Los primos Williams se encontraban en el auto rumbo al centro de la ciudad, todavía no habían bajado de este, puesto a que, Arianna tenía mucho miedo, no quería bajar de este, tenía una sensación horrible como si algo malo fuese a suceder.

Chiara la abraza y la trata de tranquilizar.

—Ari, recuerda, seré tus ojos, no soltare tu mano.

En medio de un pequeño llanto, Arianna se tranquiliza y afirma aceptando ir con todos, al bajar del auto, Chiara  le pone las gafas oscuras

—Ahora estás en modo invisible —le dice Fernando  para relajar un poco a su hermana, está le pellizca el brazos, ya que la llevaba de un lado y Chiara del otro, sus amigos los ven desde lejos y acercan, abrazan a su amiga, ya que es la única que no habían vuelto a ver y que por fin estaba con ellos.

–Mírate lo hermosa que estas Ari, estas pasada de mamacita, increíble tu cuerpo, quiero uno así de igualito — Luisa le habla muy emocionada, haciendo que la castaña se sonroje.

—Hola, Ari– saludan al mismo tiempo sus demás compañeros, Luisa no paraba de mencionar  lo hermosa que estaba su amiga.
La aludía seguía colgada de los brazos de Chiara  y Fernando, cada vez se aferraba más a ellos, se tropezaba una que otra vez pero no caía, Chiara como lo prometió, le dijo como era todó desde que llegaron hasta la entrada.

También le había dicho como la había vestido: botas negras de tacón, ni muy alto ni muy bajo, un vestido corto rosa oscuro y sus gafas negras, al verle así, parecía una mujer con mucho poder, Chiara había hecho todo por ella.

Ahora se encontraban en el segundo piso. Chiara bailaba con  su prima  sin dejarla caer, todos reían y disfrutaban del momento, Arianna lo sabía, ya que los escuchaba y por primera vez le dio razón a Chiara.
No necesito ver para saber que si están felices todos y …

—Ya  por fin pude luchar contra mis mayores temores —pensó, así que decidió divertirse y reír al lado de sus amigos.

….

No muy lejos del centro de la ciudad…

Una persona con carácter fuerte y un pésimo humor, venia acompañado de varias personas incluido su socio, la mayoría vestidos de negro, ingresan a una discoteca, los dos hombres que ingresan primero que el resto de sus hombres, llamaban mucho la atención, y no por la cantidad de hombres, sino por la belleza que estos desbordaban, sumando la dos bellas mujeres que andaban con ellos, entrelazando sus manos en los brazos de los caballeros, uno de ellos ríe, el otro se suelta de mala gana de la otra, ambos gruñen.  Aquel hombre no le gustaba mucho el contacto físico y más en público.

Aquellas personas llaman la atención, algunos les daba temor ya que, cuando son personas así, que están rodeadas de escoltas y vestimenta de mafioso, trataban de no mirarlos a los ojos ya que, sabían que no sería bueno si tenían contacto visual con aquellos hombres. Temen por sus vidas.

En cambio otros, tanto hombres como mujeres deseaban estar al lado de ellos, llamar así la atención y ser tan atractivos como ellos.  Alguna que otra mujer  se les insinuaba a los hombres que acompañaban a los Dragones imperiales, así se hacía llamar la organización mafiosa.

Aquellos ingresan a la disco, ya Hae-won  tenía seleccionadas a algunas chicas, pronto las harán llamar a su mesa y les darán mucho trago, ya estando al limite, con ayuda de las drogas, podrán proceder con su secuestro.

–Señores, los estábamos esperando —el dueño de la discoteca se hizo presente, puesto que, horas atrás, ya habían llegado a un acuerdo  con ese hombre, entablando un acuerdo y supuesto negocio con su antro, lo que ese hombre no sabía era con quienes estuvo hablando, ya que ellos no daban muchas explicaciones, sólo le dijeron que le darían un monto de dinero muy bueno, si no decía nada y hacía lo que ellos decía.

Si las cosas salen bien, aquella disco será el punto de toda su organización en Illinois, y aquel dueño se volvería uno de ellos, solo por dinero, pero sería algo aparte, ya que a los dueños de la organización no les gusta tener gente ajena a su personal selectivo.

Solo lo utilizarán por un tiempo bajo su propio beneficio, hasta que el dueño caiga  solo.

—Si, ya, cual es la mesa —uno de los hombre de Yeon habla con impaciencia, puesto que sus jefes jamás entablan conversación con nadie, más que sea necesario.

–Si claro, pasen por aquí —todas esas personas que había venido juntos,  sube al segundo piso, allí ya le tenían una enorme mesa, la cual ellos fingían ser amigos, bailar con varias chicas, para poderlas llevar a la mesa.

No muy lejos de aquella mesa, Arianna y sus amigos, estaban disfrutando de la fiesta, bailaban y se divertían, varias veces invitaban a sus amigas a bailar, pero ellas declinaban tales invitaciones, ante todo, sus padres les habían enseñado muchos parámetros para salir a la calle, como, “ojo no aceptes salidas a desconocidos, o no te vayas muy lejos de donde te encuentras y no camines por la oscuridad, te puedes perder y jamás regresar  a casa”.

El que las chicas declinaron la salida de aquellos hombres, enfurecia a su jefe, puesto que sentían que le estaban fallando nuevamente a sus altos líderes, cosa que  los están  aislando, no muy al pendiente pero los estaba vigilando.

Arianna seguía siendo guiada por su prima, ella no la soltaba ni un segundo y viceversa, hasta que hubo un momento en que  Arianna se canso de bailar y pidió ser sentada, tomó de la mano  a Chiara  y la halo hacia ella.

—¡Ve! Diviértete Chiara, gracias por estar conmigo — suprima dudaba si dejarla, pero, sino le hacia caso a Arianna se sentiría mal, dolida, sentira que Chiara  le tuviera pesar, sonríe

—¡Estoy sonriendo por ti! —le dijo —Claro que iré a bailar un rato, espérame aquí —Arianna ríe a carcajadas.

—¿Y  donde más? — sigue la broma de su prima, Arianna ama a su prima con su propia vida, daría todo por ver una vez más aquellos ojos que siempre le iluminan y la vuelven valiente a la vez.

Si tan solo pudiera volver a ver... —pensó Arianna con una dulce sonrisa ella fingió ver a su prima.

..............
Continuará