xxix.- we failed him

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▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

O29
▬▬▬▬ ༘◜➷。 | capítulo veintinueve... ⚡️🔥
❪ le fallamos ❫





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—ES MUY TEMPRANO —SE QUEJÓ ADDS MIENTRAS BARRY LA ARRASTRABA, jalando de ella gracias a la calidez de la unión de sus manos.

—Te dije que te quedaras en la cama —le recordó él a modo de regaño.

—Lo sé, pero no me gusta estar sola —Adds le observó con un puchero.

   Barry negó con media sonrisa y se inclinó en su dirección dejándole un beso sobre la frente.

—Autobús número 405, dónde conseguí los mejores poderes de todos —pronunció Ralph, un par de pasos delante de ellos—. Si no hubiese sido por esto, aún debería levantarme del sillón para ir al baño...

   Adds y Barry le observaron con disgusto deseando no haber comprendido que quería decir con eso.

—¿Entienden? Porque puedo...

—¡Shhh!

—Sí, ya sabemos —murmuró Barry con asco.

Terminaron de acercarse al autobús y las puertas de este se abrieron. Ralph ingresó y por seguido lo hizo Adds, quien en el proceso dejó escapar un chillido de sorpresa al sentir como Barry la alzaba, dejándola en el primer escalón del autobús, debido a que tenía las manos en su cintura.

Ante la escena, el velocista rió suavemente, ignorando la mirada de su esposa mientras le incentivaba a seguir subiendo para él poder hacer lo mismo, cosa que no tardó en hacer.

—Esta podría ser nuestra última oportunidad para encontrar pistas sobre el último meta del autobús antes de que DeVoe lo atrape —comentó Barry, una vez dentro del transporte.

—Sí, y sabemos que pasará después.

—¿Qué es lo que sabemos de este sujeto? —cuestionó Adds.

—¿Además de que su nombre es Edwin Gauss? —mencionó su esposo—. Nada. Es como si hubiese desaparecido —señaló, tendiéndole una tableta.

Adds se dirigió a uno de los lados del autobús, comenzando a hacer uso de la tableta para escanear el lugar y tomar registros que Cisco les había entregado.

—Eso explica esta nueva tecnología —comentó Ralph.

—Cisco diseñó estos escáneres para buscar anomalías de materia oscura, así que, cualquier cosa rara... Ondas, lo que sea, anótalo ¿Entendido?

   Adds dió un paso al lado procediendo a registrar el siguiente asiento, cuando la voz de Ralph llamó una vez más su atención.

—Oh, encontré algo —anunció Ralph con emoción.

—¿Qué cosa? —preguntó Barry.

—Mi tarjeta de cupones de Big Belly —alzó la tarjeta con una sonrisa—. Solo me faltan cinco para un almuerzo infantil.

   La rubia blanqueó su mirada y volvió a su tarea.

—Solo si vivo lo suficiente para usarlo —agregó Ralph a modo de murmullo.

   Adds se volteó a observarle como la niña del exorcista, logrando que Dibny diera un salto en su lugar debido a ello.

—No digas eso —le reprendió

—Sí, no bromees con eso. Vamos a atrapar a DeVoe —agregó Barry—. Y lo arrojaremos al acelerador de partículas antes de que llegue a ti.

—Sí, y si eso no funciona, lo eliminaremos de la otra forma.

   Adds se tensó en su lugar al escuchar las palabras de su amigo y compañero. Había comprendido inmediatamente que era lo que Ralph quiso decir, y sí, ella estaba de acuerdo en eliminar a DeVoe si era necesario, pero no tenía deseos de que fuera Ralph ni nadie más del equipo quienes se mancharan las manos.

—¿Qué otra forma? —preguntó Barry, concentrado en la tableta en sus manos.

—Lo golpearemos con una pala. Le daremos un arpa y alas, y lo enviaremos a visitar a su abuela en el cielo.

   Bien, era terrible, lo sabía, pero Adds no pudo evitar que una sonrisa divertida escapara de sus labios ante las palabras de Ralph.

—Ralph... —sin embargo, murmuró su nombre a modo de reproche.

—¿En serio crees que mataremos a DeVoe? —le preguntó Barry.

—Como lo dices me hace pensar que se supone debo decir "no"...

   Barry intercambió una mirada con su esposa. Por más que Adds estuviera de acuerdo con él, sabía que no era la persona más capacitada para dar la charla de "no matar", cuando si fuera por ella acabaría con DeVoe en cuanto tuviera la oportunidad.

—Bien, mira... —pronunció Barry—. Te enseñé mucho sobre ser un héroe, ¿Cierto? —Ralph asintió con lentitud—. ¿Estás listo para la lección más importante?

Una vez más, Ralph asintió, en espera de que Barry siguiera hablando.

—No tenemos que matar —hizo saber Barry—. Cuando tienes habilidades siempre hay otra forma.

Adds ladeó su cabeza, no completamente de acuerdo con ello, pero no era quien para interrumpir el discurso de su esposo, sobretodo cuando a él hasta ese momento aquel ideal le llevaba funcionando perfectamente.

—Allen, me completas —le sonrió Ralph—. Abrázame.

Dibny extendió sus brazos en dirección al velocista, sin embargo este retrocedió.

—Estoy bien. Gracias.

—Solo un poco.

Al ver que Barry se dedicaba a ignorarlo, continuando con la tarea que había pausado para dar su discurso, Ralph aún sonriente se volteó en dirección a Adds. Ella suspiró y con una pequeña sonrisa se acercó, rodeándole por poco la cintura a Ralph. Y es que si Barry era bastante alto para ella, Ralph era muchísimo más alto.

Dibny le rodeó los hombros y la estrujó contra él en un abrazo, ante lo cual Adds rió cortamente antes de apartarse.

—¿Qué es esto?

La voz de Barry llamó la atención de ambos, e inmediatamente, Adds se acercó a él observando desde un lado las lecturas en la pantalla de la tableta. Ralph se asomó por el otro lado.

—Espera un momento. Hablé con el tipo que estaba sentado ahí —indicó—. Lo recuerdo porque... pagué su boleto.

   Adds le observó alzando una ceja.

—¡Es cierto!

—Esto es una locura —murmuró Barry aún sosteniendo la tableta en aquella dirección—. Tiene residuos de materia oscura como si hubiera estado aquí un segundo y luego desapareció.

   Interrumpiéndole, su celular sonó en la parte trasera de sus pantalones, pero antes de que pudiera tomarlo, Adds metió una de sus manos en el bolsillo sacando el celular y tendiéndoselo.

—Es Harry —comentó el velocista—. Quiere que volvamos a los laboratorios. Dice que tiene algo importante que enseñarnos.

—Seguro quiere mostrarnos como se sigue friendo el cerebro con esa gorra de mierda —masculló Adds.



ϟ



EL NUEVO INVENTO DE HARRY PARECÍA QUE iba a ser efectivo. Un diapasón con cero tecnologías que al dar un simple golpe en una superficie imitaba los poderes de Izzy Bowin.

   Plus, habían encontrado al último meta-humano del autobús, pero este al ser sorprendido por seis héroes había soltado un grito de sorpresa y posteriormente caído en una brecha de dimensiones creada por él mismo.

—Hola a nuestro último meta del autobús. Edwin Gauss —murmuró Ethan—. No hay mucha información de él. Sin registro universitario, ni dirección.

—Solo un par de fotos de excursiones en un viejo tablero de mensajes —agregó Adds.

—¿Viejo? Los teléfonos de tapa son viejos, esta página es de la época de los teléfonos a disco —mencionó Cisco, con horror—. Es prehistórico.

—No hay registros digitales, lo que tiene, lo tiene en la espalda —comentó Joe—. Él ya era raro antes de ser un meta.

   Barry asintió.

—Entonces eso y sus poderes son la razón de porque no pudimos encontrarlo —determinó el velocista.

—Y la razón de porque había 12 señales de calor en el autobús incluyendo al conductor —explicó Caitlin.

—Cisco, la forma en que apareció y desapareció...

—La dimensión de bolsillo —señaló el latino.

—¿Qué? ¿Cómo la de DeVoe? —cuestionó Ralph.

—No, como la de Edwin Gauss —respondió Cisco—. Verás, esas dimensiones, como las que ven aquí.

   Una imagen se amplió en las pantallas del cortex.

—Son únicas para sus usuarios —indicó Cisco—. Así como DeVoe solo puede entrar y salir de la suya, Gauss también está limitado a su dimensión.

—Entonces, ¿Para que lo necesita DeVoe?

—Bueno, para salir y entrar a su dimensión, DeVoe utiliza su silla. Si accede a los poderes de Gauss ya no la necesitaría más —señaló Adds.

—Entonces debemos atrapar a Gauss primero —señaló Ethan.

—Y lo haremos —anunció Harry, llegando al cortex—. Llego un poco tarde, ajustaba la gorra —indicó—. Escuchen...

   Harry estaba teniendo una actitud muy similar a las que tendrían una persona adicta, casi actuaba como una persona psicótica. Adds sabía muy bien que era debido a la gorra, y podía ver que a esas alturas todos comenzaban a darse cuenta de lo que ocurría.

   Absolutamente todo en la mente de Harry tenía que ver con esa gorra. Hacía absolutamente todo con esa jodida gorra, y absolutamente nadie podía tocarla, solo él.

   Sin embargo, a pesar de que el equipo estaba teniendo una realización respecto a como Harry se estaba dañando a si mismo, nadie hacía nada al respecto, porque era más importante los descubrimientos que el científico hacía.

   Y respecto a descubrimientos, con el más reciente hecho por Harry habían encontrado algo, respecto a cuales aperturas de brechas a dimensiones se limitaban las de Edwin Gauss. Así que el equipo se dividió en dos grupos para ir a cada lugar y probar si tenían la suerte de buscar al meta-humano en turno.

   El primer equipo estaba compuesto por, Barry, Adds, Caitlin y Ralph, mientras que el segundo iba compuesto por Cisco, Joe e Ethan.

   Tomaron sus abrigos y se dirigieron a las ubicaciones impartidas. Habían lugares extraños, muy extraños. Pero sin duda aquel por el cual caminaban, al parecer de Adds tenía un aire... relajado.

   Claro que Adds y Ralph pensaban totalmente distinto.

—Genial, ¿Dónde estamos? —cuestionó Barry.

—Parece una comunidad hippie —comentó Caitlin.

—Sí, huele a eso —comentó Ralph—. Creo que sé cual es el plan de DeVoe. Quiere sofocarnos con olor a transpiración e incienso.

—Este es el último lugar en dónde puede estar la dimensión —mencionó Barry esquivando un par de burbujas con molestia—. ¿Ven a Gauss?

   Adds negó con su cabeza, mientras seguía caminando, alerta a todo a su alrededor, porque tenía el presentimiento de que algo no iba bien y tenía en claro que no se trataba del olor a transpiración e incienso como había mencionado Ralph con anterioridad.

—Hey, niño sucio de las flores —llamó Ralph, a un chico que parecía estar recolectando agua—. ¿Has visto a este hombre? —preguntó enseñándole una foto de Gauss.

—No —negó—. He visto el alma que le pertenece a ese hombre —mencionó.

   Adds sonrió con diversión al ver la forma en que Barry fruncía el ceño al escuchar las palabras del desconocido.

—El aura de ese tipo es una locura —agregó con gracia.

—¿Entonces conoces a Edwin Gauss?

—Claro que sí —afirmó con una sonrisa—. Por aquí lo llamamos, The Folded Man.

   Caitlin y Adds compartieron una mirada de ceño levemente fruncido, ambas pensando en que opinaría Cisco de tal apodo.

—¿Folded Man?

—Está en todos lados. Y en ningún lado —aseguró el desconocido—. Pero más que nada está por aquí. ¡Es hora de la caminata de reflexión! —exclamó de repente—. No olviden atar a sus animales espirituales.

   En segundos todos los residentes de aquel campamento comenzaron a alejarse.

—Ya huele mejor aquí —murmuró Ralph.

   Adds blanqueó su mirada, sacando sus manos de los bolsillos de su abrigo.

—Como sea. Solo busquemos a Gauss y mantengámonos en contacto por los intercomunicadores —indicó.

—Sí, voy a atar a mi pingüino espiritual e iré hacía el sur —mencionó Caitlin.

—Voy contigo —señaló Adds.

—Tengan cuidado —pidió Barry—. Y no toquen a nadie —susurró.

   Su esposa sonrió con diversión y le empujó levemente por el pecho para luego alejarse, siguiendo los pasos de Caitlin.

   Lo que era aquel lugar era simplemente bosque absoluto. El olor a humedad y naturaleza era palpable en las fosas nasales de Adds, y la rubia no pudo evitar pensar en lo levemente relajante que se sentía salir del foco de la ciudad, aún así el objetivo principal fuera encontrar al último meta-humano del autobús.

—¿Te sientes mejor?

   La voz de Caitlin hizo que Adds dejara de prestar atención a su alrededor, para centrarse en su amiga.

—Eh... ¿Sí? —murmuró confundida—. ¿Por qué preguntas?

—No, por nada en específico —se encogió de hombros—. Es solo que hace un par de días, cuando estábamos tras de Null te veías fatal.

—Sí... Solo... —suspiró, retirando un par de mechones de cabello que incursionaban en su visión—. Estoy preocupada por Harry... y por Ralph... Adara... y Barry... Y bueno, por todos en general. Estoy cansada también. Desearía poder lanzarme a mi cama y dormir mil años.

—Un descanso no está mal, Adds —le hizo saber Caitlin.

—Lo sé, pero no puedo simplemente quedarme en casa mientras todos ustedes están tras los metas y enfrentándose a DeVoe —negó—. Primero tendría que asegurarme de noquearlos para descansar sin culpas.

   Caitlin sonrió con diversión.

—Sí, pero... —la doctora guardó silencio abrupto con su mirada entornándose en una dirección en específica—. ¡Hey! ¡Gauss!

   Adds volteó rápidamente en la dirección a dónde se encontraba observando Caitlin, solo para ver como Edwin Gauss al notar la presencia de ambas allí arrancaba a correr.

—Genial —murmuró.

   No dudó en comenzar a correr tras él, sintiendo como Caitlin le seguía de cerca.

—¡Oye! ¡Solo queremos hablar!

—¡Chicos, tenemos vista de Gauss! —informó Caitlin, por el intercomunicador.

—¡Y es ridículamente rápido para no ser un velocista! —indicó ella.

   Al ver como se encontraba a solo un par de centímetros del meta-humano, Adds se abalanzó hacia él. Pero justo en aquel instante Barry apareció, deteniendo el andar de Gauss y empujándolo hacia un lado, ante lo cual Adds siguió cayendo.

   Se encontraba lista para el impacto contra el suelo cuando sintió unos brazos impedir su golpe. Al alzar su mirada pudo ver a Ralph sosteniéndola con sus largos brazos.

   Con una sonrisa le agradeció por salvarle el trasero, solo para luego reincorporarse y observar a su esposo.

—Gracias, Barr.

—Lo siento, Amor —se disculpó.

   Adds suspiró restándole importancia y se acercó a Caitlin, de paso observando a Gauss.

—Tranquilos —murmuró alterado Gauss—. Me rindo.

   La rubia frunció su ceño.

—No somos policías, tarado.

—Pero estás en peligro —mencionó Barry—. Estamos aquí para protegerte.

—Que bien.

   En ese momento Adds tuvo la sensación de que alguien les observaba desde las espaldas. Los bellos de la nuca se le habían erizado y los dedos le picaban de forma poco agradable.

—¿Para eso trajeron a su amiga la ninja? —cuestionó un sonriente Gauss.

—¿Qué?

   Con rapidez, Adds se dió la vuelta, siendo lo suficientemente veloz para evitar que la espada de la no tan desconocida atravesara su pecho, pero fue lo suficientemente lenta para permitir que este dejara un corte en su brazo, y de paso lograra atravesar del pecho a Caitlin, posteriormente lanzándola lejos.

   Barry se apresuró a ir por su amiga, atrapándola antes de que se estrellara contra el suelo.

—¡Caitlin! —exclamó Ralph.

   Adds esquivó un nuevo golpe de la intrusa, y rápidamente tirando de su brazalete, permitió que su katana se formara en la palma de su mano.

   Lanzó una patada dando en el pecho de Niara, para luego lanzar un golpe con su katana, el cual la pelinegra evitó interponiendo su espada.

—Si buscas que esto termine como la última vez, estás muy equivocada —murmuró Adds, con ferocidad en su tono de voz.

—¿Sí? —Niara rió—. Eso ya lo veremos —decretó con burla.

—Barry, llévate a Caitlin a los laboratorios, ahora.

—Pero...

—¡Ahora! —reiteró con fuerza—. Ralph llévate a Gauss.

—Adds...

—No lo voy a volver a repetir —masculló dando una vuelta en el suelo mientras esquivaba un golpe de Niara.

   Pronto sus amigos desaparecieron de allí dejando de ambas solas.

—He de admitir que esto no es tan satisfaciente con la ausencia de espectadores —comentó Niara.

   Adds dió una vuelta, atrapando el antebrazo de la pelinegra entre su brazo y el costado de su abdomen, y dió un golpe instándole a soltar la espada.

—¿Cómo demonios recuperaste tu consciencia luego de que sumergieran al pozo? —cuestionó con molestia.

   Un gruñido escapó de sus labios al sentir la patada que Niara propinaba en su espalda, mandándola unos metros lejos.

—Bueno, ahora no tengo un alma...

—¿Alguna vez tuviste una? —se burló Adds—. Se real, por favor.

   Niara blanqueó su mirada y enfundó su espada solo para sacar su arco y disparara rápidamente una flecha en dirección a Adds.

—Químicos especiales —hizo saber—. No habría nada de divertido en asesinarte a ti y a tus amigos sin ser consciente de ello —le sonrió.

—Sigue soñando si crees que eso sucederá.

La katana en manos de Adds desapareció, volviendo a ser solo una pulsera en su muñeca. Mientras escuchaba a Niara hablar, había analizado el perímetro, así que corrió hasta una roca y tomando el impulso salto de esta, lanzando un puñetazo que envió a Niara de espaldas al suelo.

Adds tomó el arco y posicionó una flecha en este, apuntando a su oponente.

—Hablas mucho y actúas poco, Niara —mencionó—. No me interesa como volviste, ni tú triste vida la cual se basa en seguir mis pasos como una desquiciada. Solo me interesa detenerte, cosa que haré.

Niara, desde su posición en el suelo, sonrió, y se reincorporó escupiendo sangre de su boca, lo cual fue resultado del golpe.

—Es adorable la fé que tienes en ti misma.

—Y es ridícula la forma en que intentas hacerme dudar de mi misma.

Disparó la flecha, la cual Niara sin dudas esquivó, sin embargo, en lo que ella esquivaba la flecha, Adds una vez más formo su katana, y empuñándola con su palma, atravesó de esta en la zona de la clavícula de Niara, arrancándole un quejido.

Adds dió una patada en su abdomen, empujándola de espaldas, y retirando la katana.

—Eso es por mi amiga —murmuró.

Cambió de la katana a su mano contraria, mientras se acercaba a la pelinegra con absoluta determinación a hacer lo que sus pensamientos y sangre imploraban, pero cuando se encontraba a solo un par de pasos de ella, una clase de pared invisible la hizo retroceder.

La sorpresa no fue mucha cuando vió a DeVoe en el cuerpo de Izzy Bowin aparecer.

—Nos veremos pronto, Señora Allen —le sonrió.

Y con esas palabras y un par de sonrisas santurronas, ambas desaparecieron.



ϟ



LAS BUENAS NOTICIAS ERAN QUE CAITLIN ESTABA BIEN. Incluso antes de llegar a los laboratorios, las habilidades de criogenización de Frost ya habían comenzando a curar de ella, por lo cual, para ese momento ya se encontraba en perfectas condiciones.

   Las malas noticias se dividían en distintas ramas. Lo típico, porque nunca podían tener solo una mala noticia o un problema a la vez.

El día en que eso ocurriera, seguramente iba a ser el fin de Central City o el fin del mundo.

—¿Estás segura de que estás bien? —preguntó Barry, con suavidad.

   Adds suspiró y detuvo el andar de sus pies, dando una vuelta y quedando frente a él. Con una de sus manos peinó de su cabello hacia atrás, pero este no tardó en volver a su lugar de inicio.

—Sí, lo estoy —afirmó con palabras lentas.

—Adds...

   Ella le dió una mirada, notando como Barry parecía darle un recorrido, buscando con preocupación el más mínimo signo que pudiera delatar su real estado, cosa que Adds consideró ridículamente adorable.

—No estoy triste —negó con sinceridad—. Digo... ese sentimiento de nostalgia y dolor siempre va a estar allí, en alguna parte, Barr, pero hablarlo contigo me ayudó a dar ese cierre final que necesitaba para dar vuelta por completo la página —comentó con tranquilidad.

—¿Estás segura? Porque no pasa nada sí...

—Estoy segura —asintió sonriéndole.

—¿Entonces? —preguntó tras unos segundos.

—Lo que siento es molestia. Mucho enojo —expresó—. Pude haberla detenido, justo allí, pero no lo hice —murmuró—. Iba a hacerlo —intentó asegurarse más a si misma—. Pero llegó DeVoe, y... ugh... —cubrió su rostro con frustración.

   Barry suspiró y dejó caer sus manos sobre los hombros de Adds, dando masajes en la zona.

—Está bien.

—No, no lo está —negó—. Siento que nunca me voy a deshacer de ella y es frustrante. Y luego está toda la situación con DeVoe, y sí, tenemos al último meta-humano, pero Ralph lo dijo Barry, DeVoe ya nos atacó una vez aquí en nuestras propias instalaciones y le arrebató la vida a uno de los metas que custodiábamos —señaló—. Y lo siento, en serio intento mantenerme positiva, porque no quiero que dudes... y-y... estoy balbuceando mucho, y contradiciéndome y...

—Lo sé —asintió Barry, atrayéndole a él en un abrazo—. Entiendo lo que quieres decir, Adds. No pasa nada ¿Sí? Tengo suficientemente fé por ambos.

   La rubia suspiró y se dejó estar allí, refugiándose en los cálidos y protectores brazos de su esposo.

   Lamentablemente, para mala suerte de ambos, aquella burbuja de paz que compartían fue interrumpida por ruidos provenientes del taller de Cisco.

   Adds suspiró y rápidamente comenzó a acercarse a este, sabiendo muy bien que era lo que ocurría al reconocer las voces de Cisco y Harry.

   Joe se encontraba llegando al taller, por lo que, inmediatamente intercambiaron miradas, ambos sabiendo muy bien que era momento de la intervención final con Harry.

   Adds se adentró al taller de Cisco, viendo como Harry mantenía al latino aprisionado contra una de las pizarras en la habitación, mientras lo sostenía del cuello de la camisa. Se terminó de acercar y lo empujó por el costado, para luego terminar de empujarlo por el pecho, alejándolo de Cisco.

—¡Es suficiente contigo, Wells! ¡Estoy cansada de tú mierda psicótica en cuanto a ese estúpido casco!

—¡No sabes de que hablas! —negó el científico de Tierra Dos con molestia.

—¡Estabas lastimando a Cisco solo porque crees que él tenía tu jodido casco! —evidenció.

—¡Es porque él lo tiene! —apuntó, observando a Cisco—. ¿Tú lo tienes no? ¡Ya devuélvemelo!

—¡Yo no lo tomé! —repitió Cisco, molesto.

—¡Harry! —exclamó Joe—. Él no lo tomó —indicó, alzando el casco en una de sus manos.

—Nosotros lo hicimos.

—Claramente tienes un serio problema, Harry —hizo saber Joe.

—Joe, está bien...

—Cállate y solo escucha —sentenció el detective, indicándole también en un gesto con su mano que guardara silencio—. He visto señales antes, con mi difunta esposa, Francine. No interferí en ese entonces porque me dije a mi mismo que necesitaba estar seguro. Pero estaba seguro. Simplemente no quería ver eso en alguien que me importa.

   Joe acercó el casco en dirección a Wells y al ver que este intentaba tomarlo lo alejó nuevamente.

—En cambio ella —señaló a Adds—. Desde el momento uno vió la verdad y nos advirtió a todos lo que sucedería, porque te conoce lo suficiente, Harry, y porque se preocupa por ti. No quisimos escuchar en su momento, pero ahora sí lo hacemos. Por eso, será ella quien decida que hacer con esto.

Joe le tendió la gorra a la rubia. Ella observó de esta en su mano, sintiendo como su respiración se volvía más pausada. Una de sus manos se encendió y acercó de esta a la gorra, sin embargo, cuando estuvo a punto de desintegrarla, se detuvo.

Las llamas en sus manos desaparecieron y segundos más tarde su mirada se alzó hacía Harry.

—Realmente quiero deshacerme de esta cosa —murmuró—. Pero sé que sí lo hago, es probable que construyas otro, y no sé si logres hacerlo bien sin la ayuda de Cisco y teniendo en cuenta que ya te has freído un par de neuronas.

—Eso no es...

Adds alzó una de sus manos, indicándole que se callara.

—No me interesa escucharte, Harry. Sobrepasaste los límites de confianza y credibilidad al perder los estribos por esta tonta gorra —señaló con decepción.

Harry le observó, pareciendo arrepentido de sus acciones, pero Adds sabía muy bien que aquello no era del todo cierto.

—Ten —se la tendió—. Es tuya, pero ten en claro una sola cosa, Wells. Si fríes tú cerebro, te pierdes a ti mismo. Y eso... esa culpa no quedará en mí, en Joe, Cisco, Barry, ni nadie del equipo. Esa culpa quedará en ti y solo en ti, porque fue lo que decidiste hacerte a ti mismo aún sabiendo las consecuencias y siendo advertido de ellas.



ϟ



ESCUCHAR A RALPH DECIR QUE NO TEMÍA POR LO QUE DEVOE pudiera hacerle a él, si no que temía por lo que este pudiera hacerle a Barry, a ella y al equipo, no tan solo le trajo recuerdos de años anteriores en su vida, si no que también logró encogerle el corazón.

Comprendía el porque Ralph ponía tanta insistencia en que debían eliminar por completo a DeVoe, sin embargo, seguía sin apoyarlo, porque no tenía deseos de someterle a perder aquella parte inocente de él. Porque sí, tenía en claro que Ralph no estaba realmente preparado para lo que aquello conllevaba. Por eso, sabía que sería ella quien tomaría tal responsabilidad, aunque, si era sincera no se trataba de algo que realmente le molestara o le pesara en la consciencia.

   Pero tenían un plan. Barry había pensado en un plan a base de una idea de Ralph, y Adds le ayudó a complementar de este.

   Adentrarse a la guarida de DeVoe era casi una misión suicida, pero estaban dispuestos a correr el riesgo. Sin embargo, a pesar de que separar al grupo siempre era una pésima idea, Adds sabía que ella no podía ir a la dimensión de DeVoe.

   Algo le aseguraba que debía quedarse resguardando los laboratorios, y a pesar de que no le dijo a Barry la verdad de su presentimiento, este estuvo de acuerdo con su idea de que ella se quedara en los laboratorios —probablemente porque se negaba a la idea de exponerla al peligro, como siempre—.

   Así que, como Adds no podría ir a enfrentarse directamente con DeVoe, y tomar la oportunidad de acabar con él, existía solo una persona adicional en el equipo a quien no le importaba mancharse las manos con sangre.

   Ethan Jones. El británico ni siquiera lo había dudado a la hora de aceptar. Y no tenía nada que ver con el deseo de llevarse la gloria. Simplemente, odiaba al anciano lo suficiente por todo el daño causado a sus amigos.

   A pesar de todo, Adds no podía evitar sentirse ansiosa, y claramente aquella ansiedad era de la poco agradable abarcando su cuerpo.

   Su mirada se alzó en cuanto Barry se detuvo frente a ella. Ambos iban con sus trajes puestos, y se encontraban en el laboratorio de velocidad junto al resto del equipo, quienes también estaban preparados.

—Vuelve a mi en una pieza ¿Si? —pidió en voz baja.

   Barry sonrió con suavidad. Con su mano libre la tomó del mentón y se inclinó en su dirección, uniendo sus labios en un pequeño beso, en el cual ambos buscaban transmitir tranquilidad, confianza y fuerzas, además de amor, por supuesto.

—Siempre —murmuró una vez se apartó—. Ten cuidado ¿Si?

—Eso siempre —le sonrió—. Pídeme algo más difícil.

—No mates a nadie.

—Tampoco pidas tanto —le golpeó un hombro con una sonrisa.

   Barry le sonrió de vuelta y se alejó, deteniéndose a un lado de Killer Frost.

—Ábrelo —ordenó a Gauss—. Lo abres de nuevo en 15 minutos. Si no salimos con DeVoe, lo cierras y no lo vuelvas a abrir.

   El portal a la dimensión se abrió, y Barry junto a Ethan, Cisco y Frost lo cruzaron. Inmediatamente Barry reconoció el lugar al cual llegaron como el lugar en donde DeVoe lo tuvo prisionero, aquella noche antes de navidad.

   Frente a ellos se encontraba la silla del profesor, dándoles la espalda.

   Barry doblegó una de sus rodilla, y golpeó con el cetro en el suelo, lanzando las ondas de sonido hacia él. Pero no funcionó.

   La visión frente a ellos era nada más ni nada menos que un holograma. Así que, les habían tendido una trampa.

   En los laboratorios, Adds sólo podía pensar en que, había estado segura de que se enfrentaría a alguien, pero honestamente, nunca creyó que tendría que enfrentarse a Niara y Marlize DeVoe a la vez.

   Y sí, iba a admitirlo, le estaba tomando un poco de trabajo. Pero no el suficiente.

   Mientras Marlize se abalanzaba por unos de sus costados, lanzando golpes con su katana, Niara lo hacía por el lado contrario, haciendo exactamente lo mismo. Ante ello, Adds lanzó una esfera de fuego, mandando a volar a Niara, para centrarse por un momento en Marlize.

—Ah, ahí está la pasión de la que hablamos en la corte —comentó—. Pero recuerdo haberle dicho que esta se iba fácilmente.

   Adds sonrió, y se deslizó por el suelo, quedando tras la espalda de Marlize. Rápidamente se puso de pie y lanzó una patada a su espalda, alejándola.

—Y aún así, aquí estás luchando por mantener a flote tú miserable matrimonio —fingió un puchero—. Debe ser cansador ser la única persona en una relación.

Marlize gruñó y se abalanzó hacia ella justo en el momento en que Niara hacía exactamente lo mismo. La rubia una vez más se deslizó por el suelo, ante lo cual un choque de katanas se produjo.

Estuvo a punto de colocarse en pie, pero una ola de diferentes emociones la atacó, mareándola ligeramente, y distrayéndola lo suficiente para darle tiempo de avanzar a las otras dos mujeres presentes en la habitación.

   Sintió una patada en su espalda, y por siguiente, una patada en su costado, arrebatándole un involuntario y molesto quejido.

—Tal vez sí estás dispuesta a hacer lo que haga falta —comentó Marlize, apuntando con su katana al pecho de Adds.

—Mmm... tiene la disposición, pero no la fuerza y valentía —agregó Niara, con burla, apuntando con su espada, el lado contrario del pecho de Adds.

   La mirada de la rubia, sin embargo, se enfocó a las espalda de ambas mujeres, recayendo en la silla de DeVoe. Su mente inmediatamente llegó a la conclusión de que debía llegar a ella para traer al equipo de vuelta.

   Un suspiro tembloroso escapó de sus labios, sabiendo que estaba apunto de cometer una locura, porque no sabía como terminarían las cosas con su siguiente movimiento.

   Dejó que una sonrisa de burla fluyera en sus labios, mientras intercalaba su mirada entre ambas pelinegras de acentos extranjeros.

—Primero, no necesito demostrar nada ante ustedes. Segundo, para ser un dos contra uno, claramente tomé la delantera. Y... tercero —susurró—. Nunca quiten los ojos del objetivo principal y no olviden los detalles.

   Las manos de Adds chispearon, y sintiendo el calor recorrer con voracidad en su interior, dejó explotar la energía, mandando a volar a las dos mujeres que hacia solo segundos la sometían con aparente dominancia.

   Se apoyó en las palmas de sus manos, reincorporándose lentamente, intentando dejar de lado el zumbido persistente en sus oídos. Una leve molestia hormigueó en su mejilla, y al tocar la zona, pudo ver el fluido rojizo oscuro manchar sus dedos, dejándola un poco confundida al no recordar en que momento tal corte se produjo.

   Su mirada se enfocó en busca de la silla de DeVoe, no tardando en encontrarla a unos pasos. Sin embargo, frente a esta se encontraba Marlize DeVoe, sosteniendo su katana. La mirada de la mujer era absoluta burla, como si hubiera estado esperando ese movimiento por parte de la rubia.

   Adds bufó con frustración, pensando de dónde sacaba tantas ganas de seguir luchando aquella mujer.

—Buen intento, pero lo campos de protección que diseñé son inquebrantables. Nada entra, nada sale.

   Ella blanqueó su mirada.

—Blah, blah, blah —parloteó sin ganas—. Estás en mi camino. Quítate.

   Marlize le hizo una seña, indicándole que se acercara.

   Con su katana en manos, Adds se acercó, produciendo un golpe entre ambas armas. Entre golpes de idas y vueltas, su arma salió volando y en un movimiento Marlize le colocó una pulsera para atenuar sus poderes.

—Buena jugada —confesó Adds.

   Marlize sonrió, apuntalando con el filo del arma, en la zona sub clavicular de Adds, quien sonrió con arrogancia ante la amenaza.

—Pero la mía es mejor —susurró.

   Ni siquiera lo pensó mucho antes de abalanzarse hacia adelante. Pudo sentir perfectamente como el filo se hacía paso entre sus tejidos, rompiendo epidermis, dermis e hipodermis hasta llegar al músculo, y romper nuevamente las mismas capas, hasta salir por el otro lado.

   No permitió hacer saber la sensación ensordecedora que produjo el dolor, ni mucho menos las ganas de dejar caer un quejido, así que, enterró su mano en el cabello de Marlize, haciéndole saber que era ella quien tenía en control.

—Estoy cansada de ti, de tú esposo y la estúpida que trajeron de vuelta solo para intentar mantenerme a raya —masculló—. Ahora, largo de la oficina de mi esposo.

   Empujó la cabeza de la científica contra la silla lo más fuerte que pudo, y con las fuerzas que pudo reunir, esquivó el golpe de una ya consciente Niara, empujándola contra la silla, mientras presionaba el botón indicado.

   En segundos, Barry y los demás aparecieron en el cortex, mientras ella se dejaba caer de rodillas al suelo con agotamiento y un dolor que se propagaba intensamente por todo su cuerpo. Barry al ver el estado de Adds, se abalanzó hacia ella con preocupación por su estado y la forma en que su pecho se movía en cada respiración.

—Estoy bien —hizo saber antes de que él tuviera la oportunidad de preguntar—. Deben ir por el resto. ¡Ya!

   En el laboratorio de velocidad, Ralph realmente creyó haber detenido a DeVoe, así como Barry lo hizo. Pero tan pronto como se dieron cuenta de que fue una trampa, ya era demasiado tarde.

   DeVoe utilizó los poderes de Null para modificar la gravedad en Barry y retenerlo contra el suelo, impidiéndole hacer algo al respecto, y entonces, le obligó a ver como se apoderaba del cuerpo de Ralph.

   En las pantallas del cortex, imágenes de lo que estaba ocurriendo de mostraron. Una clara obra macabra de DeVoe.

   De un salto, con el corazón latiéndole a mil por hora, Adds se colocó de pie. Pero para cuando hizo un ademán de correr por lo pasillos en busca de llegar al laboratorio de velocidad, DeVoe ya había tomado el cuerpo de Ralph.

   Cisco, sin saber de donde obtuvo las fuerzas necesarias, abrió una brecha, lamentablemente sobre exigiéndose a si mismo más de lo que debía en el proceso.

   Sin pensarlo dos veces, Adds fue la primera en saltar. Y en cuanto llegó se impidió a si misma caer de rodillas, a pesar de los temblores que atacaban a su sistema nervioso.

   Pero sin importar lo mucho que lo intentaron, fallaron. Estaban demasiado cansados, dolidos y furiosos como para poder atacar de una forma coordinada. DeVoe, era más fuerte. Mucho más fuerte.

   Y tras vencerlos, como si de derribar bolos se tratara, él se marchó, agradeciéndole a Barry por ayudar a Ralph a alcanzar su máximo potencial, dejando al velocista totalmente destruido con su cometido.

   DeVoe había hecho ver todo sus esfuerzos como una basura, y se había marchado como un ganador, dejándolos sin nada.



ϟ



DEJÓ ESCAPAR UNA RESPIRACIÓN NERVIOSA, mientras observaba sus manos temblar. Barry se había marchado hacia un par de minutos, y ella sabía perfectamente dónde se encontraba, pero también sabía que debía darle un par de minutos para el mismo.

   Se colocó de pie, ignorando la mirada apagada que Ethan le daba, y se dirigió al laboratorio de Caitlin en donde esta se encontraba junto a Cisco y Harry, intentando averiguar que iba mal con ella y su contraparte metahumana.

   Caitlin había tocado a DeVoe, y este había usado de los poderes de Melting Point para enredar sus ADN y eliminar a Frost del sistema de Caitlin.

   Todos estaban perdiendo algo aquella noche, y Adds estaba realmente aterrada de averiguar que podía perder ella.

   Cuando Cisco y Harry salieron del laboratorio, Adds se terminó de adentrar, cerrando la puerta tras ella.

—Sé que es un pésimo momento —murmuró dejándose caer a un lado de su mejor amiga—. Pero realmente necesito ayuda —hizo saber.

   Para su suerte, no fue mucho el tiempo que estuvo allí. Y a pesar de que le hubiera gustado quedarse con Caitlin, sabía que ella también necesitaba un momento para asimilar lo sucedido.

   Teniendo en cuenta la hora que era a esas alturas de la noche, el tráfico en Central City era mínimo, así que no tardó mucho en llegar a ese bloque de oficinas que visitó más veces de las que podía contar, en aquel tiempo en que Ralph se unió al equipo.

   La puerta de la oficina del detective privado se encontraba abierta, así que no tuvo que molestarse en irrumpir de forma más notoria el silencio en el cual su esposo estaba sumido. Sus pies se adentraron, estrellando la planta de sus zapatillas contra el alfombrado.

   Observó el vacío en aquellas cuatro paredes, con cajas llenas de los objetos de su más reciente amigo, siendo estas lo único que ocupaba el lugar.

   Barry se encontraba observando al exterior por la ventana que disponía la estancia, apoyado en el escritorio, así que para llegar a él, Adds tuvo que dar la vuelta al mueble. 

   En silencio, se detuvo a su lado, observando por las ventanas como la lluvia caía sobre la ciudad, limpiando de esta. Y Adds, por un segundo, deseó que esta pudiera llevarse de los tristes sentimientos que inundaban el lugar, a pesar de ser consciente de que estos llenarían cualquier lugar a donde fueran porque eran ellos quienes los cargaban.

   Su mirada se volteó, permitiéndose detallar en el perfil de su esposo. No tardó en notar las contracciones en sus facciones, y en la rojez que inundaba su mirada. Inmediatamente supo que Barry no había derramado ninguna lágrima, y no sabía si se debía al hecho de que ella se encontraba allí con él, o simplemente a que no se permitía a si mismo dejar ir el como se sentía.

   Sus pies se volvieron a mover por el alfombrado, recorriendo una mínima cantidad de centímetros, solo los suficientes y necesarios para poder quedar frente a él. Solo fue necesario un toque en su mejilla, para que Barry finalmente le observara.

—No quiero hablar —él susurró con lentitud.

   Ella le dió una pobre sonrisa, la cual fue solo el alzamiento de una de las esquinas de sus labios. Sabía muy bien que aquellas palabras significaban un claro, "No quiero hablar, pero tampoco quiero que me dejes solo".

—Estoy aquí —susurró—. Estamos ambos aquí ¿Si? No estás solo.

   Se colocó en las puntitas de sus pies, rodeándole el cuello con sus brazos, acto ante el cual sintió una punzada abarcar su zona sub clavicular izquierda, molestia que evitó a toda costa.

   Y entonces, al sentir como Barry apoyaba el mentón sobre su hombro, y dejaba caer un temblor acompañado de reiterados sollozos, Adds dejó caer sus lágrimas, compartiendo junto a él, todo lo que ambos sentían en esos momentos, sin la necesidad absoluta de palabras, porque entre ellos, estas sobraban.














ϟ














BUENAS

siento que hace un montón
no escribía un capítulo
largo de al menos 6mil
palabras jajajaja.

no tengo mucho para
decir, además de, pobre-
cito Barry loco. siempre
sufre mi nene😭

nos vemos en
un siguiente capítulo
¡Muchas gracias por leer!

(perdón por cualquier error de
ortografía y falta de coherencia)

y como siempre, si quieren
actualizaciones más seguidas:
RECUERDEN VOTAR Y COMENTAR
(45 votos y 25 comentarios para
publicar el siguiente capítulo)

publicado: 22/07/2023
editado:



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