y Adara quiso pasar por el postre.

   Adds observó a su hija quien le sonrió. Le sonrió de vuelta y dejó un sonoro beso en su mejilla.

—¡La casa del abuelo Joe luce increíble! —aseguró la menor observando todo a su alrededor.

—¿A que sí? Ralph decoró todo —le hizo saber.

   Adara acentuó su sonrisa y se removió un poco en los brazos de su madre. Adds le bajó y Adara se apresuró a correr en dirección a Ralph.

—¿Tu hiciste esto, masilla Play-Doh? —cuestionó la castañita.

—Especialmente para ti, pequeña novata —le sonrió Ralph—. Y también tengo algo para ti —aseguró.

   Adara le sonrió curiosa, y su mirada se iluminó en el momento en que Ralph le tendió una caja.

—¿Escuchaste eso? —cuestionó Barry, a unos pasos de su hija y Ralph, posando sus manos en la cintura de Adds.

—¿Qué cosa? —preguntó ella, con confusión.

   Ambos observaban fijamente a Adara y Ralph. La menor se había sentado en el sofá mientras desanudaba el cinto que rodeaba la caja.

—Barry... esa caja tiene agujeros —murmuró Adds.

   El cinto se desanudó por completo, y antes de que Adara levantara la tapa, esta salió expulsada de golpe.

   *Guau*

—¡Es un perrito! —chilló una eufórica Adara—. ¡Mamá! ¡Papá! ¡Tengo un perrito!

   El pequeño canino salió de la caja, abalanzándose sobre Adara mientras daba lamidas con su lengua en el rostro de la menor, emocionado por al fin haber podido salir de aquella caja.

—Amor —llamó Adds.

—¿Sí?

—Creo que tendremos que ver esa casa antes de lo planeado —informó soltando un suspiro.

—Eso creo.

—¿Están pensando en ver una casa? —cuestionó su padre interviniendo con sorpresa.

—Sí... esta tarde estuvimos hablando de ello —comentó Barry—. Brevemente.

—Adara quería un cachorro de regalo por navidad, pero en el loft no aceptan perros ni gatos —agregó Adds—. Pero ahora... —dejó las palabras en el aire.

¿Dónde demonios meterían a aquel adorable cachorro mientras buscaban un nuevo hogar? ¿Será que podrían entrarlo a escondidas al loft?

—Por cierto —agregó Barry tornando la dirección de la conversación—. Sabemos que aún les debemos muchas explicaciones...

—¿Respecto a ti siendo Flash y a Adds siendo Torch Girl? —cuestionó David alzando una de sus cejas—. Porque tengo bastantes preguntas.

Adds suspiró.

—Sí, lo sabemos. Solo... no hemos encontrado el tiempo suficiente para poder hablarlo con ustedes —explicó Adds—. Prometemos que en cuanto podamos lo haremos —aseguró.

—Está bien —asintió Rob—. Creo que no hay mucha presión al respecto. Solo una que otra duda de como sucedió y así.

—Y cada una de ellas será resuelta —prometió Adds, con determinación.

   Rob y David se alejaron, yendo a saludar al resto de los presentes. Adds dejó caer su espalda sobre el pecho de Barry, y él besó su cabello con cariño mientras acariciaba su mano.

   Una suave risa ya bastante conocida llamó la atención de ambos por un momento. Al mover sus miradas hasta el centro de atención de todos, pudieron ver a Adara jugando con el pequeño cachorro, quien colocaba sus patitas en posición de ataque y soltaba ladridos en dirección a Adara. Tras unos segundos el de pelaje negro brillante corría en dirección de la castaña soltando lengüetazos en sus manos.

—Solo espero que sea un perro de raza pequeña —imploró Barry.

—Uff, ¿Te imaginas un perro de mí tamaño? —cuestionó con diversión.

—Destruiría la casa si es igual de travieso que Adara —murmuró Barry, negando.

   Adds rió con diversión dándose la vuelta, quedando así frente a su esposo.

—Usted se ve muy guapo esta noche, Señor Allen —murmuró Adds con coquetería.

—¿Sí? Dudo que me vea tan guapo a comparación de lo preciosa que se ve usted, Señora Allen —aseguró, acariciando la cintura de su esposa.

   Adds le sonrió traviesa y empujó de él desconcertándolo un poco ante tal acción. Sin embargo, comprendió inmediatamente al ver el lugar a dónde se dirigió la mirada de su esposa por unos segundos.

—¿Le gusta mantener las tradiciones, Señora Allen? —le cuestionó Barry, alzando una de sus cejas.

—Amo mantener las tradiciones —aseguró, aferrando sus manos al cuello de la camisa que Barry llevaba puesta—. Sobre todo si implican a tus labios y los míos —agregó en un tono de voz más bajo, audible solo para ellos dos.

Barry le sonrió de lado, y atrajo de ella más a su cuerpo. Bajó su rostro a la par que ella se colocaba en puntitas y atrapó sus labios en un lento beso.

Las manos de Adds subieron por el cuello de Barry, acariciando la piel expuesta en la zona mientras profundizaba el beso.

—¡Oigan! ¡No coman frente a los pobres! —protestó Ethan.

Ante aquella protesta, Barry se apartó riendo con las mejillas levemente sonrojadas mientras que Adds soltó un bufido de frustración y blanqueaba su mirada.

   Segundos más tarde un toque en su espalda llamó su atención, y al voltear vió a su padre.

—Lo siento, cariño. Acaban de llamarme de la estación, debo ir a arreglar unos asuntos —explicó.

—Oh... —murmuró ella, con desilusión.

—Intentaré volver lo antes posible. Lo prometo —aseguró.

   Adds suspiró y asintió mientras le envolvía con sus brazos en un abrazo.

—Bien. Ten cuidado.

—¿Necesita mí ayuda en algo? —cuestionó Barry.

—No. No te preocupes. Quédense aquí y disfruten junto a Adara —les sonrió intentando tranquilizarles—. Estaré de vuelta en cuanto pueda.

Tras ver como David Singh se marchaba del hogar de los West, ambos caminaron hasta el comedor, en dónde Iris les tendió una taza con ponche a cada uno.

—¿Estás segura de que puedes beber? —cuestionó Barry en voz baja.

—Sí... —asintió dejando caer un suspiro—. Dos negativos fueron bastante claros —afirmó presionando sus labios en una fina línea.

—Podemos volver a intentarlo —aseguró él, dejando un beso sobre el hombro descubierto de Adds.

—Sí daba negativo es porque no es el momento, ¿Recuerdas?

   Interrumpiendo la conversación —para suerte de Adds—, la voz de Cisco llamó la atención de ambos.

—Un momento. Esto es un cubo de ruptura —remarcó el latino.

—Creí que las cosas con Gypsy iban bien —comentó una confundida Caitlin.

—Somos dos —murmuró Cisco.

—Ramón, no es un cubo de ruptura —le interrumpió Harry—. Ábrelo cuando estés solo.

—No, no, no. Si va a romper conmigo quiero escuchar por qué.

—Adara, cariño, ven —llamó Adds.

La menor tomó al cachorro en sus brazos y se acercó hasta sus padres, sin dejar de jugar con el pequeño canino. Justo en aquel momento Cisco presionó el botón del cubo mostrando un holograma de Gypsy en un traje de Santa.

Adds se apresuró a cubrirle los ojos a su hija a la par que Barry le cubría los oídos.

—Cisco, alguien me dijo que fuiste pícaro este año —ronroneó la Gypsy del holograma—. ¿Por qué no vienes y tocas mis campanas?

Ethan largó una carcajada que logró asustar al pequeño Andrew en sus brazos.

—Te lo dije, no es un cubo de ruptura —reiteró Wells, con cansancio.

—Joe, ¿Te molesta si...?

—Llévate eso a tú casa —respondió Joe apuntándole amenazante, sabiendo lo que el latino preguntaría.

   Adds y Barry alejaron sus manos del rostro de Adara, quien les observó confundida por un momento, sin embargo no tardó en alejarse hasta llegar con Andrew y enseñarle el cachorro. El pequeño de casi tres años soltó un balbuceo en un intento de decir "cachorro".

El timbre sonó y Caitlin se apresuró a abrir la puerta, permitiéndole al desconocido entrar.

—Esta casa es...

—¿Increíble? —cuestionó Cisco, adelantándose a decir.

—Festiva —corrigió el meta-humano.

—Gracias por el cumplido pero, ¿Quién demonios eres? —inquirió Ralph.

Adds negó con su cabeza mientras una sonrisa divertida aparecía en sus labios.

—Está celoso —moduló en voz baja.

—Es el tipo que ayudaste a salvar —le recordó Cisco, confuso.

—El meta que lee mentes —agregó Caitlin.

—Oh, entonces sabe que pienso que solo hay lugar para un nuevo tipo en el grupo y ese soy yo —remarcó Ralph.

—Mira Amor, tú y Ralph finalmente tienen algo en común —Barry le observó expectante a lo siguiente que su esposa diría—. Ambos son celosos.

—Estás bastante graciosa hoy —murmuró el velocista, con mala cara.

El celular del velocista vibró llamando la atención de ambos, por lo que Barry se apresuró a tomar el aparato.

—¿Qué ocurre? —cuestionó Adds con curiosidad.

—Es la seguridad del apartamento —comentó confundido—. Probablemente entregaron más regalos, volveré enseguida —aseguró poniéndose de pie.

—¿Quieres qué vaya contigo? —preguntó Adds.

   Barry sonrió y negó. Acercó sus rostros y le dió un corto beso.

—No, volveré enseguida —aseguró.

   En el instante en que Barry desapareció frente a ella, Adds sintió un agrio sabor propagarse por su boca. Sin embargo lo ignoró.

   Con una sonrisa se acercó hasta Ethan, quien aún sostenía a un inquieto Andrew en sus brazos. Pero en cuanto el pequeño vió la alborotada cabellera rubia de Adds alzó sus brazos en su dirección y ella gustosa lo cargó en sus brazos.

   Por otro lado, Barry llegó al apartamento y digitó la clave de seguridad de la alarma para así apagar de esta. Su celular vibró en su bolsillo una vez más, esta vez indicándole la presencia de una llamada entrante.

Respondió.

—¿Hola?

—Hola, Señor Allen.

—¿Dominic? —inquirió extrañado, mientras observaba el apartamento.

—Tienes un agudo sentido de detección e ingenio —comentó el hombre tras la línea—. Pero como dije Sr. Allen, eres incapaz de ver el alcance de mi plan.

   Al escuchar aquellas palabras, Barry cayó en cuenta inmediatamente de quien se trataba. Y es qué solo una persona le había dicho aquellas palabras antes.

—¿DeVoe?

—Debiste escuchar a tu maestro —se burló el hombre, aún en el hogar de Joe West, observando a la meta-humana rubia jugar con el pequeño hijo del arquero.

—¿Cómo es esto posible? —cuestionó el velocista.

—Verá, Sr. Allen. Hace tres meses salió como un hombre nuevo de la speed force. Para que usted y el mundo experimenten mí plan, yo también debía renacer.

   Barry sintió como la respiración se le contraía por un segundo.

     Adds... Adara... pensó.

—Si lastimas a mí familia...

—No me interesa tu familia —aseguró con burla—. Aunque su esposa... bueno eso depende de usted. Tal vez.

—¿A qué te refier...?

   Una vez más DeVoe le interrumpió.

—Por los demás, necesitarás quien te extrañe cuando ya no estés.

—Suficiente con los estúpidos juegos. ¿Qué hiciste? —inquirió demandante.

—Solo dejé algo para ti. Como un regalo. Yo ya no lo necesito.

   El velocista se dió la vuelta, buscando señales de algo que pudiera encontrarse fuera de lugar en el apartamento. Su mirada se detuvo en la mesa que solían utilizar escasamente para comer. Allí se encontraba aquella caja que hacia solo unas mañanas Adds había abierto, descubriendo una sola pieza de servicio de cocina.

   Un cuchillo.

   Siguió avanzando, acercándose a la mesa, pero entonces en el suelo logró divisar un par de manchas.

   Sangre.

   Comenzó a seguir el rastro, en lentos pasos mientras rodeaba el frondoso árbol de navidad que escondía un montón de regalos bajo. Y lo encontró. Con horror sus ojos analizaron la imagen.

  El cuerpo apuñalado de DeVoe.

   A un lado del cuerpo sin vida se encontraba la ya famosa cuchilla. Una vez más su respiración se contrajo.

   El arma blanca tenía implantada las huellas dactilares de Adds.

   En aquel instante la puerta fue golpeada, llamando su atención.

—¡Barry! Abre la puerta —pidió David Singh—. Es el CCPD.

   En el exterior del apartamento, David encabezando a un escuadrón de policías armados deseaba que aquel llamado que minutos atrás hicieron, a solo minutos de su llegada al CCPD fuera falso.

   La puerta nuevamente fue golpeada. Esta vez con mayor fuerza.

   Barry observó toda la escena, aún un tanto perturbado. Y en el momento en que la puerta fue derribada, todo se enlenteció.

   La mirada del velocista recayó en el cuerpo muerto de DeVoe, y luego observó el mueble a un lado. Unos cuadros reposaban allí enmarcando dos fotos. Adds y él de jovenes. Adds, Adara y él, ya siendo una familia.

   No podía correr y obligarles a huir. No era correcto para ninguno de los tres. Y Adds... oh, no podía dejar que su rubia fuera a la cárcel. Sabía que su esposa podría sobrevivir perfectamente allí, pero se prometió a si mismo proteger de ella en toda situación y no iba a dejar que nadie la dañara. No si estaba al alcance de su mano impedirlo.

   Ya conocían a DeVoe. DeVoe les conocía perfectamente a ellos. Si el hombre y su esposa fueron capaces de descubrir el paradero de Adds en aquellos dos años que se ausentó en Central City, lo más probable era que supieran todo de ella. Podían tener pruebas de todo lo que su rubia hizo, y eso la destruiría. Ella lo perdería todo.

   Prefería ser él. Mil veces sería él quien se interpondría entre la bala y su esposa.

   Dejando caer un suspiro, corrió por la cuchilla, borrando todo rastro de huellas pertenecientes a su esposa, e implantó las propias.

—No corras —susurró.

El tiempo volvió a la normalidad y el escuadrón de policías se adentró al hogar del forense.

—Tus manos donde pueda verlas, Barry —ordenó David, viendo como efectivamente Barry se encontraba allí.

Singh caminó cautelosamente por aquel alfombrado que conocía a la perfección, acercándose a la posición del esposo de su única hija. Su cuerpo se paralizó por un momento al ver aquel cuerpo muerto que vió alguna vez en el CCPD presentando una denuncia contra Allen.

La mirada de ambos hombres se encontró por un segundo. E inmediatamente en su mente David se dijo:

Hay una buena razón...

Sin embargo antes que muchas cosas, David Singh era detective y Capitán del CCPD. Y tenía que cumplir con su deber.

—Barry Allen, estás arrestado como primer sospechoso de la muerte de Clifford DeVoe —anunció esposándolo.

   Adds ajena a todo lo que ocurría en su hogar, sonrió escuchando aquel dulce sonido que producía Andrew mientras reía.

   Adara corría por toda la sala del hogar de los West con el pequeño cachorro apodado Rookie siguiéndole los pasos de cerca. Claramente aquel apodo fue una idea propuesta por Ralph, en un intento de molestar a Barry, y claro que a Adara en su inocencia sin saber de aquello, aceptó. Después de todo Ralph le llamaba pequeña Rookie.

—Perdón, debo irme —se disculpó Dominic—. Pero muchas gracias.

—Claro, gracias por venir —le agradeció Caitlin.

—Feliz navidad a todos —deseó.

   Adds sintió un extraño retorcijón en su estómago. El extraño sabor agrío seguía en su boca pero aún no comprendía a que se debía.

   El toque de alguien en su brazo le trajo de vuelta a la realidad. Lo cierto era que ni siquiera había caído en cuenta de que se perdió por unos minutos en su mente.

—Adds, tu celular —indicó Iris, observándole extrañada—. ¿Estás bien? —cuestionó esta vez con preocupación.

   La mirada de todos cayó en ella.

—Sí, estoy bien —aseguró tomando su celular—. Es mi padre.

   Se puso de pie y se alejó unos pasos respondiendo a la llamada y dirigiendo su celular hasta su oreja.

—¿Papá?

—Adds, cariño.

—¿Ocurre algo? —cuestionó.

   El tono de voz utilizado por su padre no pasó desapercibido para ella. Y algo le decía que tenía que ver con aquel malestar que le asentaba.

—Cariño...

—Me estás asustando —hizo saber, cortándole el hablar al ver que alargaba mucho lo que fuera que debía decirle.

—Es Barry —soltó de golpe David, suspirando.

   La respiración se le cortó de golpe y el retorcijón en su estómago incrementó.

—Papá...

—Acaba de ser arrestado como primer sospechoso por la muerte de Clifford DeVoe —una vez más fue directo.

   Las piernas de la rubia flaquearon, sin embargo una risa escapó de sus labios.

—Eso no... no puede ser.

—Cariño, encontramos el cuerpo en tu sala.

   Eso no era posible. Adds conocía a su esposo perfectamente. Y él nunca en su vida podría ser un asesino, sin importar cuán en riesgo se encontraran sus vidas. Se trataba de algo más.

   El celular resbaló de sus manos y cayó contra el suelo, produciendo un estruendo qué le dejó en claro que el aparato se hizo añicos ante el impacto.

     Barry...














ϟ














A LA MIERDA TILÍN

(crackship de un momento en
dónde todo se va a la mierda)

este capítulo no es el mejor, no pasa
nada tan interesante (fuera de que
el cuerpo de DeVoe apareció en la
sala de Adds y Barr) pero algo tiene
este capítulo que hace que me guste
mucho. Puede ser la presencia de
Adara, porque es muy adorable jajsjs

gente, se viene media fuerte la cosa.
va a haber presencia de un personaje
que amo mucho. su aparición será
corta, lamentablemente. también va
volver alguien... le van a odiar, yo lo sé.

otra cosita antes del cierre de esta nota:
quedan aproximadamente 13 capítulos.
y probablemente se tarden en salir los
capítulos, porque los votos y comentarios
han estado horriblemente malos,
pero para que vayan preparándose
para despedirse de Badeline!!!!

sin más que decir, nos vemos en
un siguiente capítulo
¡Gracias por leer!

y como siempre, si quieren
actualizaciones más seguidas:
RECUERDEN VOTAR Y COMENTAR💀
(35 votos y 20 comentarios para
publicar el siguiente capítulo)



publicado: 13/05/2023
editado:



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